NATURALEZA INHUMANA
Blancas, las florcitas iluminan las ramas
que anuncian la inminencia real de los pomelos.
La savia de sus suertes circulares
solo aguardan al seguro sol de la primavera.
Por cierto que su presencia no alcanza
ni sirve como un consuelo para estos días.
Casi lastima esa agraciada indiferencia:
no necesitan comida ni mantas ni refugios...
Salvo que en la espera inútil del milagro,
la vitalidad seminal al fin se convierta en amparo.
Aunque es mejor estar así, sin pensar,
entre las sombras, bajo el don de estos únicos brotes.
viernes, 30 de septiembre de 2016
EL NADADOR DEL CIELO
Al secarse y antes de irse,
el nadador mira esa suave transparencia.
Nadar es su única pasión,
como sentir otro cielo en su cuerpo.
Claro que no quiere entender
y no le importa: solo la gran pileta.
Cada brazada, bien profunda,
también entra desconocida en su ser.
Así todas las tardecitas
hasta el consuelo de luna en los ojos.
,
Caminar ya no es flotar;
tampoco son reales, de regreso, las calles.
A veces, ya afuera del agua,
necesita ahogarse: darle gracias a su Dios.
Al secarse y antes de irse,
el nadador mira esa suave transparencia.
Nadar es su única pasión,
como sentir otro cielo en su cuerpo.
Claro que no quiere entender
y no le importa: solo la gran pileta.
Cada brazada, bien profunda,
también entra desconocida en su ser.
Así todas las tardecitas
hasta el consuelo de luna en los ojos.
,
Caminar ya no es flotar;
tampoco son reales, de regreso, las calles.
A veces, ya afuera del agua,
necesita ahogarse: darle gracias a su Dios.
MUNDOS
En el rincón del baldío, entre yuyos y piedras,
todo el mundo de una paloma.
Los gusanos arden en sus tripas
y sus ojitos todavía miran a la luz.
El viento, poco a poco, inocente,
desprende las plumas libres de sus alas.
Quizás, después de ser el cielo,
sea la última esperanza de la tierra.
Yo solo puede arrodillarme a su lado:
pedirle perdón, una y otra vez, por este mundo.
En el rincón del baldío, entre yuyos y piedras,
todo el mundo de una paloma.
Los gusanos arden en sus tripas
y sus ojitos todavía miran a la luz.
El viento, poco a poco, inocente,
desprende las plumas libres de sus alas.
Quizás, después de ser el cielo,
sea la última esperanza de la tierra.
Yo solo puede arrodillarme a su lado:
pedirle perdón, una y otra vez, por este mundo.
lunes, 26 de septiembre de 2016
DOLORES DE LAS EXCRITURAS
A la noche, de rodillas, cuando ya no viene nadie, ni siquiera la sombra de las enfermeras, ellas usan la pelela para juntar sus lágrimas.
En silencio, hasta que ven su ausencia reflejada en el fondo; recién entonces, después, el dolor de sus palabras pueden soñar alguna poesía.
A la noche, de rodillas, cuando ya no viene nadie, ni siquiera la sombra de las enfermeras, ellas usan la pelela para juntar sus lágrimas.
En silencio, hasta que ven su ausencia reflejada en el fondo; recién entonces, después, el dolor de sus palabras pueden soñar alguna poesía.
miércoles, 7 de septiembre de 2016
UN DOMINGO DE LAS EXCRITURAS
Quiere creer que otra vez está despierto,
desnudo se levanta y alguien camina.
Todavía los cacharros del sábado,
sucios, en la pileta de la cocina,
Echados en sus mantas rotas y sucias,
el sueño aun es la vida de los perros.
Sobre la mesa varios libros abiertos,
pero nadie los puede leer, ¿para qué?
Además, sin decir nada, el idiota
no aparece en ningún lugar de la casa
Indiferente, en la ventana, el sol
no puede acompañar la voz de los pájaros.
Y en la mirada aparece un murmullo,
la palabra herida en los alrededores mudos.
Algo abre la puerta, sale al jardín,
y ya se acerca el enigma ajeno de su sombra.
Quiere creer que otra vez está despierto,
desnudo se levanta y alguien camina.
Todavía los cacharros del sábado,
sucios, en la pileta de la cocina,
Echados en sus mantas rotas y sucias,
el sueño aun es la vida de los perros.
Sobre la mesa varios libros abiertos,
pero nadie los puede leer, ¿para qué?
Además, sin decir nada, el idiota
no aparece en ningún lugar de la casa
Indiferente, en la ventana, el sol
no puede acompañar la voz de los pájaros.
Y en la mirada aparece un murmullo,
la palabra herida en los alrededores mudos.
Algo abre la puerta, sale al jardín,
y ya se acerca el enigma ajeno de su sombra.
martes, 6 de septiembre de 2016
EXCRITURA DE BARTLEBY
Ya suman demasiados los fracasos: borradores, tachaduras y papel al tacho de basura. Las excrituras se dan por vencidas, no tiene caso volver a intentar otro fracaso.
Así que no les queda otra opción que someterse a su voluntad, y sin dramatismo aceptar el hecho irrefutable: si se trata de Bartleby, las excrituras preferirían no hacerlo.
Ya suman demasiados los fracasos: borradores, tachaduras y papel al tacho de basura. Las excrituras se dan por vencidas, no tiene caso volver a intentar otro fracaso.
Así que no les queda otra opción que someterse a su voluntad, y sin dramatismo aceptar el hecho irrefutable: si se trata de Bartleby, las excrituras preferirían no hacerlo.
EXCRITURA DE EUCLIDES DE CUNHA
Él conocía las repuestas certeras de la ciencia
y marchó contra la rebelión de las bestias.
Durante los primeros avances, aun esos gritos
en nada perturbaban su evidente verdad.
Pero algo, a veces, inquietaba a sus notas:
sin dudas los canudos casi parecían hombres.
No era solo la aridez de ese terrible paisaje,
sino ese canto sin razón, indeterminado: pura fe.
Y al contemplar tantas estrellas en la noche,
en ese silencio algo lo obligaba a dudar del sol.
En el desborde exacto del orden y el progreso
ya no supo, ni quiso saber quién era el, su vida.
Después de las cenizas de la gran victoria,,
Euclides, impotente, solo pudo escribir el horror.
Él conocía las repuestas certeras de la ciencia
y marchó contra la rebelión de las bestias.
Durante los primeros avances, aun esos gritos
en nada perturbaban su evidente verdad.
Pero algo, a veces, inquietaba a sus notas:
sin dudas los canudos casi parecían hombres.
No era solo la aridez de ese terrible paisaje,
sino ese canto sin razón, indeterminado: pura fe.
Y al contemplar tantas estrellas en la noche,
en ese silencio algo lo obligaba a dudar del sol.
En el desborde exacto del orden y el progreso
ya no supo, ni quiso saber quién era el, su vida.
Después de las cenizas de la gran victoria,,
Euclides, impotente, solo pudo escribir el horror.
EXCRITURA DE HOMERO MANZI
Una gota de vinagre
y, fatalmente, las heridas.
Esta ceniza de las horas
o la vida de una lluvia.
Y no llega, mansa
la tarde rosa: fuimos.
Olas de una sombra
y el naufragio y el despojo.
O esa golondrina
ya toda muerta en la nieve.
Un abrazo sin presagios,
solo mi culpa: fuimos.
Una gota de vinagre
y, fatalmente, las heridas.
Esta ceniza de las horas
o la vida de una lluvia.
Y no llega, mansa
la tarde rosa: fuimos.
Olas de una sombra
y el naufragio y el despojo.
O esa golondrina
ya toda muerta en la nieve.
Un abrazo sin presagios,
solo mi culpa: fuimos.
PRÓLOGO A LAS EXCRITURAS
Las noticias radiales
en la voz indiferente de la mañana.
Una media, solita,
cuelga en el respaldo de una silla.
Ese resto dorado, ahí,
apenas un dedo al fondo de la botella.
Un tenedor inerte
en el centro sucio del mantel
No encuentra los cigarrillos
ni siquiera un papel sin escribir.
Tampoco un verso.
Además, ¿para qué perder el tiempo?
A lo mejor, con suerte,
puede empezar con los primeros mates.
Las noticias radiales
en la voz indiferente de la mañana.
Una media, solita,
cuelga en el respaldo de una silla.
Ese resto dorado, ahí,
apenas un dedo al fondo de la botella.
Un tenedor inerte
en el centro sucio del mantel
No encuentra los cigarrillos
ni siquiera un papel sin escribir.
Tampoco un verso.
Además, ¿para qué perder el tiempo?
A lo mejor, con suerte,
puede empezar con los primeros mates.
EXCRITURA DE UN FINAL
A veces pasa lo que lo solo puede pasar,
no lo pueden evitar ni las costumbres.
Así que se quedó más de una hora,
aunque tenía que ir al trabajo.
Pero en la casa todo era silencio,
hasta el perro se alejó de sus pies.
Sin ganas de calentar la pava,
con ese gusto a nada en la boca.
Claro que faltaba la patrona,
ese parlotear sin freno, sus pedidos.
Y los hijos en sus historias,
cerca o lejos...delante de él:
un cigarrillo se fumaba solo.
En realidad, tampoco era un drama,
apenas olvidó cambiar la yerba.
Daba igual, él era el mismo de ayer
y la mañana y el dolor y esa última sombra.
A veces pasa lo que lo solo puede pasar,
no lo pueden evitar ni las costumbres.
Así que se quedó más de una hora,
aunque tenía que ir al trabajo.
Pero en la casa todo era silencio,
hasta el perro se alejó de sus pies.
Sin ganas de calentar la pava,
con ese gusto a nada en la boca.
Claro que faltaba la patrona,
ese parlotear sin freno, sus pedidos.
Y los hijos en sus historias,
cerca o lejos...delante de él:
un cigarrillo se fumaba solo.
En realidad, tampoco era un drama,
apenas olvidó cambiar la yerba.
Daba igual, él era el mismo de ayer
y la mañana y el dolor y esa última sombra.
lunes, 5 de septiembre de 2016
VERDULERÍA DE LAS EXCRITURAS
Sin embargo, también todo puede ser tan sencillo...
Además de que respirar es gratis,
apenas con abrir un poquito los ojos
cualquier día ya es un nuevo día, ¿o no?
Eso, más o menos, es lo que piensa Diego,
el verdulero de al lado de casa;
Después de acomodar toda la mercadería,
bien tempranito, dale y dale hasta la noche.
Es difícil, casi imposible, no verlo reír;
aun cuando le critican sus productos,
él silencioso apenas se encoje de hombros
y balbucea un pretexto y continúa con su tarea.
Pero en el barrio casi nadie, o nadie,
sabe algo sobre su vida privada;
salvo que vive lejos, que se vino de Bolivia
y tiene dos nenas y un nuevo bebé.
Después del mediodía duerme una siesta,
sentado, en un rincón de su local.
A veces, al verlo así, me pregunto:
¿Diego también pertenece a este mundo?
Ah, todo es tan sencillo, tan incompresible.
Sin embargo, también todo puede ser tan sencillo...
Además de que respirar es gratis,
apenas con abrir un poquito los ojos
cualquier día ya es un nuevo día, ¿o no?
Eso, más o menos, es lo que piensa Diego,
el verdulero de al lado de casa;
Después de acomodar toda la mercadería,
bien tempranito, dale y dale hasta la noche.
Es difícil, casi imposible, no verlo reír;
aun cuando le critican sus productos,
él silencioso apenas se encoje de hombros
y balbucea un pretexto y continúa con su tarea.
Pero en el barrio casi nadie, o nadie,
sabe algo sobre su vida privada;
salvo que vive lejos, que se vino de Bolivia
y tiene dos nenas y un nuevo bebé.
Después del mediodía duerme una siesta,
sentado, en un rincón de su local.
A veces, al verlo así, me pregunto:
¿Diego también pertenece a este mundo?
Ah, todo es tan sencillo, tan incompresible.
LA IDIOTEZ DE LA EXCRITURAS
Después de tantas y idas vueltas,
las excrituras reconocen que no entienden a su idiota.
Nada que ver con el de Dostoievski
y menos aun con el, utópico y asexuado, de Libertella.
Tampoco importa demasiado su sentido.
O precisamente en esa resignación puedan hallar la respuesta inútil.
Solo que, al menos, querrían definir su identidad,
esa señal en el fondo luminoso de sus ojos.
Por supuesto, ajeno a estas cuestiones,
el idiota se limita a seguir despreocupado con su existencia.
Y vive en una paloma o un limonero irreal o un bollito de papel:
cualquier ser con tal de ser, siempre, otro ser.
Después de tantas y idas vueltas,
las excrituras reconocen que no entienden a su idiota.
Nada que ver con el de Dostoievski
y menos aun con el, utópico y asexuado, de Libertella.
Tampoco importa demasiado su sentido.
O precisamente en esa resignación puedan hallar la respuesta inútil.
Solo que, al menos, querrían definir su identidad,
esa señal en el fondo luminoso de sus ojos.
Por supuesto, ajeno a estas cuestiones,
el idiota se limita a seguir despreocupado con su existencia.
Y vive en una paloma o un limonero irreal o un bollito de papel:
cualquier ser con tal de ser, siempre, otro ser.
EXCRITURA DUDOSA DE UNA MAÑANA
Hoy amanece en la oscuridad,
la lluvia no tiene la culpa.
Igual, la misma rutina,
unos mates y su amargura,
y el humo del cigarrillo
golpea una , otra vez
inútil, contra la ventana.
En verdad, no es extraño,
casi como cualquier día.
Esa soledad que disimula
al desconcierto ya despierto.
Pero hay que vestirse,
salir a la misma jornada.
Solo un poco de coraje,
también el viento frío.
Habrá qiue saltar charcos,
no mojarse los zapatos...
Pero los pájaros, ninguno, canta.
Hoy amanece en la oscuridad,
la lluvia no tiene la culpa.
Igual, la misma rutina,
unos mates y su amargura,
y el humo del cigarrillo
golpea una , otra vez
inútil, contra la ventana.
En verdad, no es extraño,
casi como cualquier día.
Esa soledad que disimula
al desconcierto ya despierto.
Pero hay que vestirse,
salir a la misma jornada.
Solo un poco de coraje,
también el viento frío.
Habrá qiue saltar charcos,
no mojarse los zapatos...
Pero los pájaros, ninguno, canta.
domingo, 4 de septiembre de 2016
EXCRITURA DE JOSÉ HERNÁNDEZ
A pie y con el ombligo estropiao,
pobre y desnudo.
Ay, hacerse más mal conmigo...
En mi perra vida he visto
tal horror, o pior,
y así juí quedando poco a poco.
Ya me tenían loco y además,
la pobreza, los ratones.
Ni permiso a ver las estrellas.
Ansí que pa no echar en panes,
lo mismo que una paloma,
juí, y de perseguir nunca me dejan.
A pie y con el ombligo estropiao,
pobre y desnudo.
Ay, hacerse más mal conmigo...
En mi perra vida he visto
tal horror, o pior,
y así juí quedando poco a poco.
Ya me tenían loco y además,
la pobreza, los ratones.
Ni permiso a ver las estrellas.
Ansí que pa no echar en panes,
lo mismo que una paloma,
juí, y de perseguir nunca me dejan.
EXCRITURA PERDIDA EN UNA BOTELLA
Otra de esas noches tan largas recostado en el mostrador.
Pero logró salir del barcito y cruzar la avenida. Cuando al fin subió al colectivo no lo dejaban dormir las pesadillas. Al rato, vomitó por la ventanilla y vio que no conocía ese lugar desierto. Bajó y caminó varias calles de tierra; más allá la oscuridad era total.
No lo dudó, ya tampoco podía volver a su casa.
Otra de esas noches tan largas recostado en el mostrador.
Pero logró salir del barcito y cruzar la avenida. Cuando al fin subió al colectivo no lo dejaban dormir las pesadillas. Al rato, vomitó por la ventanilla y vio que no conocía ese lugar desierto. Bajó y caminó varias calles de tierra; más allá la oscuridad era total.
No lo dudó, ya tampoco podía volver a su casa.
EXCRITURA DE RIMBAUD
A nadie le parece mal, para empezar,
insultar a la belleza.
Lástima que hace rato dejó de existir.
Ya se sabe que el mundo marcha,
con la ciencia y su nueva nobleza: el progreso.
Entonces, ¿a quién me alquilo?
No más palabras, ¡gritos!
y en cuanto a eso de la felicidad...
Solo sé que no hay nadie y hay alguien.
Ya no estamos en otro infierno.
Quizás un maravilloso día desaparezca todo,
pero no quiero remontarme al paraíso.
A nadie le parece mal, para empezar,
insultar a la belleza.
Lástima que hace rato dejó de existir.
Ya se sabe que el mundo marcha,
con la ciencia y su nueva nobleza: el progreso.
Entonces, ¿a quién me alquilo?
No más palabras, ¡gritos!
y en cuanto a eso de la felicidad...
Solo sé que no hay nadie y hay alguien.
Ya no estamos en otro infierno.
Quizás un maravilloso día desaparezca todo,
pero no quiero remontarme al paraíso.
EXCRITURA DEL DOMINGO
Todos los domingos, siempre, le toca morir.
No importa esa plenitud del sol
ni la brisa, tan suavecita, de la mañana.
A pesar de la espuma del mate
lo sabe, y no hay ningún remedio.
Inútil cualquier pretexto o resistencia,
su corazón late apenas por piedad.
Solo un par de horas de distracción,
preparar una pastas sin ganas,
el vano intento de una siesta...
Apenas ayuda la suerte si gana Boca.
Pero hasta olvida esa distracción,
salió a caminar sin ningún destino.
Habrá que aguantar, si es posible,
y, por las dudas, no mirarse en el espejo.
Inútil hacer cualquier llamado,
el intento de imaginar la cena.
Será que hace tiempo que está escrito:
¿no es el día que La Creación descansa?
No se ve nada desde la ventana,
las luces, lejanas, no son su realidad.
Así de simple: el domingo ya está muerto.
antes de que llegue su atardecer,
el miedo de no esperar más a la luna.
Claro que el lunes resucita, y todavía es peor.
Todos los domingos, siempre, le toca morir.
No importa esa plenitud del sol
ni la brisa, tan suavecita, de la mañana.
A pesar de la espuma del mate
lo sabe, y no hay ningún remedio.
Inútil cualquier pretexto o resistencia,
su corazón late apenas por piedad.
Solo un par de horas de distracción,
preparar una pastas sin ganas,
el vano intento de una siesta...
Apenas ayuda la suerte si gana Boca.
Pero hasta olvida esa distracción,
salió a caminar sin ningún destino.
Habrá que aguantar, si es posible,
y, por las dudas, no mirarse en el espejo.
Inútil hacer cualquier llamado,
el intento de imaginar la cena.
Será que hace tiempo que está escrito:
¿no es el día que La Creación descansa?
No se ve nada desde la ventana,
las luces, lejanas, no son su realidad.
Así de simple: el domingo ya está muerto.
antes de que llegue su atardecer,
el miedo de no esperar más a la luna.
Claro que el lunes resucita, y todavía es peor.
UNA EPIFANÍA DE LAS EXCRITURAS
La mujer, sola, grita por el desierto de las calles.
Apenas puedo entender sus palabras
en esta noche fría de invierno.
Ella solo usa apenas una remera rota,
un pollera sucia
y le falta uno de sus zapatos:
insulta a su marido,
a los perros que la rodean,
los charcos de barro,
las paredes escritas a su alrededor.
Solo se detiene a mira la luna
y vuelve a gritar,
solo una palabra, un nombre,
¿acaso el aullido de una loba herida?
No sé si tengo miedo,
ya se acerca y estalla su voz.
Mis ojos solo ven a una imagen:
la culpa de sus males.
Al fin, cuando pasa a mi lado,
me mira y me saluda...
No quiero saber lo que pasó,
me subo la solapa de mi campera.
Después de algunos pasos,
ya solo es un murmullo lejano.
No quiero parar...
sé que tengo que a tiempo,
que estas cosas pasan,
pronto solo será una anécdota,
ni siquiera un olvido
o peor: material para un poema.
En realidad, sigo como si nada, silencioso;
aunque quisiera entender cuál es mi propia locura.
La mujer, sola, grita por el desierto de las calles.
Apenas puedo entender sus palabras
en esta noche fría de invierno.
Ella solo usa apenas una remera rota,
un pollera sucia
y le falta uno de sus zapatos:
insulta a su marido,
a los perros que la rodean,
los charcos de barro,
las paredes escritas a su alrededor.
Solo se detiene a mira la luna
y vuelve a gritar,
solo una palabra, un nombre,
¿acaso el aullido de una loba herida?
No sé si tengo miedo,
ya se acerca y estalla su voz.
Mis ojos solo ven a una imagen:
la culpa de sus males.
Al fin, cuando pasa a mi lado,
me mira y me saluda...
No quiero saber lo que pasó,
me subo la solapa de mi campera.
Después de algunos pasos,
ya solo es un murmullo lejano.
No quiero parar...
sé que tengo que a tiempo,
que estas cosas pasan,
pronto solo será una anécdota,
ni siquiera un olvido
o peor: material para un poema.
En realidad, sigo como si nada, silencioso;
aunque quisiera entender cuál es mi propia locura.
EXCRITURA DE LAS VENTANAS CERRADAS
Ya en la ventana del dormitorio
la mañana sucia de sol.
No puede quedarse
y confiar en esa luz inútil.
Apesta la primavera,
ese símbolo sin sentido.
Demasiado pesadas,
las sábanas aplastan su cuerpo.
Cada día, cualquiera, éste,
solo la misma rutina.
Ya se puso el pantalón,
una remera, las zapatillas.
Aun entre sueños,
el desino es el baño.
Solo observa el inodoro
el cepillo de dientes.
Ahora aprieta fuerte los ojos,
acaricia el cristal;
inútil, nada,
ni lejos, otro rostro.
Sin querer vuelve a la persiana,
si al menos pudiera ver esa mariposa,
Ya en la ventana del dormitorio
la mañana sucia de sol.
No puede quedarse
y confiar en esa luz inútil.
Apesta la primavera,
ese símbolo sin sentido.
Demasiado pesadas,
las sábanas aplastan su cuerpo.
Cada día, cualquiera, éste,
solo la misma rutina.
Ya se puso el pantalón,
una remera, las zapatillas.
Aun entre sueños,
el desino es el baño.
Solo observa el inodoro
el cepillo de dientes.
Ahora aprieta fuerte los ojos,
acaricia el cristal;
inútil, nada,
ni lejos, otro rostro.
Sin querer vuelve a la persiana,
si al menos pudiera ver esa mariposa,
sábado, 3 de septiembre de 2016
EXCRITURA DE CHEJÓV
Con demasiada frecuencia, eso que se llama vida es una disimulada -o no tanto- excritura de La dama del perrito de Antón Chejóv.
Algunos detalles aparentemente insignificantes, un espacio distinto, el juego conocido de las miradas, breves intensidades, cuerpos que aun desean, y sufren...Apenas, durante algún tiempo, el encuentro imposible de las soledades.
Por supuesto, esto nada tiene que ver con la literatura. Solo que con demasiada frecuencia la única realidad es pura ficción, apenas un cuento más o menos triste.
Con demasiada frecuencia, eso que se llama vida es una disimulada -o no tanto- excritura de La dama del perrito de Antón Chejóv.
Algunos detalles aparentemente insignificantes, un espacio distinto, el juego conocido de las miradas, breves intensidades, cuerpos que aun desean, y sufren...Apenas, durante algún tiempo, el encuentro imposible de las soledades.
Por supuesto, esto nada tiene que ver con la literatura. Solo que con demasiada frecuencia la única realidad es pura ficción, apenas un cuento más o menos triste.
EL PERRO DE LAS EXCRITURAS
Además de mis dos adorables mascotas,
tengo otro perro
y vive en las tripas de mi cuerpo.
No sé si se metió por uno de esos descuidos
o creció, de a poco, junto a mí.
Aunque no puedo verlo, pero está ahí,
bien adentro, alerta y hambriento,
los colmillos rojos y afilados.
Nada logra saciarlo, ni de día ni de noche.
Pero ahora, si muerde
ya no siento ningún dolor.
A veces, frente al espejo creo ver su hocico.
Pero algún día tendrá que salir;
cuando se encuentre desesperado,
sin nada para desgarrar.
Por suerte, mis mascotas sabrán qué hacer.
Además de mis dos adorables mascotas,
tengo otro perro
y vive en las tripas de mi cuerpo.
No sé si se metió por uno de esos descuidos
o creció, de a poco, junto a mí.
Aunque no puedo verlo, pero está ahí,
bien adentro, alerta y hambriento,
los colmillos rojos y afilados.
Nada logra saciarlo, ni de día ni de noche.
Pero ahora, si muerde
ya no siento ningún dolor.
A veces, frente al espejo creo ver su hocico.
Pero algún día tendrá que salir;
cuando se encuentre desesperado,
sin nada para desgarrar.
Por suerte, mis mascotas sabrán qué hacer.
LAS VOCES OSCURAS DEL IDIOTA
A las noches, como siempre,
no alcanza ni la luna para olvidar sus miedos.
Y aunque ahora pueda girar y girar
alrededor de todas las estrellas, el idiota...
Pero parece que hoy es distinto,
de lejos vio un fueguito y escuchó algunas voces.
Raro; a pesar de su absoluta sordera
también le llegaban las guitarras y sus canciones.
Escondido, cerquita y para no asustar,
cada melodía se le metían en su adentro vacío;
y el idiota descubrió un secreto:
en la oscuridad canta el consuelo de las tristezas.
A las noches, como siempre,
no alcanza ni la luna para olvidar sus miedos.
Y aunque ahora pueda girar y girar
alrededor de todas las estrellas, el idiota...
Pero parece que hoy es distinto,
de lejos vio un fueguito y escuchó algunas voces.
Raro; a pesar de su absoluta sordera
también le llegaban las guitarras y sus canciones.
Escondido, cerquita y para no asustar,
cada melodía se le metían en su adentro vacío;
y el idiota descubrió un secreto:
en la oscuridad canta el consuelo de las tristezas.
EXCRITURA DE MIGUEL ABUELO
Aquí tu libertad,
tu intención de ser un pájaro
o descalzo
caminar entre tus propios pasos.
Lo que se aparta,
aparte;
y que suba lo que crece.
La voz escapa y llega...
¿Y si te enredaste
sin saber con la muerte viva?
¿Peleando o creyendo?
Solo acaricia la espalda del cielo.
Aquí voy yo;
mi boca gritando buen día
a todo lo que pasa:
el dolor transformándome en mundo.
Aquí tu libertad,
tu intención de ser un pájaro
o descalzo
caminar entre tus propios pasos.
Lo que se aparta,
aparte;
y que suba lo que crece.
La voz escapa y llega...
¿Y si te enredaste
sin saber con la muerte viva?
¿Peleando o creyendo?
Solo acaricia la espalda del cielo.
Aquí voy yo;
mi boca gritando buen día
a todo lo que pasa:
el dolor transformándome en mundo.
EXCRITURA ORACULAR
A veces se extrañan aquellas lejanas épocas,
con los temibles augurios de la Pitonisa.
Esa condena despiadada del único destino,
sin salvación posible y el vacío oscuro.
Ahora todo funciona con tanta precisión,
que sufrir es el peor de los pecados.
Y sin esa incertidumbre se pasan los días,
igualitos a los programas de la tele.
Por suerte, ya sincronizaron las emociones
para llorar un rato y no sentir nada.
Ni siquiera a la mismísima muerte,
apenas un trámite engorroso de la vida virtual.
A veces se extrañan aquellas lejanas épocas,
con los temibles augurios de la Pitonisa.
Esa condena despiadada del único destino,
sin salvación posible y el vacío oscuro.
Ahora todo funciona con tanta precisión,
que sufrir es el peor de los pecados.
Y sin esa incertidumbre se pasan los días,
igualitos a los programas de la tele.
Por suerte, ya sincronizaron las emociones
para llorar un rato y no sentir nada.
Ni siquiera a la mismísima muerte,
apenas un trámite engorroso de la vida virtual.
EXCRITURA DE MALDOROR
En la última piel de la más pura inocencia
la siempre fresca tentación de la sangre.
El escorpión ya clavó sus colmillos,
y la herida, y sus gusanos, alivian el alma.
¿Por qué las golondrinas dan tantas vueltas,
sin entrar, espantadas, en ninguna casa?
Así todos guardan un pesado silencio,
y adoran la matemática de la brutalidad.
Solo se puede huir, no detenerse nunca,
aunque nadie escapa a la maldición de Dios.
¿Por qué hurgar la vagina de esa niña,
desventurada, hasta oír la carcajada del viento?
En la última piel de la más pura inocencia
la siempre fresca tentación de la sangre.
El escorpión ya clavó sus colmillos,
y la herida, y sus gusanos, alivian el alma.
¿Por qué las golondrinas dan tantas vueltas,
sin entrar, espantadas, en ninguna casa?
Así todos guardan un pesado silencio,
y adoran la matemática de la brutalidad.
Solo se puede huir, no detenerse nunca,
aunque nadie escapa a la maldición de Dios.
¿Por qué hurgar la vagina de esa niña,
desventurada, hasta oír la carcajada del viento?
UNA EXCRITURA CHINA
Hace tiempo abandonó al último abandono
y le cuesta vomitar.
Apenas come arroz (a veces)
o las alas crocantes de las cucarachas.
Por suerte todavía fuma,
aunque el humo le da miedito,
ay, esa lenta extinción de las formas.
No mira nunca la televisión,
prefiere la ventana
con las persianas bajas, ranuras.
Desde el otro lado
el viento le recuerda su nombre
y recupera a su cuerpo;
ahí, adentro de un afuera ajeno,
tan latido, tan tan y punto.
Pero solo es un consuelo efímero,
la nada de un contorno,
y entonces el abandono se abandona,
así que se desnuda, baila y ríe.
Al final, cansado, estira los brazos
hasta tocar el cielo raso.
Claro que olvidó su sombra
y detesta a la luz y los espejos de la luna.
Él sabe es que un chino,
el único real en todo el planeta
y nadie lo puede ver.
Cuando duerme lo cuida un dragón.
Hace tiempo abandonó al último abandono
y le cuesta vomitar.
Apenas come arroz (a veces)
o las alas crocantes de las cucarachas.
Por suerte todavía fuma,
aunque el humo le da miedito,
ay, esa lenta extinción de las formas.
No mira nunca la televisión,
prefiere la ventana
con las persianas bajas, ranuras.
Desde el otro lado
el viento le recuerda su nombre
y recupera a su cuerpo;
ahí, adentro de un afuera ajeno,
tan latido, tan tan y punto.
Pero solo es un consuelo efímero,
la nada de un contorno,
y entonces el abandono se abandona,
así que se desnuda, baila y ríe.
Al final, cansado, estira los brazos
hasta tocar el cielo raso.
Claro que olvidó su sombra
y detesta a la luz y los espejos de la luna.
Él sabe es que un chino,
el único real en todo el planeta
y nadie lo puede ver.
Cuando duerme lo cuida un dragón.
viernes, 2 de septiembre de 2016
LA FÍSICA DEL IDIOTA
Distraído, como casi siempre,
y ante la enigmática sorpresa, el idiota
se asomó a un agujero negro.
Abrió grandes los ojos: vio.
Lejos, todo era un remolino:
cometas, lavarropas, estrellas, mariposas.
A él le pareció normal;
sin embargo, no se animo a descender.
No tuvo miedo, para nada.
Solo que creyó que era un espejo raro
de su jardín...pero sin sol.
¿Y dónde estaban el pino enorme y su perro?
Distraído, como casi siempre,
y ante la enigmática sorpresa, el idiota
se asomó a un agujero negro.
Abrió grandes los ojos: vio.
Lejos, todo era un remolino:
cometas, lavarropas, estrellas, mariposas.
A él le pareció normal;
sin embargo, no se animo a descender.
No tuvo miedo, para nada.
Solo que creyó que era un espejo raro
de su jardín...pero sin sol.
¿Y dónde estaban el pino enorme y su perro?
EXCRITURAS DE LAS CENIZAS
En el vacío del cenicero
la forma de las cenizas.
No significan nada,
pero a él no le importa;
Las contempla con atención,
nada lo debe distraer,
ni siquiera un instante;
así que se tapa los oídos,
afuera canta un pájaro;
Ahí esté su único misterio,
aunque apaga la luz
y acerca sus ojos,
demasiado, hasta no ver.
No puede tocarlas
si quiere comprender su vida.
En el vacío del cenicero
la forma de las cenizas.
No significan nada,
pero a él no le importa;
Las contempla con atención,
nada lo debe distraer,
ni siquiera un instante;
así que se tapa los oídos,
afuera canta un pájaro;
Ahí esté su único misterio,
aunque apaga la luz
y acerca sus ojos,
demasiado, hasta no ver.
No puede tocarlas
si quiere comprender su vida.
jueves, 1 de septiembre de 2016
EXCRITURAS VEGETALES
Apenas con un poco de cariño y el agua,
ya las plantitas empiezan a crecer.
No se hacen problemas ni preguntas,
y suben hacia las señales del sol:
zapallos, tomates, lechugas, perejil...
Todas en silencio, desde sus raíces
que nosotros tan estúpidos perdimos.
Aunque a lo mejor es otra su lengua,
una ondulación de la tierra en el aire;
apenas, el simple milagro del estar vivo.
Apenas con un poco de cariño y el agua,
ya las plantitas empiezan a crecer.
No se hacen problemas ni preguntas,
y suben hacia las señales del sol:
zapallos, tomates, lechugas, perejil...
Todas en silencio, desde sus raíces
que nosotros tan estúpidos perdimos.
Aunque a lo mejor es otra su lengua,
una ondulación de la tierra en el aire;
apenas, el simple milagro del estar vivo.
EXCRITURA DE RECUERDO DE LA MUERTE
En el infierno cerrado, sin luz, de la pecera
todos desconfiaban de todos,
para sobrevivir.
Cada cual elegía su máscara;
la otra alternativa
solo era la muerte.
Algunos, muy pocos, al final salieron
y ahora caminan
libres por las calles.
Aunque les resulta difícil,
casi imposible entender
que todos desconfían de todos, y apenas sobreviven
En el infierno cerrado, sin luz, de la pecera
todos desconfiaban de todos,
para sobrevivir.
Cada cual elegía su máscara;
la otra alternativa
solo era la muerte.
Algunos, muy pocos, al final salieron
y ahora caminan
libres por las calles.
Aunque les resulta difícil,
casi imposible entender
que todos desconfían de todos, y apenas sobreviven
LAS LÍNEAS AÉREAS DEL IDIOTA
Aunque todo se ve distinto, desde arriba
cualquier cosa apenas se diferencia para el idiota.
Solo figuras geométricas, sombras y luces.
Jamás aparece una sola y rica lombriz.
Igual no se arrepiente del cambio,
él dejó los órganos y los huesos junto a su pino,
y de algún modo aun los siente...
Por ejemplo, ahora, cuando lo aturde otro avión.
Desde hace varios días los observa;
pero todavía no entiende por qué descienden y menos
el prolijo y feliz abandono de los pasajeros:
¿por qué no permanecen en el cielo, y para siempre?
Aunque todo se ve distinto, desde arriba
cualquier cosa apenas se diferencia para el idiota.
Solo figuras geométricas, sombras y luces.
Jamás aparece una sola y rica lombriz.
Igual no se arrepiente del cambio,
él dejó los órganos y los huesos junto a su pino,
y de algún modo aun los siente...
Por ejemplo, ahora, cuando lo aturde otro avión.
Desde hace varios días los observa;
pero todavía no entiende por qué descienden y menos
el prolijo y feliz abandono de los pasajeros:
¿por qué no permanecen en el cielo, y para siempre?
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