EL OTOÑO DEL IDIOTA
El idiota vuelve a alzar las cejas,
no deja de asombrarlo las o de la palabra otoño:
sueltan un aliento suave,
esa musiquita que solo expresa el silencio.
Lástima que su perro no entiende
y ladra y corre otra vez alrededor del jardín.
Menos aun el enorme pino
que suelta hojas tristes desde sus largas ramas.
Pero el idiota insiste, más lento,
cada vez que abre su boca se calman sus babas;
por supuesto que no le importa para nada el sentido,
¿Acaso el otoño es algo más un misterio?
miércoles, 29 de junio de 2016
martes, 28 de junio de 2016
EXCRITURA DE LEÓNIDAS LAMBORGHINI
Todavía, mueren como moscas
sin ver la leche
y menos la carne.
Todavía, en el mismo borde
de las aguas podridas
y con más basura.
Todavía, la inútil y vieja sopita
para la distrofia
o un cadáver en el barro.
Todavía, ni noticias de las proteínas.
Aunque se diga
y se vuelva a gritar.
Todavía, desde primer grado
hasta...
en esa zona del no ser.
Todavía los chicos mueren como moscas.
Todavía, mueren como moscas
sin ver la leche
y menos la carne.
Todavía, en el mismo borde
de las aguas podridas
y con más basura.
Todavía, la inútil y vieja sopita
para la distrofia
o un cadáver en el barro.
Todavía, ni noticias de las proteínas.
Aunque se diga
y se vuelva a gritar.
Todavía, desde primer grado
hasta...
en esa zona del no ser.
Todavía los chicos mueren como moscas.
EXCRITURA DE LEÓN FELIPE
He venido a mirarme la cara,
esas lágrimas que caminan al mar
por el río
y por las nubes.
He venido a cantarle de la luz
entre las tantas tinieblas sin límite
en los pozos
y en la ausencias.
He venido a juntar las memorias,
con las palabras rotas de la derrota
para ver la vida
y salvar la esperanza.
He venido a mirarme la cara,
esas lágrimas que caminan al mar
por el río
y por las nubes.
He venido a cantarle de la luz
entre las tantas tinieblas sin límite
en los pozos
y en la ausencias.
He venido a juntar las memorias,
con las palabras rotas de la derrota
para ver la vida
y salvar la esperanza.
lunes, 27 de junio de 2016
LAS CAÑERÍAS DEL IDIOTA
Al idiota le fascina abrir todas las canillas.
Aunque se resiste a lavarse, su rostro se ilumina hasta las babas
cuando ve correr y correr el agua.
Al cerrarlas apenas puede contener los impulsos del llanto.
A veces se agacha a observar las cañerías.
Es probable que su cabezota sospeche algún vínculo misterioso
entre esos milagros tan cristalinos
y los rarísimos troncos de plomo que desaparecen en el suelo.
Será por este sencilla y absurda razón
que muchas veces en el jardín le disputa a su propio perro
el llamado de la sed en el sucio bebedero.
Pero todo termina bien; cuando gruñe el idiota, el perro espera su turno.
Al idiota le fascina abrir todas las canillas.
Aunque se resiste a lavarse, su rostro se ilumina hasta las babas
cuando ve correr y correr el agua.
Al cerrarlas apenas puede contener los impulsos del llanto.
A veces se agacha a observar las cañerías.
Es probable que su cabezota sospeche algún vínculo misterioso
entre esos milagros tan cristalinos
y los rarísimos troncos de plomo que desaparecen en el suelo.
Será por este sencilla y absurda razón
que muchas veces en el jardín le disputa a su propio perro
el llamado de la sed en el sucio bebedero.
Pero todo termina bien; cuando gruñe el idiota, el perro espera su turno.
domingo, 26 de junio de 2016
sábado, 25 de junio de 2016
EL LABERINTO DEL IDIOTA
Ojalá nunca se entere el gran Borges...
Pero el idiota también está dentro de un laberinto;
siempre, ahí, en el jardín de cada día
junto al pino, su perro y las ineludibles babas.
No hay ninguna salida posible,
ni siquiera al cerrar los ojos o mirar las nubes.
Claro que él no lo sabe o no le importa,
ni la menor sospecha de que, como todos, está perdido.
La situación perturba a las excrituras:
¿quién escribe lo perdido si se vive como plenitud?
El idiota abre sus manos alrededor del tronco
y deja que las caricias de las brisas sean sus propias caricias.
Ojalá nunca se entere el gran Borges...
Pero el idiota también está dentro de un laberinto;
siempre, ahí, en el jardín de cada día
junto al pino, su perro y las ineludibles babas.
No hay ninguna salida posible,
ni siquiera al cerrar los ojos o mirar las nubes.
Claro que él no lo sabe o no le importa,
ni la menor sospecha de que, como todos, está perdido.
La situación perturba a las excrituras:
¿quién escribe lo perdido si se vive como plenitud?
El idiota abre sus manos alrededor del tronco
y deja que las caricias de las brisas sean sus propias caricias.
EXCRITURA DE SAN AGUSTÍN
¿Pregunta el cuerpo en las preguntas?
Al despertar en la consciencia
ya no soy esa manta ni esa piel
tan ardiente en la delectación sin alma.
Sé que la tentación es esta carne
que inventa cada trama del deseo;
pero exulto y tiemblo y aun perdura,
el abismo del placer, o tal vez
abro los ojos y todavía no despierto.
Entonces, Señor, ¿qué es la verdad de la pureza?
¿Pregunta el cuerpo en las preguntas?
Al despertar en la consciencia
ya no soy esa manta ni esa piel
tan ardiente en la delectación sin alma.
Sé que la tentación es esta carne
que inventa cada trama del deseo;
pero exulto y tiemblo y aun perdura,
el abismo del placer, o tal vez
abro los ojos y todavía no despierto.
Entonces, Señor, ¿qué es la verdad de la pureza?
viernes, 24 de junio de 2016
EXCRITURA DE EMILY DICKINSON
Ese dolor celeste en algunas tardes invernales,
¿es realmente una aflicción que viene de lo Alto?
El paisaje escucha y la sombra no palpita,
pero algo ha cambiado en nuestro entendimiento.
El sesgo de la luz pesa como una música:
quizás sea la frágil distancia de la mirada de la muerte.
Ese dolor celeste en algunas tardes invernales,
¿es realmente una aflicción que viene de lo Alto?
El paisaje escucha y la sombra no palpita,
pero algo ha cambiado en nuestro entendimiento.
El sesgo de la luz pesa como una música:
quizás sea la frágil distancia de la mirada de la muerte.
jueves, 23 de junio de 2016
A ENRIQUE MOLINA
En las habitaciones de esos hoteles extraviados por las pasiones que solo ve la poesía de Enrique Molina las excrituras aspiran los auténticas olores de la vida, y pueden respirar hasta que estallan sus pulmones.
Allí, en cualquier hotel, sienten la necesidad urgente de la sangre, y amores y odios son colores o plantas o pájaros. Allí, y siempre de paso, la lengua encuentra a su única realidad: lo imposible, esa piel en el fondo más obsceno y puro del poema.
Será por eso que para las excrituras la palabra casa es un sinónimo de encierro; su libertad son esos momentos fluidos que ocurren y desaparecen, que abren otra dimensión a las imágenes ,a los instantes de la eternidad, la vida: la potencia sagrada de los cuerpos.
En las habitaciones de esos hoteles extraviados por las pasiones que solo ve la poesía de Enrique Molina las excrituras aspiran los auténticas olores de la vida, y pueden respirar hasta que estallan sus pulmones.
Allí, en cualquier hotel, sienten la necesidad urgente de la sangre, y amores y odios son colores o plantas o pájaros. Allí, y siempre de paso, la lengua encuentra a su única realidad: lo imposible, esa piel en el fondo más obsceno y puro del poema.
Será por eso que para las excrituras la palabra casa es un sinónimo de encierro; su libertad son esos momentos fluidos que ocurren y desaparecen, que abren otra dimensión a las imágenes ,a los instantes de la eternidad, la vida: la potencia sagrada de los cuerpos.
EXCRITURA DE CECILIA MEIRELES
Las palabras son la mitad de un diálogo oscuro.
Las preguntas y las respuestas son ojos ciegos
y lloran frente a las imágenes de los espejos.
¿Para quién esperamos la repetición del día,
y para quién se realizan todas las metamorfosis?
Pero la resonancia de la voz llega de lejos,
desde las ramas de la noche uniendo los mundos.
Todo lo que deseamos siempre se encuentra aquí.
Las palabras son la mitad de un diálogo oscuro.
Las preguntas y las respuestas son ojos ciegos
y lloran frente a las imágenes de los espejos.
¿Para quién esperamos la repetición del día,
y para quién se realizan todas las metamorfosis?
Pero la resonancia de la voz llega de lejos,
desde las ramas de la noche uniendo los mundos.
Todo lo que deseamos siempre se encuentra aquí.
miércoles, 22 de junio de 2016
LA ENFERMEDAD DEL IDIOTA
A veces, el idiota no lo puede evitar
y ya cansado de jugar con su perro en el jardín
en su cabezota aparece un pensamiento
o una idea o algo parecido, o peor.
Él sabe que es parte de la enfermedad;
sin embargo, ante eso no existe remedio ni cura.
La realidad suele ser impiadosa,
y aun no logra convertir su mundo en otro mundo.
Paralizado por el terror, babea,
busca consuelo en el muro o el pino, mira al cielo.
Por suerte, apenas transcurren unos minutos
ya se olvida, y pasa, y vuelve a ser el idiota.
A veces, el idiota no lo puede evitar
y ya cansado de jugar con su perro en el jardín
en su cabezota aparece un pensamiento
o una idea o algo parecido, o peor.
Él sabe que es parte de la enfermedad;
sin embargo, ante eso no existe remedio ni cura.
La realidad suele ser impiadosa,
y aun no logra convertir su mundo en otro mundo.
Paralizado por el terror, babea,
busca consuelo en el muro o el pino, mira al cielo.
Por suerte, apenas transcurren unos minutos
ya se olvida, y pasa, y vuelve a ser el idiota.
martes, 21 de junio de 2016
PERFUMES DEL IDIOTA
Siempre el pino es el gran asombro.
Aunque lo ve todos los días, para el idiota
su sola presencia es el simple milagro,
como el chorrito dorado del perro en el tronco.
Pero hoy algo distrae su rutina.
Desde un lugar que parece muy lejano,
aunque es ahí, en su cuerpo entero
ya adivinó otra compañía, invisible y en el aire.
Al fin percibe ese perfume,
la mansa alegría de los jazmines en su nariz.
Si bien busca, no logra hallarlos en ningún rincón:
así que aspira con fuerza y los descubre en su alma.
Siempre el pino es el gran asombro.
Aunque lo ve todos los días, para el idiota
su sola presencia es el simple milagro,
como el chorrito dorado del perro en el tronco.
Pero hoy algo distrae su rutina.
Desde un lugar que parece muy lejano,
aunque es ahí, en su cuerpo entero
ya adivinó otra compañía, invisible y en el aire.
Al fin percibe ese perfume,
la mansa alegría de los jazmines en su nariz.
Si bien busca, no logra hallarlos en ningún rincón:
así que aspira con fuerza y los descubre en su alma.
EXCRITURA DE JORGE BARON BISA
Esa cara había quedado liberada para siempre de su dueña, podía transmutarse en cualquier nueva forma y dejaba atrás toda cultura o principio ordenador.El intento de un sentido que revelaba la vacuidad del horror y la locura.
Día tras día, desaparecían los colores y las muecas, y crecía un desierto perdido en la lejanía de la mirada. Nada podía entenderse en los restos de la carne, y eso era todo: la semilla del odio.
Ni siquiera era insoportable, apenas transcurría como cualquier historia, o todas las historias. Y con cada operación se alejaba aun más la escasez de lo humano: la cicatrices, o la esperanza.
Claro que no podía ser su madre, pero era su madre: el derrumbe constructivo de sus propios enigmas.
Inútil esperar un progreso o un cambio, apenas la habitual costumbre del abismo. Al fin de cuentas las tragedias son siempre un alivio, la consumación de un destino infantil. Y él era su hijo.
Pero de pronto todo se sale de quicio, y el descubrimiento es inevitable: así debe trabajar Dios.¿Hay candor cuando se acepta convivir con el mal? Ahora, todos los días, vomita esa cara que cae por el balcón.
Esa cara había quedado liberada para siempre de su dueña, podía transmutarse en cualquier nueva forma y dejaba atrás toda cultura o principio ordenador.El intento de un sentido que revelaba la vacuidad del horror y la locura.
Día tras día, desaparecían los colores y las muecas, y crecía un desierto perdido en la lejanía de la mirada. Nada podía entenderse en los restos de la carne, y eso era todo: la semilla del odio.
Ni siquiera era insoportable, apenas transcurría como cualquier historia, o todas las historias. Y con cada operación se alejaba aun más la escasez de lo humano: la cicatrices, o la esperanza.
Claro que no podía ser su madre, pero era su madre: el derrumbe constructivo de sus propios enigmas.
Inútil esperar un progreso o un cambio, apenas la habitual costumbre del abismo. Al fin de cuentas las tragedias son siempre un alivio, la consumación de un destino infantil. Y él era su hijo.
Pero de pronto todo se sale de quicio, y el descubrimiento es inevitable: así debe trabajar Dios.¿Hay candor cuando se acepta convivir con el mal? Ahora, todos los días, vomita esa cara que cae por el balcón.
LA LUNA DEL IDIOTA
Algunas noches, mira la luna desde la ventana.
Algo que no entiende le impide salir.
Incluso, por momentos, se esconde bajo las mantas,
como si esa luz lo pudiera dañar.
Así puede pasar largas horas,
alerta, entre esos reflejos dulces o fatales.
Pero después, resignado, el idiota se duerme
y sueña lejos de su cuerpo, en el espacio.
Al despertar ya se siente protegido.
Algo bien adentro lo reconcilia con la vida.
Así que se limpia los mocos y las babas,
sale al jardín y abraza al pino hasta llegar la cielo.
Algunas noches, mira la luna desde la ventana.
Algo que no entiende le impide salir.
Incluso, por momentos, se esconde bajo las mantas,
como si esa luz lo pudiera dañar.
Así puede pasar largas horas,
alerta, entre esos reflejos dulces o fatales.
Pero después, resignado, el idiota se duerme
y sueña lejos de su cuerpo, en el espacio.
Al despertar ya se siente protegido.
Algo bien adentro lo reconcilia con la vida.
Así que se limpia los mocos y las babas,
sale al jardín y abraza al pino hasta llegar la cielo.
EXCRITURA DE JACOBO TIMERMAN
Tan solo esa diminuta mirilla ha quedado abierta
en la celda más miserable del torturado.
Él acerca, temeroso, todo el dolor en su ojo.
A pocos metros, una insólita esperanza:
Otro ojo desesperado lo mira iluminado,
pero el terror les impide decir una sola palabra.
Desde la miseria humana se reconocen,
se entienden con cada suave parpadeo.
y durante unos instantes los libera el mismo llanto.
Tan solo esa diminuta mirilla ha quedado abierta
en la celda más miserable del torturado.
Él acerca, temeroso, todo el dolor en su ojo.
A pocos metros, una insólita esperanza:
Otro ojo desesperado lo mira iluminado,
pero el terror les impide decir una sola palabra.
Desde la miseria humana se reconocen,
se entienden con cada suave parpadeo.
y durante unos instantes los libera el mismo llanto.
EXCRITURA DE CARLOS DRUMOND DE ANDRADE
Llega un tiempo en que no se dice más: Dios mío.
Tiempo en que no se dice más: amor mío.
Y los ojos no lloran.
Solo el cuerpo para el trabajo y el corazón seco.
Quedaste muy solo, sin luz, ya no sabes sufrir.
Algunos-los delicados-eligen morir.
Pero llegó un tiempo en que morir es inútil:
la vida es una orden, sin mistificación, la vida sola.
Llega un tiempo en que no se dice más: Dios mío.
Tiempo en que no se dice más: amor mío.
Y los ojos no lloran.
Solo el cuerpo para el trabajo y el corazón seco.
Quedaste muy solo, sin luz, ya no sabes sufrir.
Algunos-los delicados-eligen morir.
Pero llegó un tiempo en que morir es inútil:
la vida es una orden, sin mistificación, la vida sola.
lunes, 20 de junio de 2016
EXCRITURA DE LOENZO GARCIA VEGA
Me levanto descalzo sin temores.
Miro alrededor,
en algún costado vibra lo sagrado.
En las perchas, las imágenes.
Me visten los mitos de Cthula,
y veo duendes al afeitarme.
Abierta la ventana
me abro a mí mismo.
¿Quién inventó los paisajes?
Unos gallos están cantando.
Ya empieza otro vez el cuento:
siempre las mañanas son eternas.
Me levanto descalzo sin temores.
Miro alrededor,
en algún costado vibra lo sagrado.
En las perchas, las imágenes.
Me visten los mitos de Cthula,
y veo duendes al afeitarme.
Abierta la ventana
me abro a mí mismo.
¿Quién inventó los paisajes?
Unos gallos están cantando.
Ya empieza otro vez el cuento:
siempre las mañanas son eternas.
EL INVIERNO DEL IDIOTA
El idiota descubre otra vez el frío.
Aunque se refugie entre el pelaje de su perro
ya le tiembla hasta el último huesito.
Ese jardín no es su jardín.
Será por eso que no se mueve
y levanta la cabezota buscando algo de sol.
El viento le congela sin piedad las babas,
abre abismos en toda su piel.
Nada pueden hacer las excrituras.
Además, cada palabra se congela en su sordera.
Pero ahora sonríe, ahí está el pino infinito.
Entonces ese jardín es su jardín.
El idiota descubre otra vez el frío.
Aunque se refugie entre el pelaje de su perro
ya le tiembla hasta el último huesito.
Ese jardín no es su jardín.
Será por eso que no se mueve
y levanta la cabezota buscando algo de sol.
El viento le congela sin piedad las babas,
abre abismos en toda su piel.
Nada pueden hacer las excrituras.
Además, cada palabra se congela en su sordera.
Pero ahora sonríe, ahí está el pino infinito.
Entonces ese jardín es su jardín.
domingo, 19 de junio de 2016
sábado, 18 de junio de 2016
EXCRITURA DE GEORG TRAKL
Sombras blandas en las caducidad del follaje;
su silencio es el anuncio del bosque.
Lejos la poca realidad de una aldea
y esa hermana trémula entre las ramas negras.
El solitario todavía no se decide:
¿cuál seré el auténtico camino de su andar?
En los árboles, de pronto, un animal
o la presencia invisible de la sola divinidad.
El azul del río es hermoso y desciende
bajo las nubes severas del crepúsculo.
Ya se van extinguiendo las imágenes
en los senderos más luminosos de su alma.
Sombras blandas en las caducidad del follaje;
su silencio es el anuncio del bosque.
Lejos la poca realidad de una aldea
y esa hermana trémula entre las ramas negras.
El solitario todavía no se decide:
¿cuál seré el auténtico camino de su andar?
En los árboles, de pronto, un animal
o la presencia invisible de la sola divinidad.
El azul del río es hermoso y desciende
bajo las nubes severas del crepúsculo.
Ya se van extinguiendo las imágenes
en los senderos más luminosos de su alma.
viernes, 17 de junio de 2016
EXCRITURA DE KEITH JARRETT
La tarde ya es un lejano recuerdo en el piano,
sombras disonantes en la ventana
y esos gemidos, tan adentro,
junto a la voz muda de mis propios latidos.
El movimiento de la melodía
apenas se define un instante y cae,
o se pierde junto al humo lento del cigarrillo
hasta desaparecer contra el cielo raso.
Es demasiado para los oídos,
algo visible se esconde entre las notas;
claro que vos lo ves, o tus dedos,
pero yo... ni siquiera cerrando los ojos.
Así no importa que venga la noche
con la suave devastación de melancolía;
apenas falta un buen vaso dorado
para que tu música olvide los silencios del alma.
La tarde ya es un lejano recuerdo en el piano,
sombras disonantes en la ventana
y esos gemidos, tan adentro,
junto a la voz muda de mis propios latidos.
El movimiento de la melodía
apenas se define un instante y cae,
o se pierde junto al humo lento del cigarrillo
hasta desaparecer contra el cielo raso.
Es demasiado para los oídos,
algo visible se esconde entre las notas;
claro que vos lo ves, o tus dedos,
pero yo... ni siquiera cerrando los ojos.
Así no importa que venga la noche
con la suave devastación de melancolía;
apenas falta un buen vaso dorado
para que tu música olvide los silencios del alma.
SIMBOLISMO DEL IDIOTA
Si al menos lo hubiera leído a Mallarmé,
el idiota no vería una flor en la forma de la palabra flor.
Ésa, la que arranca y babea
para disfrutar el áspero sabor de cada pétalo.
Pobre idiota, nada sabe de poesía.
Ni siquiera advierte el enojo vengativo de la abeja,
meta zumbar a su alrededor;
y hasta lo confunde con una dulce melodía.
Él creer que es una invitación al baile,
entonces agita su cabezota y resbalan más sus mocos.
Por supuesto, la abeja asustada se aleja.
Seguro que preserva su aguijón para el gran Mallarmé.
Si al menos lo hubiera leído a Mallarmé,
el idiota no vería una flor en la forma de la palabra flor.
Ésa, la que arranca y babea
para disfrutar el áspero sabor de cada pétalo.
Pobre idiota, nada sabe de poesía.
Ni siquiera advierte el enojo vengativo de la abeja,
meta zumbar a su alrededor;
y hasta lo confunde con una dulce melodía.
Él creer que es una invitación al baile,
entonces agita su cabezota y resbalan más sus mocos.
Por supuesto, la abeja asustada se aleja.
Seguro que preserva su aguijón para el gran Mallarmé.
jueves, 16 de junio de 2016
EXCRITURA DE AMELIA BIAGIONI
Como cada día
me levanto sin nombre.
Esa culpa, siempre.
En la nunca, la sombra
indescifrable:
entra, usurpa, huyo.
No sé quién soy,
me pierdo;
alguna, aquella mano.
Solo en la noche
empiezo a recordarme,
fiel, mansa la luz.
Pero al otro día
ese ruido sucio,
y despierto sin nombre.
Como cada día
me levanto sin nombre.
Esa culpa, siempre.
En la nunca, la sombra
indescifrable:
entra, usurpa, huyo.
No sé quién soy,
me pierdo;
alguna, aquella mano.
Solo en la noche
empiezo a recordarme,
fiel, mansa la luz.
Pero al otro día
ese ruido sucio,
y despierto sin nombre.
LA TIMIDEZ DE LOS QUINOTOS
Detrás de sus inmensas sombras
el pino esconde la timidez de los quinotos.
Más de una vez, el idiota
los descubrió como lucecitas en el pasto.
Jamás se animó a tocarlos
-quizás sospechaba que su torpeza arruinaría el encanto-,
pero ahora, sin darse cuenta,
su mano sucia acaricia la suave aspereza de esa piel.
Ante semejante sorpresa, inevitable,
el idiota decide probar el sabor entre sus babas.
Aterrado, su reacción es agria
y luego, lentamente, disfruta la pulpa dulce del corazón.
Detrás de sus inmensas sombras
el pino esconde la timidez de los quinotos.
Más de una vez, el idiota
los descubrió como lucecitas en el pasto.
Jamás se animó a tocarlos
-quizás sospechaba que su torpeza arruinaría el encanto-,
pero ahora, sin darse cuenta,
su mano sucia acaricia la suave aspereza de esa piel.
Ante semejante sorpresa, inevitable,
el idiota decide probar el sabor entre sus babas.
Aterrado, su reacción es agria
y luego, lentamente, disfruta la pulpa dulce del corazón.
EXCRITURA DE MANUEL PUIG
Detrás de las rejas de la celda
las dudas sigilosas de la mujer araña.
El otro desconoce su temible poder,
todavía confía en las trampas de la realidad.
Ella no quiere saber quién es;
así que le cuenta películas: su vida.
Y perdidos entre tantas escenas
ya no distinguen al héroe del traidor.
Ninguno quiere ver la luz de la luna:
cada noche es la despedida.
Pero el amor jamás perdona...
Al final la mujer araña es el sueño del otro.
Detrás de las rejas de la celda
las dudas sigilosas de la mujer araña.
El otro desconoce su temible poder,
todavía confía en las trampas de la realidad.
Ella no quiere saber quién es;
así que le cuenta películas: su vida.
Y perdidos entre tantas escenas
ya no distinguen al héroe del traidor.
Ninguno quiere ver la luz de la luna:
cada noche es la despedida.
Pero el amor jamás perdona...
Al final la mujer araña es el sueño del otro.
ILUSIÓN DE LAS EXCRITURAS
A veces, mientras escriben, las excrituras se olvidan que escriben; las palabras les salen porque sí y se juntan solitas con otras para formar una frase, cualquiera.
Por supuesto que no tiene nada de malo o sorprendente, simplemente ocurre...Más aun, quizás esos momentos inesperados son la única expresión auténtica de las excrituras: su libertad.
A veces, mientras escriben, las excrituras se olvidan que escriben; las palabras les salen porque sí y se juntan solitas con otras para formar una frase, cualquiera.
Por supuesto que no tiene nada de malo o sorprendente, simplemente ocurre...Más aun, quizás esos momentos inesperados son la única expresión auténtica de las excrituras: su libertad.
miércoles, 15 de junio de 2016
EL MURO DEL IDIOTA
Ya descubrió asombrado los primeros síntomas de la madreselva en los altos bordes del muro.
Lejos de sus torpes manos, las babas del idiota se multiplican extasiadas y casi ahogan su respiración.
Aunque lo mire una y otra vez, su perro no advierte esa insinuación de la única magia.
Por supuesto que el idiota tampoco entiende, pero sabe que su corazón le decía la verdad: el muro no puede ser nada más que el muro.
Ya descubrió asombrado los primeros síntomas de la madreselva en los altos bordes del muro.
Lejos de sus torpes manos, las babas del idiota se multiplican extasiadas y casi ahogan su respiración.
Aunque lo mire una y otra vez, su perro no advierte esa insinuación de la única magia.
Por supuesto que el idiota tampoco entiende, pero sabe que su corazón le decía la verdad: el muro no puede ser nada más que el muro.
ACERCA DE PLATÓN Y LA POESÍA
Ya se ha escrito mucho, o demasiado, sobre Platón y los poetas. Por mi parte, no pretendo ser original y menos aun inteligente.
Solo me gustaría proponer una situación imposible: invitar a Platón durante algunos días -no quiero ser cruel- a visitar este mundo.
Sospecho que después de escuchar la lengua de los tecnócratas, olvidaría a las ideas y se resignaría a una mera opinión. sin poesía, todo es destrucción.
Ya se ha escrito mucho, o demasiado, sobre Platón y los poetas. Por mi parte, no pretendo ser original y menos aun inteligente.
Solo me gustaría proponer una situación imposible: invitar a Platón durante algunos días -no quiero ser cruel- a visitar este mundo.
Sospecho que después de escuchar la lengua de los tecnócratas, olvidaría a las ideas y se resignaría a una mera opinión. sin poesía, todo es destrucción.
LA COMPAÑÍA DE LA SOLEDAD
Recién ayer comprendió una verdad de la vida:
el problema de la soledad
es que no existe, y acecha
y nunca concreta su amenaza,
como si no le importara la víctima.
Solo anda dando vueltas, sola,
hasta verse en un espejo humano.
Recién ayer, al olvidarse de su cara.
Ahora cualquier solución es imposible;
aunque apague las luces
y baje la persiana, sabe
que esa prisión no tiene salida..
Lástima, o peor ¿de que sirve saber?
Así que mejor cerrar los ojos y esperar,
creer que se trata de un engaño, ver otra vez el sol.
Recién ayer comprendió una verdad de la vida:
el problema de la soledad
es que no existe, y acecha
y nunca concreta su amenaza,
como si no le importara la víctima.
Solo anda dando vueltas, sola,
hasta verse en un espejo humano.
Recién ayer, al olvidarse de su cara.
Ahora cualquier solución es imposible;
aunque apague las luces
y baje la persiana, sabe
que esa prisión no tiene salida..
Lástima, o peor ¿de que sirve saber?
Así que mejor cerrar los ojos y esperar,
creer que se trata de un engaño, ver otra vez el sol.
¿UNA VISIÓN DE MUNDO?
Ya no quiere salir más a ningún lugar.
Su libertad es el encierro:
esas paredes indiferentes, los adornos,
los mismos muebles a su alrededor.
A veces aparece el sol en la ventana;
no lo entiende, cree que es una burla.
Cualquier afuera es otro engaño.
Por suerte, ha pasado varias semanas
sin escuchar a otra voz humana.
Ya no sabe dónde está, tampoco importa.
Ya no quiere salir más a ningún lugar.
Su libertad es el encierro:
esas paredes indiferentes, los adornos,
los mismos muebles a su alrededor.
A veces aparece el sol en la ventana;
no lo entiende, cree que es una burla.
Cualquier afuera es otro engaño.
Por suerte, ha pasado varias semanas
sin escuchar a otra voz humana.
Ya no sabe dónde está, tampoco importa.
ESPEJO DE LA EXCRITURA
El idiota me mira.
No entiende que yo tampoco entiendo nada.
Mudos los dos,
temblamos en el silencio.
Sus ojos tan oscuros...
¿No sé qué es lo que quiere ver?
Yo quisiera reírme de sus mocos y sus babas
y solo siento la piedad de un llanto.
El espejo es falso,
aunque el miedito aparece en cada mueca.
Imposible evitar el dolor
o el refugio inútil de las palabras
Claro que todo es irreal,
apenas otra variante absurda de las excrituras.
Pero todavía me mira,
el idiota siempre me mira a mí.
El idiota me mira.
No entiende que yo tampoco entiendo nada.
Mudos los dos,
temblamos en el silencio.
Sus ojos tan oscuros...
¿No sé qué es lo que quiere ver?
Yo quisiera reírme de sus mocos y sus babas
y solo siento la piedad de un llanto.
El espejo es falso,
aunque el miedito aparece en cada mueca.
Imposible evitar el dolor
o el refugio inútil de las palabras
Claro que todo es irreal,
apenas otra variante absurda de las excrituras.
Pero todavía me mira,
el idiota siempre me mira a mí.
martes, 14 de junio de 2016
IMÁGENES DE LA MUERTE
Ya no lograba reconocer a nadie en las fotos del pasado, hasta su propio rostro le resultaba demasiado extraño.
De todas maneras, creyó que debía guardarlas en el cajón de siempre.
Pero como la escena no era nueva ni sorprendente, después encendió la televisión y vio cualquier programa hasta quedarse dormido en el sillón.
Ya no lograba reconocer a nadie en las fotos del pasado, hasta su propio rostro le resultaba demasiado extraño.
De todas maneras, creyó que debía guardarlas en el cajón de siempre.
Pero como la escena no era nueva ni sorprendente, después encendió la televisión y vio cualquier programa hasta quedarse dormido en el sillón.
EXCRITURAS EXTREMAS
Cada día que pasa resulta más difícil contener a la tendencia terrorista de las excrituras; para colmo su propuesta de destruir a todas las gramáticas suma más y más adeptos.
Por suerte, después de cada asamblea y al recorrer las calles, logran calmar sus indomables impetuosidades. Nunca encuentran a alguien que aun diga algo, cualquier cosa.
Cada día que pasa resulta más difícil contener a la tendencia terrorista de las excrituras; para colmo su propuesta de destruir a todas las gramáticas suma más y más adeptos.
Por suerte, después de cada asamblea y al recorrer las calles, logran calmar sus indomables impetuosidades. Nunca encuentran a alguien que aun diga algo, cualquier cosa.
GLOBALIZACIÓN DEL IDIOTA
Hasta el mismísimo idiota está globalizado.
Ayer a la noche, se quedó un ratito dormido en el jardín
y al despertar vio una larga estrella fugaz
y la sombra del pino lo iluminó hasta el fondo de los ojos.
Después del inevitable miedito,
se animó salir de atrás del tronco y mirar:
nada en el inmenso cielo, mudo,
¿cómo esa luz infinita había desaparecido en la nada?
Ni bien se limpió los mocos y la baba
el idiota regreso triste y sin respuestas a su habitación.
Pero antes de meterse entre las mantas, lo supo:
ese milagro no era solo para él, le pertenecía a todo el universo.
Hasta el mismísimo idiota está globalizado.
Ayer a la noche, se quedó un ratito dormido en el jardín
y al despertar vio una larga estrella fugaz
y la sombra del pino lo iluminó hasta el fondo de los ojos.
Después del inevitable miedito,
se animó salir de atrás del tronco y mirar:
nada en el inmenso cielo, mudo,
¿cómo esa luz infinita había desaparecido en la nada?
Ni bien se limpió los mocos y la baba
el idiota regreso triste y sin respuestas a su habitación.
Pero antes de meterse entre las mantas, lo supo:
ese milagro no era solo para él, le pertenecía a todo el universo.
ESCRITURA DE ZITARROSA
Ni aquellos zapatos del muchacho
que tanto anduvieron las calles.
Nadie me espera en la plaza,
el puerto dejaron todos los barcos
Tiempo torrente, perdido en recuerdos,
¿Como vivir y luchar sin pasado?
Ya está muerto el ángel,
pero una luz senital anuncia el ritmo.
El candombe también es olvido
en los eternos tambores de Momo.
Ni aquellos zapatos del muchacho
que tanto anduvieron las calles.
Nadie me espera en la plaza,
el puerto dejaron todos los barcos
Tiempo torrente, perdido en recuerdos,
¿Como vivir y luchar sin pasado?
Ya está muerto el ángel,
pero una luz senital anuncia el ritmo.
El candombe también es olvido
en los eternos tambores de Momo.
EXCRITURA DE CLARICE LISPECTOR
El le dijo: a pesar de... es vivir.
A pesar de, se debe comer.
A pesar de, se debe amar.
Ella era una permanente caída.
Y aceptaba el misterio
como quien cae en la nada.
El es un hombre; ella, una mujer:
pero la urgencia de un ser humano
es transformarse en un ser humano.
El le dijo: a pesar de... es vivir.
A pesar de, se debe comer.
A pesar de, se debe amar.
Ella era una permanente caída.
Y aceptaba el misterio
como quien cae en la nada.
El es un hombre; ella, una mujer:
pero la urgencia de un ser humano
es transformarse en un ser humano.
NOCHE DE LA CALLE
En ese viejo auto abandonado
viven dos gatos,
bastantes flacos y muy alertas.
Los vecinos se quejan,
el griterío no deja dormir.
Ya ni siquiera pueden saber
cuántos son los gatos del auto.
Alguien paseaba a su Rottweier,
ya era noche cerrada
y abrió la puerta trasera.
Al otro día se avisó a las autoridades,
también desapareció ese auto sospechoso.
En ese viejo auto abandonado
viven dos gatos,
bastantes flacos y muy alertas.
Los vecinos se quejan,
el griterío no deja dormir.
Ya ni siquiera pueden saber
cuántos son los gatos del auto.
Alguien paseaba a su Rottweier,
ya era noche cerrada
y abrió la puerta trasera.
Al otro día se avisó a las autoridades,
también desapareció ese auto sospechoso.
NOCHE DE LA CALLE
Ninguna mueca real
en la sombra que alumbra el cadáver
La noche fría
mantiene intacta su indiferencia.
Al llegar el sol
apenas unas gotitas en los ojos.
Varias personas observan
a la camilla y la ambulancia.
Nadie tiene tiempo,
los espera su trabajo.
Todos los rostros son la misma mueca.
Ninguna mueca real
en la sombra que alumbra el cadáver
La noche fría
mantiene intacta su indiferencia.
Al llegar el sol
apenas unas gotitas en los ojos.
Varias personas observan
a la camilla y la ambulancia.
Nadie tiene tiempo,
los espera su trabajo.
Todos los rostros son la misma mueca.
NOCHES DE LA CALLE
En la puerta luminosa del edificio
la loca vuelve a gritar,
aulla, ofrece a su bebé
y vomita sobre sus harapos.
Antes de que llegue el patrullero
volvió a desaparecer.
El portero cierra la puerta,
ya es la peligrosa noche.
Algunos creen que es un fantasma,
un recurso de la burla.
Pero hay que acurrucarse
hasta que se pierda a la sirena.
A veces, se escucha un llanto,
pero no es real, siempre
el silencio desespera de hambre..
En la puerta luminosa del edificio
la loca vuelve a gritar,
aulla, ofrece a su bebé
y vomita sobre sus harapos.
Antes de que llegue el patrullero
volvió a desaparecer.
El portero cierra la puerta,
ya es la peligrosa noche.
Algunos creen que es un fantasma,
un recurso de la burla.
Pero hay que acurrucarse
hasta que se pierda a la sirena.
A veces, se escucha un llanto,
pero no es real, siempre
el silencio desespera de hambre..
NOCHE DE LA CALLE
Ya no recuerda
la última charla con alguien.
Lamenta no tener un cigarrillo
o un buen vaso de vino.
La ciudad es inmensa,
pero odia la indiferencia de sus luces.
A través de sus calles
nunca se puede ver nada.
La mugre de las frazadas
no es una mala compañía.
Antes de apretar los ojos
otra vez intenta olvidar su cuerpo.
Ya no recuerda...
¿Cuál fue su última palabra?
Ya no recuerda
la última charla con alguien.
Lamenta no tener un cigarrillo
o un buen vaso de vino.
La ciudad es inmensa,
pero odia la indiferencia de sus luces.
A través de sus calles
nunca se puede ver nada.
La mugre de las frazadas
no es una mala compañía.
Antes de apretar los ojos
otra vez intenta olvidar su cuerpo.
Ya no recuerda...
¿Cuál fue su última palabra?
NOCHES DE LA CALLE
Este fue su último recorrido,
apenas otro día inútil,
:solo esos pocos cartones.
Y la plaza enrejada,
y todos a sus hogares.
Ya poco importa
dónde poder dormir.
Ahí hay un rincón.
un perro flaco...
Huele como su cuerpo,
así debe ser.
Quizás mañana...
con una botella rota.
Igual nadie tiene la culpa,
ni la luz de la luna.
Pasa lo que pasa
y pasó, ahora es la noche
Él encontró refugio,
y aunque cierre los ojos: vive.
Este fue su último recorrido,
apenas otro día inútil,
:solo esos pocos cartones.
Y la plaza enrejada,
y todos a sus hogares.
Ya poco importa
dónde poder dormir.
Ahí hay un rincón.
un perro flaco...
Huele como su cuerpo,
así debe ser.
Quizás mañana...
con una botella rota.
Igual nadie tiene la culpa,
ni la luz de la luna.
Pasa lo que pasa
y pasó, ahora es la noche
Él encontró refugio,
y aunque cierre los ojos: vive.
lunes, 13 de junio de 2016
EXCRITURA DE EGBERTO GISMONTI
Apenas escucho las melodías del piano
y estoy y no estoy acá...
Sentadito cerca de la estufa
algo trae paisajes de otro mundo.
O nada. Solo la caricia de los sonidos
que aparecen, desaparecen, vida.
Tampoco importa que la obra
tenga el único nombre posible: alma.
Yo simplemente estoy y no estoy,
y de vez en cuando enciendo un cigarrillo.
Apenas escucho las melodías del piano
y estoy y no estoy acá...
Sentadito cerca de la estufa
algo trae paisajes de otro mundo.
O nada. Solo la caricia de los sonidos
que aparecen, desaparecen, vida.
Tampoco importa que la obra
tenga el único nombre posible: alma.
Yo simplemente estoy y no estoy,
y de vez en cuando enciendo un cigarrillo.
EXCRITURA DE ANTÓN CHEJÓV
Al hábil aprendiz de Don Juan
lo venció el paseo inocente de un perrito.
Solo eran encuentros casi casuales
con la cómplice compañía del malecón.
Ella quería vivir, realmente vivir...
Pero él no lo podía comprender.
Todo debía pasar con los días; y no pasó:
¿No estaban deshechas sus vidas?
Por fin entendió que necesitaba esa correa
y la imposible eternidad del verdadero amor.
Al hábil aprendiz de Don Juan
lo venció el paseo inocente de un perrito.
Solo eran encuentros casi casuales
con la cómplice compañía del malecón.
Ella quería vivir, realmente vivir...
Pero él no lo podía comprender.
Todo debía pasar con los días; y no pasó:
¿No estaban deshechas sus vidas?
Por fin entendió que necesitaba esa correa
y la imposible eternidad del verdadero amor.
EXCRITURA DE NOVALIS
Ahora solo los números y los esquemas exactos:
la única fe de los seres humanos.
Ni los que cantan o se besan,
nadie puede escapar a la cifras indiscutibles.
Si llega al mundo una vida libre,
la combate una ecuación en la computadora
Por supuesto, todo funciona...
menos ese simple misterio del mero estar.
El último refugio de la palabra mágica,
apenas respira en un cajero automático ya inservible.
Ahora solo los números y los esquemas exactos:
la única fe de los seres humanos.
Ni los que cantan o se besan,
nadie puede escapar a la cifras indiscutibles.
Si llega al mundo una vida libre,
la combate una ecuación en la computadora
Por supuesto, todo funciona...
menos ese simple misterio del mero estar.
El último refugio de la palabra mágica,
apenas respira en un cajero automático ya inservible.
EL NOTICIERO DEL IDIOTA
Inmóvil, el idiota nunca se pierde los noticieros.
Solo por momentos balancea con fastidio un poco la cabeza
al compás de la música que satura los hechos.
Después, en general, se limita a babear en silencio.
Pero lejos de sentirse interesado o atraído
sus frecuentes bostezos indican una particular recepción,
como si la pantalla fuera apenas una pildorita electrónica
para acostarse y dormir tranquilo ante las pesadillas.
A veces las burbujas de su baba estallan sin control,
cuando el vértigo del montaje une a las masacres
con las andanzas secretas de las celebridades de la farándula.
Ni la sordera resiste el pasaje del horror a la banalidad.
De todos modos su estrategia no funciona tan mal
o por lo menos cuando su perro aulla,
apenas lo escucha -y aunque sea el momento de la noticia del día-,
el idiota sale al jardín y arrodillado lo acompaña en su desconsuelo.
Inmóvil, el idiota nunca se pierde los noticieros.
Solo por momentos balancea con fastidio un poco la cabeza
al compás de la música que satura los hechos.
Después, en general, se limita a babear en silencio.
Pero lejos de sentirse interesado o atraído
sus frecuentes bostezos indican una particular recepción,
como si la pantalla fuera apenas una pildorita electrónica
para acostarse y dormir tranquilo ante las pesadillas.
A veces las burbujas de su baba estallan sin control,
cuando el vértigo del montaje une a las masacres
con las andanzas secretas de las celebridades de la farándula.
Ni la sordera resiste el pasaje del horror a la banalidad.
De todos modos su estrategia no funciona tan mal
o por lo menos cuando su perro aulla,
apenas lo escucha -y aunque sea el momento de la noticia del día-,
el idiota sale al jardín y arrodillado lo acompaña en su desconsuelo.
domingo, 12 de junio de 2016
¿TELEPATÍA DEL COMPAÑERO?
El muchacho que me vende las películas truchas no sabe que somos compañeros.
Yo apenas le hablo, y él siempre me llama "amigo".
Hace tiempo, de lejos, lo vi en una marcha. Él no me vio, y eso no tiene importancia.
Menos aun que comprarle, de vez en cuando, algunas películas.
El muchacho que me vende las películas truchas no sabe que somos compañeros.
Yo apenas le hablo, y él siempre me llama "amigo".
Hace tiempo, de lejos, lo vi en una marcha. Él no me vio, y eso no tiene importancia.
Menos aun que comprarle, de vez en cuando, algunas películas.
LA NOCHERA DE EPUYÉN
El fuego de la noche
apenas mojaba tanta luz.
Y entre las maderas
las voces de una zamba.
Alegrías de libertad
en la memoria del vino.
Todo era un solo canto,
¡ay, estrellas de Epuyén!
Pero el tiempo que pasa
solo es recuerdo del tiempo.
Astillas de la nostalgia,
una lluvia seca en la tierra.
El fuego de la noche
apenas mojaba tanta luz.
Y entre las maderas
las voces de una zamba.
Alegrías de libertad
en la memoria del vino.
Todo era un solo canto,
¡ay, estrellas de Epuyén!
Pero el tiempo que pasa
solo es recuerdo del tiempo.
Astillas de la nostalgia,
una lluvia seca en la tierra.
EXCRITURA DE YUPANQUI
Solo los engaños de las sombras,
la guitarra de una pregunta.
La cruda verdad es la tierna mentira.
Mudo se ha quedado el mundo.
La tierra fecunda es un arenal;
la noche ya ni quiere a sus sueños.
Ya los hombres son dioses muertos
entre las ruinas de un templo.
Solo la guitarra de una pregunta:
¿Aun habrá que buscar la luz en la madrugada?
Solo los engaños de las sombras,
la guitarra de una pregunta.
La cruda verdad es la tierna mentira.
Mudo se ha quedado el mundo.
La tierra fecunda es un arenal;
la noche ya ni quiere a sus sueños.
Ya los hombres son dioses muertos
entre las ruinas de un templo.
Solo la guitarra de una pregunta:
¿Aun habrá que buscar la luz en la madrugada?
sábado, 11 de junio de 2016
EXCRITURAS POÉTICAS
A pesar del artificio de la sordera,
el idiota todavía imagina el suave canto de los pájaros;
En particular, en las mañanas de la primavera,
ese armonioso bullicio anima la fiestas de sus babas.
Durante horas, junto a su perro,
abre los ojos al cielo y balancea con indiferencia la cabeza.
A veces, también sonríe -o algo parecido-,
cuando al fin los descubre saltando entre las ramas.
Solo una vez sintió miedo.
cuando oyó el griterío disonante de unos pichones abandonados.
Ni su perro y menos él podían hacer algo...
Pero solo fue un instante, pronto llegó la madre y agitó sus alas.
A pesar del artificio de la sordera,
el idiota todavía imagina el suave canto de los pájaros;
En particular, en las mañanas de la primavera,
ese armonioso bullicio anima la fiestas de sus babas.
Durante horas, junto a su perro,
abre los ojos al cielo y balancea con indiferencia la cabeza.
A veces, también sonríe -o algo parecido-,
cuando al fin los descubre saltando entre las ramas.
Solo una vez sintió miedo.
cuando oyó el griterío disonante de unos pichones abandonados.
Ni su perro y menos él podían hacer algo...
Pero solo fue un instante, pronto llegó la madre y agitó sus alas.
MILAGROS DEL DESPOJO
Ya son varios los días que ni siquiera se baña, quizás un par de semanas.
De a poco, con más nitidez cuando se va a la cama, empieza a conocer los olores de su cuerpo.
En tanto los días pasan, y no pasa nada.
Por el momento eso no cambia su particular situación; aunque a veces sospecha, antes de cerrar los ojos contra la almohada, que casi se acerca al estar vivo.
Ya son varios los días que ni siquiera se baña, quizás un par de semanas.
De a poco, con más nitidez cuando se va a la cama, empieza a conocer los olores de su cuerpo.
En tanto los días pasan, y no pasa nada.
Por el momento eso no cambia su particular situación; aunque a veces sospecha, antes de cerrar los ojos contra la almohada, que casi se acerca al estar vivo.
LAS ALTURAS DEL IDIOTA
Nadie lo podrá entender;
pero el idiota camina por las cornisas de la terraza.
Babea como siempre y mira
al gesto idéntico y otro del pino y su altura ahí...
Cada paso es una eternidad,
un temblor mudo en las nubes del viejo cielo.
¿Alguien puede confiar en el equilibrio gratuito de un idiota?
Él, sin embargo, se detiene y limpia sus mocos.
Ahora, de golpe, ya no se lo ve,
desapareció como una palabra perdida en el aire.
Nadie lo podrá entender,
ya está jugando otra vez con su perro en el jardín.
Nadie lo podrá entender;
pero el idiota camina por las cornisas de la terraza.
Babea como siempre y mira
al gesto idéntico y otro del pino y su altura ahí...
Cada paso es una eternidad,
un temblor mudo en las nubes del viejo cielo.
¿Alguien puede confiar en el equilibrio gratuito de un idiota?
Él, sin embargo, se detiene y limpia sus mocos.
Ahora, de golpe, ya no se lo ve,
desapareció como una palabra perdida en el aire.
Nadie lo podrá entender,
ya está jugando otra vez con su perro en el jardín.
viernes, 10 de junio de 2016
LA INMENSIDAD DE LAS BABAS
Una sola vez pudo ver el mar. Tan inmenso;
él creyó que solo era un sueño,
como si sus babas se hubieran transformado por la brisa
y las olas agitaran su respiración.
Claro que sintió mucho miedo,
el aroma de la sal le llegaba hasta los huesos.
Así que de ninguna manera podía ser real,
aunque el sol vigilaba la línea roja del horizonte.
Antes de irse cerró un instante los ojos,
dejó que sus pies besaran las lenguas de la orilla.
Y al alejarse, al ver sus huellas,
el idiota sintió la calma del fondo más profundo.
Una sola vez pudo ver el mar. Tan inmenso;
él creyó que solo era un sueño,
como si sus babas se hubieran transformado por la brisa
y las olas agitaran su respiración.
Claro que sintió mucho miedo,
el aroma de la sal le llegaba hasta los huesos.
Así que de ninguna manera podía ser real,
aunque el sol vigilaba la línea roja del horizonte.
Antes de irse cerró un instante los ojos,
dejó que sus pies besaran las lenguas de la orilla.
Y al alejarse, al ver sus huellas,
el idiota sintió la calma del fondo más profundo.
jueves, 9 de junio de 2016
EXCRITURA DE ANTONIO CISNEROS
Solo recordar esa calle
para no nombrar sus ausencias,
sus piedras en la memoria.
Nada más, y recordarla antes que se hunda
bajo los pasos del dictador.
Hasta los perros fueron muertos por la Urbanizadora.
Todos los muchachos, estatuas de sal.
Esa calle sin nadie,
donde pisé una botella rota.
No sé ni para qué, y después olvidar.
Solo recordar esa calle
para no nombrar sus ausencias,
sus piedras en la memoria.
Nada más, y recordarla antes que se hunda
bajo los pasos del dictador.
Hasta los perros fueron muertos por la Urbanizadora.
Todos los muchachos, estatuas de sal.
Esa calle sin nadie,
donde pisé una botella rota.
No sé ni para qué, y después olvidar.
KAFKA Y EL IDIOTA
A ese punto llegó el idiota.
Claro no lo sabe, nunca leyó a Kafka
y seguramente le importa menos que su perro
o el solcito que empieza a pintar el jardín.
Tampoco, al igual que con el idiota,
sabemos que pensaba Kafka al escribir, sin vacilar,
que a partir de determinado punto ya no hay regreso.
Y además, regresar a dónde...
Ahora la mañana es una palabra verdadera.
Solo es un nuevo día, otro o el mismo de siempre.
El idiota sonríe y babea, como Kafka conoce el mandato:
es preciso alcanzar ese punto.
A ese punto llegó el idiota.
Claro no lo sabe, nunca leyó a Kafka
y seguramente le importa menos que su perro
o el solcito que empieza a pintar el jardín.
Tampoco, al igual que con el idiota,
sabemos que pensaba Kafka al escribir, sin vacilar,
que a partir de determinado punto ya no hay regreso.
Y además, regresar a dónde...
Ahora la mañana es una palabra verdadera.
Solo es un nuevo día, otro o el mismo de siempre.
El idiota sonríe y babea, como Kafka conoce el mandato:
es preciso alcanzar ese punto.
miércoles, 8 de junio de 2016
SOMBRAS INVISIBLES
Claro que la especulación es absurda,
de ninguna manera el idiota puede ver
en la sombra del pino alguna remota clave secreta.
Pero, sin embargo, no deja de observar.
Lejos, aprovechando el sol, su perro
también vacila ante la inusual actitud del idiota;
y mientras la sombra ya se extiende, lenta,
entre las viejas grietas del gran muro.
Ahora el idiota se pone de pie,
camina y se acerca a la forma de esa oscuridad.
Babeando, se mantiene atento y firme,
y después de un instante desaparece con la sombra.
Claro que la especulación es absurda,
de ninguna manera el idiota puede ver
en la sombra del pino alguna remota clave secreta.
Pero, sin embargo, no deja de observar.
Lejos, aprovechando el sol, su perro
también vacila ante la inusual actitud del idiota;
y mientras la sombra ya se extiende, lenta,
entre las viejas grietas del gran muro.
Ahora el idiota se pone de pie,
camina y se acerca a la forma de esa oscuridad.
Babeando, se mantiene atento y firme,
y después de un instante desaparece con la sombra.
EXCRITURA DE CONTURSI
Amurado en la mitad de la vida
con la espina en el corazón,
me encurdelo
sin ningún consuelo ni olvido.
A veces la ilusión me cacha
y compro esos ricos bizcochitos
y unos amargos...
Pero la catrera se pone a llorar.
Hasta el espejo empañado
solo me bate la triste ausencia.
En la noche
me relojean tus frasquitos vacíos.
Amurado en la mitad de la vida
con la espina en el corazón,
me encurdelo
sin ningún consuelo ni olvido.
A veces la ilusión me cacha
y compro esos ricos bizcochitos
y unos amargos...
Pero la catrera se pone a llorar.
Hasta el espejo empañado
solo me bate la triste ausencia.
En la noche
me relojean tus frasquitos vacíos.
martes, 7 de junio de 2016
EXCRITURA DE MIGUEL HERNÁNDEZ
En la cuna del hambre,
sangre de la cebolla.
Hielo negro y escarcha
los versos de la poesía
Llanto roto de canciones
para el débil corazón.
El niño deja de sonreír
al soñar sin sus alas.
Una mancha es el cielo,
el fracaso del milagro.
La cebolla ya está seca
la cebolla sangra el adiós.
En la cuna del hambre,
sangre de la cebolla.
Hielo negro y escarcha
los versos de la poesía
Llanto roto de canciones
para el débil corazón.
El niño deja de sonreír
al soñar sin sus alas.
Una mancha es el cielo,
el fracaso del milagro.
La cebolla ya está seca
la cebolla sangra el adiós.
EXCRITURA DE CARLOS MASTRONARDI
Un fresco abrazo de agua,
sus distancias abiertas.
Las voces tienen leguas.
El aire encariñado con el trébol
y el cielo rebelde.
Duras penas y alguna vez la dicha.
En las calles nadie,
solo el olvido y el sol.
Algún ocaso queda en la brisa,
sembrados y altos ceibos.
Los pájaros alegran el pueblo,
entre los jazmines
la vida agreste y los colores.
Ese rudo encanto despeja el alma,
sus islas y sus arroyos.
No es la luz de la provincia,
son recuerdos.
El regreso dulce de un canto.
LA ALFOMBRA DEL IDIOTA
Al llegar cada nuevo otoño
el idiota corre a treparse en el pino.
A pesar de los ladridos alarmados de su perro,
él no se detiene hasta ubicarse en lo más alto.
Así puede pasar largas horas,
solo, babeando, viendo las hojas caer en la lentitud.
Su mirada se asombra ante esa alfombra
y anticipa el momento de acariciarlas con sus pies.
Cuando silba demasiado la brisa
el idiota baja sin darle importancia a los rasguños,
suaves heridas de las ramas rebeldes.
Feliz, el crujido de sus huellas completan la tarea inútil.
Al llegar cada nuevo otoño
el idiota corre a treparse en el pino.
A pesar de los ladridos alarmados de su perro,
él no se detiene hasta ubicarse en lo más alto.
Así puede pasar largas horas,
solo, babeando, viendo las hojas caer en la lentitud.
Su mirada se asombra ante esa alfombra
y anticipa el momento de acariciarlas con sus pies.
Cuando silba demasiado la brisa
el idiota baja sin darle importancia a los rasguños,
suaves heridas de las ramas rebeldes.
Feliz, el crujido de sus huellas completan la tarea inútil.
lunes, 6 de junio de 2016
EXCRITURA DE PAUL ELUARD
La miseria trepa por los muros
y la ley perfecta es la muerte.
Yo te quiero,
yo te adoro.
Sobre la línea de los tejados
el confín fértil de los valles.
El frío sin vida,
el sol sin sol.
Para enfrentar tanto espanto
necesitamos el poder de ser.
Amarse es profano,
unirse sospechoso.
Pero el castillo de los pobres es la poesía.
La miseria trepa por los muros
y la ley perfecta es la muerte.
Yo te quiero,
yo te adoro.
Sobre la línea de los tejados
el confín fértil de los valles.
El frío sin vida,
el sol sin sol.
Para enfrentar tanto espanto
necesitamos el poder de ser.
Amarse es profano,
unirse sospechoso.
Pero el castillo de los pobres es la poesía.
MUNDO DE MIERDA
Ya carece de valor cualquier advertencia
objetiva y veraz, o al menos al idiota no le importa.
Él juega con los soretes de su perro:
inventa castillos, torres que caen, un puente.
Arrodillado en el césped del jardín
la materia de la fantasía es invencible,
a pesar del olor insoportable en las manos
y la desconfianza sorprendida de su propio perro.
Cada cual, a su modo y como puede
tiene la mínima obligación de crear su mundo.
Por suerte el idiota ya terminó,
ahora pisa su obra satisfecho mientras se limpia la baba.
Ya carece de valor cualquier advertencia
objetiva y veraz, o al menos al idiota no le importa.
Él juega con los soretes de su perro:
inventa castillos, torres que caen, un puente.
Arrodillado en el césped del jardín
la materia de la fantasía es invencible,
a pesar del olor insoportable en las manos
y la desconfianza sorprendida de su propio perro.
Cada cual, a su modo y como puede
tiene la mínima obligación de crear su mundo.
Por suerte el idiota ya terminó,
ahora pisa su obra satisfecho mientras se limpia la baba.
PERSPECTIVAS DEL IDIOTA
Hacia arriba, las ramas de alta fronda,
abiertas y enredadas, confunden al idiota.
Nada se define ni se aclara,
la mirada en esa oscuridad ya está perdida.
Pero hasta el idiota lo sabe,
apenas un pasito al costado y el pino
recupera la tranquilidad de su forma.
¿Será que son muchas las realidades de lo real?
En verdad, eso importa poco
al sentir la profundidad invisible en sus pies.
Hacia abajo, ni siquiera sus babas
alcanzan a imaginar el destino vital de las raíces.
Hacia arriba, las ramas de alta fronda,
abiertas y enredadas, confunden al idiota.
Nada se define ni se aclara,
la mirada en esa oscuridad ya está perdida.
Pero hasta el idiota lo sabe,
apenas un pasito al costado y el pino
recupera la tranquilidad de su forma.
¿Será que son muchas las realidades de lo real?
En verdad, eso importa poco
al sentir la profundidad invisible en sus pies.
Hacia abajo, ni siquiera sus babas
alcanzan a imaginar el destino vital de las raíces.
domingo, 5 de junio de 2016
NATURALEZA VIVA
Con el paso del tiempo, las plantas del fondo van apoderándose silenciosamente de toda su casa. No paran de crecer y se extienden en cualquier dirección, desde las pequeñas grietas del suelo a las cornisas derruidas de las altas paredes. Algunas ya tomaron posesión de los cables del teléfono y de la luz; los recorren dando vueltas, haciendo nudos y les cuelgan, distraídas, florcitas de color amarillo y azul.
Con el paso del tiempo sus amigos se cansaron de advertirle sobre los posibles riesgos de la situación, pero por algún motivo, él nunca les prestó atención; a lo sumo los tranquilizaba con una mentira piadosa o abre sus brazos para atrapar la vitalidad del espacio. Recién hoy, al recorrer el fondo creyó percibir la respuesta a su aparente descuido: la falsa ilusión de que un día él ya no será más él para perderse en la naturaleza.
Con el paso del tiempo, las plantas del fondo van apoderándose silenciosamente de toda su casa. No paran de crecer y se extienden en cualquier dirección, desde las pequeñas grietas del suelo a las cornisas derruidas de las altas paredes. Algunas ya tomaron posesión de los cables del teléfono y de la luz; los recorren dando vueltas, haciendo nudos y les cuelgan, distraídas, florcitas de color amarillo y azul.
Con el paso del tiempo sus amigos se cansaron de advertirle sobre los posibles riesgos de la situación, pero por algún motivo, él nunca les prestó atención; a lo sumo los tranquilizaba con una mentira piadosa o abre sus brazos para atrapar la vitalidad del espacio. Recién hoy, al recorrer el fondo creyó percibir la respuesta a su aparente descuido: la falsa ilusión de que un día él ya no será más él para perderse en la naturaleza.
BUDA DOWN
En la sombra más leve de su íntimo jardín
la figura del idiota es un buda down.
Hasta su perro, echado, cierra los ojos
y deja que el tiempo se pierda en la brisa.
Suele ocurrir algunas tardes,
la caída del sol provoca ese estado incomprensible.
Durante horas no se mueve, respira,
y al fin levanta la mirada ante la llegada de la luna.
Por supuesto que no puede contener sus babas,
las deja recorrer su cuerpo sin la menor preocupación.
Yo no sé si lo envidio o le temo:
solo puedo fumar y creer que ya nada es real.
En la sombra más leve de su íntimo jardín
la figura del idiota es un buda down.
Hasta su perro, echado, cierra los ojos
y deja que el tiempo se pierda en la brisa.
Suele ocurrir algunas tardes,
la caída del sol provoca ese estado incomprensible.
Durante horas no se mueve, respira,
y al fin levanta la mirada ante la llegada de la luna.
Por supuesto que no puede contener sus babas,
las deja recorrer su cuerpo sin la menor preocupación.
Yo no sé si lo envidio o le temo:
solo puedo fumar y creer que ya nada es real.
sábado, 4 de junio de 2016
POEMA DEL IDIOTA
No hay manera de encontrar una salida.
Más allá de mis urgencias, el idiota
no me ayuda a escribir un poema..
Ni siquiera una palabra, solo los mocos y la baba.
Por más que encienda otro cigarrillo
y lo observe corriendo por el jardín,
solo un vacío gira alrededor del pino
entre los ladridos sorprendidos de su perro.
Entonces habrá que resignarse y aguantar.
En algún momento él también estará así,
inmóvil, puro humo ante la espantosa realidad.
Pero después de todo, ¿vale la pena escribir un verso?
No hay manera de encontrar una salida.
Más allá de mis urgencias, el idiota
no me ayuda a escribir un poema..
Ni siquiera una palabra, solo los mocos y la baba.
Por más que encienda otro cigarrillo
y lo observe corriendo por el jardín,
solo un vacío gira alrededor del pino
entre los ladridos sorprendidos de su perro.
Entonces habrá que resignarse y aguantar.
En algún momento él también estará así,
inmóvil, puro humo ante la espantosa realidad.
Pero después de todo, ¿vale la pena escribir un verso?
DELICIAS DEL IDIOTA
Siempre la inocencia es una invitación,
así que el idiota come sus propios excrementos.
No son tan sabrosos como una manzana
o las frutillas, pero ahí están.
¿Alguien se animaría a decirle algo?
Muchos, de otras maneras, también creen
que esas son las delicias de la vida.
Pero cierran todas las puertas, y después vomitan.
Feliz, ya ha saciado el hambre
y sale con la mierda en la cara al jardín.
El idiota levanta los ojos al sol,
la lengua de su perro limpia la llegada de la luz.
Siempre la inocencia es una invitación,
así que el idiota come sus propios excrementos.
No son tan sabrosos como una manzana
o las frutillas, pero ahí están.
¿Alguien se animaría a decirle algo?
Muchos, de otras maneras, también creen
que esas son las delicias de la vida.
Pero cierran todas las puertas, y después vomitan.
Feliz, ya ha saciado el hambre
y sale con la mierda en la cara al jardín.
El idiota levanta los ojos al sol,
la lengua de su perro limpia la llegada de la luz.
viernes, 3 de junio de 2016
EXCRITURA DE LEZAMA LIMA
Esperar a la noche, o la nada.
Lentamente ver al sillón
que se aleja de la lámpara.
Los huesos se inquietan,
los cigarros reemplazan la ansiedad.
El pañuelo junto al cenicero,
la ausencia y la presencia
preparan la eternidad del momento.
Aquel jarrón de la abuela
ya huye en la voz de la penumbra.
Solo el llegar de la lluvia
y las pisadas tan leves en las cenizas.
Esperar, la noche, la nada, puro humo.
Esperar a la noche, o la nada.
Lentamente ver al sillón
que se aleja de la lámpara.
Los huesos se inquietan,
los cigarros reemplazan la ansiedad.
El pañuelo junto al cenicero,
la ausencia y la presencia
preparan la eternidad del momento.
Aquel jarrón de la abuela
ya huye en la voz de la penumbra.
Solo el llegar de la lluvia
y las pisadas tan leves en las cenizas.
Esperar, la noche, la nada, puro humo.
EXCRITURA DE PESSOA
Algunas tardes,al terminar la jornada de trabajo, me encuentro para charlar con Bernardo Soares.
Bueno, en verdad, ninguno dice nunca nada.
Pero la pasamos bien, bebemos una copa y después cada uno a su casa.
Además, la vida es solo una exclamación y un interrogante; sentir es una pesadumbre.
Algunas tardes,al terminar la jornada de trabajo, me encuentro para charlar con Bernardo Soares.
Bueno, en verdad, ninguno dice nunca nada.
Pero la pasamos bien, bebemos una copa y después cada uno a su casa.
Además, la vida es solo una exclamación y un interrogante; sentir es una pesadumbre.
jueves, 2 de junio de 2016
OBJETO FALSO
Todos los días, a cada instante, la chica de la estación de servicio sonríe obligada a los clientes.
Ella debe usar esas calzas, tan ajustadas, casi transparentes, para que todos puedan mirarle el culo. Anda, siempre apurada, de un lado a otro, sola, en invierno y en verano. Yo también la veo todos los días y a veces siento ganas de encender un fósforo, dejarlo caer y que estalle la hipocresía de las propinas.
Quizás mañana junte un poco de coraje y me anime...Pero, ay, esa sonrisa falsa es tan irresistible.
Todos los días, a cada instante, la chica de la estación de servicio sonríe obligada a los clientes.
Ella debe usar esas calzas, tan ajustadas, casi transparentes, para que todos puedan mirarle el culo. Anda, siempre apurada, de un lado a otro, sola, en invierno y en verano. Yo también la veo todos los días y a veces siento ganas de encender un fósforo, dejarlo caer y que estalle la hipocresía de las propinas.
Quizás mañana junte un poco de coraje y me anime...Pero, ay, esa sonrisa falsa es tan irresistible.
EXCRITURAS DEL CONTEMPLAR
Tanto frío, el idiota no puede salir al jardín.
Babea en la ventana,
mira sin ver al viento.
El pino alterado agita sus ramas.
Su perro duerme en un rincón.
Y busca un poco de calor
en su propio cuerpo.
Pero el idiota sigue sin entender.
Ahora todo el paisaje es puro movimiento.
Silencio de colores:
verdes, amarillos y azules.
El idiota ya salió y todo su cuerpo arde.
Tanto frío, el idiota no puede salir al jardín.
Babea en la ventana,
mira sin ver al viento.
El pino alterado agita sus ramas.
Su perro duerme en un rincón.
Y busca un poco de calor
en su propio cuerpo.
Pero el idiota sigue sin entender.
Ahora todo el paisaje es puro movimiento.
Silencio de colores:
verdes, amarillos y azules.
El idiota ya salió y todo su cuerpo arde.
miércoles, 1 de junio de 2016
EXCRITURA MIMÉTICA
Del otro lado, ni una palabra.
Por eso el idiota acaricia a su perro
bajo la luz más plena del sol.
Total, el sentido no tiene sentido.
Hoy hasta el mismo pino,
tan alto, es aburrimiento
o se refugia en sus sombras
como si quisiera volver a la tierra.
Así que el perro se levanta,
investiga con el hocico
y mueve apenas la cola peluda,
¿acaso es una señal para el idiota?
Pero el perro ya se inclina
y orina contra la corteza del pino.
El idiota lo observa, vacila...
Sin premura se quita la ropa.
El intento es también es inútil:
ni una gotita de su cuerpo.
Entonces se echa en el pasto,
deja que su perro le huela toda la piel.
Ni una, o al menos un grito.
De todas maneras esa lengua
y su aspereza le dicen algo,
otra cosa, su cuerpo también es poesía.
Del otro lado, ni una palabra.
Por eso el idiota acaricia a su perro
bajo la luz más plena del sol.
Total, el sentido no tiene sentido.
Hoy hasta el mismo pino,
tan alto, es aburrimiento
o se refugia en sus sombras
como si quisiera volver a la tierra.
Así que el perro se levanta,
investiga con el hocico
y mueve apenas la cola peluda,
¿acaso es una señal para el idiota?
Pero el perro ya se inclina
y orina contra la corteza del pino.
El idiota lo observa, vacila...
Sin premura se quita la ropa.
El intento es también es inútil:
ni una gotita de su cuerpo.
Entonces se echa en el pasto,
deja que su perro le huela toda la piel.
Ni una, o al menos un grito.
De todas maneras esa lengua
y su aspereza le dicen algo,
otra cosa, su cuerpo también es poesía.
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