EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA V
Cada vez que me llegaba la pelota,
yo era mi papá.
Tan feliz, me veía en sus ojos
y a veces una gambeta, un gol.
Todo era él, para él:
la camiseta de Boca, los botines, el sol.
Y cuando me tocaba ganar,
ahí, sentados, me compraba una coca
y me comparaba con Rojitas.
Claro que se jugaba por nada,
apenas para estar en otro mundo.
Ah, los sábados en el potrero
junto a las pocas alegrías, nuestras...
Lástima que no pueda decirlo este poema.
domingo, 26 de febrero de 2017
EXCRITURA DE MALCOM LOWRY
Nada hay más humano
que esos silencios repentinos y extraños,
un galopar de la luz en el bar.
Así se aparece el verdadero paraíso,
mientras se mira otro rostro
en el ventana, la calma del monstruo.
Después alguien grita
y tiene razón, la muerte es insoportable...
humana como ese vaso sucio.
El último trago antes de partir
sin recordar el regreso,
el estallido mudo del volcán en el alma.
Nada hay más humano
que esos silencios repentinos y extraños,
un galopar de la luz en el bar.
Así se aparece el verdadero paraíso,
mientras se mira otro rostro
en el ventana, la calma del monstruo.
Después alguien grita
y tiene razón, la muerte es insoportable...
humana como ese vaso sucio.
El último trago antes de partir
sin recordar el regreso,
el estallido mudo del volcán en el alma.
EXCRITURA DE KAFKA
Durante algunas pocas horas,
al escribir, logré escapar del mundo.
Sin moverme, acá, y solo,
una cucaracha en su único rincón.
Claro que sentí ese miedo:
¿cómo puede uno atreverse;
cómo estar en el real afuera,
y ser un fuego y morir y resucitar?
Apenas un viaje inmóvil,
ese sótano oscuro en todo el aire.
Por suerte, otra vez vuelve la rutina
y el cielo azul en la ventana.
Ahora, un hombre cruza el puente;
ya cierro mi cuaderno, mi piel.
Durante algunas pocas horas,
al escribir, logré escapar del mundo.
Sin moverme, acá, y solo,
una cucaracha en su único rincón.
Claro que sentí ese miedo:
¿cómo puede uno atreverse;
cómo estar en el real afuera,
y ser un fuego y morir y resucitar?
Apenas un viaje inmóvil,
ese sótano oscuro en todo el aire.
Por suerte, otra vez vuelve la rutina
y el cielo azul en la ventana.
Ahora, un hombre cruza el puente;
ya cierro mi cuaderno, mi piel.
sábado, 25 de febrero de 2017
EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA IV
Desaparecía, ¡increíble!, el dedo de mi tío Cali.
A mí no me alcanzaban
los ojos ni el asombro,
y una y otra vez...
Él se reía: "no ta más".
Yo le agarraba la mano,
preocupado, y volvía a aparecer.
Poco después entendí la broma;
pero, ¡qué dolor!,
ya no hubo sonrisas.
Y empecé a no entender nada.
Mi abuelita, tan dulce...igual que el dedo, y llanto.
Desaparecía, ¡increíble!, el dedo de mi tío Cali.
A mí no me alcanzaban
los ojos ni el asombro,
y una y otra vez...
Él se reía: "no ta más".
Yo le agarraba la mano,
preocupado, y volvía a aparecer.
Poco después entendí la broma;
pero, ¡qué dolor!,
ya no hubo sonrisas.
Y empecé a no entender nada.
Mi abuelita, tan dulce...igual que el dedo, y llanto.
UNA EXCRITURA DE LOS DESPLAZAMIENTOS DE LACAN
Siempre, cada cosa es otra
cosa.
Mi ventana,
un miedo de pájaro ciego.
La lamparita
el pellejo de estas palabras.
El cigarro,
la memoria rota del humo.
Esa silla,
otro cuerpo sin pulsión.
Y las paredes,
la verdad de los sueños.
Cada cosa es, sin un lugar
y muda.
Siempre, cada cosa es otra
cosa.
Mi ventana,
un miedo de pájaro ciego.
La lamparita
el pellejo de estas palabras.
El cigarro,
la memoria rota del humo.
Esa silla,
otro cuerpo sin pulsión.
Y las paredes,
la verdad de los sueños.
Cada cosa es, sin un lugar
y muda.
EXCRITURA DE MAROSA DI GIORGIO
Al fin me hice una máscara, pura de vida,
con alas de mariposas y de gladiolos.
Y sin dudar la llamé Laura,
por la memoria del bosque de laureles,
allá, donde nacieron mis pasos.
Vivía en su propia habitación,
nos gustaba compartir el silencio y bailar.
También la lejanía de la ventana,
esos murmullos de la brisa, un mar invisible.
Solo la llevaba sobre mi rostro
cuando andaba desnuda, al aire del sol
Pero ella padecía, lloraba las noches.
Una mañana le regalé mi caballo;
libre, galopó hasta perder el horizonte.
Yo ya no era más la alegría,
hasta las mariposas y los gladiolos me dolían,
en mis ojos el espejo veía sus ojos.
Después apareci, sola, sucia, flotando en el río.
Al fin me hice una máscara, pura de vida,
con alas de mariposas y de gladiolos.
Y sin dudar la llamé Laura,
por la memoria del bosque de laureles,
allá, donde nacieron mis pasos.
Vivía en su propia habitación,
nos gustaba compartir el silencio y bailar.
También la lejanía de la ventana,
esos murmullos de la brisa, un mar invisible.
Solo la llevaba sobre mi rostro
cuando andaba desnuda, al aire del sol
Pero ella padecía, lloraba las noches.
Una mañana le regalé mi caballo;
libre, galopó hasta perder el horizonte.
Yo ya no era más la alegría,
hasta las mariposas y los gladiolos me dolían,
en mis ojos el espejo veía sus ojos.
Después apareci, sola, sucia, flotando en el río.
viernes, 24 de febrero de 2017
EXCRITURA DEL ANIMALITO
Ya no tengo otra alternativa
ese animalito me obliga,
a escribir, escribir y escribir.
Sin que importa la hora,
el lugar, ni siquiera
si estoy dormido o despierto.
Así que no me resisto,
ni tampoco pienso,
sé que es inútil y peor.
Claro que no es tan grave,
¿a quién puedo lastimar
con algunos versos?
Aunque a veces me aterra,
al sentir esos gruñidos
que niegan a las palabras;
pero él, ansioso, me devora,
mis entrañas sangran,
soy el cuerpo del miedo
y le exige la verdad a mi corazón.
Ya no tengo otra alternativa
ese animalito me obliga,
a escribir, escribir y escribir.
Sin que importa la hora,
el lugar, ni siquiera
si estoy dormido o despierto.
Así que no me resisto,
ni tampoco pienso,
sé que es inútil y peor.
Claro que no es tan grave,
¿a quién puedo lastimar
con algunos versos?
Aunque a veces me aterra,
al sentir esos gruñidos
que niegan a las palabras;
pero él, ansioso, me devora,
mis entrañas sangran,
soy el cuerpo del miedo
y le exige la verdad a mi corazón.
EXCRITURA AUTOBIOGRÁTICA III
Nunca lo pude aceptar, y tenía razón.
Así que los lunes, siempre,
la misma rabia, el pataleo, el llanto.
¿Por qué no venía la Negrita?
No me importaban las explicaciones,
ni saber de su trabajo
y de su merecido día de descanso,
que lavaba, planchaba, baldeaba.
Yo quería jugar con ella,
regalarle todos mis dibujos,
los más lindos de su sonrisa,
andar entre sus piernas,
bochinchar con las ollas,
mucho ruido, cantar y sus ojos...
¿Por qué no me miraban a mí,
solo a mí? No lo podía aceptar,
al menos hasta el martes, tempranito,
y todavía tengo razón, Negrita, los lunes.
Nunca lo pude aceptar, y tenía razón.
Así que los lunes, siempre,
la misma rabia, el pataleo, el llanto.
¿Por qué no venía la Negrita?
No me importaban las explicaciones,
ni saber de su trabajo
y de su merecido día de descanso,
que lavaba, planchaba, baldeaba.
Yo quería jugar con ella,
regalarle todos mis dibujos,
los más lindos de su sonrisa,
andar entre sus piernas,
bochinchar con las ollas,
mucho ruido, cantar y sus ojos...
¿Por qué no me miraban a mí,
solo a mí? No lo podía aceptar,
al menos hasta el martes, tempranito,
y todavía tengo razón, Negrita, los lunes.
EXCRITURA DE LORCA
Ya desapareció ese perfume,
sus mariposas.
.
Los latidos de tanto fuego,
tu cabello y tu piel.
Ningún pájaro en el cielo,
todo es el adiós,
Adentro la voz del desierto,
mi solo camino.
Apenas un romancero roto,
destino sin rimas.
Ya siento brillar el cuchillo,
la luna en la oscuridad.
.
Ya desapareció ese perfume,
sus mariposas.
.
Los latidos de tanto fuego,
tu cabello y tu piel.
Ningún pájaro en el cielo,
todo es el adiós,
Adentro la voz del desierto,
mi solo camino.
Apenas un romancero roto,
destino sin rimas.
Ya siento brillar el cuchillo,
la luna en la oscuridad.
.
EXCRITURA DEL BARCO Y EL HUMO
Un barquito de humo en el horizonte
ya desaparece sin forma;
y las palabras cada vez más lejos,
quizás perdidas en el mar.
Pero la imagen es otro engaño,
un falso consuelo del temor;
así que hundo en la arena
la soledad, ciega, del cigarrillo.
¿Acaso una tonta metáfora,
en el eterno mar, su espuma,
no se hundirá en su propio fondo
para olvidar la vida del cielo?
Resignada, mi sombra se aleja
-el dolor necesita más dolor-,
aunque no puedo evitar al viento
en todo el cuerpo, mi andar, sin brújula.
Un barquito de humo en el horizonte
ya desaparece sin forma;
y las palabras cada vez más lejos,
quizás perdidas en el mar.
Pero la imagen es otro engaño,
un falso consuelo del temor;
así que hundo en la arena
la soledad, ciega, del cigarrillo.
¿Acaso una tonta metáfora,
en el eterno mar, su espuma,
no se hundirá en su propio fondo
para olvidar la vida del cielo?
Resignada, mi sombra se aleja
-el dolor necesita más dolor-,
aunque no puedo evitar al viento
en todo el cuerpo, mi andar, sin brújula.
jueves, 23 de febrero de 2017
EXCRITURAS AUTOBIOGRÁFICAS II
Entre tanto sol de cielo y el griterío,
un milagro, algo flota en mí.
También hay brazos, pelotas, risas,
y esos son mami y papá, sus ojos.
Yo sueño ser la forma de un pez,
aguanto, no llorar ni salir
y miro el fondo de la pileta.
Adentro y afuera, todo movimiento;
el cuerpo se olvida en el agua
o regresa y patalea hacia su origen.
Lástima que una voz, ¿quién?,
justo dice mi nombre y ahora es real.
Entre tanto sol de cielo y el griterío,
un milagro, algo flota en mí.
También hay brazos, pelotas, risas,
y esos son mami y papá, sus ojos.
Yo sueño ser la forma de un pez,
aguanto, no llorar ni salir
y miro el fondo de la pileta.
Adentro y afuera, todo movimiento;
el cuerpo se olvida en el agua
o regresa y patalea hacia su origen.
Lástima que una voz, ¿quién?,
justo dice mi nombre y ahora es real.
EXCRITURA DE RASCHELLA
La noche con calaveras de lobos.
Esos olores, sin la existencia.
En la niebla, lamentos.
Voy llenando, lejos, la taza;
ya no hay lugar para recobrar.
No quiero preguntar al odio,
la miseria de los hombres.
La muerte bebe mi mano; crece
el silencio de los hundidos
y los viejos no mueren, como yo.
La noche con calaveras de lobos.
Esos olores, sin la existencia.
En la niebla, lamentos.
Voy llenando, lejos, la taza;
ya no hay lugar para recobrar.
No quiero preguntar al odio,
la miseria de los hombres.
La muerte bebe mi mano; crece
el silencio de los hundidos
y los viejos no mueren, como yo.
EXCRITURA DEL "FRENTE" VITAL
Al llegar a la villa saltó de la moto.
Los pasillos eran cómplices,
corrió junto a los pibes, asustados,
ya aturdía la cumbia como una sirena.
Él temblaba y reía, vio una puerta
y entró, y otra vez todo bien,
Apenas unos minutos, la puerta cayó:
una cuarenta y cinco, la venganza.
Él se rindió al ver el uniforme,
levantó una mano para detener las balas.
Después lo convirtieron en santo,
pero su cadáver todavía baila cumbia.
Al llegar a la villa saltó de la moto.
Los pasillos eran cómplices,
corrió junto a los pibes, asustados,
ya aturdía la cumbia como una sirena.
Él temblaba y reía, vio una puerta
y entró, y otra vez todo bien,
Apenas unos minutos, la puerta cayó:
una cuarenta y cinco, la venganza.
Él se rindió al ver el uniforme,
levantó una mano para detener las balas.
Después lo convirtieron en santo,
pero su cadáver todavía baila cumbia.
BANALIDAD DEL PLACER
Hoy la fortuna está de mi lado; ahí,
con casi cuarenta de sensación térmica,
un banco y gran árbol de sombra.
Pocos en la plaza, apenas la musiquita
y las vueltas de la calesita.
No me alcanza para un poema,
ni siquiera para recordar a Tuñón.
Pero recién, al bajar del tren, un cartel,
cartón berreta, trazos dudosos,
un vendedor desanimado;
lo leí dos veces: "Placer 10 $".
Después asimilé la confusión, o no,
sería una golosina o un refresco,
igual evité cualquier conjetura.
Rápido me perdí entre los puesteros,
contento de caminar por Catán, solo,
mientras espero para ir al trabajo.
Y acá estoy, al menos un ratito;
por momentos -lo reconozco-,
casi una forma de negar lo peor.
A pesar de fortuna y esta sombra,
ese cartel, entre las vías, dice la verdad:
el placer se vende muy barato
y ya casi no tiene ese gustito a dolor.
Hoy la fortuna está de mi lado; ahí,
con casi cuarenta de sensación térmica,
un banco y gran árbol de sombra.
Pocos en la plaza, apenas la musiquita
y las vueltas de la calesita.
No me alcanza para un poema,
ni siquiera para recordar a Tuñón.
Pero recién, al bajar del tren, un cartel,
cartón berreta, trazos dudosos,
un vendedor desanimado;
lo leí dos veces: "Placer 10 $".
Después asimilé la confusión, o no,
sería una golosina o un refresco,
igual evité cualquier conjetura.
Rápido me perdí entre los puesteros,
contento de caminar por Catán, solo,
mientras espero para ir al trabajo.
Y acá estoy, al menos un ratito;
por momentos -lo reconozco-,
casi una forma de negar lo peor.
A pesar de fortuna y esta sombra,
ese cartel, entre las vías, dice la verdad:
el placer se vende muy barato
y ya casi no tiene ese gustito a dolor.
miércoles, 22 de febrero de 2017
EXCRITURA DE NICANOR PARRA
Ese astrólogo enloquecido dice la verdad:
las estrellas curan el cáncer,
o cualquier enfermedad y más todavía.
¿A quién le importa ese ataud?
Todo es una comedia funeraria,
ya me lo había dicho mi amigo.
De chicos jugábamos a los fantasmas,
temblábamos, después las risas.
Yo me aguanto la rabia del sol,
lo despido con falsas palabras,
prefiero respetar a las costumbres.
Sé que después vendrá la noche: las estrellas.
Ese astrólogo enloquecido dice la verdad:
las estrellas curan el cáncer,
o cualquier enfermedad y más todavía.
¿A quién le importa ese ataud?
Todo es una comedia funeraria,
ya me lo había dicho mi amigo.
De chicos jugábamos a los fantasmas,
temblábamos, después las risas.
Yo me aguanto la rabia del sol,
lo despido con falsas palabras,
prefiero respetar a las costumbres.
Sé que después vendrá la noche: las estrellas.
EXCRITURA DE ANTONIO CISNEROS
No quiero recordar esa única calle.
Menos aún el almacén de Cacho
y la sombra de la esquina,
esa higuera que juntaba amistad.
Demasiado seca era la tierra,
a veces barro y puentes de tablones.
El camión del padre de Celia
o los viejos en el club, ahí,
con el vino fresco y el domino.
Los picados interminables al sol.
Yo pisé una botella rota,
pero ya se borró la cicatriz.
Y tampoco a los perros y a los otros,
los llevaron una noche, y nadie...
Después afaltaron, no recuerdo.
No quiero caminar, otra vez, esta calle.
No quiero recordar esa única calle.
Menos aún el almacén de Cacho
y la sombra de la esquina,
esa higuera que juntaba amistad.
Demasiado seca era la tierra,
a veces barro y puentes de tablones.
El camión del padre de Celia
o los viejos en el club, ahí,
con el vino fresco y el domino.
Los picados interminables al sol.
Yo pisé una botella rota,
pero ya se borró la cicatriz.
Y tampoco a los perros y a los otros,
los llevaron una noche, y nadie...
Después afaltaron, no recuerdo.
No quiero caminar, otra vez, esta calle.
EXCRITURAS AUTOBIOGRÁFICAS I
Justo en este, otro, aquel,
cualquier espacio;
pero al fondo de la casa
que la ventana puede ver
-también en el ahora,
al revés del tiempo-;
una mesa al sol, voces
y ese griterío, intacto,
del otro lado, la medianera,
y la diversión del agua.
Apenas esa escena
o el deseo de su recuerdo;
aunque dude, tiemble,
ahí, feliz, sin palabras, ¿yo?
Justo en este, otro, aquel,
cualquier espacio;
pero al fondo de la casa
que la ventana puede ver
-también en el ahora,
al revés del tiempo-;
una mesa al sol, voces
y ese griterío, intacto,
del otro lado, la medianera,
y la diversión del agua.
Apenas esa escena
o el deseo de su recuerdo;
aunque dude, tiemble,
ahí, feliz, sin palabras, ¿yo?
EXCRITURA DE T. S. ELIOT
Apenas en la silla, el espejo y ella.
Las llamas de los candelabros
y el resplandor de las joyas,
pero la de su oreja aturde...
Aromas que ascienden, agrios,
perdidos entre los leños.
No sabe qué piensa, si piensa.
Al llegar él querrá saber,
qué hizo hoy con el dinero.
Y otra vez, justo, el carruaje,
retumba noche en los pasos.
Aunque vea sus cabellos sueltos,
así son las reglas del juego.
Ella tan solo tomó sus píldoras;
no puede evitarlo, se apura,
ya es la hora y desaparece la voz.
Apenas en la silla, el espejo y ella.
Las llamas de los candelabros
y el resplandor de las joyas,
pero la de su oreja aturde...
Aromas que ascienden, agrios,
perdidos entre los leños.
No sabe qué piensa, si piensa.
Al llegar él querrá saber,
qué hizo hoy con el dinero.
Y otra vez, justo, el carruaje,
retumba noche en los pasos.
Aunque vea sus cabellos sueltos,
así son las reglas del juego.
Ella tan solo tomó sus píldoras;
no puede evitarlo, se apura,
ya es la hora y desaparece la voz.
martes, 21 de febrero de 2017
EXCRITURA DE NÉSTOR PERLONGHER
En ese aroma derretido en las aguas,
sus chispas de verde espuma,
reflejos de magma vegetal
con una idea fija de luz.
La constelación ignea de lejanías
para internarnos en un túnel,
no más que un instante;
y ese suspiro de levezas,
otro tul, tembloroso del ánade:
el plus de irisación, la ondulación vital.
En ese aroma derretido en las aguas,
sus chispas de verde espuma,
reflejos de magma vegetal
con una idea fija de luz.
La constelación ignea de lejanías
para internarnos en un túnel,
no más que un instante;
y ese suspiro de levezas,
otro tul, tembloroso del ánade:
el plus de irisación, la ondulación vital.
CASTILLO DE LOS PERROS
En los yuyos de la vereda, entre los desperdicios,
o cansados, casi dormidos, en el potrero,
tramposos suplicantes ante la puerta de la escuela.
Todos los días, en su mundo, sobreviven,
tan libres y huesudos como su elegida miseria,
a veces hasta mueven contentos sus colas.
Hoy ninguno se me acerca, y otra vez los envidio.
Ay, los perros roñosos de Rafael Castillo,
yo ya me pongo el collar para empezar la jornada.
En los yuyos de la vereda, entre los desperdicios,
o cansados, casi dormidos, en el potrero,
tramposos suplicantes ante la puerta de la escuela.
Todos los días, en su mundo, sobreviven,
tan libres y huesudos como su elegida miseria,
a veces hasta mueven contentos sus colas.
Hoy ninguno se me acerca, y otra vez los envidio.
Ay, los perros roñosos de Rafael Castillo,
yo ya me pongo el collar para empezar la jornada.
EXCRITURA DE ROBERTO RASCHELLA
Otra vez el sin sentido de cualquier verano,
su agonía final en las lluvias.
El fruto que se pudre, indiferente.
No veo lo que sueño,
no sueño, no puedo ver.
Apenas soy ese niño en la voz de la madre,
más triste, más duro.
Tampoco comprendo quiénes somos,
ni el viento o los árboles.
Acaso deseo el honor de la humillación,
caer desde alguna rama.
Ya ha visto, lejana, la sangre.
Sé que la muerte duerme en mis venas
y yo me oculto en ellas y crezco, aun desnudo.
Otra vez el sin sentido de cualquier verano,
su agonía final en las lluvias.
El fruto que se pudre, indiferente.
No veo lo que sueño,
no sueño, no puedo ver.
Apenas soy ese niño en la voz de la madre,
más triste, más duro.
Tampoco comprendo quiénes somos,
ni el viento o los árboles.
Acaso deseo el honor de la humillación,
caer desde alguna rama.
Ya ha visto, lejana, la sangre.
Sé que la muerte duerme en mis venas
y yo me oculto en ellas y crezco, aun desnudo.
lunes, 20 de febrero de 2017
EXCRITURA DE SANTA TERESA DE JESÚS
No sabía que estaba en todas las cosas;
pero no podía dejar de creer
en su clarísima presencia.
Hasta en las penas, su gracia.
El entendimiento, si se entiende, no se entiende.
Ya no vivía en mí, solo en Él.
Sin imaginación de nada, abierta,
apenas un suave abismo al perder el aliento;
mis sentidos, puro placer.
Y al fin llegó la voz:
entrégate, hija, entrega tu cuerpo.
Esa caricia del cielo en la llama del alma.
No sabía que estaba en todas las cosas;
pero no podía dejar de creer
en su clarísima presencia.
Hasta en las penas, su gracia.
El entendimiento, si se entiende, no se entiende.
Ya no vivía en mí, solo en Él.
Sin imaginación de nada, abierta,
apenas un suave abismo al perder el aliento;
mis sentidos, puro placer.
Y al fin llegó la voz:
entrégate, hija, entrega tu cuerpo.
Esa caricia del cielo en la llama del alma.
EXCRITURA DE EL INNOMBRABLE
Estoy, desde que estoy sin cabeza, aquí.
Durante este tiempo, todo en la mayor calma,
en el más perfecto orden.
A nadie le debo mi existencia.
He buscado por cualquier parte, y nada,
así que voy a probar otra cosa, ¿qué?
Siempre, inmóvil, en la misma dirección,
y solo veo a mi sombra o peor.
ese sombrero con la mirada de mi amo.
Aquí todo es posible, o casi;
aunque no puede moverme, no quiera
que se asusten mis piernas.
Ellos pasan, y sigo siendo yo,
apenas las palabras que no paran de hablar.
Además estoy completamente sordo,
recuerdo el primer ruido en este lugar, o lejos,
un débil grito. otra voz.
Aguardo con impaciencia, que se repita;
tal vez sea una cosa que se rompe
o a lo mejor solo se trata de agua, un mar.
Sin las manos, podría ahogarme,
aprender a vivir en el fondo de una burbuja.
Pero aquí estoy a salvo, no sé quién pudo herirme.
Estoy, desde que estoy sin cabeza, aquí.
Durante este tiempo, todo en la mayor calma,
en el más perfecto orden.
A nadie le debo mi existencia.
He buscado por cualquier parte, y nada,
así que voy a probar otra cosa, ¿qué?
Siempre, inmóvil, en la misma dirección,
y solo veo a mi sombra o peor.
ese sombrero con la mirada de mi amo.
Aquí todo es posible, o casi;
aunque no puede moverme, no quiera
que se asusten mis piernas.
Ellos pasan, y sigo siendo yo,
apenas las palabras que no paran de hablar.
Además estoy completamente sordo,
recuerdo el primer ruido en este lugar, o lejos,
un débil grito. otra voz.
Aguardo con impaciencia, que se repita;
tal vez sea una cosa que se rompe
o a lo mejor solo se trata de agua, un mar.
Sin las manos, podría ahogarme,
aprender a vivir en el fondo de una burbuja.
Pero aquí estoy a salvo, no sé quién pudo herirme.
ENGAÑOS DE LA ESPERA
Siempre irritantes,
las chicharras aturden en la poca sombra.
Un vecino
también insiste con algunos chamamés.
En silencio,
el laurel y el mate y los cigarrillos.
Ahí, lejano,
el lápiz mudo sobre el papel en blanco.
Inútil el cielo,
la mirada se olvida en las nubes..
Los latidos,
todavía resisten el eco frente al muro.
Pasa y no pasa,
el tiempo sin asombro en la brisa.
A estos versos
ni siquiera crecen le los yuyos del jardín.
Apenas la tarde,
ese engaño escondido ante la única espera.
Siempre irritantes,
las chicharras aturden en la poca sombra.
Un vecino
también insiste con algunos chamamés.
En silencio,
el laurel y el mate y los cigarrillos.
Ahí, lejano,
el lápiz mudo sobre el papel en blanco.
Inútil el cielo,
la mirada se olvida en las nubes..
Los latidos,
todavía resisten el eco frente al muro.
Pasa y no pasa,
el tiempo sin asombro en la brisa.
A estos versos
ni siquiera crecen le los yuyos del jardín.
Apenas la tarde,
ese engaño escondido ante la única espera.
domingo, 19 de febrero de 2017
EXCRITURA DE BARDAMU
Una vez vivo, hay que aguantar.
De los olores, el mejor guía es la mierda.
Me lo enseñaron, y bien clarito,
en la guerra; nunca lo olvido.
Solo queda un poco aire en la angustia.
Lástima que es real este cuerpo
y contemplarlo es asqueroso y triste.
Ya abandoné la esperanza,
apenas asco siento en la piedad.
Hemos caído al fondo de los intestinos
por creer, ingenuos, en las palabras.
Por el momento, esta es mi conclusión.
Una vez vivo, hay que aguantar.
De los olores, el mejor guía es la mierda.
Me lo enseñaron, y bien clarito,
en la guerra; nunca lo olvido.
Solo queda un poco aire en la angustia.
Lástima que es real este cuerpo
y contemplarlo es asqueroso y triste.
Ya abandoné la esperanza,
apenas asco siento en la piedad.
Hemos caído al fondo de los intestinos
por creer, ingenuos, en las palabras.
Por el momento, esta es mi conclusión.
EXCRITURA DE ISIDRO VELÁZQUEZ
Con las puntas de su pañuelo y su sapucay,
Isidro desaparece y aparece, siempre.
Ante las tantas humillaciones, las miserias,
el payé acompaña las huellas del bandolero.
Oculto en los montes, libre,
la partida olfatea la sangre: su justicia.
Pero el cabalga en otro tiempo,
y sus andanzas inventan la memoria.
Ningún documento lo atrapa, se burla,
él prefiere la pólvora y el chamamé.
Mienten, si dicen que está muerto;
también los consuelos de la leyenda.
Todavía, limpias como algodón, crecen
las llamas benditas del árbol del Vengador.
Con las puntas de su pañuelo y su sapucay,
Isidro desaparece y aparece, siempre.
Ante las tantas humillaciones, las miserias,
el payé acompaña las huellas del bandolero.
Oculto en los montes, libre,
la partida olfatea la sangre: su justicia.
Pero el cabalga en otro tiempo,
y sus andanzas inventan la memoria.
Ningún documento lo atrapa, se burla,
él prefiere la pólvora y el chamamé.
Mienten, si dicen que está muerto;
también los consuelos de la leyenda.
Todavía, limpias como algodón, crecen
las llamas benditas del árbol del Vengador.
sábado, 18 de febrero de 2017
EXCRITURA DE GONZALO ROJAS
Solo queda el azul del mar, casi en un más allá,
llorando sin lágrimas de tanto ver sin ver.
Nos morimos los unos a los otros
y ni el adiós, su arrullo mudo.
Alguien todavía olfatea lo que ya no hay,
esa saliva mántrica, ese brillo,
los pellejos en la extinción del amor.
Lo humano que es uno, perdido; un féretro
para la magia de las palabras.
Solo queda una urraca china para matar un erizo.
Solo queda el azul del mar, casi en un más allá,
llorando sin lágrimas de tanto ver sin ver.
Nos morimos los unos a los otros
y ni el adiós, su arrullo mudo.
Alguien todavía olfatea lo que ya no hay,
esa saliva mántrica, ese brillo,
los pellejos en la extinción del amor.
Lo humano que es uno, perdido; un féretro
para la magia de las palabras.
Solo queda una urraca china para matar un erizo.
EXCRITURA DE ESTELA DOS SANTOS
Ya el vórtice oscuro en todos mis párpados,
tan adentro y lejos.
El único entendimiento solo es un no,
terco, como las aguas.
Pero todavía puedo soñar con un pez,
nadar el vacío.
O flotar en silencio, buscar la espuma
y desaparecer.
Apenas esa última vida en alguna burbuja,
hasta alcanzar la otra orilla.
Ya el vórtice oscuro en todos mis párpados,
tan adentro y lejos.
El único entendimiento solo es un no,
terco, como las aguas.
Pero todavía puedo soñar con un pez,
nadar el vacío.
O flotar en silencio, buscar la espuma
y desaparecer.
Apenas esa última vida en alguna burbuja,
hasta alcanzar la otra orilla.
viernes, 17 de febrero de 2017
EXCRITURA DE GEORGE TRAKL
Ya el bosque, escondido, es el gemido mudo de las últimas sombras.
No tengo miedo, trato de entender;
a lo mejor distingo tu voz.
Imposible moverme, regresar,
este es el lugar para vivir.
Algunos ruidos, animales inquietos,
que buscan un refugio.
Aun tienen ese don perdido:
la inocencia ante la luna.
Voy a resistir las tentaciones,
el mundo no es humano.
Yo miro sin ver a las aguas,
ese espejo ciego que siempre deviene:
veo una barca lejana que, sin rumbo, desciende por las aguas negras.
Ya el bosque, escondido, es el gemido mudo de las últimas sombras.
No tengo miedo, trato de entender;
a lo mejor distingo tu voz.
Imposible moverme, regresar,
este es el lugar para vivir.
Algunos ruidos, animales inquietos,
que buscan un refugio.
Aun tienen ese don perdido:
la inocencia ante la luna.
Voy a resistir las tentaciones,
el mundo no es humano.
Yo miro sin ver a las aguas,
ese espejo ciego que siempre deviene:
veo una barca lejana que, sin rumbo, desciende por las aguas negras.
jueves, 16 de febrero de 2017
EXCRITURA DE CAMILO BLAJAQUIS
Adoro las flores,
ese perfume que veo y no puedo disfrutar.
Me baño
en el mar que aun no conozco, tan azul.
Soy adicto,
no dejo de mirar y mirar por la ventana.
Afuera, la sociedad,
solo sueña con las propagandas de TV.
Inútil el el delirio,
ya se acerca la sombre brutal del guardia.
Adoro las flores,
ese perfume que veo y no puedo disfrutar.
Me baño
en el mar que aun no conozco, tan azul.
Soy adicto,
no dejo de mirar y mirar por la ventana.
Afuera, la sociedad,
solo sueña con las propagandas de TV.
Inútil el el delirio,
ya se acerca la sombre brutal del guardia.
miércoles, 15 de febrero de 2017
EXCRITURA DE ALLEN GINSBERG
Por la orilla del muelle, botellas y latas y frutas podridas,
y el ocaso sobre las colinas.
El agua aceitosa reflejaba el cielo enrojecido, furioso;
unos vagabundo en la ribera.
Pero en ese girasol había otra sombra, transparente o gris,
tan desolado contra el ocaso.
Así, ahí, en el crepúsculo, toda la gloria de su forma,
un ojo natural para la vieja luna.
Jack Kerouac sentado junto a mí, los mismos pensamientos:
éramos también girasoles vivos.
,
Por la orilla del muelle, botellas y latas y frutas podridas,
y el ocaso sobre las colinas.
El agua aceitosa reflejaba el cielo enrojecido, furioso;
unos vagabundo en la ribera.
Pero en ese girasol había otra sombra, transparente o gris,
tan desolado contra el ocaso.
Así, ahí, en el crepúsculo, toda la gloria de su forma,
un ojo natural para la vieja luna.
Jack Kerouac sentado junto a mí, los mismos pensamientos:
éramos también girasoles vivos.
,
EXCRITURA DE ANTONIO DI BENEDETTO
En el altar, el sermón declina las llamas de la cruz,
él se anima y crece otro dolor.
Aballay es la andanza de una mera sombra,
un bulto quieto, apenas remordimiento.
Los anacoretas, solitarios, vivían en la altura,
a lo más, la compañía de un animal.
Ahora solo le queda el andar en la penitencia,
no se le perderá esa mirada, esa sangre.
Ese gurí que lo vio matar, esa noche, borracho,
Aballay decide despegarse de la tierra.
No desmontará jamás de su caballo y el desierto,
así, solo espera el perdón de su muerte.
En el altar, el sermón declina las llamas de la cruz,
él se anima y crece otro dolor.
Aballay es la andanza de una mera sombra,
un bulto quieto, apenas remordimiento.
Los anacoretas, solitarios, vivían en la altura,
a lo más, la compañía de un animal.
Ahora solo le queda el andar en la penitencia,
no se le perderá esa mirada, esa sangre.
Ese gurí que lo vio matar, esa noche, borracho,
Aballay decide despegarse de la tierra.
No desmontará jamás de su caballo y el desierto,
así, solo espera el perdón de su muerte.
martes, 14 de febrero de 2017
EXCRITURA DE CHARLY GARCÍA
En todas las historias del había una vez
hay violines, un rey malvado, un pueblo
y la manzana de lo que será o no.
Casi siempre es así de simple,
tan imposible, como la misma vida.
Pero a Julia no le importa;
por eso baila los días y las noches
en cualquier calle con tachos y el mar;
sonríe y levanta cada vez más la pollera
o le muestra los pechos al diablo.
Ella solo se quiere liberar
y así se complica la historia;
porque parece que del había una vez
no quedan ni los violines...
El rey y los malos del pueblo la buscan
con antorchas, con perros, otra cruz.
Pero tampoco le importa, Julia
baila y se frota la manzana en la piel,
como la prometida del peor o no.
Además, le dio el primer mordisco.
ya sabe que la verdad es pura fantasía;
así que olvida todas las historias
y también al final del colorín colorado.
En todas las historias del había una vez
hay violines, un rey malvado, un pueblo
y la manzana de lo que será o no.
Casi siempre es así de simple,
tan imposible, como la misma vida.
Pero a Julia no le importa;
por eso baila los días y las noches
en cualquier calle con tachos y el mar;
sonríe y levanta cada vez más la pollera
o le muestra los pechos al diablo.
Ella solo se quiere liberar
y así se complica la historia;
porque parece que del había una vez
no quedan ni los violines...
El rey y los malos del pueblo la buscan
con antorchas, con perros, otra cruz.
Pero tampoco le importa, Julia
baila y se frota la manzana en la piel,
como la prometida del peor o no.
Además, le dio el primer mordisco.
ya sabe que la verdad es pura fantasía;
así que olvida todas las historias
y también al final del colorín colorado.
EXCRITURA DE COPI
Dudo, prácticamente no tengo nada de memoria.
Tampoco encontré a la lengua de ayer
y no paro de inventar palabras, gruñidos tristes.
Para ellos, yo no soy nadie o casi nadie
aunque viven con el terror de que alguien..,
uno de los suyos, cualquiera, grite o llore. O peor.
A veces estoy acá, y digo, por decir, Montevideo,
pero prefiero perderme en otro relato,
como si solo quisiera creer en las mentiras,
las únicas fantasías que son reales;
pero nada de eso, si aun está el espejo del mar,
y si encuentro huellas de perros en la arena,
me dan ganas de aullar y devorar la luna
Ya está claro que la historia no tienen salida,
cualquier ocurrencia es vana, pasajera.
Lo lamentable, sin remedio, es el tiempo,
cada día que se pierde en la nulidad de la vida.
Igual los viejos generalmente mueren más veces,
aunque nunca se sabe quién respira o no.
O quizás la vida siempre llega a destiempo;
para colmo, la mayoría se ha puesto a resucitar.
Dudo, prácticamente no tengo nada de memoria.
Tampoco encontré a la lengua de ayer
y no paro de inventar palabras, gruñidos tristes.
Para ellos, yo no soy nadie o casi nadie
aunque viven con el terror de que alguien..,
uno de los suyos, cualquiera, grite o llore. O peor.
A veces estoy acá, y digo, por decir, Montevideo,
pero prefiero perderme en otro relato,
como si solo quisiera creer en las mentiras,
las únicas fantasías que son reales;
pero nada de eso, si aun está el espejo del mar,
y si encuentro huellas de perros en la arena,
me dan ganas de aullar y devorar la luna
Ya está claro que la historia no tienen salida,
cualquier ocurrencia es vana, pasajera.
Lo lamentable, sin remedio, es el tiempo,
cada día que se pierde en la nulidad de la vida.
Igual los viejos generalmente mueren más veces,
aunque nunca se sabe quién respira o no.
O quizás la vida siempre llega a destiempo;
para colmo, la mayoría se ha puesto a resucitar.
lunes, 13 de febrero de 2017
EXCRITURA DE GUILLERMO HUDSON
Aun sostiene mi mano la flor de Buenasnoches,
aspiro su perfume que flota en el aire.
En realidad, en este momento escribo estas palabras;
aunque me imagino en el jardín, y esa flor.
Dulce es la confusión en la intimidad del tiempo,
mi cuerpo se pierde entre el antes y el ahora.
Igual la acerco hasta mi nariz y se abren mis ojos,
el placer del pensamiento es aun más intenso.
Aun sostiene mi mano la flor de Buenasnoches,
aspiro su perfume que flota en el aire.
En realidad, en este momento escribo estas palabras;
aunque me imagino en el jardín, y esa flor.
Dulce es la confusión en la intimidad del tiempo,
mi cuerpo se pierde entre el antes y el ahora.
Igual la acerco hasta mi nariz y se abren mis ojos,
el placer del pensamiento es aun más intenso.
UNA SOMBRA DE PESSOA
Solo puede soportar el pan tostado
con un poco de mermelada.
Ya no sale a caminar por el barrio;
tratar de perderse, inútil
Cuando se le olvida el silencio,
el miedo es peor.
A veces, mira y mira esa pared;
recuerda algún llanto.
También suele imaginar su cara
en las cenizas del cenicero.
Los días pasan sin ningún día,
o sol o lluvia o cielo.
Y todas las noches, antes de dormir
reza para no soñar.
Pero igual se siente bastante bien;
ayer vio una mariposa.
Solo puede soportar el pan tostado
con un poco de mermelada.
Ya no sale a caminar por el barrio;
tratar de perderse, inútil
Cuando se le olvida el silencio,
el miedo es peor.
A veces, mira y mira esa pared;
recuerda algún llanto.
También suele imaginar su cara
en las cenizas del cenicero.
Los días pasan sin ningún día,
o sol o lluvia o cielo.
Y todas las noches, antes de dormir
reza para no soñar.
Pero igual se siente bastante bien;
ayer vio una mariposa.
GARABATOS DEL FRACASO
Aunque las palabras sirvieran para algo...
nombrar el pan o inventar un consuelo;
las excrituras prefieren dudar de su existencia
y apenas admiten el cadáver del sentido.
Por eso, repiten los garabatos del fracaso,
como buscar alguna tumba confortable:
el cuaderno de notas, esta misma pantalla
o ese papelito que recién arrojaron a la basura.
Aunque las palabras sirvieran para algo...
nombrar el pan o inventar un consuelo;
las excrituras prefieren dudar de su existencia
y apenas admiten el cadáver del sentido.
Por eso, repiten los garabatos del fracaso,
como buscar alguna tumba confortable:
el cuaderno de notas, esta misma pantalla
o ese papelito que recién arrojaron a la basura.
domingo, 12 de febrero de 2017
UNA BORRACHERA SECA
Seca, otra vez te mira la vieja borrachera.
En realidad no hay nada, nadie
que al menos pueda ver algo.
Peor en el más adentro, lejana,
la misma tonta, y tanta, tristeza.
Pero después de un rato, ya sabés,
con una pastillita, pasa...
Lástima que nunca te olvida
y vuelve y duele, y ni siquiera
un trago de whisky o vino berreta.
Solo esos ojos ciegos que miran,
el ya no sirve buscar un sentido.
Entonces no hay otra, apenas
morder lo más podrido del hígado.
O al revés, mejor quedarse desnudo
y esperar que venga a rescatarte ese ángel.
Seca, otra vez te mira la vieja borrachera.
En realidad no hay nada, nadie
que al menos pueda ver algo.
Peor en el más adentro, lejana,
la misma tonta, y tanta, tristeza.
Pero después de un rato, ya sabés,
con una pastillita, pasa...
Lástima que nunca te olvida
y vuelve y duele, y ni siquiera
un trago de whisky o vino berreta.
Solo esos ojos ciegos que miran,
el ya no sirve buscar un sentido.
Entonces no hay otra, apenas
morder lo más podrido del hígado.
O al revés, mejor quedarse desnudo
y esperar que venga a rescatarte ese ángel.
CASI UNA EXCRITURA DE BORGES
La lluvia, ¿será algo que ocurre en el pasado?
Puede ser, a mi madre
siempre le gustaba salir a la vereda,
ver el agüita en las calles.
Nunca dijo nada, solo ocurrencias mías.
Aunque ahora, en verdad,
apenas es una llovizna,
casi invisible, tan delicada,
que mejor espero hasta que llegue ayer
y salgo a caminar para mojarme en su mirada.
La lluvia, ¿será algo que ocurre en el pasado?
Puede ser, a mi madre
siempre le gustaba salir a la vereda,
ver el agüita en las calles.
Nunca dijo nada, solo ocurrencias mías.
Aunque ahora, en verdad,
apenas es una llovizna,
casi invisible, tan delicada,
que mejor espero hasta que llegue ayer
y salgo a caminar para mojarme en su mirada.
OFERTAS POR LIQUIDACIÓN
El misal blanquísimo de Marosa di Giorgio.
La rosa de cobre de Roberto Arlt.
Los galgos de Sara Gallardo.
Algún suspiro del culo de Francisco Quevedo.
El hipócrita lector de Charles Baudelaire.
Las pijas de Alejandro Urdapilleta.
El cerro Luvina de Juan Rulfo.
Las aladas palabras de Homero.
El caballo de los sueños de Neruda.
Las ciruelas maduras de William Carlos Williams.
Un muchacho impuro de Cavafis.
El odio del Conde de Lautréamont.
La dama piadosa de Dante Alighieri.
Todos los pajaritos vivos de Juan Gelman.
Las suplicas en el canto de Erza Pound.
Lo abierto de Federico Hölderin.
Las campanas de Orvieto de Pier Paolo Pasolini.
Los pilluelos de París de Víctor Hugo.
Esa gacela dorada de Karen Blixen.
El Adán del fin de Héctor Viel Temperley.
El misal blanquísimo de Marosa di Giorgio.
La rosa de cobre de Roberto Arlt.
Los galgos de Sara Gallardo.
Algún suspiro del culo de Francisco Quevedo.
El hipócrita lector de Charles Baudelaire.
Las pijas de Alejandro Urdapilleta.
El cerro Luvina de Juan Rulfo.
Las aladas palabras de Homero.
El caballo de los sueños de Neruda.
Las ciruelas maduras de William Carlos Williams.
Un muchacho impuro de Cavafis.
El odio del Conde de Lautréamont.
La dama piadosa de Dante Alighieri.
Todos los pajaritos vivos de Juan Gelman.
Las suplicas en el canto de Erza Pound.
Lo abierto de Federico Hölderin.
Las campanas de Orvieto de Pier Paolo Pasolini.
Los pilluelos de París de Víctor Hugo.
Esa gacela dorada de Karen Blixen.
El Adán del fin de Héctor Viel Temperley.
EXCRITURA DE JOAQUÍN O. GIANNUZZI
Ya empieza la rutina del poema cotidiano,
ese intento inútil de la mano rota
que se desplaza hacia la primera luz
sin porvenir, una mueca ajena en el papel.
A tientas, la mano de mi consciencia
junto al borde falso de la ventana,
y del otro lado busca su liberación
en las calles apretadas, cerradas, mías.
Así amanece en su otra ciudad, tan frágil,
como si pudiera derribar los edificios.
Mi mano, entre los perros y la basura,
ya escribe sola en el callejón del verso final.
Ya empieza la rutina del poema cotidiano,
ese intento inútil de la mano rota
que se desplaza hacia la primera luz
sin porvenir, una mueca ajena en el papel.
A tientas, la mano de mi consciencia
junto al borde falso de la ventana,
y del otro lado busca su liberación
en las calles apretadas, cerradas, mías.
Así amanece en su otra ciudad, tan frágil,
como si pudiera derribar los edificios.
Mi mano, entre los perros y la basura,
ya escribe sola en el callejón del verso final.
sábado, 11 de febrero de 2017
EXCRITURA DE REINALDO ARENAS
Yo opongo este canto casi mudo, secreto y violado,
las manos del barro,
el rostro maquillado de una vieja marica,
la furia incesante de la lluvia,
una pancarta urgente y chillona,
ese cangrejo solito en la arena,
millones de hambre de niños,
aquella ruta que no viene ni va,
el olor de mi semen,
los ojos del peor infierno;
yo opongo, me opongo a la hipocresía de este mundo.
Yo opongo este canto casi mudo, secreto y violado,
las manos del barro,
el rostro maquillado de una vieja marica,
la furia incesante de la lluvia,
una pancarta urgente y chillona,
ese cangrejo solito en la arena,
millones de hambre de niños,
aquella ruta que no viene ni va,
el olor de mi semen,
los ojos del peor infierno;
yo opongo, me opongo a la hipocresía de este mundo.
EXCRITURA DE FABIO MORÁBITO
¿Esta quietud anuncia la llegada del poema?
Acá, frente a la pantalla, el cigarro,
solo espero el murmullo de las palabras,
la liviana forma de algunos versos.
Pero es tanta la calma que me distrae,
como si en verdad aguardara otra cosa;
no sé, algo tan lejano en los latidos,
quizás otro cuerpo para desnudar la ausencia.
¿Esta quietud anuncia la llegada del poema?
Acá, frente a la pantalla, el cigarro,
solo espero el murmullo de las palabras,
la liviana forma de algunos versos.
Pero es tanta la calma que me distrae,
como si en verdad aguardara otra cosa;
no sé, algo tan lejano en los latidos,
quizás otro cuerpo para desnudar la ausencia.
viernes, 10 de febrero de 2017
EXCRITURAS SIN PROPIEDAD
No me pertenece este único aire,
ni el agua, la tierra, el sol.
Ningún hombre o mujer,
perro, gato, ratoncito, ese colibrí.
Tampoco la voces de la memoria,
aquella noche inolvidable en Epuyen.
No sé de quién son los zapatos,
apenas sigo sus huellas.
No soy dueño del silencio,
el nombre del verdadero nombre.
Menos aun la desesperación,
ni la calma de la muerte.
No me pertenece mi cuerpo,
y me regalo estas palabras.
No me pertenece este único aire,
ni el agua, la tierra, el sol.
Ningún hombre o mujer,
perro, gato, ratoncito, ese colibrí.
Tampoco la voces de la memoria,
aquella noche inolvidable en Epuyen.
No sé de quién son los zapatos,
apenas sigo sus huellas.
No soy dueño del silencio,
el nombre del verdadero nombre.
Menos aun la desesperación,
ni la calma de la muerte.
No me pertenece mi cuerpo,
y me regalo estas palabras.
EXCRITURA DE CHARLY GARCIA
Tan encerrados,
todavía no pueden ver el día que vendrá.
Si hasta el correo
también es un sol en la canción escondida del alma.
Pero el terror,
esa soledad muda en la pista del circo.
Y las preguntas,
y los magos y los payasos y la soga del equilibrista...
Yo igual sueño,
sé que voy a llevar mis huesos al justo lugar.
Tan encerrados,
todavía no pueden ver el día que vendrá.
Si hasta el correo
también es un sol en la canción escondida del alma.
Pero el terror,
esa soledad muda en la pista del circo.
Y las preguntas,
y los magos y los payasos y la soga del equilibrista...
Yo igual sueño,
sé que voy a llevar mis huesos al justo lugar.
EXCRITURA DE LICHTENBERG
Ese pensar,
en el presente de la angustia,
lo que hubiera...
También tus aforismos,
aunque muestren su ingenio,
son presos de la culpa.
Cualquiera lo sabe:
la grácil ilusión de las frases
solo evita la Palabra.
Soñar es distinto,
pero te faltó miedo y coraje.
ver el otro cuerpo.
Igual ya ocurrió
y vuelve ese dolor otra vez,
¡ay!, todavía peor.
Ese pensar,
en el presente de la angustia,
lo que hubiera...
También tus aforismos,
aunque muestren su ingenio,
son presos de la culpa.
Cualquiera lo sabe:
la grácil ilusión de las frases
solo evita la Palabra.
Soñar es distinto,
pero te faltó miedo y coraje.
ver el otro cuerpo.
Igual ya ocurrió
y vuelve ese dolor otra vez,
¡ay!, todavía peor.
ESTADO SIN SITUACIÓN
Entre los ruidos de las voces de la radio
y la mugre de siempre, alrededor;
ahi, en la cocina, el patio, el living,
en cada rincón de tanto miedo.
Ante el escaso residuo de los sueños
que buscan sus palabras y un papel;
pero igual se sabe que es inútil,
con cada palabra borraría la revelación.
Apenas los lejanos latidos, el mate,
ya frío, lavado, ajeno en la bombilla.
Claro que no sorprende la escena,
menos al pasar los minutos, y la sombra
ni siquiera sostiene la lapicera.
Alrededor y adentro ningún signo,
tampoco la típica amenaza de los objetos.
Solo empieza este nuevo día, otro,
el mundo entre estas pocas paredes
y una vez más la ausencia rota de un verso.
Entre los ruidos de las voces de la radio
y la mugre de siempre, alrededor;
ahi, en la cocina, el patio, el living,
en cada rincón de tanto miedo.
Ante el escaso residuo de los sueños
que buscan sus palabras y un papel;
pero igual se sabe que es inútil,
con cada palabra borraría la revelación.
Apenas los lejanos latidos, el mate,
ya frío, lavado, ajeno en la bombilla.
Claro que no sorprende la escena,
menos al pasar los minutos, y la sombra
ni siquiera sostiene la lapicera.
Alrededor y adentro ningún signo,
tampoco la típica amenaza de los objetos.
Solo empieza este nuevo día, otro,
el mundo entre estas pocas paredes
y una vez más la ausencia rota de un verso.
EXCRITURA DE PASOLINI
Solo hay historia en la vida, en la pasión,
¡qué vano es cada ideal!
En estas ciegas salidas del sol,
en este aire impuro.
Y vos, compañero, en la gloria de mayo
con tus dedos abiertos.
Nosotros también estamos muertos, desnudos,
entre la mugre y las chatarras
Pero tu alegría aun es religión,
esa entrega milenaria.
Entre estos delgados cipreses, las tumbas,
esa pintada que vuelve.
Y vos siempre vas en ese colectivo, cantás,
así tus cenizas llegan a la plaza.
Solo hay historia en la vida, en la pasión,
¡qué vano es cada ideal!
En estas ciegas salidas del sol,
en este aire impuro.
Y vos, compañero, en la gloria de mayo
con tus dedos abiertos.
Nosotros también estamos muertos, desnudos,
entre la mugre y las chatarras
Pero tu alegría aun es religión,
esa entrega milenaria.
Entre estos delgados cipreses, las tumbas,
esa pintada que vuelve.
Y vos siempre vas en ese colectivo, cantás,
así tus cenizas llegan a la plaza.
jueves, 9 de febrero de 2017
EXCRITURA DE LOS MANCHADOS
Algunas vez tuvo tres plazas y quedó una sola,
más allá el camino, ya tierra seca.
Ahí encomienda de los Padres Franciscanos,
pero también calchaquíes y diaguitas.
En las terrazas cultivaban zapallos, porotos, maíz,
y criaban a las llamas y las alpacas.
Y aun cae la sangre del Chacho en cada lluvia,
la misma derrota de los antiguos.
A veces da por el pensar en las penurias, los cerros,
las piedras tristes, las baguales y la Chaya.
Pero la arena irrita los ojos de los Tameños,
aunque demasiados se marcharon.
Esta puede ser la historia de todos nosotros,
una memoria herida sedienta del sol.
Algunas vez tuvo tres plazas y quedó una sola,
más allá el camino, ya tierra seca.
Ahí encomienda de los Padres Franciscanos,
pero también calchaquíes y diaguitas.
En las terrazas cultivaban zapallos, porotos, maíz,
y criaban a las llamas y las alpacas.
Y aun cae la sangre del Chacho en cada lluvia,
la misma derrota de los antiguos.
A veces da por el pensar en las penurias, los cerros,
las piedras tristes, las baguales y la Chaya.
Pero la arena irrita los ojos de los Tameños,
aunque demasiados se marcharon.
Esta puede ser la historia de todos nosotros,
una memoria herida sedienta del sol.
EXCRITURA DE SILVINA OCAMPO
Todo está perdido al descubrir a la primera telaraña
en el plumerito que parecía una peluca:
esa mueca faltal de los de tu clase,
el arma estúpida que al fin nos va a matar.
Después, los hilos sucios en la memoria de los días,
la confusión entre los reflejos y la luz,
entre los desarropados que te abrigan, el amor,
y ahora solo puedo ver las lamparitas vanidosas.
Mirá que te gustaba hacer líos, Silvina,
incluso cuando tenías que hablar en francés.
Total, después de escapabas con los peores
y así te conocí, un día mirando solo el cielo raso.
Algún día espero sentir el gran temblor de la tierra,
y gritar con vos:¿dónde está ese plumero?
A lo mejor, quién sabe, no podemos reír de verdad.
Pero igual ya entiendí a esa araña en el rincón del techo.
Todo está perdido al descubrir a la primera telaraña
en el plumerito que parecía una peluca:
esa mueca faltal de los de tu clase,
el arma estúpida que al fin nos va a matar.
Después, los hilos sucios en la memoria de los días,
la confusión entre los reflejos y la luz,
entre los desarropados que te abrigan, el amor,
y ahora solo puedo ver las lamparitas vanidosas.
Mirá que te gustaba hacer líos, Silvina,
incluso cuando tenías que hablar en francés.
Total, después de escapabas con los peores
y así te conocí, un día mirando solo el cielo raso.
Algún día espero sentir el gran temblor de la tierra,
y gritar con vos:¿dónde está ese plumero?
A lo mejor, quién sabe, no podemos reír de verdad.
Pero igual ya entiendí a esa araña en el rincón del techo.
EXCRITURA DE WILLIAM BLAKE
Nada pueden ver estos ojos,
la furia de la vida
la burla de las palabras.
El hombre es una grieta,
el muro, la sangre.
Un desierto del otro lado.
Los pájaros son asesinos
y cantan la condena,
a veces cagan el cielo.
Demasiada es la estupidez.
la tortura su consuelo,
todo se esconde en el odio.
Nada quieren ver estos ojos,
ya ciegos, podridos...
Ni la fe de los gusanos
Tampoco el último poema,
ese suspiro de la mudez
Ninguna percepción es real.
Nada pueden ver estos ojos,
la furia de la vida
la burla de las palabras.
El hombre es una grieta,
el muro, la sangre.
Un desierto del otro lado.
Los pájaros son asesinos
y cantan la condena,
a veces cagan el cielo.
Demasiada es la estupidez.
la tortura su consuelo,
todo se esconde en el odio.
Nada quieren ver estos ojos,
ya ciegos, podridos...
Ni la fe de los gusanos
Tampoco el último poema,
ese suspiro de la mudez
Ninguna percepción es real.
miércoles, 8 de febrero de 2017
LA PASTILLA DEL LAUREL
Ya tomó la pastilla de cada mañana.
Ahora hay que esperar; afuera,
del otro lado de la persiana gris,
el grito de algunos pájaros y el sol.
Pero en el cuerpo poca sangre,
ese resto dudoso de la vida
que aun resiste, sin ningún sentido,
y lo obliga a levantarse, y andar.
Así junta a todas sus fuerzas,
tira de la correa y se abre la ventana.
Durante un rato mira el laurel,
sus ramas...si pudiera sentir a su raíces.
En cada pantufla el mismo destino,
pasos eternos, lejanos, y las paredes.
Nada adentro del vacío del tiempo,
¿ya tomó la pastilla de cada mañana?
Ya tomó la pastilla de cada mañana.
Ahora hay que esperar; afuera,
del otro lado de la persiana gris,
el grito de algunos pájaros y el sol.
Pero en el cuerpo poca sangre,
ese resto dudoso de la vida
que aun resiste, sin ningún sentido,
y lo obliga a levantarse, y andar.
Así junta a todas sus fuerzas,
tira de la correa y se abre la ventana.
Durante un rato mira el laurel,
sus ramas...si pudiera sentir a su raíces.
En cada pantufla el mismo destino,
pasos eternos, lejanos, y las paredes.
Nada adentro del vacío del tiempo,
¿ya tomó la pastilla de cada mañana?
EXCRITURA DE UNA EXCRITURA DE PROUST
Otro, antes, podía,
y mojaba una galletita y subía, lento, con la mano.
El recuerdo de un atardecer
adentro de algo, en otro mundo, más real.
Ahora, ni rastros,
en ninguna parte, apenas la ventana y el sillón.
Alrededor, nada y nadie,
salvo el enredo resignado del humo del cigarro.
Y la luz ciega del sol
que baja fría sobre estas lejanas rodillas.
Ha de ser mi yo;
pero por suerte la taza humeante ya se desintegra, sola.
Otro, antes, podía,
y mojaba una galletita y subía, lento, con la mano.
El recuerdo de un atardecer
adentro de algo, en otro mundo, más real.
Ahora, ni rastros,
en ninguna parte, apenas la ventana y el sillón.
Alrededor, nada y nadie,
salvo el enredo resignado del humo del cigarro.
Y la luz ciega del sol
que baja fría sobre estas lejanas rodillas.
Ha de ser mi yo;
pero por suerte la taza humeante ya se desintegra, sola.
EXCRITURA DE SCHOPENHAUER
Todo su pensamiento, un engaño perfecto.
Temeroso, nunca entendió la vida
y le faltaba ese poquito
para aceptar, sin vueltas, la mueca de la nada.
Ante las ilusiones de la pobre verdad,
cualquiera, inventó otra, más vacía.
Una voluntad involuntaria,
justo la otra cara de los falsos consuelos.
Tampoco son tan distintas estas excrituras.
Por eso vuelve a leer sus obras,
sin velos, desnudas,
para aceptar la desesperación de sus palabras.
Todo su pensamiento, un engaño perfecto.
Temeroso, nunca entendió la vida
y le faltaba ese poquito
para aceptar, sin vueltas, la mueca de la nada.
Ante las ilusiones de la pobre verdad,
cualquiera, inventó otra, más vacía.
Una voluntad involuntaria,
justo la otra cara de los falsos consuelos.
Tampoco son tan distintas estas excrituras.
Por eso vuelve a leer sus obras,
sin velos, desnudas,
para aceptar la desesperación de sus palabras.
martes, 7 de febrero de 2017
EXCRITURAS PROVISORIAS PARA SIEMPRE.
Por momento, o para siempre, lo mejor es dormir; como escribió Rimbaud: borracho, una playa y el sol.
O entre cajones y trapos, muerto de frío. sucio, con el últmo cuerpo, en el reparo de una esquina.
También es tentadora la mirada ciega desde un balcón, a punto de derrumbarse, en la última casa deshabitada del romanticismo.
Al menos estar lejos, bien adentro-afuera del mundo y apenas respirar, así por un par de siglos, hasta que se derrita el hielo.
Ya en el después se verá, si al abrir los ojos; todavía existe algún sueño. Igual, por el momento y para siempre es imposible el olvido.
Por momento, o para siempre, lo mejor es dormir; como escribió Rimbaud: borracho, una playa y el sol.
O entre cajones y trapos, muerto de frío. sucio, con el últmo cuerpo, en el reparo de una esquina.
También es tentadora la mirada ciega desde un balcón, a punto de derrumbarse, en la última casa deshabitada del romanticismo.
Al menos estar lejos, bien adentro-afuera del mundo y apenas respirar, así por un par de siglos, hasta que se derrita el hielo.
Ya en el después se verá, si al abrir los ojos; todavía existe algún sueño. Igual, por el momento y para siempre es imposible el olvido.
EXCRITURA DEL INSOMNIO DE CHARLY GARCIA
En cada familia hay un tonto que llora durante los días de lluvia y se aplasta los mocos más tristes contra los charcos de la ventana.
De chicos siempre se pierden; y entre los juegos de la plaza, cuando ven el sube y baja. cierran los ojos y cantan el himno nacional.
Cada vez que suena el teléfono, corren a esconderse debajo de la cama.
En su rincón no quieren ni asomarse al terror de las miradas, ellos conocen la fábula de la normalidad de los enanos fascistas. Y otras peores.
Nunca miran, aunque les encantan, las películas de vampiros.
Pero todas las noches pueden reír y soñar con tus canciones: por eso casi nunca podés dormir: ¿O no te diste cuenta que sos el papá de los tontos de la familia?
En cada familia hay un tonto que llora durante los días de lluvia y se aplasta los mocos más tristes contra los charcos de la ventana.
De chicos siempre se pierden; y entre los juegos de la plaza, cuando ven el sube y baja. cierran los ojos y cantan el himno nacional.
Cada vez que suena el teléfono, corren a esconderse debajo de la cama.
En su rincón no quieren ni asomarse al terror de las miradas, ellos conocen la fábula de la normalidad de los enanos fascistas. Y otras peores.
Nunca miran, aunque les encantan, las películas de vampiros.
Pero todas las noches pueden reír y soñar con tus canciones: por eso casi nunca podés dormir: ¿O no te diste cuenta que sos el papá de los tontos de la familia?
EXCRITURA DE LA ILIADA POR HAMMETT
Ya sabía lo que pasaba: el viejo estaba poseído,
echado junto a la furia en su propia cama;
pero el detective había leído La Iliada.
La venganza no paraba de gritar,
lo único que no se permitía era el llanto.
Él sabía que sus palabras ocultaban el terror,
de allí venían todos los fantasmas
y por eso no había dejado que nadie
-salvo para arrastrarlo-, se llevara el cadáver.
El viejo lo quería ahí, ante sus ojos;
quería verlo, como Aquiles, para alejar el pánico.
Ya sabía lo que pasaba: el viejo estaba poseído,
echado junto a la furia en su propia cama;
pero el detective había leído La Iliada.
La venganza no paraba de gritar,
lo único que no se permitía era el llanto.
Él sabía que sus palabras ocultaban el terror,
de allí venían todos los fantasmas
y por eso no había dejado que nadie
-salvo para arrastrarlo-, se llevara el cadáver.
El viejo lo quería ahí, ante sus ojos;
quería verlo, como Aquiles, para alejar el pánico.
lunes, 6 de febrero de 2017
EXCRITURA DE CORTÁZAR
Aunque a nadie le importa, ella esté en el fondo del reloj, allá. Inútil correr, siempre se llega tarde; el segundero es fatal.
De todas maneras, hay que aprender a darle cuerda todos los días. Aceptar sus latidos, sus árboles, la brisa y ese aroma de pan; y llevarlo en la muñeca o en un bolsillo, cerca del otro corazón.
Ya se sabe, así se pasa el tiempo, entre las áncoras, los recuerdos, el olvido, y en cada mirada el mismo miedo. Y allá, en el fondo, ella.
Aunque a nadie le importa, ella esté en el fondo del reloj, allá. Inútil correr, siempre se llega tarde; el segundero es fatal.
De todas maneras, hay que aprender a darle cuerda todos los días. Aceptar sus latidos, sus árboles, la brisa y ese aroma de pan; y llevarlo en la muñeca o en un bolsillo, cerca del otro corazón.
Ya se sabe, así se pasa el tiempo, entre las áncoras, los recuerdos, el olvido, y en cada mirada el mismo miedo. Y allá, en el fondo, ella.
UNA EXCRITURA DE LA PALABRA MUERTE
La muerte no es lo que en verdad importa,
lo que importa es su verbo: morir,
estirar la pata,
esa incomodidad del ataúd.
Pero muchos no la entienden.
Ni siquiera al pasar frente a una funeraria,
tampoco, o casi nada;
solo les importa respirar, estar vivos,
Igual da lo mismo,
la muerte, en verdad, es apenas otra palabra.
La muerte no es lo que en verdad importa,
lo que importa es su verbo: morir,
estirar la pata,
esa incomodidad del ataúd.
Pero muchos no la entienden.
Ni siquiera al pasar frente a una funeraria,
tampoco, o casi nada;
solo les importa respirar, estar vivos,
Igual da lo mismo,
la muerte, en verdad, es apenas otra palabra.
EXCRITURA DE UNA EXCRITURA DE GÓNGORA
Nado en el agua más fría,
enamorado.
Tu cuerpo real,
y tan severa, la ley de Ley.
Hasta las médulas el deseo
Mis venas,
gloriosamente,
contra el latido del olvido.
En la otra parte de la ribera
el alma desatada
que se calienta en el fuego.
El origen de los horizontes:
la ilusión eterna
y la última prisión de Dios.
Nado en el agua más fría,
enamorado.
Tu cuerpo real,
y tan severa, la ley de Ley.
Hasta las médulas el deseo
Mis venas,
gloriosamente,
contra el latido del olvido.
En la otra parte de la ribera
el alma desatada
que se calienta en el fuego.
El origen de los horizontes:
la ilusión eterna
y la última prisión de Dios.
domingo, 5 de febrero de 2017
EXCRITURA DE OSVALDO LAMBORGHINI
Antes de irse, de casualidad lo encontré en un barcito de Barcelona.
No sé por qué, me senté y charlamos un rato largo,
hasta me invitó una par de buenos whiskys.
Me acuerdo que andaba bastante preocupado,
quería escribir un poema sobre la mierda y no le salía,
no podía pensar en otra cosa, días enteros.
Incluso, a la manera de Flaubert, la observaba,
registraba detalles, su color, el aroma...
pero las palabras -de mierda- no querían escribir.
No dejaba de mirar a su alrededor, nervioso,
como si alguien lo siguiera;
salvo que pasara algún travesti,
entonces se paraba e intentaba un acercamiento.
Creo, no estoy muy seguro,
que me dijo que eran el pasado y el futuro;
aunque la mierda era el gran enigma.
Después nos quedamos mudos,
un rato bastante largo hasta que él se levantó:
me voy a la mierda, dijo y sonrío, a los pocos días me enteré de su muerte.
Antes de irse, de casualidad lo encontré en un barcito de Barcelona.
No sé por qué, me senté y charlamos un rato largo,
hasta me invitó una par de buenos whiskys.
Me acuerdo que andaba bastante preocupado,
quería escribir un poema sobre la mierda y no le salía,
no podía pensar en otra cosa, días enteros.
Incluso, a la manera de Flaubert, la observaba,
registraba detalles, su color, el aroma...
pero las palabras -de mierda- no querían escribir.
No dejaba de mirar a su alrededor, nervioso,
como si alguien lo siguiera;
salvo que pasara algún travesti,
entonces se paraba e intentaba un acercamiento.
Creo, no estoy muy seguro,
que me dijo que eran el pasado y el futuro;
aunque la mierda era el gran enigma.
Después nos quedamos mudos,
un rato bastante largo hasta que él se levantó:
me voy a la mierda, dijo y sonrío, a los pocos días me enteré de su muerte.
EXCRITURA DE LA TROMPETILLA ACÚSTICA
Cuenta el lejano rumor de las malas lenguas
que acá a la vuelta, en el geriátrico,
tras las cortinas secretas y grises,
las ancianas abandonadas sueñan el apocalipsis.
Todas las noches, sangrientas,
abusan y matan a un torito inocente.
Y beben su sangre, bailan y cantan.
Dicen que pronto nacerá otra vida, la verdadera.
Cuenta el lejano rumor de las malas lenguas
que acá a la vuelta, en el geriátrico,
tras las cortinas secretas y grises,
las ancianas abandonadas sueñan el apocalipsis.
Todas las noches, sangrientas,
abusan y matan a un torito inocente.
Y beben su sangre, bailan y cantan.
Dicen que pronto nacerá otra vida, la verdadera.
BAUDELAIRES DE LA MATANZA
¡Qué boludo!, querés ser como un Baudelaire
y naciste en La Matanza; acá,
el pasear es apenas una miseria.
Incluso en los días de primavera, al sol:
el barro roto de las veredas, ranchitos, gritos,
y los mocos secos de los bebés.
Hasta las costumbres son pobres;
con suerte da para una porrito en la esquina.
Eso sí, cuando pasa una morocha
no se pierde en la multittud de la eternidad;
tenes que encarar y acompañarla a la casa.
Yo entonces me olvido de todo,
le escribo versos demasiado cursis,
y si no le gusta, Baudelaire, quiero ser como vos.
¡Qué boludo!, querés ser como un Baudelaire
y naciste en La Matanza; acá,
el pasear es apenas una miseria.
Incluso en los días de primavera, al sol:
el barro roto de las veredas, ranchitos, gritos,
y los mocos secos de los bebés.
Hasta las costumbres son pobres;
con suerte da para una porrito en la esquina.
Eso sí, cuando pasa una morocha
no se pierde en la multittud de la eternidad;
tenes que encarar y acompañarla a la casa.
Yo entonces me olvido de todo,
le escribo versos demasiado cursis,
y si no le gusta, Baudelaire, quiero ser como vos.
EXCRITURA DE LA PANTALLA FANTASMA
Los fantasmas ya no son un consuelo,
cuando aparecen en la pantalla, asustadísimos,
solo buscan a la puerta de emergencia.
No soportan tantas miradas
que solo esperan a los efectos miserables.
Para colmo, el ruidito del pochoclo,
peor que la realidad y sus inútiles flashbacks
Ni siquiera la oscuridad.. Pronto
van a encender las luz para echar a los que lloran.
Así que mejor algún paseo por un basural
cualquiera, y encerrarse en la casa.
A veces puede ocurrir ese milagro,
y viene vencida la más linda de Hollywood
Claro que es inútil, me quedé dormido:
todo se convirtió en un cuento gótico berreta.
Los fantasmas ya no son un consuelo,
cuando aparecen en la pantalla, asustadísimos,
solo buscan a la puerta de emergencia.
No soportan tantas miradas
que solo esperan a los efectos miserables.
Para colmo, el ruidito del pochoclo,
peor que la realidad y sus inútiles flashbacks
Ni siquiera la oscuridad.. Pronto
van a encender las luz para echar a los que lloran.
Así que mejor algún paseo por un basural
cualquiera, y encerrarse en la casa.
A veces puede ocurrir ese milagro,
y viene vencida la más linda de Hollywood
Claro que es inútil, me quedé dormido:
todo se convirtió en un cuento gótico berreta.
sábado, 4 de febrero de 2017
CHINO BÁSICO
Si de casualidad, cualquier día, se presencia ese único instante,
cuando sin asomarse ya se siente el sol,
el agraciado, consciente o no, se convierte en un poeta chino.
De todas las dinastías, aunque no se le ocurra
-¿para qué?- ni siquiera un solo verso;
solo importa la lejanía de la sensación en el adentro.
Justo hoy, hace un ratito, recién, me pasó a mí.
Al salir a tirar la yerba en el jardín, levanté la mirada
y todavía no puedo expresar ese color, transparente.
Inevitable, mis ojos se alargaron más que el horizonte,
a punto de perderse, hasta alcanzar otra armonía.
Pero ya pasó, y no sé si esa revelación muda,
tan breve, podrá perdurar en mis fatigadas memorias.
Al menos ese instante fui un poeta chino, o nadie, inminencia de luz.
Si de casualidad, cualquier día, se presencia ese único instante,
cuando sin asomarse ya se siente el sol,
el agraciado, consciente o no, se convierte en un poeta chino.
De todas las dinastías, aunque no se le ocurra
-¿para qué?- ni siquiera un solo verso;
solo importa la lejanía de la sensación en el adentro.
Justo hoy, hace un ratito, recién, me pasó a mí.
Al salir a tirar la yerba en el jardín, levanté la mirada
y todavía no puedo expresar ese color, transparente.
Inevitable, mis ojos se alargaron más que el horizonte,
a punto de perderse, hasta alcanzar otra armonía.
Pero ya pasó, y no sé si esa revelación muda,
tan breve, podrá perdurar en mis fatigadas memorias.
Al menos ese instante fui un poeta chino, o nadie, inminencia de luz.
viernes, 3 de febrero de 2017
EXCRITURA DE LACAN
Cuando ya no está ni ahí,
separado de él mismo,
por los hilos de la araña,
recién reconoce su voz.
Habla, no sabe lo que dice,
ni su propia herida
y camina sin sus pies...
esa mueca, es apenas real.
En el rincón una grieta
que sangra en su cuerpo
¿él era solo la mosca?
Apenas somos un fantasma.
Cuando ya no está ni ahí,
separado de él mismo,
por los hilos de la araña,
recién reconoce su voz.
Habla, no sabe lo que dice,
ni su propia herida
y camina sin sus pies...
esa mueca, es apenas real.
En el rincón una grieta
que sangra en su cuerpo
¿él era solo la mosca?
Apenas somos un fantasma.
jueves, 2 de febrero de 2017
EXCRITURA DE PETER HANDKE
La verdad es que el cansancio es lo más temible,
esa fuerza imparable del sufrimiento.
Una cinta de hierro que aprieta las sienes,
como el más del yo menor: vacía en el vacío.
El que está cansado mira a su alrededor
y el dolor aumenta con cada forma de vida.
Sin nada que hacer, crece y aplasta,
y rechaza el juego aunque le toque ganar.
Siempre, el cansado cae en la fantasía,
pero sus visiones solo muestran su cansancio.
Al mismo Dios ni siquiera lo conmueve
o quizás también está cansado de su creación.
No le importa la muerte ni la nada,
en el último horizonte hunde su eterno deseo, cansado.
La verdad es que el cansancio es lo más temible,
esa fuerza imparable del sufrimiento.
Una cinta de hierro que aprieta las sienes,
como el más del yo menor: vacía en el vacío.
El que está cansado mira a su alrededor
y el dolor aumenta con cada forma de vida.
Sin nada que hacer, crece y aplasta,
y rechaza el juego aunque le toque ganar.
Siempre, el cansado cae en la fantasía,
pero sus visiones solo muestran su cansancio.
Al mismo Dios ni siquiera lo conmueve
o quizás también está cansado de su creación.
No le importa la muerte ni la nada,
en el último horizonte hunde su eterno deseo, cansado.
EXCRITURA DE KAFKA
A mi amado padre,
un gran hombre,
honesto, decidido, respetado,
siempre firme en sus convicciones,
solo le gustan los gusanos,
aplastarlos de un pisotón;
yo me arrastro,
como todas las noches,
y babeo el piso
hasta llegar a sus zapatos,
pero una vez más
él me decepciona,
ni siquiera advierte mi presencia.
A mi amado padre,
un gran hombre,
honesto, decidido, respetado,
siempre firme en sus convicciones,
solo le gustan los gusanos,
aplastarlos de un pisotón;
yo me arrastro,
como todas las noches,
y babeo el piso
hasta llegar a sus zapatos,
pero una vez más
él me decepciona,
ni siquiera advierte mi presencia.
miércoles, 1 de febrero de 2017
EXCRITURA DE SAN AGUSTÍN
Voy a morir, a encontrarte;
la fiebre me revela la eternidad.
¿Estamos juntos en el delirio?
Desde mi alma, quiero soñar
la última de las plegarias
para sentir, ahora, tu presencia.
Pero mi agonía te desprecia,
blasfemo, grito y resisto;
ya me vuelvo solo un cuerpo.
Oh, mi señor, perdóname,
apenas soy tentación de la nada.
Voy a morir, a encontrarte;
la fiebre me revela la eternidad.
¿Estamos juntos en el delirio?
Desde mi alma, quiero soñar
la última de las plegarias
para sentir, ahora, tu presencia.
Pero mi agonía te desprecia,
blasfemo, grito y resisto;
ya me vuelvo solo un cuerpo.
Oh, mi señor, perdóname,
apenas soy tentación de la nada.
A ERIC SATIE
Siempre supieron que la verdad
las esperaba en el fondo de sus ojitos,
y que después del tiempo que pasa
pocas novedades sirven para el asombro.
Justo ayer se le cayó el último,
el diente más flojo al piano de la pena.
Ahora, por fin, se ríen sin culpa,
no necesitan llorar con las melodías
para soportar las tristezas de este mundo.
Abandonadas y olvidadas por todos,
las lauchas festejan su triunfo.
Entonces corren y chillan liberadas,
disfrutan el silencio enloquecido de Satie.
Siempre supieron que la verdad
las esperaba en el fondo de sus ojitos,
y que después del tiempo que pasa
pocas novedades sirven para el asombro.
Justo ayer se le cayó el último,
el diente más flojo al piano de la pena.
Ahora, por fin, se ríen sin culpa,
no necesitan llorar con las melodías
para soportar las tristezas de este mundo.
Abandonadas y olvidadas por todos,
las lauchas festejan su triunfo.
Entonces corren y chillan liberadas,
disfrutan el silencio enloquecido de Satie.
EXCRITURA DE NORMAN MACLEAN
Hermano, todos se mezcla y es uno.
Ese gran río que fluye.
como una avenida.
Sobre rocas, praderas,
bosques y memorias,
la transparencia del tiempo.
Allí se pescan las palabras,
las verdaderas, vivas,
las que llegan con tu voz.
Ya viejo, preparo mis señuelos,
temprano, junto con el sol.
Y aunque nada es para siempre,
hermano, aun me obsesionan las aguas.
Hermano, todos se mezcla y es uno.
Ese gran río que fluye.
como una avenida.
Sobre rocas, praderas,
bosques y memorias,
la transparencia del tiempo.
Allí se pescan las palabras,
las verdaderas, vivas,
las que llegan con tu voz.
Ya viejo, preparo mis señuelos,
temprano, junto con el sol.
Y aunque nada es para siempre,
hermano, aun me obsesionan las aguas.
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