martes, 6 de marzo de 2018

LAS COSAS DEL ESTAR

Siempre, en cualquier lugar, rodeado de cosas;
mudas y ciegas, son nuestro alrededor.
Claro que las puso alguien, ahí,
y después oculta la rutina su estar sagrado.

Hasta el asombro se refugia en un rincón
junto al espacio de las historias,
entre las paredes y la piel cotidiana:
la nada que se come al andar de tanta sombra.

Será, digo, que las cosas callan sus secretos
o no les importa batir la posta.
Están y son nuestra poca realidad:
un cenicero, la pava, ese cuadrito, el espejo...

¿Señales de la presencia en el vacío?,
a lo mejor solo juntan a nuestros gestos.
Indiferentes a las trampitas del tiempo
y burlan a las franelas y al plumero.

Pero capaz que así sostienen la verdad de la vida
como las únicas métáforas reales,
aunque más abajo del sentido, adentro,
ellas esperan a las preguntas para la revelación.

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