domingo, 25 de marzo de 2018

19

Lejos, la triste alegría de un chamamé en la calurosa noche de verano. La luna, el vaso de vino y un cigarrillo. También, junto a mi sombra, la piel áspera del laurel con su ilusoria realidad.
Solo, mientras los borradores del alma aprenden la trama del estar para ser ese instante en la memoria -su incertidumbre, el miedo vivo-, y silban bajito para que vuelva el silencio con sus alrededores.
¿Lejos?
¿Solo?

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