domingo, 4 de marzo de 2018

KUSCH CON PASOLINI

Él no puedo fingir más no saber:
ese es su estado, la paz es una ilusión.

Idolente, brutal, cada nuevo día
ya es otro dolor; y la vida, muy lejos.

Quizás queda la rutina cotidiana,
subir al jardín, ver sus pocas flores.

Inútil, apenas crece el llanto,
ninguna de las bonitas banderas.

Algunos sueños preparan su fin,
el abandono sensual  de este mero estar

Lo sabe, su fe es un descampado,
la sangre solitaria en un automóvil.

Y ese sentimiento lo envenena,
en sus latidos esta el demonio, la rabia.

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