EXCRITURA DE CAEIRO
Mi alma nunca podrá conocer el sol,
tampoco el viento;
un pastor sin su manso rebaño.
A veces la veo,
en la ventana una mariposa,
y la noche y la luna.
Ella no sabe si existe,
junta tristeza
o sueña una naturaleza en paz.
Al andar por la pradera,
por mis manos,
entrelazadas, se pierden sus figuras.
Así que trato de no pensar,
y aparece la nada,
la sombra compartida de un árbol.
Si se mueve una nube,
ante la felicidad del cielo
casi todo es olvido.
Yo solo quiero ser su poeta
para ver sus ideas,
pero ella no comprende a mis versos.
sábado, 30 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE TAMARA KAMENSZAIN
Atento,
al santo y seña de tus manos,
al eco de tu voz,
para saber que tus palabras son otras,
y otros, abiertos, los caminos,
al verte, siempre,
por primera y única vez,
al ser del sueño,
el nosotros, una foto movida,
ese árbol que ampara a las mañanas,
apenas un inmenso instante,
distraído.
Atento,
al santo y seña de tus manos,
al eco de tu voz,
para saber que tus palabras son otras,
y otros, abiertos, los caminos,
al verte, siempre,
por primera y única vez,
al ser del sueño,
el nosotros, una foto movida,
ese árbol que ampara a las mañanas,
apenas un inmenso instante,
distraído.
viernes, 29 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE LA MAÑANA
Claro que es la vida, lo sé, y tiemblo
antes sus formas, efímeras, destrozadas;
ese larga sombra, rota, del laurel,
casi inmóvil, otra vez, al otro lado.
Yo lo puedo ver, ahí, un juego de bordes
a cada instante -hasta me tocan-;
así que mejor es esconderse, apenas
cerrar los ojos o fumar, el humo.
Pero todavía no; a pesar de las dudas,
lenta, siempre crece la mañana
y se abre ese latido en el adentro, acá:
yo sé que alguien, aun, acepta el desafío.
jueves, 28 de septiembre de 2017
EXCRITURA DEL ALREDEDOR
Te envidio, Juanele,
y a las casi preguntas de tu río y tus sauces.
La orilla del suspiro
o el cielo en la tímida, liviana nubecilla.
Yo veo calle y avenidas,
y pasos rotos y el humo ciego de los autos.
Ni en el adentro...
solo el olvido del olvido del poder mirar.
Te envidio, y me hundo
en el remolino de angustia, seco, sin consuelo.
Te envidio, Juanele,
y a las casi preguntas de tu río y tus sauces.
La orilla del suspiro
o el cielo en la tímida, liviana nubecilla.
Yo veo calle y avenidas,
y pasos rotos y el humo ciego de los autos.
Ni en el adentro...
solo el olvido del olvido del poder mirar.
Te envidio, y me hundo
en el remolino de angustia, seco, sin consuelo.
miércoles, 27 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE BARTLEBY
Siempre la espera en la úlima oficina
entre las cartas muertas,
miles y miles y miles;
ahí están las palabrasverdaderas
sus olvidadas cenizas;
A veces sueña con escribir
un simple respuesta,
solo copiar a una mariposa
o una ventana, abierta...
pero todavía espera, prefiere un milagro.
Siempre la espera en la úlima oficina
entre las cartas muertas,
miles y miles y miles;
ahí están las palabrasverdaderas
sus olvidadas cenizas;
A veces sueña con escribir
un simple respuesta,
solo copiar a una mariposa
o una ventana, abierta...
pero todavía espera, prefiere un milagro.
EXCRITURA DE TRAKL
Sube y baje, el ondulante junco de las noches.
En el cielo vislumbra movimientos,
y persigue helechos y piedras antiguas
y apenas es otra sombra entra las sombras.
A su alrededor murmullos como setos,
algo que extraña a una hoguera viva,
demasiado lejos la llanura del silencio,
la aldea con las figuras ocultas, su temor,
el tiempo que se disuelve en el arroyo:
ya muerto va creciendo el bosque, sus caminos.
Sube y baje, el ondulante junco de las noches.
En el cielo vislumbra movimientos,
y persigue helechos y piedras antiguas
y apenas es otra sombra entra las sombras.
A su alrededor murmullos como setos,
algo que extraña a una hoguera viva,
demasiado lejos la llanura del silencio,
la aldea con las figuras ocultas, su temor,
el tiempo que se disuelve en el arroyo:
ya muerto va creciendo el bosque, sus caminos.
martes, 26 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE BECKETT
En el abandono de otra cabeza,
sin fondo.
El frío de la única lamparita,
ninguna voz.
Una ventana y las paredes,
figuras falsas.
Ni encuentra su nombre,
esa sombra.
El temor de los rincones,
los muertos.
Solo en el despojo desnudo,
la espera.
Afuera, roto, apenas un cigarrillo,
ya es el humo.
En el abandono de otra cabeza,
sin fondo.
El frío de la única lamparita,
ninguna voz.
Una ventana y las paredes,
figuras falsas.
Ni encuentra su nombre,
esa sombra.
El temor de los rincones,
los muertos.
Solo en el despojo desnudo,
la espera.
Afuera, roto, apenas un cigarrillo,
ya es el humo.
lunes, 25 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE LA COSA
Ya van para tres o cuatro los días,
ahí, tan lejos,
frente a las paredes
y no tiene otra opción, salvo los eternos cigarros.
Desde temprano, el mismo encierro
con sus tripas vacías;
la tristeza le come las horas:
solo versitos y versitos sin ningún latido.
Claro que a nadie ofende, y nadie
-ni él- lo entiende;
pero aunque sea inútil,
él, cualquiera, cumple con la única misión.
Con un poquito de suerte,
algo sabrá de la cosa
o al menos tocará su olvido:
las figuras del humo ya ocultan la ventana, esa luz.
Ya van para tres o cuatro los días,
ahí, tan lejos,
frente a las paredes
y no tiene otra opción, salvo los eternos cigarros.
Desde temprano, el mismo encierro
con sus tripas vacías;
la tristeza le come las horas:
solo versitos y versitos sin ningún latido.
Claro que a nadie ofende, y nadie
-ni él- lo entiende;
pero aunque sea inútil,
él, cualquiera, cumple con la única misión.
Con un poquito de suerte,
algo sabrá de la cosa
o al menos tocará su olvido:
las figuras del humo ya ocultan la ventana, esa luz.
domingo, 24 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE UN ANDAR
No es el peregrinar infinito de la Fe
o las caminatas de Thoreau,
ni siquiera un bosquecito,
algún sendero para el pensar;
así el andar casi se pierde
para gastar un poco de tiempo.
Pero estas calles son las del barrio;
ese silencio opaco de la tarde,
las veredas rotas, los yuyos,
y tampoco adentro pasa nada,
apenas aburrimiento y también...
no sé, solo llegar al cielo de la ruta.
No es el peregrinar infinito de la Fe
o las caminatas de Thoreau,
ni siquiera un bosquecito,
algún sendero para el pensar;
así el andar casi se pierde
para gastar un poco de tiempo.
Pero estas calles son las del barrio;
ese silencio opaco de la tarde,
las veredas rotas, los yuyos,
y tampoco adentro pasa nada,
apenas aburrimiento y también...
no sé, solo llegar al cielo de la ruta.
sábado, 23 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE MACEDONIO
Inútil cualquier lógica,
no hay soluciones, solo bromas dudosas.
Ya se conoce la trampa,
siempre el personaje crea otra realidad.
Despierto o dormido
da igual, la materia es apenas un prólogo.
La evidencia es una siesta,
esa búsqueda que adivina otro cuerpo.
Hasta miente la muerte,
solo existe la eternidad de cada instante.
Bienvenidos, entonces, el sol
y también las nubes más oscuras: la vida.
Inútil cualquier lógica,
no hay soluciones, solo bromas dudosas.
Ya se conoce la trampa,
siempre el personaje crea otra realidad.
Despierto o dormido
da igual, la materia es apenas un prólogo.
La evidencia es una siesta,
esa búsqueda que adivina otro cuerpo.
Hasta miente la muerte,
solo existe la eternidad de cada instante.
Bienvenidos, entonces, el sol
y también las nubes más oscuras: la vida.
EXCRITURA DE LEZAMA LIMA
Ese caracol, al andar,
un camino húmedo para la música del aire.
Entre frutas y flores,
su espalda protege la íntima gracia.
Un rumor enemigo
ya se acerca, invisible, a sus antenas.
Pero allí está el refugio,
una hoja de sombra en la rama desnuda.
Así es el amparo,
el silencio se consagra a la quietud.
Rastro de un eco, imagen,
no necesita preguntar por los dioses y el ser.
Ese caracol, al andar,
un camino húmedo para la música del aire.
Entre frutas y flores,
su espalda protege la íntima gracia.
Un rumor enemigo
ya se acerca, invisible, a sus antenas.
Pero allí está el refugio,
una hoja de sombra en la rama desnuda.
Así es el amparo,
el silencio se consagra a la quietud.
Rastro de un eco, imagen,
no necesita preguntar por los dioses y el ser.
viernes, 22 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE PETER HANDKE
Cuando el niño dejó de ser niño
un ángel desesperado cayó en las calles de Berlín.
En su andar crecieron las angustias,
súplicas por las tantas miserias.
Por las calles aturdían aullidos mudos,
y cada cuerpo, vivo, era un cadáver.
Todas las miradas borraban a la gracia,
apenas ventanas de ilusiones ciegas.
Los edificios grises aplastaron su corazón
que latía, el miedo, entre la basura.
Cuando el niño dejó de ser niño,
el deseo arrastró sus alas al infierno, esta realidad.
Cuando el niño dejó de ser niño
un ángel desesperado cayó en las calles de Berlín.
En su andar crecieron las angustias,
súplicas por las tantas miserias.
Por las calles aturdían aullidos mudos,
y cada cuerpo, vivo, era un cadáver.
Todas las miradas borraban a la gracia,
apenas ventanas de ilusiones ciegas.
Los edificios grises aplastaron su corazón
que latía, el miedo, entre la basura.
Cuando el niño dejó de ser niño,
el deseo arrastró sus alas al infierno, esta realidad.
EXCRITURA DE KAFKA
Ni esa famosa cucaracha
en sel rincón, las patitas demasiados frías.
Apenas algunos ruidos,
para confundir la vida con las palabras.
Pero tu rostro sonríe...
¿sueña sueños sin paredes ni cielo raso?
Siempre la ventana, esa luz,
y otra vez se arrastran los mismos miedos.
Un plumero sin plumas,
la caricia suave y humillante del polvo.
Hay que devorar la basura,
no detenerse ante la ilusión de la piedad.
Lástima esa esperanza, el grito
junto a ese todavía inútil de ser un humano.
Ni esa famosa cucaracha
en sel rincón, las patitas demasiados frías.
Apenas algunos ruidos,
para confundir la vida con las palabras.
Pero tu rostro sonríe...
¿sueña sueños sin paredes ni cielo raso?
Siempre la ventana, esa luz,
y otra vez se arrastran los mismos miedos.
Un plumero sin plumas,
la caricia suave y humillante del polvo.
Hay que devorar la basura,
no detenerse ante la ilusión de la piedad.
Lástima esa esperanza, el grito
junto a ese todavía inútil de ser un humano.
jueves, 21 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE HEIDEGGER Y LACAN
Arrojado, entre tantos fantasmas;
los residuos de la ontología,
trampas del yo.
Todavía se chupa el mismo dedo;
apenas puede hablar,
y goza.
A veces se mira en las vidrieras;
el rostro en los objetos,
su olvido.
Si pudiera imaginarse el afuera,
algún real posible,
esa noche.real
Aun espera la voz de ese milagro;
en el temor del bosque,
un sendero..
Pero cada vez que canta un pájaro,
el nombre es otro dolor:
la ausencia.
Arrojado, entre tantos fantasmas;
los residuos de la ontología,
trampas del yo.
Todavía se chupa el mismo dedo;
apenas puede hablar,
y goza.
A veces se mira en las vidrieras;
el rostro en los objetos,
su olvido.
Si pudiera imaginarse el afuera,
algún real posible,
esa noche.real
Aun espera la voz de ese milagro;
en el temor del bosque,
un sendero..
Pero cada vez que canta un pájaro,
el nombre es otro dolor:
la ausencia.
EXCRITURA DE JOSÉ ÁNGEL VALENTE
La lejana violencia del mismo sol,
la alameda incendiada en el aire,
la señal en el vuelo de los pájaros,
la calma invisible de las parvas,
la senda perdida en el bosque,
la fe oculta en la última estrella.
la consagración de los cuerpos,
la mirada, ese antiguo desamparo;
siempre es irrealidad la materia,
y otra vez la mañana crea las formas.
La lejana violencia del mismo sol,
la alameda incendiada en el aire,
la señal en el vuelo de los pájaros,
la calma invisible de las parvas,
la senda perdida en el bosque,
la fe oculta en la última estrella.
la consagración de los cuerpos,
la mirada, ese antiguo desamparo;
siempre es irrealidad la materia,
y otra vez la mañana crea las formas.
EXCRITURA DE LA NOCHE DEL MUNDO
Esa noche anterior, vacía de la nada,
en el primer suspiro vivo.
Adentro aun de la naturaleza,
su inmensidad.
Ya libre la violencia total,
ningún amparo.
Allí una cabeza sangrienta,
cerquita tripas secas.
La simple brutalidad, pura,
en el yo sin el yo.
Abierta la ferocidad del caos,
nuestras bestias.
Y después de tantas historias,
ni siquiera una imagen.
Pero al mirar, más al fondo de los ojos,
¿siempre esa misma noche?
Esa noche anterior, vacía de la nada,
en el primer suspiro vivo.
Adentro aun de la naturaleza,
su inmensidad.
Ya libre la violencia total,
ningún amparo.
Allí una cabeza sangrienta,
cerquita tripas secas.
La simple brutalidad, pura,
en el yo sin el yo.
Abierta la ferocidad del caos,
nuestras bestias.
Y después de tantas historias,
ni siquiera una imagen.
Pero al mirar, más al fondo de los ojos,
¿siempre esa misma noche?
miércoles, 20 de septiembre de 2017
EXCRITURA DEL ARQUETIPO
Entre los muebles, cacharros, aparatos, la mugre;
el venerable laberinto.
Claro que además están las paredes, las puertas;
todo inmóvil, casi irreal.
Apenas se percibe la pestilencia; son fantasmas
los cadáveres, ¿el suyo?
Pero igual es un misterio la forma del monstruo,
nadie lo entiende.
Perdido, sin esperanza, se oculta de las palabras,
sus voces lo condenan.
Todos los días ahí, solo sin su propio alrededor;
y no quiere salir, nunca.
Entre los muebles, cacharros, aparatos, la mugre;
el venerable laberinto.
Claro que además están las paredes, las puertas;
todo inmóvil, casi irreal.
Apenas se percibe la pestilencia; son fantasmas
los cadáveres, ¿el suyo?
Pero igual es un misterio la forma del monstruo,
nadie lo entiende.
Perdido, sin esperanza, se oculta de las palabras,
sus voces lo condenan.
Todos los días ahí, solo sin su propio alrededor;
y no quiere salir, nunca.
martes, 19 de septiembre de 2017
EXCRITURA DEL PERRO
Hasta con gusanos verdes en el vientre, apenas pellejos,
ese perro me seguía a todas partes, tan fiel.
Por supuesto, lo dejé vivir en mi casa,
casi un fantasma, solo lo alteraban los espejos.
Aunque su estado empeoraba cada día,
no me molestaba, ni siquiera su olor insoportable.
No podía evitar que, a ver sus ojos,
me sorprendiera un rostro ajeno y más real.
Si lo llevaba a la plaza, gemían las mascotas,
y sus dueños, aterrados, vomitaban de indignación.
Una noche adiviné el gran secreto,
lo peor, pero él seguía contento moviendo la cola.
Ya muerto, decidí echarme en su rincón;
a veces, cuando veo la verdadera luna, aullo y soy feliz.
Hasta con gusanos verdes en el vientre, apenas pellejos,
ese perro me seguía a todas partes, tan fiel.
Por supuesto, lo dejé vivir en mi casa,
casi un fantasma, solo lo alteraban los espejos.
Aunque su estado empeoraba cada día,
no me molestaba, ni siquiera su olor insoportable.
No podía evitar que, a ver sus ojos,
me sorprendiera un rostro ajeno y más real.
Si lo llevaba a la plaza, gemían las mascotas,
y sus dueños, aterrados, vomitaban de indignación.
Una noche adiviné el gran secreto,
lo peor, pero él seguía contento moviendo la cola.
Ya muerto, decidí echarme en su rincón;
a veces, cuando veo la verdadera luna, aullo y soy feliz.
EXCRITURA DE KING CRIMSON
Las horas pasaban sin pasar, en otra dimensión;
esos estallidos, contrapuntos, dulzores
que venían, maravillados, del sordo tocadiscos.
Siempre a todo volumen, y las distorsiones,
su invitación a una caricia bestial,
¡ay, si hasta creía que podía ser libre!
Claro que era apenas un poco de música,
pero además, ese no sé...
en el adentro me crecía un espacio sin límites.
Así conocí las constelaciones de mi universo,
cumbres altísimas y mares de luz.
Y a veces aun recuerdo, vuelvo a tener quince años.
Las horas pasaban sin pasar, en otra dimensión;
esos estallidos, contrapuntos, dulzores
que venían, maravillados, del sordo tocadiscos.
Siempre a todo volumen, y las distorsiones,
su invitación a una caricia bestial,
¡ay, si hasta creía que podía ser libre!
Claro que era apenas un poco de música,
pero además, ese no sé...
en el adentro me crecía un espacio sin límites.
Así conocí las constelaciones de mi universo,
cumbres altísimas y mares de luz.
Y a veces aun recuerdo, vuelvo a tener quince años.
EXCRITURA ESQUIMAL
Un bien día inventó la teoría del esquimal:
él solo quería vivir, y para siempre, en la lejanía del frío.
Todo debía ser blanco, ningún sol;
sus fuerzas contra el ser de las ilusiones.
Miles de jornadas, concentración y encierro;
a veces sentía que el olvido se derretía, las paredes.
Cuando creyó que podía, no pudo;
apenas se le congelaron el andar y las palabras.
Y aunque la nada crecía en los latidos;
ahí, la ventana y la misma indiferencia del limonero.
Ante el fracaso descubrió otro deseo, último:
ya no se mueve y mira, sin ver, el consuelo de la heladera.
lunes, 18 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE LA FE
Con un rosario entre las piernas chuecas
para adentro,
las manos apretadas,
ese traqueteo,
los pantalones sucios,
el frío
y las zapatillas rotas.
No siente el viento de la ventanilla,
ya no piensa en nada,
algo lo detiene,
vuelve a arrancar, lejos,
acaso es un desposo
o una figura de puro temblor.
Él mira la luz del pasillo del colectivo,
al cartel:
cuidado con el escalón,
alrededor todo es la noche,
ninguna señal
y ni siquiera reza,
solo cierra los ojos para olvidar su destino.
Con un rosario entre las piernas chuecas
para adentro,
las manos apretadas,
ese traqueteo,
los pantalones sucios,
el frío
y las zapatillas rotas.
No siente el viento de la ventanilla,
ya no piensa en nada,
algo lo detiene,
vuelve a arrancar, lejos,
acaso es un desposo
o una figura de puro temblor.
Él mira la luz del pasillo del colectivo,
al cartel:
cuidado con el escalón,
alrededor todo es la noche,
ninguna señal
y ni siquiera reza,
solo cierra los ojos para olvidar su destino.
domingo, 17 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE HAROLD BLOOM
Todos los padres de los padres
ya están muertos.
También esa ilusión,
inútil, de una palabra nueva.
Nada que se pueda decir,
ni siquiera el silencio.
Las últimas hojas,
perdidas, caen de los árboles.
Aunque los huérfanos,
al llegar la noche,
aun tienen pesadillas:
la poesía es nuestro desamparo.
Todos los padres de los padres
ya están muertos.
También esa ilusión,
inútil, de una palabra nueva.
Nada que se pueda decir,
ni siquiera el silencio.
Las últimas hojas,
perdidas, caen de los árboles.
Aunque los huérfanos,
al llegar la noche,
aun tienen pesadillas:
la poesía es nuestro desamparo.
EXCRITURA DEL ENIGMA MESIÁNICO
A veces justo llega, increíble, ese día
y después pasa, o peor;
te agarra sin el calendario
la esperanza distraída,
esa molestia en el abajo,
la uña encarnada del dedo gordo
y ni siquiera un mosca
para que zumbe en la oreja
entre los manotazos y el fastidio.
O será que el a veces
también, o siempre, es el nunca;
como una burla cariñosa
que confunde a las ilusiones
con el último colectivo
ya perdido, lejos...
Pero suele funcionar así
y las variantes aburren, cansan
al cautivo sin asombro,
ya desesperado de fe,
puro amor del amor.
Ningún misterio tan simple,
apenas otro chasco de tiempo,
como si la verdad, otra vez,
nos quisiera anunciar la vida, el enigma.
A veces justo llega, increíble, ese día
y después pasa, o peor;
te agarra sin el calendario
la esperanza distraída,
esa molestia en el abajo,
la uña encarnada del dedo gordo
y ni siquiera un mosca
para que zumbe en la oreja
entre los manotazos y el fastidio.
O será que el a veces
también, o siempre, es el nunca;
como una burla cariñosa
que confunde a las ilusiones
con el último colectivo
ya perdido, lejos...
Pero suele funcionar así
y las variantes aburren, cansan
al cautivo sin asombro,
ya desesperado de fe,
puro amor del amor.
Ningún misterio tan simple,
apenas otro chasco de tiempo,
como si la verdad, otra vez,
nos quisiera anunciar la vida, el enigma.
sábado, 16 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE THOMAS DE QUINCEY
Ya hace demasiado tiempo
que marchamos, deleitados
por el camino del crimen.
Mejor dicho, sentaditos
los vemos en la pantalla
o en cualquier esquina.
Ni hablar de las bombas,
los brutales calabozos,
el alambre de los campos.
Lástima que todo es inútil,
ni siquiera la tanta sangre
puede realizar el milagro:
ya la belleza olvidó la vida.
Ya hace demasiado tiempo
que marchamos, deleitados
por el camino del crimen.
Mejor dicho, sentaditos
los vemos en la pantalla
o en cualquier esquina.
Ni hablar de las bombas,
los brutales calabozos,
el alambre de los campos.
Lástima que todo es inútil,
ni siquiera la tanta sangre
puede realizar el milagro:
ya la belleza olvidó la vida.
EXCRITURA DE LO FENOMÉNICO
Frente a las rejas de tantas palabras en las ideas,
el filósofo ya abrió a la única ventana de su departamento.
Solo unos instantes levanta su cabeza,
demasiadas nubes negras, relámpagos y truenos.
Debajo un centenar de apuros en las veredas,
y los autos y colectivos y bocinazos y la inminencia.
Recién viajaba, otra vez, por Königsberg,
entre las críticas puras a la debilidad de la razón.
Siempre con su cuadernito y una birome,
sin prestar atención a las notas de su propia mano.
Pero lo sabido, confuso, ahí, perdido,
y las gotas empiezan a caer, una mujer y un paraguas.
Claro que bien podría analizar el fenómeno,
pero el viento es cruel, no admite ninguna categoría.
Todos esos movimientos son el miedo,
ese perro abandonado, sucio, el temblor, en un portal.
Aunque es irreal la imagen del afuera,
la ciudad amenaza los límites de su escaso mundo.
En el corazón, limpias, laten las impresiones,
y ahora el filósofo se pregunta por la simple verdad de la lluvia.
Frente a las rejas de tantas palabras en las ideas,
el filósofo ya abrió a la única ventana de su departamento.
Solo unos instantes levanta su cabeza,
demasiadas nubes negras, relámpagos y truenos.
Debajo un centenar de apuros en las veredas,
y los autos y colectivos y bocinazos y la inminencia.
Recién viajaba, otra vez, por Königsberg,
entre las críticas puras a la debilidad de la razón.
Siempre con su cuadernito y una birome,
sin prestar atención a las notas de su propia mano.
Pero lo sabido, confuso, ahí, perdido,
y las gotas empiezan a caer, una mujer y un paraguas.
Claro que bien podría analizar el fenómeno,
pero el viento es cruel, no admite ninguna categoría.
Todos esos movimientos son el miedo,
ese perro abandonado, sucio, el temblor, en un portal.
Aunque es irreal la imagen del afuera,
la ciudad amenaza los límites de su escaso mundo.
En el corazón, limpias, laten las impresiones,
y ahora el filósofo se pregunta por la simple verdad de la lluvia.
viernes, 15 de septiembre de 2017
jueves, 14 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE EL SEÑOR TESTE
Él apenas existe
y esconde a su Dios y a su Demonio.
Una imagen sin rostro
que se mete en el deseo y en el horror.
Vive la nada,
infinitamente nulo y tranquilo.
Nunca ríe,
nunca tiene opiniones.
Piensa y no se altera,
nadie es más feliz en la soledad.
Un mero signo,
los actos de una simplicidad indefinible.
También ese nosotros,
el venir de lo ajeno a cada instante.
A veces es alguien
pero su cuerpo y su alma son extraños.
Ve lo que es...
el azar exacto de las palabras.
Él es el testigo,
su yo siempre es otro, irreal y único.
Él apenas existe
y esconde a su Dios y a su Demonio.
Una imagen sin rostro
que se mete en el deseo y en el horror.
Vive la nada,
infinitamente nulo y tranquilo.
Nunca ríe,
nunca tiene opiniones.
Piensa y no se altera,
nadie es más feliz en la soledad.
Un mero signo,
los actos de una simplicidad indefinible.
También ese nosotros,
el venir de lo ajeno a cada instante.
A veces es alguien
pero su cuerpo y su alma son extraños.
Ve lo que es...
el azar exacto de las palabras.
Él es el testigo,
su yo siempre es otro, irreal y único.
EXCRITURA DE EL FIORD
Siempre entre los dolores y la mierda,
el nacer.
Esos aullidos de la alegría,
lo peor.
Toda una historia de látigos,
los otros.
La piedad que adora la burla,
la humillación.
Pero la orgía es movimiento,
un destino.
Los cuerpos hacia lo sagrado,
la sangre.
Y al final, la manifestación en la calle:
el cantar.
Siempre entre los dolores y la mierda,
el nacer.
Esos aullidos de la alegría,
lo peor.
Toda una historia de látigos,
los otros.
La piedad que adora la burla,
la humillación.
Pero la orgía es movimiento,
un destino.
Los cuerpos hacia lo sagrado,
la sangre.
Y al final, la manifestación en la calle:
el cantar.
miércoles, 13 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE LA CANTORA DE KAFKA
Aquí y allá, en todos lados,
el canto de Josefina,
ese chillido
para los oídos sordos.
Todos los días
al lavarse los dientes,
con el café,
en el colectivo,
las plazas con estatuas,
los calabozos,
cualquier puente,
sol o lluvia,
si se atiende el teléfono,
ya de regreso,
antes de la comida,
bajo la ducha,
esa lamparita rota,
los sueños,
todas las noches.
Nadie lo puede evitar
y goza el dolor:
ella nunca calla, nunca;
ni siquiera
adentro del último silencio.
Aquí y allá, en todos lados,
el canto de Josefina,
ese chillido
para los oídos sordos.
Todos los días
al lavarse los dientes,
con el café,
en el colectivo,
las plazas con estatuas,
los calabozos,
cualquier puente,
sol o lluvia,
si se atiende el teléfono,
ya de regreso,
antes de la comida,
bajo la ducha,
esa lamparita rota,
los sueños,
todas las noches.
Nadie lo puede evitar
y goza el dolor:
ella nunca calla, nunca;
ni siquiera
adentro del último silencio.
martes, 12 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE ALLENDE
Ya no le quedaba nada,
apenas su voz.
Demasiado lo gris,
solo el deseo de soñar con otras mañanas.
Ante la traición,
solo esa esperanza larga de la alameda.
Contra la derrota,
solo el desafío de la dignidad y el futuro.
Para la vida,
solo el gesto revolucionario de un disparo.
Ya no le quedaba nada,
apenas su pueblo.
Ya no le quedaba nada,
apenas su voz.
Demasiado lo gris,
solo el deseo de soñar con otras mañanas.
Ante la traición,
solo esa esperanza larga de la alameda.
Contra la derrota,
solo el desafío de la dignidad y el futuro.
Para la vida,
solo el gesto revolucionario de un disparo.
Ya no le quedaba nada,
apenas su pueblo.
EXCRITURA DE LA FE
Tempranito, todos los santos días,
el sacristán bebe su bendición en el boliche del pueblo.
Nunca necesita decir nada,
al sentarse, el vaso oscuro ya está en la barra.
Nadie conoce su vida, apenas
ese gesto rápido de su brazo y la imagen del vacío.
En pocos minutos celebra la misa,
el instante pleno de la campanilla para la consagración.
No le importan las miradas,
él deja los billetes justos del pecado y se va...
Para algunos, un simple borracho;
para otros, la hipocresía de la poca vergüenza.
Todos los santos días, tempranito,
yo espero sentado en la barra su presencia real: mi única Fe.
Tempranito, todos los santos días,
el sacristán bebe su bendición en el boliche del pueblo.
Nunca necesita decir nada,
al sentarse, el vaso oscuro ya está en la barra.
Nadie conoce su vida, apenas
ese gesto rápido de su brazo y la imagen del vacío.
En pocos minutos celebra la misa,
el instante pleno de la campanilla para la consagración.
No le importan las miradas,
él deja los billetes justos del pecado y se va...
Para algunos, un simple borracho;
para otros, la hipocresía de la poca vergüenza.
Todos los santos días, tempranito,
yo espero sentado en la barra su presencia real: mi única Fe.
lunes, 11 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE LA TORMENTA
Cuando la lluvia es tanta en las calles,
todavía existe una esperanza;
o un andar parecido a lo humano:
los charcos de las vacilaciones,
la mirada sucia que corre,
tan furiosa, por los cordones...
sin paraguas, en el viento.
Más aun si algún relámpago, ahí,
cerquita, estalla contra la oscuridad;
así que nada se puede hacer
y todo es sencillo: el amparo es la vida.
Cuando la lluvia es tanta en las calles,
todavía existe una esperanza;
o un andar parecido a lo humano:
los charcos de las vacilaciones,
la mirada sucia que corre,
tan furiosa, por los cordones...
sin paraguas, en el viento.
Más aun si algún relámpago, ahí,
cerquita, estalla contra la oscuridad;
así que nada se puede hacer
y todo es sencillo: el amparo es la vida.
domingo, 10 de septiembre de 2017
sábado, 9 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE HUDSON
Aquel niño no puede concentrar el pensamiento,
su conciencia aun está en la plenitud.
Ellas vivían alrededor todo el año,
en el otoño y la primavera;
él las miraba para poder soñar.
En silencio, puro asombro;
feliz, al escuchar sus murmullos.
A veces las encontraba en la tierra,
sus picos buscaban semillas;
y no se dejaban agarrar... nunca.
Pero después, siempre, eran suyas:
en el cielo aquella inmensa bandada de palomas.
Aquel niño no puede concentrar el pensamiento,
su conciencia aun está en la plenitud.
Ellas vivían alrededor todo el año,
en el otoño y la primavera;
él las miraba para poder soñar.
En silencio, puro asombro;
feliz, al escuchar sus murmullos.
A veces las encontraba en la tierra,
sus picos buscaban semillas;
y no se dejaban agarrar... nunca.
Pero después, siempre, eran suyas:
en el cielo aquella inmensa bandada de palomas.
EXCRITURA ¿AUTOBIOGRÁFICA?
Cuando era un niño,
con los juegos vencía a todos los males.
En mi juventud,
la ilusión era una certeza del viento.
Después de unas décadas,
ay, me refugié en la tentación literaria.
Y claro que descendí,
inevitable, al infierno de la realidad.
Hoy, cerca de la vejez,
ya me animo al simple estar en el camino.
Cuando era un niño,
con los juegos vencía a todos los males.
En mi juventud,
la ilusión era una certeza del viento.
Después de unas décadas,
ay, me refugié en la tentación literaria.
Y claro que descendí,
inevitable, al infierno de la realidad.
Hoy, cerca de la vejez,
ya me animo al simple estar en el camino.
EXCRITURA DE LENNON
Si estás perdido en esa nube,
ni un miserable peso;
nadie te ama.
Si se te resbala la guitarra,
ya demasiado vieja;
nadie te ama.
Si apenas recordás tu rostro
solo, frente al espejo;
nadie te ama.
Si tu piel ya es una ruina,
sin ningún cuerpo;
nadie te ama.
Si solo tu sordera te grita,
te aturde el llanto,
nadie te ama.
Si no hay nadie en la oscuridad,
nadie en nada.
Vos no te amás.
Si estás perdido en esa nube,
ni un miserable peso;
nadie te ama.
Si se te resbala la guitarra,
ya demasiado vieja;
nadie te ama.
Si apenas recordás tu rostro
solo, frente al espejo;
nadie te ama.
Si tu piel ya es una ruina,
sin ningún cuerpo;
nadie te ama.
Si solo tu sordera te grita,
te aturde el llanto,
nadie te ama.
Si no hay nadie en la oscuridad,
nadie en nada.
Vos no te amás.
EXCRITURA DE MALLARMÉ
Cuando ya no me siento
ni siquiera lejano de mí, fumo.
Al imaginar una caricia
en la ausencia, siempre, del otro.
Cada noche en las noches
para velar, solo, a la poca nada.
Al esconderme del símbolo
que, indescifrable, olvida mi ser.
Y si en la rama tiembla
la ilusión, eterna, de un gorrión.
A favor de las formas vacías,
algún días espero escribir el humo.
Cuando ya no me siento
ni siquiera lejano de mí, fumo.
Al imaginar una caricia
en la ausencia, siempre, del otro.
Cada noche en las noches
para velar, solo, a la poca nada.
Al esconderme del símbolo
que, indescifrable, olvida mi ser.
Y si en la rama tiembla
la ilusión, eterna, de un gorrión.
A favor de las formas vacías,
algún días espero escribir el humo.
viernes, 8 de septiembre de 2017
jueves, 7 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE LA SOMBRA
No puede tener una explicación,
ahí, siempre ante la luz.
O peor, al desaparecer,
para ocultar el temor del cielo.
Un misterio de apenas todo
para ocultar el misterio.
Bajo nuestro árbol, su mirada,
la bendición del amparo.
Ninguna, propia y ajena,
más adentro frente al resplandor.
Yo solo sé que la persigo,
la necesito, algún día seré sombra.
No puede tener una explicación,
ahí, siempre ante la luz.
O peor, al desaparecer,
para ocultar el temor del cielo.
Un misterio de apenas todo
para ocultar el misterio.
Bajo nuestro árbol, su mirada,
la bendición del amparo.
Ninguna, propia y ajena,
más adentro frente al resplandor.
Yo solo sé que la persigo,
la necesito, algún día seré sombra.
EXCRITURA DE HUDSON
A veces aun está presente la imagen del ganado,
viene a la casa junto a la tarde.
Aun puedo oír esa andar cansado,
me asomo desde esta ventana.
Tan tranquila y verde la llanura,
el simpe aroma del recuerdo,
todo el cielo en los árboles.
Pero no debiera ser tan real,
yo ya no soy ese asombro...
por suerte la imagen se rompe
con los alaridos de los peones,
los ladridos del viejo Julio César.
Y también mi madre, iluminando el crepúsculo.
A veces aun está presente la imagen del ganado,
viene a la casa junto a la tarde.
Aun puedo oír esa andar cansado,
me asomo desde esta ventana.
Tan tranquila y verde la llanura,
el simpe aroma del recuerdo,
todo el cielo en los árboles.
Pero no debiera ser tan real,
yo ya no soy ese asombro...
por suerte la imagen se rompe
con los alaridos de los peones,
los ladridos del viejo Julio César.
Y también mi madre, iluminando el crepúsculo.
EXCRITURA DEL INSOMNIO
¿Por qué no se duerme la melodía de Bill Evans?
Pesa poco el silencio,
las paredes, el humo,
la burla de los sueños.
Tampoco la leche tibia,
los amores de Gelman....
Y este castigo inútil,
el cielo raso aun más raso.
Al menos otro cigarro
para evitar pensar,
aunque las cenizas
me miran y me llaman.
Ni siquiera las ovejitas
para escapar la espera,
y ciega, la ventana:
solo nada en el adentro.
Ya se fueron los perros,
vienen las culpas,
todas sin remedio,
no valen las excusas,
¿por que no se detiene esta noche, y para siempre?
¿Por qué no se duerme la melodía de Bill Evans?
Pesa poco el silencio,
las paredes, el humo,
la burla de los sueños.
Tampoco la leche tibia,
los amores de Gelman....
Y este castigo inútil,
el cielo raso aun más raso.
Al menos otro cigarro
para evitar pensar,
aunque las cenizas
me miran y me llaman.
Ni siquiera las ovejitas
para escapar la espera,
y ciega, la ventana:
solo nada en el adentro.
Ya se fueron los perros,
vienen las culpas,
todas sin remedio,
no valen las excusas,
¿por que no se detiene esta noche, y para siempre?
miércoles, 6 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE LUGONES
La pincelada, perdida, de aquella tarde
en la única memoria de los aromas presentes.
Cerca de la orilla, alejados,
la timidez de las ropas en la maleza.
Después la enramada de la luna
con una araña, hipnotizada, en los hilos.
Veo tus rodillas en la delicia,
ya abierto el biombo secreto de la noche.
Y junto al temblor de ese instante,
el río corría, profundo, hasta el final del deseo.
La pincelada, perdida, de aquella tarde
en la única memoria de los aromas presentes.
Cerca de la orilla, alejados,
la timidez de las ropas en la maleza.
Después la enramada de la luna
con una araña, hipnotizada, en los hilos.
Veo tus rodillas en la delicia,
ya abierto el biombo secreto de la noche.
Y junto al temblor de ese instante,
el río corría, profundo, hasta el final del deseo.
EXCRITURA DE QUIÉN
¿Quién es ese otro
tan enredado en el más adentro?,
El pajarito que canta
en la respiración de mi voz.
Esa lejanía en las nubes
que me acercan el horizonte.
El estruendo mudo
tan insistente bajo mi silencio.
Amores y odios
sin reconocer la propia piel.
¿Por qué mis sueños
siempre ajenos en la real realidad?
¿Quién es ese otro
tan enredado en el más adentro?,
El pajarito que canta
en la respiración de mi voz.
Esa lejanía en las nubes
que me acercan el horizonte.
El estruendo mudo
tan insistente bajo mi silencio.
Amores y odios
sin reconocer la propia piel.
¿Por qué mis sueños
siempre ajenos en la real realidad?
martes, 5 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE MORIS
Los hombres que caminan, tan apurados,
aun no lo saben: ellos son vida.
Ya nadie mira a los árboles
ni bebe la lluvia.
Mudas todas las vidrieras
con siluetas falsas.
Toneladas de tantos ruidos
y los policías armados.
Ciegos entre los edificios,
¿más allá de la ciudad existe el horizonte?
Los hombres que caminan, tan apurados,
aun no lo saben: ellos son vida.
Ya nadie mira a los árboles
ni bebe la lluvia.
Mudas todas las vidrieras
con siluetas falsas.
Toneladas de tantos ruidos
y los policías armados.
Ciegos entre los edificios,
¿más allá de la ciudad existe el horizonte?
lunes, 4 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE LAS RATAS
En el secreto oscuro de los rincones,
las cajoneras de la cocina,
las ollas viejas:
el rastro de las ratas.
Detrás del polvo de los muebles,
los cachivaches rotos,
los cuadernos olvidados:
el rastro de las ratas.
Adentro de todas estas paredes,
mis fotos de la infancia,
los papeles de tu amor:
el rastro de las ratas.
Ya no puede existir ninguna salida,
el alrededor es la peste;
pero yo soy sus excrementos:
solo escribo las palabras de su realidad.
EXCRITURAS DE LA RABIA Y EL AMOR
Solo escribo estas palabras porque no puedo recordar a quién las escribió:
Si tomáramos el poder, tendríamos que limpiar de burguesía y de mantener a la gente en un estado mental revolucionario.
¿Pasolini o Lennon? Ya sé, los dos son la misma verdad: la rabia y el amor.
Solo escribo estas palabras porque no puedo recordar a quién las escribió:
Si tomáramos el poder, tendríamos que limpiar de burguesía y de mantener a la gente en un estado mental revolucionario.
¿Pasolini o Lennon? Ya sé, los dos son la misma verdad: la rabia y el amor.
EXCRITURA DE ARTAUD
Bajo la costra muda de la piel y los huesos,
solo la risa de la angustia.
Los raciocinios de una naturaleza imbécil
ante la pérdida esencial del sentido.
El desposesamiento de mi sustancia vital,
su decantación en mi interior.
En el hospicio no entienden a las palabras,
no creen en el mal, son el mal.
Ni siquiera aceptan la verdad del ombligo,
el amparo original de la vida.
Pero yo aun creo en los aerolitos mentales,
la magia secreta de una ventana.
Bajo la costra muda de la piel y los huesos,
solo la risa de la angustia.
Los raciocinios de una naturaleza imbécil
ante la pérdida esencial del sentido.
El desposesamiento de mi sustancia vital,
su decantación en mi interior.
En el hospicio no entienden a las palabras,
no creen en el mal, son el mal.
Ni siquiera aceptan la verdad del ombligo,
el amparo original de la vida.
Pero yo aun creo en los aerolitos mentales,
la magia secreta de una ventana.
domingo, 3 de septiembre de 2017
EXCRITURAS DEL LOGOS
Siempre la coincidencia es mágica,
las verdades aparecen en cada azar del instante.
Ya lo escribió Ludwig Wittgenstein:
"De lo que no se puede hablar mejor callar."
Eugenio Trías lo repite a su manera:
"La filosofía debe elucidar la existencia revelada."
Yo quisiera expresarlo con mis palabras,
pero solo puedo sentir a la plenitud del silencio.
Siempre la coincidencia es mágica,
las verdades aparecen en cada azar del instante.
Ya lo escribió Ludwig Wittgenstein:
"De lo que no se puede hablar mejor callar."
Eugenio Trías lo repite a su manera:
"La filosofía debe elucidar la existencia revelada."
Yo quisiera expresarlo con mis palabras,
pero solo puedo sentir a la plenitud del silencio.
EXCRITURA DE MARX
Todos los días, infatigable, encerrado en la biblioteca,
él pensaba en las cadenas de los hombres.
A veces, al imaginar alguna categoría,
hasta podía sentir el sufrimiento;
esos miles de cuerpos humillados, afuera, tan lejos,
y entonces insistía con el sueño de la salvación.
Nada era más difícil que atrapar la materia,
esa idea debía, al fin, hacer su propia historia.
Él nunca se olvidaba de ningún detalle:
el devenir insinuaba la certeza de un sentido.
Así que durante años le creció demasiado la barba,
mientras creía en el rigor de su ciencia
y en el verdadero destino de la humanidad;
con desesperación escribió sus obras,
ya su cabeza apenas soportaba tanto dolor,
pero su esfuerzo no logró vencer a las antiguas teodiceas.
Todos los días, infatigable, encerrado en la biblioteca,
él pensaba en las cadenas de los hombres.
A veces, al imaginar alguna categoría,
hasta podía sentir el sufrimiento;
esos miles de cuerpos humillados, afuera, tan lejos,
y entonces insistía con el sueño de la salvación.
Nada era más difícil que atrapar la materia,
esa idea debía, al fin, hacer su propia historia.
Él nunca se olvidaba de ningún detalle:
el devenir insinuaba la certeza de un sentido.
Así que durante años le creció demasiado la barba,
mientras creía en el rigor de su ciencia
y en el verdadero destino de la humanidad;
con desesperación escribió sus obras,
ya su cabeza apenas soportaba tanto dolor,
pero su esfuerzo no logró vencer a las antiguas teodiceas.
EXCRITURA DEL ABANDONO
No quedó nadie para el vacío de la casa;
hasta los perros, en el fondo.
En la mesa la mueca de los platos,
los restos de comida,
los vasos sucios,
esa indiferencia de las botellas.
Nadie, siempre alrededor la misma noche;
inútil si intenta dormir,
ver alguna película.
Cada uno volvió a su lugar,
lejos, terminó la fiesta.
Y las paredes olvidaron a las palabras
y lo peor es la ventana, y su rostro:
cualquier gesto duele más que la tristeza.
Pero ya se no sirve el miedo,
ni siquiera el fantasma de la muerte;
el patetismo es falso,
quizás no aprendió a oír en el silencio.
Al menos una excusa
o el milagro ajeno del llanto.
Mira el cenicero con los puchos,
solo eso, ahí, así de simple:
la metáfora sin otra realidad, el abandono.
No quedó nadie para el vacío de la casa;
hasta los perros, en el fondo.
En la mesa la mueca de los platos,
los restos de comida,
los vasos sucios,
esa indiferencia de las botellas.
Nadie, siempre alrededor la misma noche;
inútil si intenta dormir,
ver alguna película.
Cada uno volvió a su lugar,
lejos, terminó la fiesta.
Y las paredes olvidaron a las palabras
y lo peor es la ventana, y su rostro:
cualquier gesto duele más que la tristeza.
Pero ya se no sirve el miedo,
ni siquiera el fantasma de la muerte;
el patetismo es falso,
quizás no aprendió a oír en el silencio.
Al menos una excusa
o el milagro ajeno del llanto.
Mira el cenicero con los puchos,
solo eso, ahí, así de simple:
la metáfora sin otra realidad, el abandono.
sábado, 2 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE BRECHT
En las calles queman los colchones, el refugio,
la esperanza de los que perdieron todo.
Ahora, cuando cantan las sirenas,
solo se escucha la sangre de los compañeros.
Y en mí, otra vez aquel dilema:
el placer ante el laurel de la ventana
o el espanto por las burlas del desprecio.
Tiempos oscuros, cambalache y odio.
Ya no soporto ni siquiera a las sonrisas;
tanto dolor, si al menos creyera en algún poema.
En las calles queman los colchones, el refugio,
la esperanza de los que perdieron todo.
Ahora, cuando cantan las sirenas,
solo se escucha la sangre de los compañeros.
Y en mí, otra vez aquel dilema:
el placer ante el laurel de la ventana
o el espanto por las burlas del desprecio.
Tiempos oscuros, cambalache y odio.
Ya no soporto ni siquiera a las sonrisas;
tanto dolor, si al menos creyera en algún poema.
viernes, 1 de septiembre de 2017
EXCRITURA DE LOS MUROS
En las casas,
lujosas,
humildes,
idéntico,
el alambre de púas.
En el camino,
perdido,
sin luces,
interminable,
el alambre de púas.
En los amores,
puros,
su piel,
por siempre,
el alambre de púas.
En la bondad,
transparente,
suave,
enredado,
el alambre de púas.
En tu vida,
única,
sagrada,
ya olvido,
el alambre de púas.
Y en estos versos,
rotos,
ciegos,
sin salida,
el alambre de púas.
En las casas,
lujosas,
humildes,
idéntico,
el alambre de púas.
En el camino,
perdido,
sin luces,
interminable,
el alambre de púas.
En los amores,
puros,
su piel,
por siempre,
el alambre de púas.
En la bondad,
transparente,
suave,
enredado,
el alambre de púas.
En tu vida,
única,
sagrada,
ya olvido,
el alambre de púas.
Y en estos versos,
rotos,
ciegos,
sin salida,
el alambre de púas.
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