sábado, 31 de marzo de 2018

EXCRITURA A MI PADRE

Abierto como el joven mar
siempre se despierta un poco más temprano,
y así disfruta un ratito
antes de los gallos y el sol.

No importan los vientos
ni los temores de terribles tormentas,
Nico ya entró en la vida
y otra vez, apurado, sale para el trabajo.

Al cruzar General paz aun ve
a la bella pobreza de su Andalucía,
las travesuras con sus hermanos y su madre:
la misma patria para el sacrificio.

Hasta que le duelen las manos,
las piernas, las tijeras y el peine
y la luna le guiña un ojo
no descansa, no come, no piensa, no termina...

Miles y miles de días iguales,
más las mujeres y amigos y asados y vinos;
él es el peluquero del mundo
y si gana Boca lo bendice el domingo.

Abierto como el viejo mar
nada en la espuma de de sus sueños;
y agradece el estar de los dones
por la rutina eterna de la próxima mañana
EXCRITURA DE MI MADRE

Mi madre siempre vivió en una auténtica telenovela,
cualquiera o todas al mismo tiempo;
lejos de estar alienada o simplemente loca,
sufría y gozaba cada instante, no le importaba la pantalla.

Sin darse cuenta solo creyó en el Amor
(o no imaginó otro Dios);
incluso al buscar la palangana y la Gillette
para depilarse sin pudor las piernas en el living.

Para ella, todos los niños eran hermosos
y nunca simulaba al besarle las mejillas;
aunque podía mentir, insultar los cielos y perderse
en los relatos digresivos de sus anécdotas cotidianas.

Su ingenuidad y su sordera invitaban a los chismes
y los chiste groseros de su amiga Pepa,
¡cómo estallaban las carcajadas de esas brujas
entre las dóciles paredes de la peluquería del barrio!

Mi madre murió humillada por el cáncer,
pero fue más digna que sus heroinas;
hasta en los trágicos momentos del final,
cuando se le deshacían los huesos, ella sabía sonreír.

Yo le escuché le último suspiro,
bebió una cucharada de morfina y expiró;
muchas noches la recuerdo en esta misma cama,
y antes de dormir veo la tele para estar cerca de su ausencia.

viernes, 30 de marzo de 2018

42

Todos los habitantes de este mundo en la calle Florida. Apenas se asoma de la estación Perú, el ritmo empuja hacia una red de cuerpos y publicidades. Yo tampoco puedo detenerme, ya soy parte de la corriente sin ser los otros. ¿Me convertiré en aquel hombre de la multitud que descubrió Poe?
Pero tampoco -no exageremos- es la versión capitalista de uno de los círculos del infierno, a pesar de las insoportables vidrieras, también hay miradas, temores, voces...Además, todos caminan muy apurados, inquietos, casi desesperados y eluden sin disimulo a su sombra para llegar al lugar del mero estar.



FIN
41

Aunque el hecho era algo más que extraño, el ya lo había visto en un cuento. Solo que en este caso no era necesaria ninguna ampliación, todo era mucho más sencillo: cada detalle de la foto todavía estaba vivo. Y ocurría en ese instante: era el día de su bautismo, la mamá le arreglaba el conjuntito celeste, su padre reía y apuraba un cigarrillo, el padrino ya elegía su lugar: de a poco se acomodaban frente a la iglesia de Luján y él sentía el beso amoroso de su madrina antes de cargarlo en sus brazos. Así es el tiempo, el pasado está oculto en las imágenes del presente, siempre.
40

A la buena de Dios no le importa la sombra de la mugre que se junta bajo la cama, aunque haya que vestirse parar ir a trabajar. Y menos una media, la única; lo demás está resuelto.  Entonces, al asomarse solo se ven un par de zapatos viejos, un posible enchufe, ¿un corpiño?... Por suerte esa cucaracha muerta evita la pregunta por la dueña ni las circunstancias.Pero no son otros los recursos para empezar el día; además, la vida entera vale por esos detalles que apenas se observan a la altura del suelo, mas cerca o más lejos, nosotros, las mínimas verdades y a veces una esperanza.Así que habrá que agacharse y estirar la mano hasta ese rincón, quizás sea el milagro de un bollito de lana. Al sentarse satisfecho y aliviado en la cama ya no importa el estruendo del estornudo ante el polvo del exitoso rescate, la catástrofe pudo vencerse héroicamente y no se perderá el presentismo; apenas un sacudón y tratar de no oler, que el pie se la aguante, rápido porque ya es la hora para salir a trabajar, como sea, a la buena de Dios.

jueves, 29 de marzo de 2018

39

Viejo y sordo, después de soportar los vientos de la catástrofe, el ángel de Paul Klee permanece inmóvil, sentado en el sillón de su propia desolación. Solo a veces mira la televisión, pero nunca entiende las noticias. Así que prefiere contemplar la pantalla apagada, gris, reconocer allí su rostro y esperar que alguien, alguna vez, logre pintar resignado ese cuadro: el fracaso de la redención.
38

Quizás la representación sean las imágenes que dominan las percepciones, esa inexplicable pérdida que suele mirarnos con otros ojos.No lo afirmo ni lo niego, apenas lo puedo pensar.
Solo me animo a decir que ayer, en Sarandí y Lavalle, entre trapos y diarios, vi a un hombre inmóvil y absolutamente frío. Y no pude ni siquiera cerrarle los ojos; entonces pregunto, ¿qué representa?
37

Si Anaximandro lo fundamenta el todo solo con el viento, su imprevisibilidad, su frescura, su terror. Después de tantos años, yo, que soy menos que nadie, ¿por qué no puedo sentir que la esencia del universo era tu sonrisa? En verdad, solo me molesta una cosa...ya ni siquiera la recuerdo.
36

Será por culpa de la naranja que nadie resuelve los problemas metafísicos, por su agujerito cerrado en en el ombligo o también cortada en gajos sobre la indudable realidad de un plato. Cuanto más redonda y fresca peor es el efecto de su perfección, hasta casi de miedo mirarla sin ser cautivado por su ambiguo candor. Si hasta el mismísimo Macedonio le quiso hacer desaparecer en algunos de sus curiosos pensamientos, antes de buscar y no encontrar el verdadero yo por ninguna parte. Así que habrá que ver bien cuando se la mira y sentirle el color, el jugo y la pulpa, que por culpa de la naranja cualquier día nos olvidamos de la eternidad.

miércoles, 28 de marzo de 2018

35

Ya preparó nuevamente la pipa de cada noche. Alrededor el falso silencio de las cosas: mesas, sillas, fotos, retratos, la biblioteca...Ese orden precario, su vida. Los recuerdos, impiadosos, esperan la llama del primer fósforo. El perro ya se dormido inocente en un rincón. Ya es el momento; al aspirar cierra los ojos y murmura su plegaria: si pudiera desaparecer en el aire con el humo.
34

No le importa el despertar del sol en la ventana. Adentro, en la mesa tiene otra botella y los cigarrillos, sus heridas y el olvido. Ni siquiera escucha a las aguas turbulentas de Johnny Cash que pasan uno y otra vez. Cada objeto que lo rodea lo empuja a un vacío mudo, también esa foto... Sin querer, ve un resplandor de luz en las ramas del laurel...tampoco importa. Más fácil es llenar el vaso y encender el cigarrillo. Total, solo es apenas otro día más.
33

El desierto sin salidas en las calles del barrio. Veredas y casas mudas, autos solos, ni siquiera algún perro escarbando en las bolsas de basura. Durante la siesta del domingo el aire disuelve los rastros de vida, cualquier movimiento es un espejismo. Pero en algún lugar que desconozco tiene que haber un kiosco para comprar cigarrillos: la salvación. Quizás al otro lado, al cruzar la ruta; o, quién sabe, al doblar en la esquina puede aparecer una ventana tramposa con alfajores, pastillas, un cartelito y la flecha para señalar el timbre. Aunque da igual, lo más importante es caminar sin rumbo, apenas una ilusión; tal vez los dioses me ayuden y logre perderme y puede saborear otro humo, lejano, escapar por la primera vez de este laberinto.
32

Para el ciego que sueña su poema en la playa todavía no ha salido el sol. Por el momento escucha la resaca de las memorias en la espuma de las orillas. Sus manos perdidas acarician vidrios rotos, caracoles, otras ausencias y los restos podridos de un remo. Él sabe que todas las respuestas flotan con la sal en la brisa. Al aspirar, imagina un horizonte rojo adentro de su cuerpo, ese miedito de la verdadera vida. Sus latidos, casi mudos, cuelgan de la última estrella, la más lejana...aunque siente que algo le quiere hablar, señalarle el camino de las palabras. Pero todavía no sale el sol, tampoco el poema; el universo es sencillo, incomprensible; y el ciego ya encontró una línea perfecta en la arena y empieza a cantar la efímera eternidad del mero estar. Ahora, el temblor de sus huellas encuentra el rumbo de sus borradores del alma: su mirada se disuelve en el amparo soñado de las aguas.

martes, 27 de marzo de 2018

31

Muchas veces sueño con ese rugido aterrador...pero tengo miedo. Me confunde tanta luz. Y me quedo sordo y confundido: ¿cuando mi cuerpo y mi mente se separen aparecerá el Absoluto?
Pero quién lo puede saber, a la mejor ya estoy muerto.
30

El asombro continuaba al terminar la función del circo: una alegría sin fin. Para calmarme, mi papá me llevó a un puestito: un buen sandwich y una coca. Ya pasaron más de cuarenta años; pero en los borradores de mi alma todavía veo al payaso con un vaso de vino, desfigurado y viejo, y escucho sus insultos a la vida entera, furioso. Muchas veces me duele cuando se me escapa una sonrisa.
29

Nunca falta, en especial a las horas del almuerzo y la cena. Todos los días, el espectro vigila el patio de comidas de Walmart. Pasea atento alrededor de las mesas hasta descubrir un par de papas fritas, algún resto de lechuga, una mueca de cebolla, ese borde de hamburguesa. Ya no asusta a nadie. Y cuando con el sorbete hace un poco de ruido, él sonríe con sus dientes podridos.
28

La forma del destino puede ser la verdad secreta de un recuerdo: una libélula de chocolate en la niñez perdida de un entomólogo. Después todo es mentira, y poco a poco se derrite hasta el final imposible del olvido.

lunes, 26 de marzo de 2018

27

Si hoy viviera el sabio Teofrasto...
Cuando se ven tantos changuitos chuecos, carros, caballitos famélicos, que buscan algún consuelo en los tachos de basura. Ay, hubiera pensado más de dos veces antes de escribir: "el más bello de los mundos es como un montón de deshechos lanzados al aire". O quizás tenía razón, porque es seguro que milesy miles esperan día tras día que lo inservible y las sobras caiga en la tierra.
La sabiduría siempre es un enigma.
26

Bajo el ya tímido sol de la tarde me cruzo con una boliviana en la calle principal del barrio. Ese andar lento y firme, y la manta coloreada que protege en su espalda a su bebé. Claro que no ocurre ningún milagro, y menos aun la fugaz de revelación de la paseante de Baudelaire. Ella casi baja sus ojos para no verme, yo veo una imagen real afuera del tiempo. Pasamos, el uno y el otro. Pero mientras se alejan las diferencias, me angustia el vacío de la pretensión del ser alguien. Después, el alivio: ese instante ajeno que me piensa: tan distintos, iguales en el miedito del mero estar.
25

Al fin, ya cerca de sus últimos días, ocurrió la revelación: al despertar vio en una simple manzana, ahí, casi en el centro de la mesa, el Sentido del Universo. ¿Cuántos largos años había pasado investigando minuciosamente cada detalle de los sabios, los filósofos y los científicos? No quiso desperdiciar un segundo; durante la mañana cargó pilas y pilas de libros hasta su descuidado jardín, no reparó en sus autores ni en sus ideas, casi todas las que se habían expresado con las palabras. Al acercarse la tarde, cansado y feliz, armó la gran fogata, contempló el humo oscuro y el viento en las cenizas. Después, cuando apenas quedaban vestigios de su búsqueda inútil y llegaba la noche, satisfecho, sentado en una reposera, mientras esperaba la luz de la luna se comió lentamente a la manzana
24

A la hora de la siesta, sin nadie alrededor, busco un banco de la plaza del barrio. Acompañado por algún perro de la calle junto imágenes mudas hasta encontrar la unidad de sus formas. Por supuesto, siempre fracaso. Claro que si tengo en cuenta el almanaque puedo escribir la palabra otoño, aspirar profundo y volver satisfecho a casa. Aunque hoy es mejor levantar los ojos hacia el sol, tratar de no pensar y ansiar una voz que me ampare en el mero estar. Pero ya sé que la poesía real es imposible, así que guardo el cuaderno y la birome y me quedo quieto; capaz que la suerte me ayuda y el vientito me arrastra con las hojas secas.

domingo, 25 de marzo de 2018

23

En Hebrón, los palestinos ni siquiera pueden tener colectivos ni autos; y los camellos viven encadenados. Desde 1984, la Plaza de su Mártires es agredida con balas, piedras, insultos; y a los niños que quieren jugar, a veces, les disparan. Durante tres años hubo un toque de queda; los gatos cruzaban rápido las calles, las ratas colaboraban para el ejército israelí. Cada casa, un control; cada día, humillación. El paisaje de sus calles son las ruinas de los lamentos. La rutina cotidiana es la inhumanidad, pero aun no se enteró Hollywood. En Hebrón, apenas sobreviven unos pocos borradores del alma.
22

Antes de la tormenta, sentados en la terraza, aun nos envolvía el dulce aroma de la marihuana. Me tomó suavemente la mano y con la mirada me señaló el cielo; ante mi confusión, insistió...y entonces vi la forma de una nube más oscura que era un barco antiguo, sus largos remos, sus velas, en un mar de inquietos algodones. Pensé en aquel sabio griego: la alucinación es una enfermedad sagrada. Durante un buen rato, agradecidos, dejamos que nos purificara la lluvia.
21

Todas las mañanas, poco antes de las nueve frente al supermercado de los chinos. Ya viejo, sucio, demasiado flaco, apenas una sombra, y la bolsa con las botellas colgada de un hombro. Cuando tardan en abrir, camina de un lado a otro, lento, sin dejar de mirar la puerta. Entonces no hay dudas, todavía está vivo. Solo se lo ve durante esos minutos y al irse encorvado, apurando el paso, a su casa. No sé si es un borrador de mi alma o un pedazo de papel, lleno de tachaduras, olvidado, que espera caer en el tacho de la basura.
20

Donde agonizan los diarios viejos. En el rincón que amontona la ropa sucia. Al abrir la cajita infantil para hallar su vacío. Entre cartas inolvidables, con sus suspiros. Cerca de las llaves inútiles. Sobre un zapato, ya perdido, debajo del ropero. Al abrir la ventana y el laurel, la brisa sorda de los alrededores. Y más al fondo, en el cuartito de los cachivaches. Ahí, justo ahí, en el lugar exacto, que no puede ocupar ninguna palabra: los borradores del alma.
19

Lejos, la triste alegría de un chamamé en la calurosa noche de verano. La luna, el vaso de vino y un cigarrillo. También, junto a mi sombra, la piel áspera del laurel con su ilusoria realidad.
Solo, mientras los borradores del alma aprenden la trama del estar para ser ese instante en la memoria -su incertidumbre, el miedo vivo-, y silban bajito para que vuelva el silencio con sus alrededores.
¿Lejos?
¿Solo?

18

Después de contar los puchos aplastados -doce-, toma un mate lavado y frío y enciende otro cigarrillo. Las voces de la radio son la única compañía: ruidos. Así, un par de horas; no sabe cuándo despertó, y ni siquiera se lavó los dientes. La ventana, por el momento, parece empujar las formas hacia la opacidad. Alrededor, entre las paredes, los objetos aparecen y desaparecen sin hallar ningún orden. Ni siquiera una oración en los borradores del alma. En realidad, simplemente es otra mañana; sabe que pronto va a salir el sol, y mientras observa nuevamente el cenicero piensa que lo mejor es levantarse para bajar la persiana.

sábado, 24 de marzo de 2018

17

Dicen que en el mundo de los Beatles cada niño es un diamante, y si quiere puede volar. Cuando alguien grita desesperado, a punto de desafinar, es porque su corazón es demasiado feliz. A los melancólicos -los que todavía no creen- les regalan un revolver caliente, de juguete o no. Por supuesto, no existe la vejez: solo se llega a cumplir quince años y para siempre. Todos hacen lo quieren y lo que no quieren también. Dicen que solo está de moda el amor; y un montón de cosas más, puras canciones. Y aunque yo vivo en este mundo, tan lejano, a veces siento que viajo y entonces otra vez me crece el flequillo.
16

Todas las flores viajan por el aire oculto de las noches para acompañar a los durmientes. Indiferentes a los sueños, confunden su perfume con las vibraciones de la piel, los vellos secretos y las vueltas simpáticas de las orejas.A la mañana desaparecen de golpe, se disuelven al abrir los ojos de la rutina cotidiana. Pero ayer, junto a las pantuflas, descubrí de casualidad el pétalo distraído de una margarita...Claro que tuve mucho miedo; así que antes de que ocurriera una catástrofe mundial la empujé suavemente, sin siquiera mirar, debajo de la cama.
15

Detrás de rigorosas rejas y paredes altísimas con alambres de púas, los nuevos vecinos del barrio quieren evitar el miedo con más miedo. Mientras, la vida pasa y queda tranquilito su vacío conectado a las alarmas del jardín del fondo. En poco tiempo-son muy eficientes- han diseñado con su libertad la cárcel más eficaz para las almas. Ya no tienen escapatoria, al fin son los dóciles prisioneros de sus objetos. Cada mañana, rápido, abren el garage y sus rostros polarizados se alejan hacia cualquier destino hasta un día...No, nada los puede sorprender, y menos aun la nada verdadera del mero estar con los otros. A los nuevos vecinos, el ser seguros ante el terror ya les robó sus nombres: nadie los conoce en el barrio.

viernes, 23 de marzo de 2018

14

Por el rutinario paseo de los eucaliptos, esa mirada de vaca sorprendió al polaco Gombrowicz en el blanco de los ojos. De pronto descubrió el fondo de su sombra y justo ahí, el más allá y el límite ante la pregunta boba sobre el sentido.
Claro que a él no lo perturbó, porque era un conde y aun más mentiroso; pero igual no quiso aceptar la advertencia, ni siquiera al darle la espalda y perder el rumbo junto al camino de las burlas obvias del exilio. Total, así era su vida, ¿no?
Y después vivió con esa tristeza, inventó palabras para acomodarse a otra lengua y ocultar los piolines de sus pocas perversiones frente al espejo de cada mañana.
Así, durante muchos años, disfrazó con la soberbia y el egolatrismo la íntima miseria del mero estar. Hasta que un día, bueno o malo, sin eucaliptos, murió lejos, en París. A lo mejor su último deseo fue entender la esperanza como aquella vaca.

13

Entre los borradores del alma se suelen olvidar las sensaciones de las tardecitas de lluvia. Por ejemplo, esas gotitas insistentes en la ventanilla del colectivo al volver del trabajo, junto a tantos otros solitarios, ajenos y próximos; mientras del otro lado, en cámara lenta, el viento sacude a los carteles y los toldos y desmelena la fronda de los árboles. Pero a nadie le importa, o solo por un rato, y cuando cesa la lluvia otra vez el vacío del mero estar vuelve a meterse en los cuerpos. Y después, al bajar, todos esquivan los charquitos de las veredas, cruzan las calles como si no hubiera pasado nada y secos - completamente secos, resignados- abren la puerta de la casa. Siempre se suele olvidar que allí tampoco hay amparo para la lluvia de verdad.
12

Todos conocen ese gran lío que son las palabras, ruidos que espantan a la verdad: lo inexpresable. Y peor cuando se juntan en alguna idea, esos juegos gratuitos de la inteligencia que insinúan visiones -ilusorias- acerca de la luz. Todos, menos el manicero de la iglesia del Sagrado Corazón: nunca habla.Siempre llega con la tarde y se va al oscurecer; mientras, con su cuchara de madera, revuelve, entrega sus paquetitos y el vuelto. Pero nunca se mueven sus labios. Días y días lo observé, averigüé...las palabras no combinan con sus ropas rotas y limpias. ¡Ah!, pocos conocen la sabiduría del silencio, y vale apenas 10 pesos.
11

Al fuego de los truenos le ladra mi perra Nini. Bajo la violenta lluvia los pelos erizados, su valentía y su coraje. No sospecha la temeridad de Apolo, ¿o acaso confía en Dioniso?
Ella muestra su ferocidad, corre y salta, al capricho del destino. Finalmente me obedece, vuelve orgullosa  a la casa y entonces la seco con una toalla.
Y mientras le acaricio las orejas nos miramos en silencio: yo me veo en sus ojo y ella en los míos. Así, entre los temblores del alrededor la fragilidad del mundo nos invita una vez más al mero estar.

jueves, 22 de marzo de 2018

10

Después de aburrirse con una película de terror, de casualidad, se encontró frente a las imágenes de los bombardeos a los palestinos en un noticiero de un canal que no conocía.
Después, ya era muy tarde, se metió en la cama y durmió. Pero no pudo entender sus sueños y menos, al despertar, el mundo en que vivía.
Y después decidió no ver más la televisión.


9

Aquel fósil del museo, la propia sombra o un colibrí al sol; pero no es eso. Una langosta fría, un torno o ese viejo sombrero; pero no es eso. La navaja del abuelo, un adoquín brillante de lluvia, tu corpiño ya muy gastado; pero no es eso. Los perros junto a la vía del tren, una peine dorado o cualquier alfombra persa; pero no es eso. Los bocinazos de la avenida, las carcajadas groseras o una bagualita; pero no es eso.Este mundo, el todo, la nada; pero no, tampoco... nunca es eso.
8

En esa luz de cualquier verano se cava la sombra de lo que se vive, cada vez más honda, más oscura, hasta el despojo que espera a los gusanos y a la nada. Justo ahí, cerca de los topitos tristes de la primera ilusión que cierran los ojos para esconderse en la tierra y su silencio. Igual no sirve de nada: porque el sol ya está demasiado alto y al dejar la pala a un costado, vuelve a aparecer la misma sombra en la indiferencia de la pared -única y vacía-; y al secarse la transpiración de la frente se agradece la compañía de tanta soledad humana, ese pozo del estar que resplandece tan oscuro en la luz de cualquier verano.
7

Al hombre lo encontraba las tardes de verano entre la arboleda de la plaza. Sentado en algún banco, apenas me tomaba un descanso en la lectura; él aparecía. Siempre educado solicitaba permiso para conversar un rato, muchas veces traía una Quilmes.Aunque solo decía tener cuarenta años -parecía el doble-, el hombre había conocido todo el mundo. Me contó de Holanda, Londres, Praga, Alemania, Camerún.. Amaba el sur de España; a veces, se animaba a cantar, y sonreía satisfecho. Recién entonces me pedía un cigarrillo. Luego, cordialmente, nos despedíamos. A pocos metros ya era difícil verlo, tan delgado parecía una ondulación en las sombras.Al llegar los primeros fríos del otoño, no volvió a aparecer; y ni siquiera -¿por qué?- le había preguntado su nombre. Inútil, intenté averiguar, busqué, y me resigne a leer en soledad. Por fin, hace un par de semanas, lo encontré: una silueta inmóvil entre diarios y mantas sucias bajo el árbol más alejado. El hombre había conocido todo el mundo; todavía, algunas tardes, converso con él. Me gusta oírlo cantar.

miércoles, 21 de marzo de 2018

6

Al cortar el corazón de un pomelo el universo parece perfecto. Después la mano, el cuchillo y la perplejidad de la pulpa rosada. Solo dura un instante; y antes de comprobar que nada resiste la destrucción y la eternidad, se prepara el jugo y se limpian los cacharros en la pileta. Todos lo saben, pero nadie se anima a entender. Así que desesperados buscamos el tacho de basura para arrojar la cáscara de nuestros muertos.
5

Maldita, la lengua.
Seguramente nunca podré entender lo que cantás, Richard Bona. Salvo que algún erudito y loco...pero no, imposible traducir.
Sin embargo, todos los días necesito escucharte, sentir y sentirme en el ser.
Cada variación de tu voz -¿tu alma?-, abre mi yo al universo y un poco más allá. Y solo con una canción, un suspiro apenas humano.
Mágica, la música.
4

No es nada fácil encontrar un sendero de sombra por las veredas de los barrios alejados de Rafael Castillo. La única alternativa es andar despacio, tratar de olvidarse del sol que insiste con llegar al mediodía o mirar las casitas bajas, las rajaduras de sus paredes, sus chapas, casi ninguna con la dirección. O también observar ese auto abandonado -sin ruedas-, los montones de basura, yuyos, muchos, y alguna flor. Por supuesto, todos los vecinos ya se refugiaron en algún rincón. Igual son apenas unas diez cuadras...pocas, o muchas para la transpiración. Pero es domingo, y de lejos ya llega una cumbia chillona y todavía se puede respirar. Me apuro, mis piernas me apuran. Por suerte veo a un par de árboles, y faltan solo un par de cuadras y listo: a disfrutar el asadito con amigos. No es nada fácil un poco de felicidad.
3

La madrugada de la soledad en la rutina ausente de la ciudad. Ya llegó el invierno, con la basura díaria y las botellas rotas en las veredas sucias. Lejos, la ansiedad se pierde entre las últimas luces, tímidas, y la penumbra de las calles. Sin un refugio real, un perro flaco se envuelve en el temblor de sí mismo, lo de siempre...y para colmo no viene el colectivo y el viento astilla al borrador de mi alma. Solo queda prender otro cigarrillo, recordar que ya no importa lo que importa y soportar el estar vivo, o intentar -inútil- escapar un poco del tiempo. Aunque mejor, con rabia, apretar cada pitada sin soltar el humo, no exagerar este desierto y recuperar los reflejos oscuros de los adoquines; tal vez con un poco de suerte pueda volver a casa. Igual, junto al desamparo del portal, hay un lugarcito libra al lado del miedito del perro.

martes, 20 de marzo de 2018

2

También el regreso por las mismas calles, de madrugada y frío, se pierde entre los borradores del alma.Con las manos apretadas en los bolsillos, a pasos largos, y apenas la compañía casi invisible del aliento en el aire. ¿Es necesaria más información para lo que no se sabe sin saber? Por suerte, ya la esquina donde se dobla y otra vez aparece la casa, inquietas las llaves en la mano derecha.Solo hay que entrar; pero mejor no prender las luces y dejar que la mirada se acostumbre a la tibieza de las paredes y las siluetas tristes de los objetos. De todas maneras, ni el calor de la estufa engaña a ese temblor más allá de los huesos. ¿Será que con los años se aprende que nunca se llega a ninguna parte? Así que aun oscuras desde la ventana se contemplan los rasgos borrosos del fondo, esas sombras, y rápido a la cama: ¿alguien soporta el miedo de encontrarse con el yo de su almohada?

lunes, 19 de marzo de 2018

BORRADORES DEL ALMA

1

Ya oculto el último sol en el fondo de la casa, aun no llega la noche y perdura un símbolo flotante de luz en la calidez del aire. Todo es sencillo, casi elemental, incomprensible. La cerveza fresca sobre la mesa de mármol y los pies descalzos entre los tímidos yuyos. Ahora, apenas inclino un poco la cabeza en el sillón, y apuesto -ay, viejo Pascal- a que las reglas de la magia se impongan de una vez por todas a las aburridas conclusiones de la física. Claro que solo se trata de un ejercicio gratuito, ¿o no?; aunque, en verdad, ya no anhelo ningún milagro. Pero igual no quiero moverme hasta desaparecer con el oscuro final de este día de verano. Al menos, antes del churrasquito y la ensalada, voy a esperar a la luna para dejar que su tonto misterio recuerde la forma de mi ausencia.
EPÍLOGO

Apenas uno entre tantos
aun perdido en el mero estar,
que busca la respuesta
antes de la pregunta,
y confunde paz con desesperación,
necesidad con fe,
a la palabra
y el aullido del origen.

Asi pierden la noción del mundo,
del cuerpo
y su raíz,
ya no saben qué ni quién...
pero con otro mate
ya asoma a la ventana
el árbol de todos los días
y empieza a crecer.
LA CLARIDAD DE LA CONFUSIÓN

En un típico exceso de ortodoxia
el mero estar suele confundirse con la silla,
la hornalla y el ritual de los amargos
que miran al árbol en la ventana.

Pero es posible levantarse y sentir
el cuerpo entregado al desorden vital;
a cada paso, su sombra y su latido,
ante el alrededor alerta del misterio.

Porque sin que importe el rumbo
ni las baldosas flojas de la patología,
todo paseo abre el andar de las huellas
para eludir las esquinas del desconcierto.

Claro que después se vuelve siempre
y al abrir la puerta otra vez el miedito;
así el alma comprende sus engaños:
el inevitable destino de raíz flotando en el aire.

domingo, 18 de marzo de 2018

AUTOAYUDA DEL MERO ESTAR

Por las conocidas dudas fatales del tiempo,
sin refugiarse en lo banal,
ni el cinismo de las recetas,
a veces vale una dosis de optimismo fácil
o por lo menos simular una sonrisa.

Entonces se puede olvidar a las muecas
y gritar o mirar con asombro
durante un rato al agüita,
transparente, que ya se perdió en la cañería.
Pero mejor respirar profundo
ante la condena del otro, el peor, espejo.

Total, es un juego inútil engañar al destino
y cada y todos los días inventa tu propio rostro.


CONJUNCIÓN EN LA DISYUNCIÓN

En este así del nunca saber
entre lo fasto y lo nefasto,
no pinta ni una respuesta
solo algún resbalón o mirar.

Después se viene lo otro,
pero importa poca y cae
a ser en el más adentro
un cachetazo o alucinación.

Apenas en lo que se da
la realidad afirma y niega,
igual que cualquier palabra
al tocar su soledad o luz

Así la conjunción juega
para ver qué aparece y vive,
como la disyunción del estar:
el árbol de todos los días o nada.

sábado, 17 de marzo de 2018

KUSCH CON SPINETTA

La mirada de un roble
a la plegaria del viento.

Una flor sin consuelo
junto a la única pregunta.

Las huellas de un jilguero
sobre un banco de plaza.

Un puente amarillo
para la acorde del pincel.

Esas alas tan abiertas
¿el cisne refleja las aguas?

Aquel tigre de la lluvia
aun vive su memoria.

En esta inmensidad,
cada piel,
la verdad del mero estar.

.


EL PROGRESO

Para él, los misiles aun son lentos;
pero no se queja...
para nada, todo se perfecciona.

Para él, el miedo es superstición;
si todo funciona
y las cámaras vigilan la piel.

Para él, el futuro solo es pasado;
igual no usa reloj,
inútil, mañana es siempre.

Para él, la verdad es un cálculo;
exacto,
incluso con sus errores.

Para él. la realidad es una pantalla;
ningún mundo...
y pronto vencerá al mero estar.
APUESTA DEL MERO ESTAR

A favor de la lentitud,
la maduración del azar del momento,
o la espera sin ninguna espera
desde mi ventana hasta la luna.

A favor,
aunque sin nada para decir,
apenas el ritmo íntima del respirar,
y en los ojos la mirada del viento.

A favor,
como el desaparecer del humo,
ya invisible, en el cielo raso
que invita otra pitada a los labios.

Repito por las dudas,
a favor y sin una mínima tesis;
solo esa mariposa perdida
al final de la noche, la nada y el todo.
KUSCH CON MAROSA DI GIORGIO

Entre ángeles y diablos del jardín natal,
dormidas en algún membrillo,
ya despertaron la niña y el hechizo de Marosa.

Ante la tanta quietud de los alrededores,
tantas flores y tantos perfumes,
la realidad elemental se abre a la magia.

Lástima que casi nadie la puede ver,
salvo la voz de la madre muerta
que las llama juntos a sus plumas y colores.

Pero ellas nunca no le hacen caso,
aunque las abraza la noche
y los piecitos fríos pisan a las estrellas.

Excitadísimas con sus fantasmas,
el amor acaricia sus formas:
todo consagra otra verdad en este mundo.

Es la hora de cerrar otra vez los ojos,
Marosa sueña con un gladiolo
y a su niña la ampara la gracia del mero estar.
EL ÁRBOL DE TODOS LOS DÍAS

A ver
si hay amparo en su sombra
o cualquier otra palabra
o nada.

Desde este lado
la ventana es el marco
al sol del mero estar,
pero llega la distancia
y ya pinta las hojas
al estallar la luz.
Ahí recién se siente
la realidad y su engaño,
el algo que sí, que no,
en el miedito del alma
y la voz de la miseria.

A ver
si aparece al cerrar los ojos
el despojo humano:
la vida.


¿ACLARACIÓN EPISTEMOLÓGICA?

A favor de las tantas confusiones,
por no decir la vida misma,
conviene una dietología de los conceptos,
más aun cuando se trata del mero estar.

O por lo menos una aclaración:
que el matecito y el cigarro a la mañana
frente al árbol de todos los días,
no agotan el espacio de su experiencia.

Para que no aburri con la teoría,
quizás alcanza un sábado a la noche,
el piano de Keith Jarret
y la lenta tibieza de un buen whisky.

También la dulce voz de Gilda,
y un vaso frío de coca con Fernet,
porque siempre la cuestión es otra
igual al vicio de durar un poco.

Así cada cual fábrica su adoratorio
sin respetar instrucciones,
después sabrá que lo fasto y lo nefasto
solo viven en el despojo de cada cuerpo.

viernes, 16 de marzo de 2018

KUSCH CON BUBER

La voz entre el Tú y el Yo,
el mero estar,
la vida;

no existe el Eclipse,
las razones:
¡Hombre, toca al hombre!.
UNA METAMORFOSIS DEL ESTAR

Ni te diste cuenta y justo otra vez ahi,
desde el espejo de esa cara
un animalito de Rodolfo Wilcock;
te mira con tus propios ojos,
entra rápido a tu sangre
y en el enredo de las tripas
se acomoda sin metáforas, ya sonríe.

Pero es lo mismo de siempre,
apenas un poquitín peor,
porque se agita en el adentro
hasta que se instala en los huesos.
mientras la radio repite las noticias.
Entonces te sentís en otra piel
y te olvidás de los gestos y tu nombre.

Claro que ya no importa que nunca,
ay, supiste el "¿quién soy?";
igual, nadie encuentra la forma
para escaparse de su forma y así vive,
entre el disimulo de bichos.
Sin evitar el miedito y su salvación,
ya saludás a una rata y salís para el trabajo.


EL CHICLE DEL ESTAR

Entre el poco tiempo y la eternidad
apenas los chicles del Bocha,
que a pura saliva forma y deforma
un globo transparente y ¡plum!

De pibe le viene esa tonta manía
para apretar con los dientes,
cada instante que se pierde, se va
o se oculta en el más adentro.

Sin pensar en su rota dentadura
las mandíbulas rechazan la razón
y el control inútil del coco,
salvo los vaticinios del basuca.

Así, ya desde bien temprano
el bocha repite el gesto;
no escucha a las advertencias
y menos a los buenos consejos

Simple manera del mero estar,
como si no importara ni la nada,
hasta escupir entre la basura
esa miseria de lo dado y su misterio.



jueves, 15 de marzo de 2018

KUSCH CON GIRONDO

Después de tantos viajes y travesuras
un día se perdió en un versito,
y empezó a inventar nubes,
o perros para burlar su sombra.
Es cierto que se ponía muy triste
al descubrir una cacerola vacía;
pero siempre fue feliz
al soñar palabras y más confusiones
para rescatar de la barbarie
las primeras señales de la manada,
esos sonidos puros del deseo.
Al final ya no podía, no quería
distinguir a los dioses de un árbol,
y todavía demasiado corporeo
plantó su muerte y le creció
junto a la timidez de los gliptodontes.
Ahora cualquiera toca su voz,
la compra en algún kiosco
y sale con los ojos a espantar a las furias;
aunque mejor es imaginarlo,
la barba hasta las raíces,
con sus nuevos versos para el mero estar.

PILDORITAS DEL ESTAR

Claro no puede ser apenas pura broma
la regla de la antigüedad de lo nuevo,
aunque lo escribe la risa
casi inconfundible de Macedonio
ante la necesidad de algún estornudo.
Pero eso es otro problema o el mismo,
si después achís viene y ¡salud!
Casualmente el plagio de la mañana,
al abrir los ojos sin saber de mí
se me ocurrió el gran invento:
la pildorita para el descuido perplejo,
gratis, sin autorización médica,
con la garantía del gran vacío inútil.
Así por lo menos un rato en cada día,
la vida puede recuperar el sentido
que el sin sentido ofrece de consuelo
y encuentra un lugar para la nada.
Claro se necesita un último versito:
ese mero estar del despojo más humano.



KIOSCO DEL SER ALGUIEN

Si hasta también desea ser alguien
el kiosquero de mi barrio...
cuando escasean los cigarros,
los esconde y espera la ganancia.

A veces tarda en atender,
le gusta mirar la televisión;
él quiere vender el local, irse;
quizás su lugar sea la pantalla.

Alrededor, claro, no hay otro,
pero siempre se queja;
que así no se puede seguir
y en vez del vuelto, caramelos.

Sin embargo, ya cambió el auto
y ahora cierra los domingos;
entonces hay que caminar
y disfrutar del simple mero estar
EL APENAS ALGO

Antes del perdido en mí,
caigo al vértigo del cenicero
y resbalo por sus bordes
hasta las hendiduras del mero estar.

En el rincón de los rincones
esa nada que también respira,
y las paredes y la impaciencia,
la pulpa de las tripas de otra cucaracha.

Pero todavía el más adentro
sigue demasiado lejos y sordo,
mucho más que el suspiro,
ese fondo vacío al chupar el mate.

Ya no se puede detener
a los deícticos en las figuras del humo,
ni aspirar sus llagas transparentes
o dibujar la mueca muda en la ventana.

Y al final, como siempre
solo queda el apenas algo...
como el árbol de todos los días:
estos versitos inútiles del único consuelo.
KUSCH CON  DINESEN

Miremos un poco a la baronesa Karen Blixen
sentadita junto a las tribus Kikuyo y Masai.
Escuchemos su sentencia o mejor
dejemos que su aliento nos llene de África.

Imaginemos su larga cabellera roja,
perdida y feliz, en el viento de las montañas;
tan asombrada como esos brotes de sol
dentro del laberinto de ramas y de monos.

¿Quién puede dudar de su envidia
ante la elegancia aristocrática de Lulú,
la gacela dorada y caprichosa, libre,
que demuestra la tontera de ser alguien?

No molestemos su andar por los cafetales
en el caballo altivo que adora sus servidores,
(la pobre ya se siente esclava del sacrificio
por culpa de la piel pecosa de su alma).

Sabemos que no narrará en detalle, nunca,
las ansias animales de su cuerpo,
siempre tan cerca de la tierra y las nubes,
o sus deseos de matar, morir, apenas ser un árbol.

Dejemosla en el encanto de las noches
con sus memorias que no la dejan ver
el más adentro de sus propios misterios,
tan bellos junto al don que agradece la miseria.

Miremosla, ella escribe su otra vida, la verdad.
(


miércoles, 14 de marzo de 2018

REVELACIÓN DEL INSOMNIO

A las terribles tres de la mañana,
ante muro del insomnio en el pellejo,
el árbol de todos los días
ni siquiera mueve las hojas.

Ajeno en su otro sombra,
demora la tentación de su perfil
y al devolver la mirada,
la mueca descubre una rama de luna.

Así hasta olvidar a las preguntas,
en calzoncillos y chancletas,
junto a ese humus del falso sentido,
sin una clara señal del gran consuelo.

Sé que podría descalzarme y trepar
o podría desnudarme y esperar;
pero a las tres de la mañana
también la revelación es un vejete inútil.
UN GESTO DEL ESTAR

Tan perfectas las ideas filosóficas,
tan lejos de la sabiduría.

Acá, en la hediondez de Cuzco,
todo el paisaje es humano.

Ese miserable pide una limosna,
la comprensión del mero estar.

Tan perfectas las ideas filosóficas,
tan solo monedas falsas.
LA RAZA DEL SER ALGUIEN

El ser alguien del barrio está feliz,
ya le compró a su perro
ese collar negro con las puas.

De pie, en la puerta de su casa,
los ojos vigilan
y brillan, obvios, sus colmillos.

Ahora en su hermoso jardín
tendrá un guardían;
nadie se acercará a sus flores.

Claro que su jefe y Bruce Willis
justo tienen uno idéntico,
capaz que con el mismo nombre.

Pero no importa, solo él lo sabe;
y aunque todavía pasó nadie,
ya le compró ese collar, su felicidad.

KUSCH CON DESCARTES

Cerca de la hornalla del gran René Descartes,
antes de intentar el mero estar,
así como quién rendondea un moco
me siento en la razón de la naturaleza hipotética.

Dentro de las verdades de la mente
la prestigiosa duda olvida la vida y su alrededor:
solo soy yo casi sin yo y solo,
nada más que el todo pero sin la nada.

Y entonces ya se acabó la espuma
y el ardiente suspiro del mate,
los azulejos asustan y el encierro llora
bajo la falsa fotosíntesis de la única lamparita.

Pero por suerte asoma la ventana abierta
en la naturaleza seminal del sentido,
veo al árbol de todos los días
que aun sangra la savia para recuperar a mi cuerpo.
UNIVERSO DEL ESTAR

Atrapado en estas cuatro paredes,
un libro cerrado,
cigarrillos
y la escasa realidad de tanta pena.

Atrapado también afuera,
las palabras,
la piel
o la tímida tarde de la sombra.

Atrapado en el mismísimo aire,
apenas el miedo,
esa voz
en el rincón sucio de la nada.

Atrapado en estas cuatro paredes,
el universo,
esta vida
y el tacho de basura y la eternidad

martes, 13 de marzo de 2018

KUSCH CON LEZAMA

Justo en el cualquier momento inesperado,
el no saber por dónde y para qué,
dentro del caracol mágico
en el pozo que salva está tu ojo
con la imagen de lo visto y chau.

Así es y un poco peor esta vida
que da vueltas y zumba en la sombra,
como una mosca sin alas,
sin distinguir los brazos de los pies,
la luna de la herida o el sol de los cantos.

Siempre el mismo casi siempre,
igual al parpadeo del otro que nunca
podrá con el pasmo de tu voz,
ese asombro para el densconsuelo
que la vivencia oblicua abre al mero estar.


CERTEZAS DEL ESTAR

Por el a veces,
el apenas
y el tanto
o tan poco.

Ante el así,
su pellejo,
y la mueca
del horror.

Los despojos,
ese pucho,
el mate
y el fueguito.

Desde el don
seminal,
y su raíz
y su fronda.

Entre los soles
y las lluvias,
cada día,
su aliento.

Por la dicha
solamente humana
y más frágil:
la palabra sí.


DUDAS DEL ESTAR

Nunca sabré si es posible hacer un poema
sobre un Aymará y una heladera con freezer,
si abro su puerta y debo pegar un grito
o si saco el pote de dulce de leche
y así entiendo a la América Profunda.
Aunque no me preocupa demasiado
ni siquiera estar descalzo,
que tanto alarmaba a mi mamá;
Total, bien abajo siempre está la tierra,
pero ¡zas! otra vez el teléfono
solo para confirmar eso que es lo dado...
Y además ya sé que al atender, esa voz
volverá a preguntar por otro, incluso por mí

EL ESTAR DE LAS TRADICIONES

Contra las grandes novedades de cada día,
ese asombro tonto del tropiezo
por culpas del celu y la vereda rota
o cualquiera de sus variantes
que el consumo ofrece a la distracción,
como el globo del chicle
que estalla, traidor, en plena nariz.
¿No sería mejor recuperar lo ya sabido,
lo obviedad de los maníes,
la espuma fría de la cervecita
junto a la dimensión  del ocio de la tarde,
que casi nunca se vuelve a usar?
Ese mínimo misterio inventa al futuro:
solo así se hizo la vida y su sombra
para confundir el origen, la palabra y la piel.

EL SER ALGUIEN

El tipo quería ser el mejor de la especie humana,
y no solo entendía las recetas de los médicos
sino que también sabía, sin dudar,
las fórmulas de los remedios del mundo.

Pero un día se compró una 45 automática.

El tipo tenía una máscara invisible,
jamás se equivocaba y nunca decía nada.
Nadie lo vio sonreír...
No lograba la blancura perfecta del guardapolvo.

Otro día en una plaza abandonó su sombra.

El tipo caminaba afuera del destino,
ciega la mirada de un señor
como un mástil y su bandera,
aunque no sentía en la cara la voz del vientito.

Al final, sin aviso, cerró a la farmacia.

Durante un tiempo se esperó el estampido último,
pero no tuvo esa gentileza, o no pudo;
Así que todos evitan pasar por su negocio,
¿quién soporta tras la persiana a ese llanto?

El tipo quería ser el mejor de la especie humana.


lunes, 12 de marzo de 2018

KUSCH CON WITTGENSTEIN

En un rincón de cualquiera de las tantas trincheras del odio,
entre bombas, cadáveres y barro,
él tomaba sus notas en una libretita.
Vio aquello de lo que no se podía hablar
y sin esperanza se consagró a la lógica del silencio.

Claro que no le sirvió al terminar el horror
el éxito y la fama de su obra,
solo podía contar los días y sus árboles...
Hasta que una mañana rompió con la mueca
y entre bombas, cadáveres y barro volvió a jugar con las palabras.
UN CUERPO DEL ESTAR

De cualquier modo, así,
y tirado de los puntos cardinales;
de los dedos, de los pelos,
la lluvia y el sol.

Porfiado al algo más
sin moverse de la sombra,
incluso bajo la lamparita seca
y a ras del techo.

O suplicando un rumor
entre morlacos de ausencia,
por un sudor animal
y un ombliguito cósmico.

Junto a cada palabra
ya quebrada en los huesos,
hasta no caber esta vida
partida en el mil mero estar.

Pucha que aun duele la nada,
los pajaritos cantores
y tener los ojos cerrados
para poder ver y dar ese mal paso.


KUSCH CON HUIDOBRO

Mientras no paraba de caer y caer
junto a la lluvia de las palabras,
no dudó en pedir silencio
por la tierra al parir un árbol.

Para los que ya sospechan
esa vuelta ante las nubes,
digamos que se trata de Altazor,
alguien que escupe al mundo.

A veces con su paracaídas,
otras, las alas abiertas...
¿Quién lo podría detener
si su destino no tenía fondo?

Por supuesto nunca se entendió
el ruido de sus ojos al chocar,
y nadie lo vio y dijo nada
cuando volvió a volar su pajarito.

Claro que tampoco es el Poema
y seguro ni a él le importa,
solo cae un poeta y nace un árbol:
¡las leyes del estar no fallan nunca!

domingo, 11 de marzo de 2018

NOCTURNO DEL ESTAR

Podría asomarse otra vez a la ventana,
prender un cigarrillo,
cerrar los ojos,
tocar el humito
y pensar en cualquier cosa.
Todo es tan mudo como perfecto.
Podría ir hacia el árbol,
buscar sus ramas,
ser una rana muerta,
el mero estar en lo más oscuro.
Podría aceptar el misterio,
mirar el cielo...
pero ni siquiera la luna,
ese miedito.
Apenas puede sentir el aire,
sus latidos;
ya nada es real
salvo esperar el milagro de un nuevo día.

LA ESCASEZ DE LO SEMINAL

Ni siquiera para empezar el mero estar
ni la vieja pila seca
apenas estos papeles y un cenicero.
Para colmo,
los brotes bichados
y las palabras también.

Ni siquiera las vueltas y más vueltas
para culpar al gusano del tiempo,
al escobillón solitario
o ese por qué
con su alambra sin respuestas
lejos del sol y el olvido.

Ni siquiera el documento,
un espejo,
la risa del último sobreviviente.

Ni siquiera, y después
otra vez lo mismo:
el humo de la primera pitada y la nada.

LA TORPEZA DE LA PALABRA

Del todo que también es la nada
y sus viceversas,
ahora vuelve a nacer
el árbol de todos los días.

Un sin sentido de la verdad
o una mano y viento,
redundancia de la reiteración
en el vacío de la mente.

Variante verde del despojo,
los alrededores
que preguntan mudos
sin que importan las respuestas.

Aunque esa lucecita en la fronda
parece real o vive,
como un desvío del instante
hacia la torpeza de la palabra justa.
TRIPAS DEL ESPANTO

Habría que preguntarle al viejo Poeta
por lo que duele en la camisa
o buscar en el diccionario
a las palabras del tartamudo.

Aunque sea un inmenso día de sol
siempre el caso es el mismo
al salir a la calle y otra vez
el invencible verdugueo del tiempo.

Todos los caminos comunes
miran tristes a los árboles,
¿a dónde está el jilguerito
que canta buen día al desastre?

Quizás las culpas del ser alguien
no conocen las vías muertas
y dicen sin repetir y sin soplar
las condenas macabras de los refranes.

Habría que olvidar a las preguntas;
el Poeta perdió los zapatos
y como le duelen los pies
ya no se le mueve la voz y el llanto.

Así es como lo que nunca se ve
muestra sus ruegos y burlas,
anda por el costado invisible
solo para calmar las tripas y el espanto.

sábado, 10 de marzo de 2018

ESTAR DE LA ESCRITURA

Al vicio inútil del escribir
sobre la página del mero estar
aun le aprietan las trampas de la referencia.

Yo quisiera salir al adentro
y saber lo que sienten las palabras
o por lo menos, apenas, acariciar su agonía.

Pero en el justo otro lado,
ahí nomás, el árbol de todos los días
ya empieza a encontrar su forma invisible.

Claro que la solución es imposible
y es mejor dejar la birome y el cuaderno
para acatar, con paciencia  el viejo dictamen.

Solo para celebrar esta noche
mientras la forma cierra su soledad
abierta y libre, ya crece de las raíces seminales

KUSCH CON BORGES II

Acaso Ariadna siempre supo ese enigma
y nunca encontraste su piolin;
tratar de escapar...inútil,
así que el artificio, un poema tras otro.

Claro que ella también la engañaron;
siempre es cruel el amor.
Y aunque vos quisiste ocultarlo,
te desmienten, patéticos, muchos versos.

Pero ella conocía la única solución,
que ni comprendía Perseo;
la astucia es apenas una trampa:
en el Laberinto solo sobrevive el mero estar.
EL PORQUE SÍ

Desde la nada a lo poco de los pellejos
sin fundamentos patina la palabra,
para buscar lo que calla o grita
ya perdido en la manada ante el fuego.

Inútil recorrer los siglos y sus libros,
cada sistema tiene su gotera,
implacable, sin arreglo posible,
que cae en el centro de las cabezas.

Simplemente porque sí es la respuesta
o la sonrisa antes de resbalar y el pozo,
aunque las piruetas de la suerte
ni por asomo se salvan de la catástrofe.

Para colmo, siempre lo más peor
suele venir hasta las esperadas ilusiones,
y después mueve la mano del adiós,
su sombra muda del para siempre.

Es que que no hay vuelta, no se entiende,
a la paradoja de la revelación seminal
la dicha de los mas desdichados y al revés,
que solo su mero estar puede sentir la dicha.

viernes, 9 de marzo de 2018

KUSCN CON HUGO MUJICA

¿Quién pudiera
al sentir a esta lluvia
entrar
a un vivir transparente?

¿Quién sabría
mientras mira los charcos
ver su rostro
o la miseria del mundo?

¿O escribir
y dejar caer las palabras
como gotas
sobre la página en blanco?

¿Quién...ay,
y después celebrar el estar?

ADVERTENCIA DE LA MUECA

A cualquiera le puede pasar
el casi cualquier cosa.
Inclusive al cruzarse frente al espejo
ese instante fugaz del rostro.
De golpe, ajeno, ahí,
esa burla de la mueca
que aun pretende ser alguien.

A vos también, y aun peor,
si por ese miedo sin nombre
o por la soberbia que apenas patina
ni te asomás a la ventana
para ver el andar de tu sombra
-ya perdida, tan absurda-
en el cortejo del reflejo falso.



KUSCH CON KRAUS

A veces solo que darse por vencido,
olvidar la verdad,
prescindir de la palabra...
Inútil las antorchas,
el sacrificio por las vidas.
No sirven las ironías,
ni mostrar la crueldad cotidian.
Apenas confiar, apenas,
ya en el puro horror,
en el silencio elocuente del mero estar.
LA BORRACHERA SEMINAL

Bajo la breve sombra del sol,
el collita abandonado duerme otra mona.

Sus sueños son piedra y sacrificios
en la raíz seminal de la siesta.

Apenas la piel de siglos en el ahí,
junto a la congoja de su arbolito.

Ante la inmensidad abisal del cielo,
su cuerpo irreal ya se encuentra en el aire.
KUSCH CON BORGES

Vuelvo a los anaqueles de no entender nada,
al origen falso y su plumero;
y me pierdo en la trampita del otro
cuando levanto los ojos de tus poemas.

Aunque ya no espero ningún milagro,
durante algunos instantes...no sé;
y los versos dicen mi instante,
casi mudos y ajenos y también míos.

Acaso la caricia ciega sobre la hojas,
y mi tacto entiende sin palabras.
Ese andar perdido y sin consuelo
que confunde al yo con los espejos.

¿Qué será lo que murmura, lejano,
en la brisa irreal de este mundo
y abisma tu creencia en los senderos...?
Quizás solo los cuerpos escuchan su propia voz.

ESTAR DE PERROS

Muy pocos se animan
a ser perros,
a morder el hueso y dormir al sol.

Casi nadie acepta ese asombro,
o mueve la cola
y llora a la luna llena.

¿Quién puede ver
al árbol de todos los días
y sin temor levantar una pata?
KUSCH CON MACEDONIO

Para descubrirle la quinta pata al gato
o saltar la soga de la eternidad,
no se requieren condiciones extraordinarias
ni poderes mágicos o celestiales.
Simplemente hay que relajarse y leer
cualquier página de Macedonio Fernández,
después uno ojo mira la luna
y el otro olvida a las referencias,
para buscar lo que nunca se encuentra.
Claro que mal o bien así no es el mundo,
pero por hoy ya es suficiente,
y hay que olvidar la miseria del estar.
Entonces se apoya la cabeza en la vigilia
y mañana será otro día o no, otro sueño.


ESTAR URBANO

La triste soledad de las macetas

junto al cielo de la terraza
y la mueca muda del hilo
con la ropa que cuelga

mira al primer árbol del otoño

a esa hoja suicida que ya
flota en el viento y cae
en el movimiento sin sentido

como una lágrima de la perfección

jueves, 8 de marzo de 2018

EL MISTERIO DEL ASADITO

Siempre los domingos el asadito y los vinos,
ese alivio cósmico del mediodía
sin ningún nombre un nombre adecuado
y el jugoso festejo en las verdaderas tripas.

Pero por culpa de sol cada más fuerte
las polémicas escapan a la piel,
saltan como pulgas de las palabras
o duermen la modorra del mero estar.

Sin límites de edades o "clases",
cerquita de las brasas de la reconciliación,
el corazón del mantel, ay, se alborota
porque ya sacudió las migas al viento.

Así pasan y no pasan las horas,
apenas un encuentro para estar vivo,
la tradición de ser con otros,
el alivio ante el sacrificio de la rutina.

Pero todo se desmorona con la tarde,
el lento comienzo de las sombras,
y el miedito que asoma en la parrilla
y ya entra sin permiso la miseria y la noche.

ESTAR ANIMAL

Animalito como soy
me olvido del pensamiento,
me quedo quieto y miro
muy lejos de la mirada.

Animalito como soy
me trago a todas las palabras,
me toco el silencio
y la nada de la tentación.

Animalito como soy
me duermo con las estrellas,
me sueño luna y piel
hasta la miseria del estar.
KUSCH CON KAFKA

Al caer en el despojo
la cucaracha esconde su miedo,
y el tacho de basura,
ahí,
la mira para ver a la nada.

Sin previo aviso
cada pare descascara sus muecas,
ya desaparecidas,
ni huesos,
siempre perdidos en un rincón

Las palabras mudas
solo hunden el aliento en aullidos,
lo fasto y lo nefasto,
inevitables,
corren hasta el refugio del horror.

Al ser en el despojo
recién se descubre algo de vida,
la piel,
una ventana,
ese árbol de todos los dias y el mundo.



EL SACRIFICIO DEL ESTAR

De qué modo el decir
ante lo tanto de dicha y de la pena,
ni siquiera algo más que aliento
y la trunca revelación del misterio.

Así fuera al pasar y de reojo
para resguardar el capullo del latido,
detrás del corazón que miente
o vive el vacío de la gran digestión.

En el  bajón de la plenitud
junto al pucherito de las ausencias,
y palabras y aun más palabras
sin poder nombrar el despojo del estar.

Al menos, o en el después,
con la sombra de esa mueca muda,
que junta sin querer asombros
al borde de la burla del fantasma.

De qué modo, y al caer,,
en el único sacrifico del silencio:
por estos huesos de la miseria,
por las indómitas leches de los cuerpos

miércoles, 7 de marzo de 2018

CUMBRES DEL ESTAR

El único sí
débil
como el trazo de un pincel
en el aire de la montana
suspira y piensa:

soy un collita.

Ese temblor
real
bajo el simple estar del cielo,
todo es la vida
y la piel del sacrificio.

EL MIEDITO

Eso con lo que nunca no, sin nombre,
tan adentro
como afuera,
hasta el relámpago,
y su furia
por el terror imposible del silencio.

Eso y también su mueca invisible,
más que real
en el espejo del día,
junto al dentífrico,
y su desamparo
ante las últimas chispas del fondo.

Eso que se piensa sin pensamientos,
lejos de Dios
y sus aullidos,
en las llagas del otro
que niega al yo,
y su pesadilla
en el origen del animalito sin su manada.

EL PELLEJO SAGRADO

A simple gusto del mismo traje roto
el día se combina con su pena,
y pasa y queda en el bolsillo
o justo al fondo del olvidado izquierdo.

Cada cual con la fisura en su sombra
para recordar ese antiguo miedito,
y antes...o después, siempre,
la irreversible camiseta del mero estar.

Con eso falso color en los edificios
cuando ya no se pueden evitar los afiches,
ni las esquinas y sus viejas encrucijadas:
el ir para volver del trabajo a la casa.

Y aunque no fuera así, ¡qué importa!,
son demasiado fáciles las metáforas
que unen a las polillas y las dudas,
a la poca verdad con toda la miseria.

Pero el cuerpo nunca entiende nada
y vive su otro tiempo para abrir,
al desnudarse, su pellejo sagrado
en la oscuridad que solo ven las noches.








TARDECITAS DEL MERO ESTAR

Todas las tardecitas
me voy a la iglesia del Sagrado Corazón;
no entro,
sigo el camino al fondo,
abierto, amplio,
solo,
en una mesa entre los árboles.
Ahí puedo leer,
anotar mis tonterías,
ver el alrededor
y disfrutar la compañía del silencio.
Todas las tardecitas,
cruzo a tomar el colectivo,
con una gorra y el mate,
ningún apuro
apenas unos minutos
y me voy a buscar ese rato.
A veces es tan sencillo:,
solo se trata de encontrarse en el mero estar.


martes, 6 de marzo de 2018

KUSCH CON VALLEJO

Esa araña que tanto apenaba a César Vallejo;
con su gramática, su miedo y, al caer,
después de amores, camisas y poemas...
alguien
y el simple pisotón.

A él también le dieron muchos palazos;
acá, en París y en la sombra,
pero al menos le escribió a su muerte...
y así
abandonó el mero estar.

Ay de la pobre araña de la tanta pena de César;
con sus patas, su abdomen y el fin,
después el olvido sin un corazón...
nada
ni la ausencia de la telaraña.

ACERCA DE LO SEMINAL

Nada puede decir mi árbol
ni su sombra.
En silencio crece y se extiende
desde el latido de su raíz,
para que cada una de sus ramas,
¿de pronto?
al fin se asomen
salvajes para romper el cemento
en el mismísimo jardín.
Creo que a él no le importa
el progreso burgués,
ni las brutalidades de la historia,
¿quién entiende a lo seminal?
Pero cada más alto, vivo,
y tan frondoso
solo aspira al amparo del cielo.
Lástima que nunca dice nada,
ni él ni su única sombra.


¿O lo dice todo?



UN RITUAL URBANO

Siempre apretados por la obligación y el tiempo
el 96 los lleva otra vez al trabajo;
los cuerpos se confunden, unidos y separados,
y soportan el mismo viaje y los pisotones.

Cada cual con su destino en una tarjeta,
el que sube para bajar,¿a dónde?.
Pero mientras están ausente como el aire,
tan impuros, tan perdidos, y tantos y tantos.

A veces el sí milagroso de la primavera
cuando se abren las ventanillas;
o también en las mañanas más frías
que frenan y juntan sin querer dos manos ajenas.

Siempre, el tiempo y el trabajo los aprieta,
el colectivo les enseña el mero estar,
así de solo y junto a los otros:
símbolos de algo que se repite, vuelve, el sí y el no.
LAS COSAS DEL ESTAR

Siempre, en cualquier lugar, rodeado de cosas;
mudas y ciegas, son nuestro alrededor.
Claro que las puso alguien, ahí,
y después oculta la rutina su estar sagrado.

Hasta el asombro se refugia en un rincón
junto al espacio de las historias,
entre las paredes y la piel cotidiana:
la nada que se come al andar de tanta sombra.

Será, digo, que las cosas callan sus secretos
o no les importa batir la posta.
Están y son nuestra poca realidad:
un cenicero, la pava, ese cuadrito, el espejo...

¿Señales de la presencia en el vacío?,
a lo mejor solo juntan a nuestros gestos.
Indiferentes a las trampitas del tiempo
y burlan a las franelas y al plumero.

Pero capaz que así sostienen la verdad de la vida
como las únicas métáforas reales,
aunque más abajo del sentido, adentro,
ellas esperan a las preguntas para la revelación.

UNA PÓETICA DEL MERO ESTAR

Siempre esa mueca sorda entre la confusión,
cada vez más lejos
con esa media agujereada en el dedo gordo.

La inevitable vacilación de otro pulso,
esa espera de la espera;
aunque, se sabe, el canto solo es ajeno.

Si el menos pudiera nombrar esta silla
y el mate y el humo del cigarro,
el mero estar olvidaría su castigo nefasto.

Claro que pica el silencio en las orejas
y me rasca mirar la ventana
y ver otra vez al árbol de todos los días...

Igual el yo nunca evita el absurdo sacrificio
ni le responde a la piel.
¿Tanta saliva ansiosa para callar a las palabras?

lunes, 5 de marzo de 2018

EL ESTAR DE BASHO

¿La voz de las cigarras
desintegra las  piedras?

PEPE

Ahi  baja el buen  Pepe del colectivo.
Viene con tres bolsas repletas,
el alimento para sus perros;
¡Tiene quince! (pero le mataron dos).

Mira a los alrededores del barrio,
no entiende la maldad de los vecinos.
Y ya renueva su marcha cotiana,
el consuelo íntimo de su sacrificio.

Cuando se le cierren los ojos
él espera encontrar su recompensa;
en eso piensa mientras estudia
a la metafísca de Conny Mendez

Ahora Pope dobla la esquina
sin dejar un rastro a la humanidad,
lo esperan sus perros y nadie,
abre la puerta al corazón del  universo.

domingo, 4 de marzo de 2018

KUSCH CON PASOLINI

Él no puedo fingir más no saber:
ese es su estado, la paz es una ilusión.

Idolente, brutal, cada nuevo día
ya es otro dolor; y la vida, muy lejos.

Quizás queda la rutina cotidiana,
subir al jardín, ver sus pocas flores.

Inútil, apenas crece el llanto,
ninguna de las bonitas banderas.

Algunos sueños preparan su fin,
el abandono sensual  de este mero estar

Lo sabe, su fe es un descampado,
la sangre solitaria en un automóvil.

Y ese sentimiento lo envenena,
en sus latidos esta el demonio, la rabia.

APROXIMACIÓN A UN MUNDO

A riesgo y perdida de lo indefinido
el menor descuido pueden ser un milagro,
o todavía peor.
Incluso al señalar con un dedo,
el ahí ya es un poco más allá;
la mirada se fuga en la contemplación
hacia donde sea y nunca es:
esa mesita abandonada al jardín,
la fatiga de los perros,
y hojas y hojas sobre la tierra.
Será por el merito de la misma nada
o el queso y el dulce
que espera en el centro del plato,
mientras olvido el pensar
entre la rutina del almuerzo.
Inútil tratar de entender,
un buen mordisco
y después el humo libre de cigarro...
apenas el mero estar y sus alrededores.
Pero así se aparece el mundo,
tan igualito
al árbol de todos los días:
siempre distinto del otro lado de la ventana.




sábado, 3 de marzo de 2018

KUSCH CON KANT

Como a tantos porteños, le gustaba el billar
y hacer trampas con las cartas.
A veces, en las noches bebidas
no encontraba el camino a su hogar.

Nunca nada le resultó fácil,
ni la vida ni sus estudios:
deseperado, buscó un puente
entre la exactitud y los enigmas.

Pasó largos años de silencio,
rodeado de murmullos,
anécdotas para los manuales;
y él se entregaba a su sacrificio.

Pero jamas salió de Königsberd,
la raíz de sus semillas.
Un historia simple, un hombre,
el mero estar del inmortal Emmanuel Kant
SIGNOS

Aun entre estas cuatro paredes,
mudas,
junto al precipicio de la espera,
la súplica seminal ante abismo,
y ese algo que sucede invisible,
o no,
el vacío que llena el mero estar.

viernes, 2 de marzo de 2018

EL ESTAR (PLACE TO BE) DE HIROMI UEHARA

El fondo del mundo es un abismo,
ella lo sabe
y entonces toca el piano.

Sabe que la verdad es el mero estar,
llorar y reír,
el encuentro del símbolo.

También se permite el juego gratuito,
la diversión,
sus manos son la magia.

Y que al igual que las cosas, la vida,
no está determinada,
lo seminal de una escala.

El fondo del mundo es una canción:
me siento,
puedo escuchar el silencio.
KUSCH CON ADORNO

Al revés
o como el chiste inoportuno
que en la risa descubre la tragedia,
y sin querer
pisa el palito del sentido
justo en el culo triste del desamparo.

Entonces,
si se pone a la belleza en cuestión,
a contrapelo de la historia
y por las dudas...
No sirven los pájaros muertos
y la poesía siempre aparece en Auschwitz.

ESTAR DEL ROLO

Para el Rollo lo sagrado es su taller,
cada y todos los días, bien temprano,
hasta el cansancio y el fastidio final
que se oxida al bajar la persiana.

Andaba por ahí y ahí se quedó,
seguras las cuatro paredes y el baño.
Para qué mas, pregunta, solo,
a un trapo sucio o a un martillo.

Ya aprendió que lo demás apenas existe
o no importa si no está sobre la mesa.,
entre el alma de las herramientas
y tanta grasa que es una eternidad.

Así, tan simple, cada y todos los días,
con su poca sombra en la fosa.
Cuando lo visita la patrona y sus hijos,
el Rolo es feliz y se completa en el estar.




jueves, 1 de marzo de 2018

EL AMPARO

Poco, nada se puede hacer
con el árbol de todos los días,
pleno y su mundo
ante la consumación de la tarde.

De adentro viene su sombra
y cae sin saber
por el ahí, el más lejano,
al otro de cualquier tiempo.

Ni siquiera una metáfora
para esa alfombra de yuyos;
¡si fuera Wallace Stevens!,
apenas me sale un gargajo.

Nada que no sea el estar
en el amparo de su presencia.
O levantar la cabeza y ver
la señales secretas de la fronda.
BRUJOS POSMODERNOS


Ya durante varios días, y a cada rato,
solo pienso en El Hechicero:
hace amarres, une parejas,
un experto en los amores imposibles
y su efectividad es del 100%.
Por supuesto, apenas es un afiche;
pero ¿esa mentira no será la verdad?
Entonces releo la obra de Kusch,
me abro a la dimensión sagrada,
lo fasto, lo nefasto, los ritos...
Y aunque me da risa, tiemblo:
en estos tiempos tan escasos,
quizás la sabiduría sea ese cartelito berreta.

INICIACIÓN DEL ESTAR

Por esas trampas del quién soy
pido perdón, y vuelvo
vencido al tiempo del polvo,
la sabida mueca del otro y el mismo.

Entre el espacio de las cosas,
por ese algo que habla
o mira desde el origen, ahi,
al pensar la piel de la primera vez.

Poco importa la biblioteca,
la mesa, las sillas, las persianas,
ni las telarañas tan tristes
en los vértices de las ventanas.

O la falsa la manija del ser alguien,
su chasco de solución instantánea;
mejor cerrar y apretar los ojos,
acomodar el adoratorio de la cocina.

Apenitas entrar al motivo del estar,
ese temblor de la cucaracha,
cerca del tacho de basura,
todavía viva ante el pisotón univerrsal.