jueves, 22 de marzo de 2018

8

En esa luz de cualquier verano se cava la sombra de lo que se vive, cada vez más honda, más oscura, hasta el despojo que espera a los gusanos y a la nada. Justo ahí, cerca de los topitos tristes de la primera ilusión que cierran los ojos para esconderse en la tierra y su silencio. Igual no sirve de nada: porque el sol ya está demasiado alto y al dejar la pala a un costado, vuelve a aparecer la misma sombra en la indiferencia de la pared -única y vacía-; y al secarse la transpiración de la frente se agradece la compañía de tanta soledad humana, ese pozo del estar que resplandece tan oscuro en la luz de cualquier verano.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario