47
"Homo homini lupus"
Henry Kissinger
viernes, 31 de marzo de 2017
jueves, 30 de marzo de 2017
42
"Todas las cosas se mezclan en una y un río fluye a través de ella. El río quedó trazado por la gran avenida del planeta y fluye sobre las rocas desde los cimientos del tiempo. Sobre algunas rocas hay gotas de lluvia intemporales. Las rocas cubren las palabras y algunas de las palabras les pertenecen.
Me obsesionan las aguas"
Juanele Ortíz
"Todas las cosas se mezclan en una y un río fluye a través de ella. El río quedó trazado por la gran avenida del planeta y fluye sobre las rocas desde los cimientos del tiempo. Sobre algunas rocas hay gotas de lluvia intemporales. Las rocas cubren las palabras y algunas de las palabras les pertenecen.
Me obsesionan las aguas"
Juanele Ortíz
40
"La alegría es un gozo que, relativamente al cuerpo, consiste en que todas sus partes son afectadas igualmente; es decir, que la potencia de obrar del cuerpo es acrecentada o secundada de tal manera que todas las partes conservan entre sí la misma relación de movimiento y reposo; por lo tanto, la alegría es siempre buena y no puede tener exceso"
Francois Rabelais
"La alegría es un gozo que, relativamente al cuerpo, consiste en que todas sus partes son afectadas igualmente; es decir, que la potencia de obrar del cuerpo es acrecentada o secundada de tal manera que todas las partes conservan entre sí la misma relación de movimiento y reposo; por lo tanto, la alegría es siempre buena y no puede tener exceso"
Francois Rabelais
miércoles, 29 de marzo de 2017
martes, 28 de marzo de 2017
30
"Los que vivís seguros
en vuestras casas caldeadas
Los que encontráis, al volver por la tarde,
la comida caliente y los rostros amigos:
Considerad si es un hombre
quien trabaja en el fango
quien no conoce la paz
quien lucha por la mitad de un panecillo
quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
quien no tiene cabellos ni nombre
ni fuerzas para recordarlo
vacía la mirada y frío el regazo
como una rana invernal
Pensad que esto ha sucedido:
os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
al estar en casa, al ir por la calle,
al acostaros, al levantaros;
repetídselas a vuestros hijos.
O que vuestra casa se derrumbe
la enfermedad os imposibilite,
vuestros descendientes os vuelvan el rostro."
Libros Proféticos
"Los que vivís seguros
en vuestras casas caldeadas
Los que encontráis, al volver por la tarde,
la comida caliente y los rostros amigos:
Considerad si es un hombre
quien trabaja en el fango
quien no conoce la paz
quien lucha por la mitad de un panecillo
quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
quien no tiene cabellos ni nombre
ni fuerzas para recordarlo
vacía la mirada y frío el regazo
como una rana invernal
Pensad que esto ha sucedido:
os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
al estar en casa, al ir por la calle,
al acostaros, al levantaros;
repetídselas a vuestros hijos.
O que vuestra casa se derrumbe
la enfermedad os imposibilite,
vuestros descendientes os vuelvan el rostro."
Libros Proféticos
lunes, 27 de marzo de 2017
20
"Lo que estamos buscando es adivinar cómo nuestra conciencia dio aceptación a lo mecánico, cuándo, por qué ocurrió en esta conciencia que poseemos, que somos; y sabiendo que la Luna era poema, era del alma, la dejó entrar a aparente sujeción, a deslizarse, a ascensos y descensos en un pentagrama de leyes."
Albert Einstein
"Lo que estamos buscando es adivinar cómo nuestra conciencia dio aceptación a lo mecánico, cuándo, por qué ocurrió en esta conciencia que poseemos, que somos; y sabiendo que la Luna era poema, era del alma, la dejó entrar a aparente sujeción, a deslizarse, a ascensos y descensos en un pentagrama de leyes."
Albert Einstein
domingo, 26 de marzo de 2017
5
"No es la política la sede de la conspiración, sino que toda urdimbre en que yace el signo de lo humano podría considerarse conspirativa. Y de allí brota lo político. Basta entender lo humano como la persistente imposibilidad del pensamiento de abarcar todas las huellas que deja el sujeto en el mundo para imaginar que esa brecha puede cubrirse de silencio, apetencias informuladas y la rara inquietud de no disponer de palabras adecuadas para sujetar la realidad"
Lee Harvey Oswald
"No es la política la sede de la conspiración, sino que toda urdimbre en que yace el signo de lo humano podría considerarse conspirativa. Y de allí brota lo político. Basta entender lo humano como la persistente imposibilidad del pensamiento de abarcar todas las huellas que deja el sujeto en el mundo para imaginar que esa brecha puede cubrirse de silencio, apetencias informuladas y la rara inquietud de no disponer de palabras adecuadas para sujetar la realidad"
Lee Harvey Oswald
sábado, 25 de marzo de 2017
viernes, 24 de marzo de 2017
EXCRITURA DE CLAUDIO M. TAMBURRINI
Ya sé que logré escapar,
aunque todavía,
ahora,
estoy ahí,
veo,
el balde,
ese cigarrillo,
abajo,
los testículos,
mi madre,
las risas
un aullido mudo
el guardia,
la máquina,
su verdad,
un estetoscopio,
otros latidos,
y salen,
conversan,
mujeres,
futbol,
autos,
Pero no quiero.
no puedo,
esa lamparita,
los ojos,
piel...
Ya se repite,
transpiro,
huelo,
un solo deseo,
el milagro:
la libertad de la noche.
las calles
árboles,
corremos,
ahí,
en ese catre,
veo,
otra vez,
el balde de agua,
las burlas,
la radio,
los nombres,
latidos,
insultos,
la máquina,
Dios,
ninguna ventana,
y no sé si logré escapar.
Ya sé que logré escapar,
aunque todavía,
ahora,
estoy ahí,
veo,
el balde,
ese cigarrillo,
abajo,
los testículos,
mi madre,
las risas
un aullido mudo
el guardia,
la máquina,
su verdad,
un estetoscopio,
otros latidos,
y salen,
conversan,
mujeres,
futbol,
autos,
Pero no quiero.
no puedo,
esa lamparita,
los ojos,
piel...
Ya se repite,
transpiro,
huelo,
un solo deseo,
el milagro:
la libertad de la noche.
las calles
árboles,
corremos,
ahí,
en ese catre,
veo,
otra vez,
el balde de agua,
las burlas,
la radio,
los nombres,
latidos,
insultos,
la máquina,
Dios,
ninguna ventana,
y no sé si logré escapar.
24 DE MARZO
Temprano, llegaron con los tanques,
listas de nombres,
algunos gritos, insultos, camiones;
nunca más se supo...
solo complicidad, demasiado miedo.
Y todavía se los ve,
ese día iban a trabajar. como siempre,
algo cansados, entre sueños;
y otra vez los apartaran de las filas,
listas de nombres.
Ahora dan vueltas y vueltas en la Plaza.
Temprano, llegaron con los tanques,
listas de nombres,
algunos gritos, insultos, camiones;
nunca más se supo...
solo complicidad, demasiado miedo.
Y todavía se los ve,
ese día iban a trabajar. como siempre,
algo cansados, entre sueños;
y otra vez los apartaran de las filas,
listas de nombres.
Ahora dan vueltas y vueltas en la Plaza.
EXCRITURA DE RODOLFO WALSH
Adentro de la sangre, uno lleva la tierra.
Cuando llegó, ni alambradas.
A caballo, entre vacas, perros, ovejas,
el fuego de la mañana y esas tardes...
las sombras frescas para ver
su inmensidad, su descanso, tan lejos.
Pero la historia tiene alma de puta,
burócrata, usurera, fatal,
y una muda llanura de cabezas gachas
y sombreros miedosos entre las piernas
y otra vez se pierde y el viento frío,
ni siquiera el sacrificio por los otros.
Así que irse, apenas dejar unas cartas;
ahora, en la tierra, huesos de una memoria.
Adentro de la sangre, uno lleva la tierra.
Cuando llegó, ni alambradas.
A caballo, entre vacas, perros, ovejas,
el fuego de la mañana y esas tardes...
las sombras frescas para ver
su inmensidad, su descanso, tan lejos.
Pero la historia tiene alma de puta,
burócrata, usurera, fatal,
y una muda llanura de cabezas gachas
y sombreros miedosos entre las piernas
y otra vez se pierde y el viento frío,
ni siquiera el sacrificio por los otros.
Así que irse, apenas dejar unas cartas;
ahora, en la tierra, huesos de una memoria.
jueves, 23 de marzo de 2017
EXCRITURA DE WISLAWA SZYMBORSKA
Después de las cenizas del horror,
tantos árboles tristes,
calles habitadas por fantasmas,
mis dedos ya sin manos...
Quizás hay esperanza,
aprender a callar
y respirar en todos los idiomas
el método contemplativo:
ver el cielo estrellado.
Todo lo demás, ay poeta, no existe.
Después de las cenizas del horror,
tantos árboles tristes,
calles habitadas por fantasmas,
mis dedos ya sin manos...
Quizás hay esperanza,
aprender a callar
y respirar en todos los idiomas
el método contemplativo:
ver el cielo estrellado.
Todo lo demás, ay poeta, no existe.
EXCRITURA DE RAÚL GONZÁLEZ TUNÓN
Al lado de mi mano, el primer hombre muerto.
Hay que ser como el puente,
el color del lirio
al fondo del silencio
hasta la raíz del alma.
Hay que estar en pura agua
con una bandera de pan,
andar livianito bajo el sol
y cantar a la libertad.
Pero ahí nomás, ¿lo ves?, el primer hombre muerto.
Al lado de mi mano, el primer hombre muerto.
Hay que ser como el puente,
el color del lirio
al fondo del silencio
hasta la raíz del alma.
Hay que estar en pura agua
con una bandera de pan,
andar livianito bajo el sol
y cantar a la libertad.
Pero ahí nomás, ¿lo ves?, el primer hombre muerto.
miércoles, 22 de marzo de 2017
EXCRITURA DE HÉCTOR A. MURENA
En la ausencia miserable del estar,
algunas pocas heridas,
sus olvidos.
Ni siquiera valen las palabras,
los latidos sordos,
el sacrificio.
Claro que es otro lamento,
todavía sin sentido,
apenas inútil.
Quizás demasiado estúpido,
tan patético,
previsible.
La mirada vacía del miedo,
sin el escándalo,
la locura.
En el alrededor ya están las moscas,
su vieja sabiduría:
soy un cadáver.
En la ausencia miserable del estar,
algunas pocas heridas,
sus olvidos.
Ni siquiera valen las palabras,
los latidos sordos,
el sacrificio.
Claro que es otro lamento,
todavía sin sentido,
apenas inútil.
Quizás demasiado estúpido,
tan patético,
previsible.
La mirada vacía del miedo,
sin el escándalo,
la locura.
En el alrededor ya están las moscas,
su vieja sabiduría:
soy un cadáver.
EXCRITURA DE ALBERTO SZPUNBERG
Las manos solo tiene sentido en el agua
que escapa, abierta, entre los dedos
y deja a las formas encontrar el camino;
como si todo fuese un simple juego
que comienza, sin fin, en el devenir;
cada instante que gotea el mero estar,
ese transparencia de la auténtica sed,
la real, la que no pueden evitar los puños.
Las manos solo tiene sentido en el agua
que escapa, abierta, entre los dedos
y deja a las formas encontrar el camino;
como si todo fuese un simple juego
que comienza, sin fin, en el devenir;
cada instante que gotea el mero estar,
ese transparencia de la auténtica sed,
la real, la que no pueden evitar los puños.
EXCRITURA DE SAER
Cada cosa, densa y quieta, en su lugar.
La cama sin almohada, sin sábanas.
un cenicero de barro cocido,
el tibio vapor en el espejo,
la penumbra azul en la galería,
esa maceta, la perezosa, una pala,
en la vereda los ligustros,
dos pájaros, invisibles, entre el follaje,
la tierra seca del camino
que baja siempre en silencio,
y pliegues y pliegues y pliegues,
apenas un río que aun corre en la mente.
Cada cosa, densa y quieta, en su lugar.
La cama sin almohada, sin sábanas.
un cenicero de barro cocido,
el tibio vapor en el espejo,
la penumbra azul en la galería,
esa maceta, la perezosa, una pala,
en la vereda los ligustros,
dos pájaros, invisibles, entre el follaje,
la tierra seca del camino
que baja siempre en silencio,
y pliegues y pliegues y pliegues,
apenas un río que aun corre en la mente.
martes, 21 de marzo de 2017
EXCRITURA DE EZEQUIEL (O PROFECÍA SOBRE LOS IMPERIOS)
Prepárate,
muchos años marcharás,
te seguirán turbas innumerables.
No dudes,
la ira del poder
ya late en los gritos de tu mandato.
Irás a saquear,
a extender las ruinas,
a perseguir a los sobrevivientes.
Sin piedad,
bendita será la rapiña
y la crueldad el único consuelo.
Prepárate,
tu poderoso ejército
será el olvido del corazón de la tierra.
Prepárate,
muchos años marcharás,
te seguirán turbas innumerables.
No dudes,
la ira del poder
ya late en los gritos de tu mandato.
Irás a saquear,
a extender las ruinas,
a perseguir a los sobrevivientes.
Sin piedad,
bendita será la rapiña
y la crueldad el único consuelo.
Prepárate,
tu poderoso ejército
será el olvido del corazón de la tierra.
EXCRITURA DE WALLACE STEVENS
¿Algún día podrá quebrarse esa roca?
Desde la tierra y desde el mar,
inconmensurable, me consuela.
Asciende, lenta, en los ojos
y crece, no le teme a la tristeza.
Sus voces, un don constante;
sus silencios, la más intensa calma.
Esa roca inmóvil en las sombras
ya es reflejo de luz, otro cielo.
Ay, algún día podrá quebrarse, y pronto.
¿Algún día podrá quebrarse esa roca?
Desde la tierra y desde el mar,
inconmensurable, me consuela.
Asciende, lenta, en los ojos
y crece, no le teme a la tristeza.
Sus voces, un don constante;
sus silencios, la más intensa calma.
Esa roca inmóvil en las sombras
ya es reflejo de luz, otro cielo.
Ay, algún día podrá quebrarse, y pronto.
EXCRITURA DE TAMARA KAMENSZAIN
Sola y afuera, me espera
la puerta de entrada
para que empiece de nuevo.
A la deriva, entrar,
paso a paso por el living,
el cuarto de los libros,
los muebles, la cama,
correr las cortinas,
encontrar en la luz
un aire para la querencia.
Adentro, pero con vos:
el canto de la hospitalidad.
Sola y afuera, me espera
la puerta de entrada
para que empiece de nuevo.
A la deriva, entrar,
paso a paso por el living,
el cuarto de los libros,
los muebles, la cama,
correr las cortinas,
encontrar en la luz
un aire para la querencia.
Adentro, pero con vos:
el canto de la hospitalidad.
lunes, 20 de marzo de 2017
EXCRITURA DE PABLO RAMOS
Soy apenas nada con ojos como agujeros negros,
hijo de la ferocidad, padre de la venganza.
Me sentaría en un café solo a mirar los días,
vivir en el allá o morir en el acá;
igual nada me alcanza, y ése es único infierno,
la enfermedad que más me gusta,
algo que duele dentro de algo dentro de qué...
Sé que pensar no soluciona las cosas,
si ni siquiera sabemos cómo estamos hechos.
Vacié todas las botellas que pude,
me aluciné con los polvos mágicos,
algunas temblé al ver una mujer desnuda,
al tocar la nada me fusiló la tristeza.
Pero poco importan estas patéticas palabras,
sombras falsas de un cuerpo mío y ajeno;
aun siento que me persiguen los dioses;
sé que estoy en el medio de un gran río,
bien metido, hasta el cuello, en la mismísima mierda.
Soy apenas nada con ojos como agujeros negros,
hijo de la ferocidad, padre de la venganza.
Me sentaría en un café solo a mirar los días,
vivir en el allá o morir en el acá;
igual nada me alcanza, y ése es único infierno,
la enfermedad que más me gusta,
algo que duele dentro de algo dentro de qué...
Sé que pensar no soluciona las cosas,
si ni siquiera sabemos cómo estamos hechos.
Vacié todas las botellas que pude,
me aluciné con los polvos mágicos,
algunas temblé al ver una mujer desnuda,
al tocar la nada me fusiló la tristeza.
Pero poco importan estas patéticas palabras,
sombras falsas de un cuerpo mío y ajeno;
aun siento que me persiguen los dioses;
sé que estoy en el medio de un gran río,
bien metido, hasta el cuello, en la mismísima mierda.
EXCRITURA DE HOLDERIN
Olvidado, y demasiado lejano,
todo lo que vive.
Sin poder resistirse, durante siglos
bajo las mismas estrellas.
Solo abismo de la nostalgia,
y el remolino del río.
Ya ardieron las ciudades, las ruinas,
los gritos y la angustia.
Felices los que hallaron descanso,
caídos en el tiempo.
Solo puede salvar lo indefinido,
ese sentir sagrado.
Olvidado, y demasiado lejano,
todo lo que vive.
Sin poder resistirse, durante siglos
bajo las mismas estrellas.
Solo abismo de la nostalgia,
y el remolino del río.
Ya ardieron las ciudades, las ruinas,
los gritos y la angustia.
Felices los que hallaron descanso,
caídos en el tiempo.
Solo puede salvar lo indefinido,
ese sentir sagrado.
domingo, 19 de marzo de 2017
EXCRITURA DE CHUCK BERRY
Arriba, en los bosques,
como si estallara una campana.
En una cabaña, pequeña,
y la guitarra no deja de sonar.
Toda Luisiana vuela,
un muchacho se abre al cielo
Quiero tocar las estrellas,
para que bailen los dioses.
A veces lo tapan las nubes,
él resbalan en las cuerdas.
No olvida nunca a su madre:
algún día serás el rock and roll.
Arriba, en los bosques,
como si estallara una campana.
En una cabaña, pequeña,
y la guitarra no deja de sonar.
Toda Luisiana vuela,
un muchacho se abre al cielo
Quiero tocar las estrellas,
para que bailen los dioses.
A veces lo tapan las nubes,
él resbalan en las cuerdas.
No olvida nunca a su madre:
algún día serás el rock and roll.
EXCRITURA DE LA NATURALEZA SOLIDARIA
Tan cerca el brillo del zorzal,
y ese gorrión, escondido,
en los árboles de la mañana;
la enamorada del muro,
siempre esas florcitas azules
y el resplandor del sol;
apenas falta un hilo de agua,
esa frescura de lo vivo.
Claro que no soy Garcilazo,
solo.su belleza en mi jardín.
y entonces cierro los ojos,
y el delirio es un consuelo;
pero lamento a mi sombra,
el recuerdo inevitable de tu piel.
.
Tan cerca el brillo del zorzal,
y ese gorrión, escondido,
en los árboles de la mañana;
la enamorada del muro,
siempre esas florcitas azules
y el resplandor del sol;
apenas falta un hilo de agua,
esa frescura de lo vivo.
Claro que no soy Garcilazo,
solo.su belleza en mi jardín.
y entonces cierro los ojos,
y el delirio es un consuelo;
pero lamento a mi sombra,
el recuerdo inevitable de tu piel.
.
sábado, 18 de marzo de 2017
EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA XXII
Jamás la volví a ver; a veces
hasta la niego,
una trampa de la memoria.
Fue un instante, en el 83;
justo en la esquina
y al pasar, sobre mi calle.
Loca, esa mujer estaba loca.
Me miró, triste, y sonreía.
Algo murmuró
sobre su vida y el pasado;
pero sus palabras...
rotas, demasiadas heridas.
Después preguntó -¿a mí?-,
si podía acariciarme la barba:
trae suerte, dijo.
Todavía no entiendo,
ese temblor de sus manos,
su mirada oscura.
O si, nada más que eso:
apenas dolor de mero estar.
Sin razón, algunas noches,
solo frente al espejo
me toco la barba, triste, y sonrío.
Jamás la volví a ver; a veces
hasta la niego,
una trampa de la memoria.
Fue un instante, en el 83;
justo en la esquina
y al pasar, sobre mi calle.
Loca, esa mujer estaba loca.
Me miró, triste, y sonreía.
Algo murmuró
sobre su vida y el pasado;
pero sus palabras...
rotas, demasiadas heridas.
Después preguntó -¿a mí?-,
si podía acariciarme la barba:
trae suerte, dijo.
Todavía no entiendo,
ese temblor de sus manos,
su mirada oscura.
O si, nada más que eso:
apenas dolor de mero estar.
Sin razón, algunas noches,
solo frente al espejo
me toco la barba, triste, y sonrío.
EXCRITURA DE CORTÁZAR
Al borde las noches y también ahora
aun no deja de crecer tu perfume.
Será que estábamos los dos,
entre vasos vacíos y ceniceros,
cuando se iba todo el mundo;
y apenas la voz de Billie
que raspa en las caricias,
abre los secretos de la piel,
ya confundidos en la respiración;
solos somos el universo
en cualquier lugar de la casa:
una misma tibieza,
juntos, riendo, despeinados,
ahí como en un remanso,
el gato se lame la patita del amor:
siempre durás mucho más que el tiempo
Al borde las noches y también ahora
aun no deja de crecer tu perfume.
Será que estábamos los dos,
entre vasos vacíos y ceniceros,
cuando se iba todo el mundo;
y apenas la voz de Billie
que raspa en las caricias,
abre los secretos de la piel,
ya confundidos en la respiración;
solos somos el universo
en cualquier lugar de la casa:
una misma tibieza,
juntos, riendo, despeinados,
ahí como en un remanso,
el gato se lame la patita del amor:
siempre durás mucho más que el tiempo
EXCRITURA DE JOYCE
Esa palabra entre los cacharros de la cocina,
tan lejana, y mal dicha;
le dio risa la mente y la psicosis,
y bebió casi de un sorbo el café.
Aunque era inútil o demasiado absurdo,
la corrigió y trato de explicar.
¿Por qué le interesaba a su mujer,
durante el desayuno, el significado de metempsicosis?
Otra tontería, mera curiosidad,
culpa de la banalidad de sus lecturas.
Para colmo, tener que pasar por ese entierro;
así que apurar el desayuno y salir.
Pero antes, por las dudas,
unos minutos para descargarse en el baño.
Algo para leer, distraerse,
y limpiarse con las noticias del diario.
Insoportables, los olores
y la rutina mecánica del cuerpo.
Tan lejana... Al irse observó su regalito, ahí;
y al tirar la cadena
no le asombró pensar en un cadáver triste, ¿su alma?
Esa palabra entre los cacharros de la cocina,
tan lejana, y mal dicha;
le dio risa la mente y la psicosis,
y bebió casi de un sorbo el café.
Aunque era inútil o demasiado absurdo,
la corrigió y trato de explicar.
¿Por qué le interesaba a su mujer,
durante el desayuno, el significado de metempsicosis?
Otra tontería, mera curiosidad,
culpa de la banalidad de sus lecturas.
Para colmo, tener que pasar por ese entierro;
así que apurar el desayuno y salir.
Pero antes, por las dudas,
unos minutos para descargarse en el baño.
Algo para leer, distraerse,
y limpiarse con las noticias del diario.
Insoportables, los olores
y la rutina mecánica del cuerpo.
Tan lejana... Al irse observó su regalito, ahí;
y al tirar la cadena
no le asombró pensar en un cadáver triste, ¿su alma?
viernes, 17 de marzo de 2017
EXCRITURA DE LA REVOLUCIÓN DE LOS FUMADORES
Largas, demasiadas horas, vidas;
solo el humo enredado de los cigarrillos
y el inútil fracaso y la frustración.
Por más que salga, se distraiga,
mire a los árboles, las flores, el cielo;
el andar nunca tiene otra salida.
Ahora no puede pensar en los bares,
en las plazas lo miran mal.
Pocos amigos entienden la urgencia
y no lo rajan al patio o el balcón.
¿Acaso no lo vieron a Fidel
con esos puros que son el futuro?
Inútil, la burguesía inventó otros vicios,
más matemáticos, inhumanos.
Y así es imposible la conspiración,
la clandestina charla fraternal.
Sí, la salvación eran las formas
imprevisibles del humo: su liberación.
Y cada vez son menos los valientes,
todos abandonaron la historia.
Así que otra vez vuelve la tristeza;
abandonado, aplastado como otro pucho,
apenas cenizas de la esperanza.
¿Sera posible vencer al Capital
sin ascender y desparecer en el aire?;
No sabe la respuesta y se desespera..
él sostiene un cigarro en la mano izquierda.
Largas, demasiadas horas, vidas;
solo el humo enredado de los cigarrillos
y el inútil fracaso y la frustración.
Por más que salga, se distraiga,
mire a los árboles, las flores, el cielo;
el andar nunca tiene otra salida.
Ahora no puede pensar en los bares,
en las plazas lo miran mal.
Pocos amigos entienden la urgencia
y no lo rajan al patio o el balcón.
¿Acaso no lo vieron a Fidel
con esos puros que son el futuro?
Inútil, la burguesía inventó otros vicios,
más matemáticos, inhumanos.
Y así es imposible la conspiración,
la clandestina charla fraternal.
Sí, la salvación eran las formas
imprevisibles del humo: su liberación.
Y cada vez son menos los valientes,
todos abandonaron la historia.
Así que otra vez vuelve la tristeza;
abandonado, aplastado como otro pucho,
apenas cenizas de la esperanza.
¿Sera posible vencer al Capital
sin ascender y desparecer en el aire?;
No sabe la respuesta y se desespera..
él sostiene un cigarro en la mano izquierda.
EXCRITURA DE JOHN BERGER
Solo mirar ese prado abierto,
ver crecer el césped,
los viejos árboles,
las caricias del viento
lejos unas ovejas
ya asoma el horizonte
al menos un rato
sin ninguna memoria,
el mundo en otro mundo,
ni adentro ni afuera,
en mi propio cuerpo,
sentado aquí, solo,
frente a la hoja en blanco,
el cuento es sencillo,
solo hay que levantarse
y empezar a caminar,
libre, hasta encontrar la vida..
Solo mirar ese prado abierto,
ver crecer el césped,
los viejos árboles,
las caricias del viento
lejos unas ovejas
ya asoma el horizonte
al menos un rato
sin ninguna memoria,
el mundo en otro mundo,
ni adentro ni afuera,
en mi propio cuerpo,
sentado aquí, solo,
frente a la hoja en blanco,
el cuento es sencillo,
solo hay que levantarse
y empezar a caminar,
libre, hasta encontrar la vida..
EXCRITURA DE MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS Y RODOLFO KUSCH
Ya todo el cielo es una sola llama,
orejas de conejos amarillos,
por pares, por cientos, infinitas.
Cada cual cumple su trabajo,
también arden por dentro,
la jornada es otra y la misma.
Por eso nunca hay razones
que entiendan lo que se hace,
borracheras, fiestas, esas tristezas.
Tampoco alcanzan las almas
para lo que quiere el cuerpo,
un pájaro de plumas líquidas,
Pero siempre adorando la tierra,
al sol, al enigma de la luna;
y agradecer sus dones cada día.
Lo que no es sacrificio, no es vida
ese gran surco de los dioses,
el secreto silencioso del mero estar.
Ya todo el cielo es una sola llama,
orejas de conejos amarillos,
por pares, por cientos, infinitas.
Cada cual cumple su trabajo,
también arden por dentro,
la jornada es otra y la misma.
Por eso nunca hay razones
que entiendan lo que se hace,
borracheras, fiestas, esas tristezas.
Tampoco alcanzan las almas
para lo que quiere el cuerpo,
un pájaro de plumas líquidas,
Pero siempre adorando la tierra,
al sol, al enigma de la luna;
y agradecer sus dones cada día.
Lo que no es sacrificio, no es vida
ese gran surco de los dioses,
el secreto silencioso del mero estar.
ESXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA XXI
Muchísimo frío, pero ¡por fin! cerca de tu casa;
en un hotel rasposo en la calle Konevova.
Vi lugares prohibidos que no estaban prohibido,
todas las ventanas oscuras al caer la tarde.
Anduve por la ciudad vieja, y di vueltas
y vueltas sin descubrir a tu Castillo;
menos aun, a una simple cucarachita.
Eso sí, cada habitante de Praga, sin dudas
solo podía ser el desconcertado señor K:
rotos, desesperados, aplastados por la historia.
De pronto, en una esquina, tu rostro;
¡ay, convirtieron tu madriguera en un museo!
Te venden a dos euros como un souvenir.
Perdoname, sentí asco, no pude cruzar la puerta.
¿Tanto dolor solo para entretener curiosos?
Por suerte, al volver lo entendí, ¡qué boludo!,
si vos siempre estuviste, escondido, en otro lugar.
Muchísimo frío, pero ¡por fin! cerca de tu casa;
en un hotel rasposo en la calle Konevova.
Vi lugares prohibidos que no estaban prohibido,
todas las ventanas oscuras al caer la tarde.
Anduve por la ciudad vieja, y di vueltas
y vueltas sin descubrir a tu Castillo;
menos aun, a una simple cucarachita.
Eso sí, cada habitante de Praga, sin dudas
solo podía ser el desconcertado señor K:
rotos, desesperados, aplastados por la historia.
De pronto, en una esquina, tu rostro;
¡ay, convirtieron tu madriguera en un museo!
Te venden a dos euros como un souvenir.
Perdoname, sentí asco, no pude cruzar la puerta.
¿Tanto dolor solo para entretener curiosos?
Por suerte, al volver lo entendí, ¡qué boludo!,
si vos siempre estuviste, escondido, en otro lugar.
jueves, 16 de marzo de 2017
EXCRITURA DE BYUNG-CHUL HAN
Ya no quería más ilusiones ni vacaciones,
los cruceros o las aventuras;
desde la vista de su balcón,
erguido, no lograba ver nada,
ni el día ni la noche, líneas mudas.
Tampoco le servía otro trago
o la rutina del face-book,
menos la tonta pornografía.
Ya no era él, otro o nadie.
Ni la fantasía del suicidio,
si hasta podía saltar y volar, lo peor.
Por suerte, vio ese cuchillo, el filo,
apenas una herida y la sangre...
Bueno, al menos adentro todavía existía algo.
Ya no quería más ilusiones ni vacaciones,
los cruceros o las aventuras;
desde la vista de su balcón,
erguido, no lograba ver nada,
ni el día ni la noche, líneas mudas.
Tampoco le servía otro trago
o la rutina del face-book,
menos la tonta pornografía.
Ya no era él, otro o nadie.
Ni la fantasía del suicidio,
si hasta podía saltar y volar, lo peor.
Por suerte, vio ese cuchillo, el filo,
apenas una herida y la sangre...
Bueno, al menos adentro todavía existía algo.
EXCRITURA DE LAS BOCINAS
Tan silenciosos los nuevos autos
y yo cada vez más sordo.
Al cruzar las calles,
distraído, todavía dormido
sorprenden los bocinazos,
me avisan de la muerte
en cualquier calle del barrio
Pero ya no me austan
más aun, despiertan mi alma
o a eso que habita en mí.
Así que después de la sorpresa,
le sonrío al misterio.
Ni escucho los insultos,
para son una rara plegaria.
Sé que al caminar late la vida,
ese misterio en el tiempo,
y así el progreso científico
su velocidad despiadada,
también apura a mis pasos,
saltitos que recuerdan la otra vereda,
Tan silenciosos los nuevos autos
y yo cada vez más sordo.
Al cruzar las calles,
distraído, todavía dormido
sorprenden los bocinazos,
me avisan de la muerte
en cualquier calle del barrio
Pero ya no me austan
más aun, despiertan mi alma
o a eso que habita en mí.
Así que después de la sorpresa,
le sonrío al misterio.
Ni escucho los insultos,
para son una rara plegaria.
Sé que al caminar late la vida,
ese misterio en el tiempo,
y así el progreso científico
su velocidad despiadada,
también apura a mis pasos,
saltitos que recuerdan la otra vereda,
EXCRITURA DE MARIO MORALES
Aun devorados por el aliento del Verbo,
y el alba y las campanas y el caos,
esos gritos sin fondo,
la carne triunfará.
Al fin será la sed de toda la luz,
caída como un tajo
en las tinieblas más cerradas.
Entre el éxtasis y la nada,
un lobo que se aparta del rebaño, rebelde.
Aun devorados por el aliento del Verbo,
y el alba y las campanas y el caos,
esos gritos sin fondo,
la carne triunfará.
Al fin será la sed de toda la luz,
caída como un tajo
en las tinieblas más cerradas.
Entre el éxtasis y la nada,
un lobo que se aparta del rebaño, rebelde.
miércoles, 15 de marzo de 2017
EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA XX
Ya se caía la dictadura, empezaba la apertura
y el Negrito Zamora, sin aviso,
castigado en el primer pupitre,
se levantó para saludar a la de biología:
"Buenos días...y viva Perón"
Desconcertada, la profesora trató de entender
esa ocurrencia insólita, tan impertinente;
entonces el alumno la miró de frente,
serio, y apeló al pluralismo:
"También hay que respetar al General"
No pasó mucho tiempo, demasiado poco,
apenas unos años tardó la venganza de la biología
con su dictamen: cáncer de pulmón.
Nos hacíamos la rata en el cine de Ciudadela,
los bailes de carnaval y recitales y chicas
o esos cortaditos pura risas en Carreto.
Juntos ¡ay! fumábamos escondidos en el baño.
Pero yo prefiero recordar aquella mañana,
Negrito, dar las gracias por tu picardía, siempre viva.
Ya se caía la dictadura, empezaba la apertura
y el Negrito Zamora, sin aviso,
castigado en el primer pupitre,
se levantó para saludar a la de biología:
"Buenos días...y viva Perón"
Desconcertada, la profesora trató de entender
esa ocurrencia insólita, tan impertinente;
entonces el alumno la miró de frente,
serio, y apeló al pluralismo:
"También hay que respetar al General"
No pasó mucho tiempo, demasiado poco,
apenas unos años tardó la venganza de la biología
con su dictamen: cáncer de pulmón.
Nos hacíamos la rata en el cine de Ciudadela,
los bailes de carnaval y recitales y chicas
o esos cortaditos pura risas en Carreto.
Juntos ¡ay! fumábamos escondidos en el baño.
Pero yo prefiero recordar aquella mañana,
Negrito, dar las gracias por tu picardía, siempre viva.
EXCRITURA DE ROA BASTOS
No te alimentes con la carroña de los libros.
Apenas puede latir lo hablado,
el tono, algún gesto, las miradas.
O mejor, la entraña de los aullidos;
por eso se entienden los animales.
Ese laberinto artificial de las figuras:
anagramas, metáforas, paronomasias...
solo ensucian los papeles
para ocultar al monstruo real.
Las exclamaciones vivas son la única lengua.
No te alimentes con la carroña de los libros.
Apenas puede latir lo hablado,
el tono, algún gesto, las miradas.
O mejor, la entraña de los aullidos;
por eso se entienden los animales.
Ese laberinto artificial de las figuras:
anagramas, metáforas, paronomasias...
solo ensucian los papeles
para ocultar al monstruo real.
Las exclamaciones vivas son la única lengua.
LA RUTINA DEL NEGRO
A eso de las cinco de la mañana,
el campito de la villa
y otra vez su carro y la fatiga del caballo.
Los martes, la fábrica de plásticos.
Ya lo conocen, lo esperan;
a veces le guardan las sobras en una bolsa.
Frío o calor, empujar la calle.
Peor es el encierro,
las pastillas idiotas del loquero o la cárcel.
Anda por ahí, perdido, o se emborracha.
Igual cuida algunas monedas.
Al volver a la casilla ya se olvidó de otro día.
A eso de las cinco de la mañana,
el campito de la villa
y otra vez su carro y la fatiga del caballo.
Los martes, la fábrica de plásticos.
Ya lo conocen, lo esperan;
a veces le guardan las sobras en una bolsa.
Frío o calor, empujar la calle.
Peor es el encierro,
las pastillas idiotas del loquero o la cárcel.
Anda por ahí, perdido, o se emborracha.
Igual cuida algunas monedas.
Al volver a la casilla ya se olvidó de otro día.
EXCRITURA DE AURORA VENTURINI
Resulta horrenda, pero se acepta con goce y satisfacción:
la deformidad elude cualquier delicadeza.
Ella es perfecta, según ella.
Aseguran que mató a su madre,
no quiso confesar, nunca habla.
En cuanto a su amor por las tortugas, es sincero...
jamás le faltó alimento
y hasta las llevó varias veces al veterinario.
En su mansión sobran las luces,
aunque ses preferible la oscuridad,
andar por los pasillos
y tropezar con los fantasmas o cachivaches.
No se asoma a esas ventanas coloniales:
ya sabe que los demás son verdaderos monstruos;
por eso le temen...
al verla se ven a sí mismos..
Aseguran que reza todos los días, aunque no tiene fe,
y que solo le teme al sol, al asomarse,
esas víboras luminosas que atraviesan las persianas.
Pero vigila el connubio de los quelonios.
¡Vamos!, ¡vamos!, aulla un vez más.
Cuando él macho sube, ella tambié acciona su vulva,
en esos momentos es feliz y hasta ríe.
Nunca molestó nadie,
sus gemidos son mudos como una lechuga.
De todas maneras, morirá virgen,
con sus deditos tan cortos nunca podrá romper el himen.
Será que el goce es horrendo,
lastima que las tortugas no imaginan el placer deforme de su diosa.
Resulta horrenda, pero se acepta con goce y satisfacción:
la deformidad elude cualquier delicadeza.
Ella es perfecta, según ella.
Aseguran que mató a su madre,
no quiso confesar, nunca habla.
En cuanto a su amor por las tortugas, es sincero...
jamás le faltó alimento
y hasta las llevó varias veces al veterinario.
En su mansión sobran las luces,
aunque ses preferible la oscuridad,
andar por los pasillos
y tropezar con los fantasmas o cachivaches.
No se asoma a esas ventanas coloniales:
ya sabe que los demás son verdaderos monstruos;
por eso le temen...
al verla se ven a sí mismos..
Aseguran que reza todos los días, aunque no tiene fe,
y que solo le teme al sol, al asomarse,
esas víboras luminosas que atraviesan las persianas.
Pero vigila el connubio de los quelonios.
¡Vamos!, ¡vamos!, aulla un vez más.
Cuando él macho sube, ella tambié acciona su vulva,
en esos momentos es feliz y hasta ríe.
Nunca molestó nadie,
sus gemidos son mudos como una lechuga.
De todas maneras, morirá virgen,
con sus deditos tan cortos nunca podrá romper el himen.
Será que el goce es horrendo,
lastima que las tortugas no imaginan el placer deforme de su diosa.
martes, 14 de marzo de 2017
EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA XIX
Al cerrar el libro, solo y fascinado,
a la sombra del patio de la casa;
la duda era mía, adentro,
y -lo supe- para siempre.
La magia de esas ruinas
eran más que las palabras
o un relato barroco de Borges
para jugar con el asombro.
Flotaban, mis pies y mis ojos,
todo podía ser irreal.
También la pared del fondo...
tan inútil trepar un árbol.
Ya no tenía quince años,
el tiempo era inmenso y secreto.
Nunca, jamás lograría saber
si existía o era apenas el sueño de otro.
Al cerrar el libro, solo y fascinado,
a la sombra del patio de la casa;
la duda era mía, adentro,
y -lo supe- para siempre.
La magia de esas ruinas
eran más que las palabras
o un relato barroco de Borges
para jugar con el asombro.
Flotaban, mis pies y mis ojos,
todo podía ser irreal.
También la pared del fondo...
tan inútil trepar un árbol.
Ya no tenía quince años,
el tiempo era inmenso y secreto.
Nunca, jamás lograría saber
si existía o era apenas el sueño de otro.
LA VEREDA DE LA FE
Con el bastón gastado y quebrado el torso
-casi paralelo a la vereda-,
la anciana del barrio, como cada día,
con su carrito camina para hacer las compras.
Ahora tiene un poco más de suerte,
su carga es más liviana por el ajuste;
también su economía apenas sobrevive.
Siempre que la veo...no lo puedo creer,
¿es posible tanta fe en esta vida?
Al menos yo levanto los ojos
y miro: el cielo gris, las nubes tristes.
Pero mejor no intentar ninguna respuesta,
la anciana salió del almacén y ya regresa a su casa.
Con el bastón gastado y quebrado el torso
-casi paralelo a la vereda-,
la anciana del barrio, como cada día,
con su carrito camina para hacer las compras.
Ahora tiene un poco más de suerte,
su carga es más liviana por el ajuste;
también su economía apenas sobrevive.
Siempre que la veo...no lo puedo creer,
¿es posible tanta fe en esta vida?
Al menos yo levanto los ojos
y miro: el cielo gris, las nubes tristes.
Pero mejor no intentar ninguna respuesta,
la anciana salió del almacén y ya regresa a su casa.
lunes, 13 de marzo de 2017
EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA XVIII
En mi escuela adoraban a los sagrados uniformes,
todos o casi todos.
También les gustaban las nucas peladas,
que marcháramos erguidos, bien ordenaditos.
En el aula no volaba una mosca,
tampoco la menor idea de libertad.
Humillar formaba parte de las lecciones,
o por lo menos a los más débiles.
A los varones, antes de la santa misa,
los enviaban a confesarse con el obispo pedófilo.
Ellos, por supuesto, cumplían con su deber
y disfrutaban cada sanción.
Salvo la portera, usaban perfumes importados,
¿les darían asco sus olores?
Un día -aun me rebela- trajeron una banda militar,
y no me quedó otra que odiar al himno.
Todos o casi todos,
en mi escuela eran unos reverendos hijos de puta.
En mi escuela adoraban a los sagrados uniformes,
todos o casi todos.
También les gustaban las nucas peladas,
que marcháramos erguidos, bien ordenaditos.
En el aula no volaba una mosca,
tampoco la menor idea de libertad.
Humillar formaba parte de las lecciones,
o por lo menos a los más débiles.
A los varones, antes de la santa misa,
los enviaban a confesarse con el obispo pedófilo.
Ellos, por supuesto, cumplían con su deber
y disfrutaban cada sanción.
Salvo la portera, usaban perfumes importados,
¿les darían asco sus olores?
Un día -aun me rebela- trajeron una banda militar,
y no me quedó otra que odiar al himno.
Todos o casi todos,
en mi escuela eran unos reverendos hijos de puta.
domingo, 12 de marzo de 2017
¿MOTORES MUERTOS?
Solamente autos en la siesta del domingo,
cada calle envidia al desierto;
salvo algunas pocas voces, ¿niños?
que saltan, vivas, por las ventanas.
Claro que todavía es verano, calor,
y el encierro es un refugio.
Así que despacio, andar apenas,
caminar el alrededor vacío, la sombra.
Si ni siquiera un perro que se anime...
pero es demasiada ausencia en la ausencia.
O quizás sea la auténtica realidad,
sin los engaños de la rutina,
el ruido de los diálogos fáticos,
ese tiempo agonizando en el apuro.
Mejor no pensar, cuidar los estornudos,
no quiero despertar los motores;
aunque, al menos en estos tiempos,
acaso son el último simulacro de las pasiones.
Solamente autos en la siesta del domingo,
cada calle envidia al desierto;
salvo algunas pocas voces, ¿niños?
que saltan, vivas, por las ventanas.
Claro que todavía es verano, calor,
y el encierro es un refugio.
Así que despacio, andar apenas,
caminar el alrededor vacío, la sombra.
Si ni siquiera un perro que se anime...
pero es demasiada ausencia en la ausencia.
O quizás sea la auténtica realidad,
sin los engaños de la rutina,
el ruido de los diálogos fáticos,
ese tiempo agonizando en el apuro.
Mejor no pensar, cuidar los estornudos,
no quiero despertar los motores;
aunque, al menos en estos tiempos,
acaso son el último simulacro de las pasiones.
EXCRITURA DE ANTONIO DI BENEDETTO
En la última espera, y muy lejos
anda llevado por su cuerpo.
Su lugar solo es el delirio
y el tiempo sin ningún rostro.
A veces se inventa esperanzas,
oportunidades y traiciones;
después busca su sombra
para no olvidar su nombre.
No tienen mirada sus ojos,
en el alrededor: el vacío,
movimientos sin destino,
el mar y el horizonte son falsos.
Si camina es para perderse,
ser barro seco, aguas podridas.
Ni el cuerpo de una mujer,
apenas un fantasma de carne,
Y sus cartas desesperadas,
inútiles,burlas de las miserias
Únicamente entre el ramaje,
al fin abandonado a la tierra,
mientras ríe con su locura,
ese algo de vida olvida su vida: el viento.
En la última espera, y muy lejos
anda llevado por su cuerpo.
Su lugar solo es el delirio
y el tiempo sin ningún rostro.
A veces se inventa esperanzas,
oportunidades y traiciones;
después busca su sombra
para no olvidar su nombre.
No tienen mirada sus ojos,
en el alrededor: el vacío,
movimientos sin destino,
el mar y el horizonte son falsos.
Si camina es para perderse,
ser barro seco, aguas podridas.
Ni el cuerpo de una mujer,
apenas un fantasma de carne,
Y sus cartas desesperadas,
inútiles,burlas de las miserias
Únicamente entre el ramaje,
al fin abandonado a la tierra,
mientras ríe con su locura,
ese algo de vida olvida su vida: el viento.
EXCRITURA DE GUIMARAES ROSA
Aquel miedo en el más adentro
un anuncio de sombra.
¿Qué son todas esas piedras, ahí,
alrededor, al sol y al viento?
Solo Dios o el Diablo en el sertón,
o acaso juntos.
Y yo vi esa mirada en mi mirada,
me desafiaba a gritar.
Bandido, entre la tanta injusticia,
me venció el puro odio.
No sé qué fuerza evitaba la piedad,
necesitaba rebelión.
Y las vidas que dejé y me dejaron,
y la fe y la esperanza.
¿Todavía busco aquel miedo, mío,
alguna memoria de hombre?
En el adentro aun y siempre es dolor,
mi recordar la muerte..
Aquel miedo en el más adentro
un anuncio de sombra.
¿Qué son todas esas piedras, ahí,
alrededor, al sol y al viento?
Solo Dios o el Diablo en el sertón,
o acaso juntos.
Y yo vi esa mirada en mi mirada,
me desafiaba a gritar.
Bandido, entre la tanta injusticia,
me venció el puro odio.
No sé qué fuerza evitaba la piedad,
necesitaba rebelión.
Y las vidas que dejé y me dejaron,
y la fe y la esperanza.
¿Todavía busco aquel miedo, mío,
alguna memoria de hombre?
En el adentro aun y siempre es dolor,
mi recordar la muerte..
EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA XVII
Si pudiera ocurrir otra vez; verte,
un salto y arriba de la mesa.
Rufus era un gatito, tan juguetón;
Niní lo atrapaba, lo vencía.
Con un pata suave sobre la panza,
la lengua que lamía su piel.
Un rato largo así; en mi ventana
mirarlos era un consuelo.
Pero mi perra Niní ya está vieja,
y Rufus... Ay, si pudiera ver.
Si pudiera ocurrir otra vez; verte,
un salto y arriba de la mesa.
Rufus era un gatito, tan juguetón;
Niní lo atrapaba, lo vencía.
Con un pata suave sobre la panza,
la lengua que lamía su piel.
Un rato largo así; en mi ventana
mirarlos era un consuelo.
Pero mi perra Niní ya está vieja,
y Rufus... Ay, si pudiera ver.
UN PESSOA
No podía sentirse en ningún nombre, nunca;
a veces lo salvaba una mariposa.
O ese rojo furioso y triste al atardecer,
al cerrar lejana la mirada.
Inútiles los intentos, buscar algún diamante;
apenas cascotes mudos.
Solo en la piel, ahí, siempre, y su enemigo:
cada latido, un dolor.
No podía, ni la ayuda bendecida de silencio;
adentro, escondido, tampoco.
No podía sentirse en ningún nombre, nunca;
a veces lo salvaba una mariposa.
O ese rojo furioso y triste al atardecer,
al cerrar lejana la mirada.
Inútiles los intentos, buscar algún diamante;
apenas cascotes mudos.
Solo en la piel, ahí, siempre, y su enemigo:
cada latido, un dolor.
No podía, ni la ayuda bendecida de silencio;
adentro, escondido, tampoco.
EXCRITURA DE FELISBERTO HERNÁNDEZ
Mataron el potro y me dejaron hecho un caballo.
Una libertad triste, mis partes
querían una vida independiente;
si yo estaba echado,
ellas se me levantaban, desafiantes.
Y me tocó un dueño cruel,
injusto, siempre pegaba:
a mis patas, mi barriga, mi cabeza.
Una tardecita corrí y escapé
hasta la oscuridad de la noche.
Tuve la idea de que mis partes, resignadas,
se habían perdido o quedado con él.
Vi unos árboles lejanos,
un resplandor en el camino.
De a poco, sentí al acercarme,
que las partes estaban conmigo.
Así que les mostré recuerdos,
esos castigos, ansiaba la unión.
Pero mi yo, mi furia y mi voluntad
ya estaban solas, demasiado;
aun lejos del dolor,
nunca volverían a la única felicidad, la inocencia del potro.
Mataron el potro y me dejaron hecho un caballo.
Una libertad triste, mis partes
querían una vida independiente;
si yo estaba echado,
ellas se me levantaban, desafiantes.
Y me tocó un dueño cruel,
injusto, siempre pegaba:
a mis patas, mi barriga, mi cabeza.
Una tardecita corrí y escapé
hasta la oscuridad de la noche.
Tuve la idea de que mis partes, resignadas,
se habían perdido o quedado con él.
Vi unos árboles lejanos,
un resplandor en el camino.
De a poco, sentí al acercarme,
que las partes estaban conmigo.
Así que les mostré recuerdos,
esos castigos, ansiaba la unión.
Pero mi yo, mi furia y mi voluntad
ya estaban solas, demasiado;
aun lejos del dolor,
nunca volverían a la única felicidad, la inocencia del potro.
sábado, 11 de marzo de 2017
UNA EXCRITURA DE BOQUITAS PINTADAS
Durante largos meses de enfermedad,
entre los lamentos,
ahí, cerca,
bajo la escasa luz de la mesita de luz.
Apenas si podía completar una página
o dos, con suerte tres,
pero así, a veces sonreía;
esos enredados amores eran un consuelo.
En verdad, solo continuaba la historia
con otro tono;
el dolor era el mismo
y ella también lo deseaba a Juan Carlos.
Más aun ante las pocas visitas del barrio,
su aburrida curiosidad,
sus condolencias...
imitaciones obvias de los personajes de Puig.
Cuando, al fin, cerró el libro y los ojos
para siempre,
ahí quedó algo más.
Claro que se trataba de toda su vida, y la mía.
Durante largos meses de enfermedad,
entre los lamentos,
ahí, cerca,
bajo la escasa luz de la mesita de luz.
Apenas si podía completar una página
o dos, con suerte tres,
pero así, a veces sonreía;
esos enredados amores eran un consuelo.
En verdad, solo continuaba la historia
con otro tono;
el dolor era el mismo
y ella también lo deseaba a Juan Carlos.
Más aun ante las pocas visitas del barrio,
su aburrida curiosidad,
sus condolencias...
imitaciones obvias de los personajes de Puig.
Cuando, al fin, cerró el libro y los ojos
para siempre,
ahí quedó algo más.
Claro que se trataba de toda su vida, y la mía.
EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA XVI
Después que te fuiste, muy pocos años después,
creo que descubrí el secreto
en el nombre de tu bebé: Ernesto.
Llegaste de la nada y vivías
justo enfrente de mi casa,
un departamento de apenas cuatro paredes.
No sé por qué te encariñaste conmigo;
charlábamos en la vereda, y reías,
yo decía desmesuras adolescentes para el 79;
claro que siempre, al final,
tus comentarios me dejaban pensando y pienso.
Lástima que duró tan poco,
como mucho habrá sido un año,
Tu marido había conseguido un trabajo,
mejor, muy lejos;
te creí, ¿qué se le podía decir a un pibe?
Pero ante de irte,
me invitaste a tomar unos mates.
Todavía recuerdo la piecita,
una ventana abierta y el rincón con la cuna.
Y de golpe me dijiste, casi llorando,
que vos querías eso,
que tu hijo creciera como yo, libre.
Me diste un beso en la frente, temblaba.
Después buscaste en la pila de los libros:
"tomá, para que no me olvides".
Ahora está en mi biblioteca,
para siempre en el misma lugar, La razón de mi vida.
Después que te fuiste, muy pocos años después,
creo que descubrí el secreto
en el nombre de tu bebé: Ernesto.
Llegaste de la nada y vivías
justo enfrente de mi casa,
un departamento de apenas cuatro paredes.
No sé por qué te encariñaste conmigo;
charlábamos en la vereda, y reías,
yo decía desmesuras adolescentes para el 79;
claro que siempre, al final,
tus comentarios me dejaban pensando y pienso.
Lástima que duró tan poco,
como mucho habrá sido un año,
Tu marido había conseguido un trabajo,
mejor, muy lejos;
te creí, ¿qué se le podía decir a un pibe?
Pero ante de irte,
me invitaste a tomar unos mates.
Todavía recuerdo la piecita,
una ventana abierta y el rincón con la cuna.
Y de golpe me dijiste, casi llorando,
que vos querías eso,
que tu hijo creciera como yo, libre.
Me diste un beso en la frente, temblaba.
Después buscaste en la pila de los libros:
"tomá, para que no me olvides".
Ahora está en mi biblioteca,
para siempre en el misma lugar, La razón de mi vida.
EXCRITURA DE PABLO RAMOS
Aunque se dice que la ceguera enseña a ver,
de otra manera, las cosas y la distancia.
A mí me gusta ir con la linternita,
iluminar cada paso, sus vacilaciones;
sé que alrededor amenaza la oscuridad,
esa palabra que oculta otro silencio.
Claro que mi mente es sencilla,
tan pequeña...pero mi espíritu No.
Todos duermen en la casa, también él;
igual la casa soy yo, este miedo en la noche.
Así que andar muy lento para no tropezar,
tomar un vaso de agua fresca
y volver, otra vez, a la misma cama.
Algún día voy a decir lo que tengo que decir.
Aunque se dice que la ceguera enseña a ver,
de otra manera, las cosas y la distancia.
A mí me gusta ir con la linternita,
iluminar cada paso, sus vacilaciones;
sé que alrededor amenaza la oscuridad,
esa palabra que oculta otro silencio.
Claro que mi mente es sencilla,
tan pequeña...pero mi espíritu No.
Todos duermen en la casa, también él;
igual la casa soy yo, este miedo en la noche.
Así que andar muy lento para no tropezar,
tomar un vaso de agua fresca
y volver, otra vez, a la misma cama.
Algún día voy a decir lo que tengo que decir.
EXCRITURA DE BASHO
Así de sencillo,
no pertenece a la mañana
ni a las noche:
la piel solitaria del rocío:
Tampoco
esa luz de brisa:
la sombras de las glicinas.
Alrededor
solo tu cuerpo:
la imagen de lo invisible:
Tan lejos
el sol o la luna:
las campanas del silencio.
Todo eterno,
efímero:
ese airecito de cada instante.
Así de sencillo,
no pertenece a la mañana
ni a las noche:
la piel solitaria del rocío:
Tampoco
esa luz de brisa:
la sombras de las glicinas.
Alrededor
solo tu cuerpo:
la imagen de lo invisible:
Tan lejos
el sol o la luna:
las campanas del silencio.
Todo eterno,
efímero:
ese airecito de cada instante.
viernes, 10 de marzo de 2017
EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA XV
Luigi había estado en la guerra mundial, de verdad,
lejos, muy lejos.
Igual que en las películas,
las de los sábados de Super acción.
Una granada lo dejó medio sordo,
por unos pocos metros.
Ese pozo en la tierra
aun cerraba sus ojos, apenas abiertos.
Prisionero en un convento
salvó su vida...
claro, era un milagro
A veces contaba sus bromas a las monjitas.
Otras el frío, los pies congelados;
primero un calorcito raro -casi agradable-,
después nada, la amputación.
Un buen día, sin pensar, se vino para acá,
a las playas,
a ese lugar llamado Monte Hermoso.
Muchos veranos, las vacaciones
solo eran posibles en su casa.
Siempre nos recibía contento, a los gritos,
creo que era un saludo napolitano.
Él decía mi nombre de otra manera,
única, y me daba risa.
Sabía de todo, sabía sobrevivir.
Algunas mañanas tomaba mi mano
y los dos, solos,
íbamos hacia el sol para ver el mar.
Pero Luigi nunca hablaba, miraba las olas y el horizonte.
Luigi había estado en la guerra mundial, de verdad,
lejos, muy lejos.
Igual que en las películas,
las de los sábados de Super acción.
Una granada lo dejó medio sordo,
por unos pocos metros.
Ese pozo en la tierra
aun cerraba sus ojos, apenas abiertos.
Prisionero en un convento
salvó su vida...
claro, era un milagro
A veces contaba sus bromas a las monjitas.
Otras el frío, los pies congelados;
primero un calorcito raro -casi agradable-,
después nada, la amputación.
Un buen día, sin pensar, se vino para acá,
a las playas,
a ese lugar llamado Monte Hermoso.
Muchos veranos, las vacaciones
solo eran posibles en su casa.
Siempre nos recibía contento, a los gritos,
creo que era un saludo napolitano.
Él decía mi nombre de otra manera,
única, y me daba risa.
Sabía de todo, sabía sobrevivir.
Algunas mañanas tomaba mi mano
y los dos, solos,
íbamos hacia el sol para ver el mar.
Pero Luigi nunca hablaba, miraba las olas y el horizonte.
EXCRITURA DE LORD DUNSANY
Esas montañas en la atmósfera multicolor,
¿qué tiempos ocultaban en el misterio?
Una vez más escuchó al mirlo,
el primero al filo de la noche, solitario.
De inmediato, una hueste de pájaros
desde los árboles más sombríos.
Tanto se aproximaron sus sueños,
que tocaron los límites de la realidad.
Rodrigo retuvo el aliento, sin palabras,
sin preocupación alguna y liberado.
Ya era la aventura en el país del Romance,
el único triunfo del espíritu del hombre.
Esas montañas en la atmósfera multicolor,
¿qué tiempos ocultaban en el misterio?
Una vez más escuchó al mirlo,
el primero al filo de la noche, solitario.
De inmediato, una hueste de pájaros
desde los árboles más sombríos.
Tanto se aproximaron sus sueños,
que tocaron los límites de la realidad.
Rodrigo retuvo el aliento, sin palabras,
sin preocupación alguna y liberado.
Ya era la aventura en el país del Romance,
el único triunfo del espíritu del hombre.
EXCRITURA DE FOGWILL
En un pozo de nieve y el barro,
ni amigos ni enemigos;
ya casi nadie creía en la guerra.
Esos temblores desaparecidos
apenas respiraban;
ya casi nadie recordaba su nombre.
De vez en cuando ese olorcito,
otro cadáver;
ya casi nadie conseguía cigarros.
Inútil calentarse, ¿para qué?,
no importaba el sol;
ya casi nadie soñaba con nada.
A veces se asomaban para ver
las bombas del cielo,
los Pichyciegos rezaban a la muerte.
En un pozo de nieve y el barro,
ni amigos ni enemigos;
ya casi nadie creía en la guerra.
Esos temblores desaparecidos
apenas respiraban;
ya casi nadie recordaba su nombre.
De vez en cuando ese olorcito,
otro cadáver;
ya casi nadie conseguía cigarros.
Inútil calentarse, ¿para qué?,
no importaba el sol;
ya casi nadie soñaba con nada.
A veces se asomaban para ver
las bombas del cielo,
los Pichyciegos rezaban a la muerte.
jueves, 9 de marzo de 2017
EXCRITURA DE PARÍS
Resulta bastante extraño andar tus barriadas y calles.
Los nombres de los grandes pensadores,
universales, en un rectángulo azul, tan limpito.
La presencia de esos momentos históricos
con sus monumentos, asediados por autos y turistas.
Todo ese previsible mercado de la bohemia,
nostalgia de tangueros y la generación perdida.
Además, el paseo inevitable por los museos...
dan un poco de lástima las exclusivas obras maestras.
Y en la mismísima Nuestra Señora,
adentro, entre la penumbra de sus maravillas,
podés escuchar un CD y comprarlo, amén.
Una postal real de la modernidad occidental;
incluso hay negros, residuos de las viejas colonias.
Resulta curioso -¿ahí estaban las barricadas del 48?-
andar y mirar el Sena, ese aire perfumado de la hipocresía.
Resulta bastante extraño andar tus barriadas y calles.
Los nombres de los grandes pensadores,
universales, en un rectángulo azul, tan limpito.
La presencia de esos momentos históricos
con sus monumentos, asediados por autos y turistas.
Todo ese previsible mercado de la bohemia,
nostalgia de tangueros y la generación perdida.
Además, el paseo inevitable por los museos...
dan un poco de lástima las exclusivas obras maestras.
Y en la mismísima Nuestra Señora,
adentro, entre la penumbra de sus maravillas,
podés escuchar un CD y comprarlo, amén.
Una postal real de la modernidad occidental;
incluso hay negros, residuos de las viejas colonias.
Resulta curioso -¿ahí estaban las barricadas del 48?-
andar y mirar el Sena, ese aire perfumado de la hipocresía.
EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA XIV
Me acuerdo de esos viernes a la noche, no sé por qué,
cuando papá se iba a jugar al fútbol
y me quedaba con ella, en la cama grande.
Mirábamos, creo, Piel naranja;
yo la espiaba, ¡cómo se iluminaban sus ojos!,
y me dormía a su lado, ese perfume.
Pasó tanto tiempo, tantos dolores...
otra vez los dos en la misma cama.
Veíamos las películas románticas del cable,
pero me ganaba el insomnio;
nada olía bien en todo el mundo,
el cáncer ya te deshacía los huesos
y cada beso era una despedida, el último.
Te extraño, mami, y lloro la cursilería de los melodramas.
Me acuerdo de esos viernes a la noche, no sé por qué,
cuando papá se iba a jugar al fútbol
y me quedaba con ella, en la cama grande.
Mirábamos, creo, Piel naranja;
yo la espiaba, ¡cómo se iluminaban sus ojos!,
y me dormía a su lado, ese perfume.
Pasó tanto tiempo, tantos dolores...
otra vez los dos en la misma cama.
Veíamos las películas románticas del cable,
pero me ganaba el insomnio;
nada olía bien en todo el mundo,
el cáncer ya te deshacía los huesos
y cada beso era una despedida, el último.
Te extraño, mami, y lloro la cursilería de los melodramas.
EXCRITURA DEL PUNK
Ponete mil ganchos en la nariz,
escupí y gritá,
mucha cadena y ruido.
Pero los peinados ya dan risa,
una rebeldía pasajera,
el capricho,
pateleos en el escenario.
Apenas acordes rotos,
insultos y babas;
nada disimula la miseria.
Aunque te cagues en la reina,
tu madre
y la vieja esperanza:
apenas la remera para otra moda.
Ponete mil ganchos en la nariz,
escupí y gritá,
mucha cadena y ruido.
Pero los peinados ya dan risa,
una rebeldía pasajera,
el capricho,
pateleos en el escenario.
Apenas acordes rotos,
insultos y babas;
nada disimula la miseria.
Aunque te cagues en la reina,
tu madre
y la vieja esperanza:
apenas la remera para otra moda.
EXCRITURA DE GERARDO DIEGO
Desvelado por tu sueño,
desnudo, en otro mar.
Ya sé que es cursi,
un bolero triste
Peor o casi,
es hacerse el poeta:
"Volás, no lo sabés,
¿sobre mis acantilados?"
Demasiado color,
la cosa tira para el sepia
A casa de noche,
y justo se te corta la luz.
Perdida la llave del aire;
y lejos, tus pájaros:
En la cárcel del cielo,
la noche hasta el horizonte.
Desvelado por tu sueño,
desnudo, en otro mar.
Ya sé que es cursi,
un bolero triste
Peor o casi,
es hacerse el poeta:
"Volás, no lo sabés,
¿sobre mis acantilados?"
Demasiado color,
la cosa tira para el sepia
A casa de noche,
y justo se te corta la luz.
Perdida la llave del aire;
y lejos, tus pájaros:
En la cárcel del cielo,
la noche hasta el horizonte.
miércoles, 8 de marzo de 2017
EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA XIII
En la casa de los abuelos, más fresca,
arriba, nadie.
Ya ni recuerdo a dónde habían ido;
solo mi viaje.
Subí con el manual de química
y el grabador.
Muchísimo calor, y tenía un examen
y, ya lo sabía,
una Quilmes intacta en la heladera...
esa espumita.
Aunque no lo podía entender, de fondo,
elegí a Hendrix.
Después del tercer vaso, aturdido,
me asomé:
la ventana también distorsionaba
y esas nubes...
Vi a su guitarra, crecía en los árboles,
agitaba las ramas.
Y todo era irreal, tan perfecto,
pura electricidad.
Claro que más volumen y no estudié nada,
aprendí otro mundo.
En la casa de los abuelos, más fresca,
arriba, nadie.
Ya ni recuerdo a dónde habían ido;
solo mi viaje.
Subí con el manual de química
y el grabador.
Muchísimo calor, y tenía un examen
y, ya lo sabía,
una Quilmes intacta en la heladera...
esa espumita.
Aunque no lo podía entender, de fondo,
elegí a Hendrix.
Después del tercer vaso, aturdido,
me asomé:
la ventana también distorsionaba
y esas nubes...
Vi a su guitarra, crecía en los árboles,
agitaba las ramas.
Y todo era irreal, tan perfecto,
pura electricidad.
Claro que más volumen y no estudié nada,
aprendí otro mundo.
EXCRITURA DE OSVALDO SORIANO
Cuando aquel almanaque de mi infancia,
tan lejano, señalaba al 6 de enero,
en la fila del correo se agitaba el corazón
y mirábamos envidiosos a los chicos
que se iban con una caja de soldaditos;
Yo rogaba por una pelota, de tiento.
Esa tarde-¿1950?- no pude tenerla
y me dieron un barco a alcohol
que ponía a navegar bajo el limonero.
Siempre fue así, ni en los años felices
la suerte me acompañó en la vida.
Ya desesperado, en el verano del 53 o 54
junté todo mi coraje y escribí la carta,
unas pocas líneas, él debía recibir tantas...
y, cosas de chicos, enseguida olvidé el asunto.
Pero un día se detuvo un camión del correo
-aun lo veo-, en la puerta de mi casa;
el paquete era enorme, y breve la esquela:
"Acá te mando las camisetas para el equipo.
pórtense bien y no se olviden de Evita"
Por supuesto, también estaba su firma;
y la pelota era de tiento, inmaculada.
Cuando yo era chico, Perón era nuestro Rey Mago.
Cuando aquel almanaque de mi infancia,
tan lejano, señalaba al 6 de enero,
en la fila del correo se agitaba el corazón
y mirábamos envidiosos a los chicos
que se iban con una caja de soldaditos;
Yo rogaba por una pelota, de tiento.
Esa tarde-¿1950?- no pude tenerla
y me dieron un barco a alcohol
que ponía a navegar bajo el limonero.
Siempre fue así, ni en los años felices
la suerte me acompañó en la vida.
Ya desesperado, en el verano del 53 o 54
junté todo mi coraje y escribí la carta,
unas pocas líneas, él debía recibir tantas...
y, cosas de chicos, enseguida olvidé el asunto.
Pero un día se detuvo un camión del correo
-aun lo veo-, en la puerta de mi casa;
el paquete era enorme, y breve la esquela:
"Acá te mando las camisetas para el equipo.
pórtense bien y no se olviden de Evita"
Por supuesto, también estaba su firma;
y la pelota era de tiento, inmaculada.
Cuando yo era chico, Perón era nuestro Rey Mago.
EXCRITURA DE HAROLDO CONTI
El hombre se siente atraído,
misteriosamente, por el río;
junto a la orilla de sombra,
en el aire de viejo bote,
a favor de la corriente,
en contra, hasta el cielo,
abiertos todos los caminos,
a veces prepara su caña,
ya no tiene sentido volver,
así quiere hallar al hombre;
Yo solo puedo decir esto:
el encanto de las aguas, irse.
El hombre se siente atraído,
misteriosamente, por el río;
junto a la orilla de sombra,
en el aire de viejo bote,
a favor de la corriente,
en contra, hasta el cielo,
abiertos todos los caminos,
a veces prepara su caña,
ya no tiene sentido volver,
así quiere hallar al hombre;
Yo solo puedo decir esto:
el encanto de las aguas, irse.
EXCRITURA DE WISLAWA SZYMBORSKA
No sé de dónde he venido,
tampoco por qué me detuve
y me senté, otra vez,
frente al arroyo,
bajo el mismo árbol sin voz.
Pero por algo estoy aquí
y miro,solo una mariposa
en el aire y una sombra,
ajena, junto al adiós
en el color del aire de las alas
Nada más en los alrededores,
solo el temor del viento
el amparo al caer la tarde.
Aquí, tan lejos, sentado,
y no sé hacía dónde debo ir.
No sé de dónde he venido,
tampoco por qué me detuve
y me senté, otra vez,
frente al arroyo,
bajo el mismo árbol sin voz.
Pero por algo estoy aquí
y miro,solo una mariposa
en el aire y una sombra,
ajena, junto al adiós
en el color del aire de las alas
Nada más en los alrededores,
solo el temor del viento
el amparo al caer la tarde.
Aquí, tan lejos, sentado,
y no sé hacía dónde debo ir.
martes, 7 de marzo de 2017
CASA DE PELOS
No sé, tampoco importa, cuándo ocurrirá; pero ya, sin dudas, es irreversible; igual que con aquel inmenso zapallo, el chiste dudoso de Macedonio.
Así, desde cada uno de los rincones, las pelos liberados de mi Pipo, poco a poco, van tomando la casa. Y un día la invasión será total y absoluta; lo sé, un universo sin salida, confortable, tan blandito...y Pipo mueve su enorme cola otra vez. Ansioso, espero ese momento; olvidar las paredes, los techos, las ventanas,los muebles, los artefactos y la puerta.
Quizás así, al fin vivir podré vivir tranquilo,, lejos de la calle y el mundo, lejos de mí, flotando, entre los pelos tan dorados y eternos como el corazón del sol.
No sé, tampoco importa, cuándo ocurrirá; pero ya, sin dudas, es irreversible; igual que con aquel inmenso zapallo, el chiste dudoso de Macedonio.
Así, desde cada uno de los rincones, las pelos liberados de mi Pipo, poco a poco, van tomando la casa. Y un día la invasión será total y absoluta; lo sé, un universo sin salida, confortable, tan blandito...y Pipo mueve su enorme cola otra vez. Ansioso, espero ese momento; olvidar las paredes, los techos, las ventanas,los muebles, los artefactos y la puerta.
Quizás así, al fin vivir podré vivir tranquilo,, lejos de la calle y el mundo, lejos de mí, flotando, entre los pelos tan dorados y eternos como el corazón del sol.
EXCRITURA DE FRANCISCO MADARIAGA
La patria todavía canta, salvaje,
en los relinchos vivos de la memoria
Veloz, el andar es un salto
con el caballo de las mañanas.
Desesperado por el viento,
solo le importa el mar... y sueña.
Ebrio de odio y de amor,
la oleada del destino en la sangre.
Ya burló la tranquera del infierno,
el final del galope liberado es el poema.
La patria todavía canta, salvaje,
en los relinchos vivos de la memoria
Veloz, el andar es un salto
con el caballo de las mañanas.
Desesperado por el viento,
solo le importa el mar... y sueña.
Ebrio de odio y de amor,
la oleada del destino en la sangre.
Ya burló la tranquera del infierno,
el final del galope liberado es el poema.
lunes, 6 de marzo de 2017
EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA XI
Siempre ese delicado farolito de la de inglés,
tan gorila y tan oligarca,
el adorno exacto para la puerta de roble.
Ya era un costumbre de los sábados,
al volver de madrugada, sus alumnos
frente a su very beatifull chalet
y con unas piedras jugar a la puntería.
Recién cuando estallaba la luz,
tranquilos, podíamos continuar el regreso.
Pero una noche, no sé...
en esos años de oscuridad brutal
vi el parabrisas de un falcon,
ahí, impune, aun más brillante, una tentación.
Algo sabía el cascote de mi mano,
o sería esa rebeldía ingenua,
sentirme como el desesperado Silvio Astier.
Lástima, me faltó coraje o rabia;
pero pasó poco tiempo
y me sobraron las oportunidades
para tirarle piedras, como muchos, a las injusticias.
Siempre ese delicado farolito de la de inglés,
tan gorila y tan oligarca,
el adorno exacto para la puerta de roble.
Ya era un costumbre de los sábados,
al volver de madrugada, sus alumnos
frente a su very beatifull chalet
y con unas piedras jugar a la puntería.
Recién cuando estallaba la luz,
tranquilos, podíamos continuar el regreso.
Pero una noche, no sé...
en esos años de oscuridad brutal
vi el parabrisas de un falcon,
ahí, impune, aun más brillante, una tentación.
Algo sabía el cascote de mi mano,
o sería esa rebeldía ingenua,
sentirme como el desesperado Silvio Astier.
Lástima, me faltó coraje o rabia;
pero pasó poco tiempo
y me sobraron las oportunidades
para tirarle piedras, como muchos, a las injusticias.
EXCRITURA DE STENDHAL
Ese mandato del ser alguien,
al menos un color.
La opción es limitada,
¿rojo o negro?
El diablo no tiene apuro,
solo sus trampas.
Ya le inventa su único rostro:
la hipocresía.
El se olvida de los engaños,
también de la verdad.
Los latidos son ambición,
algún crimen.
Pero ya no es el héroe,
el éxito fracasa.
Así es historia del ser alguien,
una obra maldita.
Ese mandato del ser alguien,
al menos un color.
La opción es limitada,
¿rojo o negro?
El diablo no tiene apuro,
solo sus trampas.
Ya le inventa su único rostro:
la hipocresía.
El se olvida de los engaños,
también de la verdad.
Los latidos son ambición,
algún crimen.
Pero ya no es el héroe,
el éxito fracasa.
Así es historia del ser alguien,
una obra maldita.
domingo, 5 de marzo de 2017
EXCRITURA DEL COMANDANTE CHAVEZ
Al loco -así lo llamaban algunos- también le gustaba cantar, y era tan profunda y clara su voz...como si fuera la de un pueblo, o muchos, Y en todos la misma vieja esperanza: no desafinar la dignidad,para buscar esa justicia que necesita alegría,bal menos un poco, un ratito, y animarse al baile. Claro que algunos no entienden nunca a estos locos, ni siquiera pueden imaginar un pájaro, la libertad del vuelo, hasta el mismo sol. Y para colmo, siempre festejan el odio. Lástima que ya no... y feo es este silencio. Es que la verdad, ¡era tan lindo escucharlo cantar, mi comandante! Igual no hay que preocuparse, a estos locos no les importa la muerte; así que la historia siempre se resigna ante su eternidad.
Al loco -así lo llamaban algunos- también le gustaba cantar, y era tan profunda y clara su voz...como si fuera la de un pueblo, o muchos, Y en todos la misma vieja esperanza: no desafinar la dignidad,para buscar esa justicia que necesita alegría,bal menos un poco, un ratito, y animarse al baile. Claro que algunos no entienden nunca a estos locos, ni siquiera pueden imaginar un pájaro, la libertad del vuelo, hasta el mismo sol. Y para colmo, siempre festejan el odio. Lástima que ya no... y feo es este silencio. Es que la verdad, ¡era tan lindo escucharlo cantar, mi comandante! Igual no hay que preocuparse, a estos locos no les importa la muerte; así que la historia siempre se resigna ante su eternidad.
EXCRITURA DE BECKETT
Ese ojo lívido, sin su párpado,
¿qué es lo que mira?
tan abierto a la oscuridad.
Inútil intentar cerrarlo,
aunque estalle su pupila,
muda, él permanece...
Quizás sea que su alrededor,
ya ni siquiera existe,
tampoco este mundo...
Creo que daría lo que fuera
-hasta una lágrima-,
por eludir su condena.
Pero no evitaría su castigo:
que todo mire a su propia nada.
Ese ojo lívido, sin su párpado,
¿qué es lo que mira?
tan abierto a la oscuridad.
Inútil intentar cerrarlo,
aunque estalle su pupila,
muda, él permanece...
Quizás sea que su alrededor,
ya ni siquiera existe,
tampoco este mundo...
Creo que daría lo que fuera
-hasta una lágrima-,
por eludir su condena.
Pero no evitaría su castigo:
que todo mire a su propia nada.
EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA X
Cada vez que habría así de grandes los ojos
me enamoraba más de sus pestañas.
Siempre con su guardapolvo blanco, inmaculado,
la señorita solía hablar de Jesús:
todo el dolor, todo el amor.
Y yo me soñaba en su voz,
su cara redonda de Betty Boop peronista,
tan morochita y tan bella,
la dulzura suave en el perfume,
¡ay, todavía me estremece su sonrisa!
Algo podía entender, al menos
lo único importante para mi vida.
Pero eso vino después, mucho,
pasaron años hasta verla de verdad.
Me tocó en primer grado; por suerte,
a veces es justo el azar, también se llamaba Cristina.
Cada vez que habría así de grandes los ojos
me enamoraba más de sus pestañas.
Siempre con su guardapolvo blanco, inmaculado,
la señorita solía hablar de Jesús:
todo el dolor, todo el amor.
Y yo me soñaba en su voz,
su cara redonda de Betty Boop peronista,
tan morochita y tan bella,
la dulzura suave en el perfume,
¡ay, todavía me estremece su sonrisa!
Algo podía entender, al menos
lo único importante para mi vida.
Pero eso vino después, mucho,
pasaron años hasta verla de verdad.
Me tocó en primer grado; por suerte,
a veces es justo el azar, también se llamaba Cristina.
EXCRITURA DE MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN
Ya cruza el mundo el perro de este mundo,
rengo, tuerto y sarnoso.
Solo quiere vivir de la rabia,
aunque, algunas noches, sus aullidos...
Ya no puede obedecer a nadie,
y se alimenta de la basura.
Pero hoy no tiene suerte
ni siquiera un cadáver podrido.
Hace poco sintió miedo,
un niño descubrió su secreto.
A veces cierra los ojos
cuando encuentra una avenida.
También se pone contento,
cuando alguien pisa sus soretes.
Claro que sabe que todo es inútil
-¿acaso no es el mesías?-,
antes de liberarse de los piojos,
su misión es clavarle los colmillos a la nada.
Ya cruza el mundo el perro de este mundo,
rengo, tuerto y sarnoso.
Solo quiere vivir de la rabia,
aunque, algunas noches, sus aullidos...
Ya no puede obedecer a nadie,
y se alimenta de la basura.
Pero hoy no tiene suerte
ni siquiera un cadáver podrido.
Hace poco sintió miedo,
un niño descubrió su secreto.
A veces cierra los ojos
cuando encuentra una avenida.
También se pone contento,
cuando alguien pisa sus soretes.
Claro que sabe que todo es inútil
-¿acaso no es el mesías?-,
antes de liberarse de los piojos,
su misión es clavarle los colmillos a la nada.
EXCRITURA DE DOSTOIEVSKI
Él soñaba sin freno, desesperado,
encerrado en su sombra,
con lo más bello y sublime.
Un ser insignificante,
como una mosca,
y vendió su alma y debía más oro.
Enemigo del mundo,
su lástima dolorosa
vivía en el subsuelo del odio.
¿Dónde hallar consuelo,
algún amparo?;
si sus pocos dientes,
para siempre,
clavados en el remordimiento
Solo otro muerto al nacer, aun vivo.
EXCRITURA DE ODISEO ELYTIS
El adiós del último sol,
olivares y viñas,
el mar
y el dibujo de un barco,
Ya se asoman las estrellas,
luces y abismo,
el silencio
y las palabras sin rumbo.
¿Acaso solo debiera gritar,
desnudo y viento,
el horror
y la espuma de la orilla?
En la piel sin su refugio,
ausencia y soledad,
el horizonte
y aun más lejos el recuerdo.
El adiós del último sol,
olivares y viñas,
el mar
y el dibujo de un barco,
Ya se asoman las estrellas,
luces y abismo,
el silencio
y las palabras sin rumbo.
¿Acaso solo debiera gritar,
desnudo y viento,
el horror
y la espuma de la orilla?
En la piel sin su refugio,
ausencia y soledad,
el horizonte
y aun más lejos el recuerdo.
sábado, 4 de marzo de 2017
EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA XIX
No recuerdo mi edad, ya no me importa;
aun mamá no me dejaba viajar solo.
A Beto y a mí nos fascinaban los Beatles;
al regresar de la escuela, liberados,
todos los mediodías en el micro
y en el último de los asientos,
a los gritos éramos sus canciones.
Nuestro inglés era único en su especie.
Pero uno de esos días, en un recreo
-apenas unos minutos, ¿mi eternidad?-,
él me cantó algo en castellano.
Vi a la arena, el mar, deseo y sol.
Ni siquiera sabía el nombre de ese grupo,
y yo ya no supe quién era yo:
con Estación empezó el otro viaje, el mejor.
No recuerdo mi edad, ya no me importa;
aun mamá no me dejaba viajar solo.
A Beto y a mí nos fascinaban los Beatles;
al regresar de la escuela, liberados,
todos los mediodías en el micro
y en el último de los asientos,
a los gritos éramos sus canciones.
Nuestro inglés era único en su especie.
Pero uno de esos días, en un recreo
-apenas unos minutos, ¿mi eternidad?-,
él me cantó algo en castellano.
Vi a la arena, el mar, deseo y sol.
Ni siquiera sabía el nombre de ese grupo,
y yo ya no supe quién era yo:
con Estación empezó el otro viaje, el mejor.
EXCRITURA DE ROBERTO RASCHELLA
Todos estos días son la derrota.
Un inventario repetido,
el hedor a cada instante.
O peor: esa trágica libertad,
monstruosa, el silencio.
Así, ya no distingue la pasión
a la mueca resignada, inicua.
Mis ojos desean esa imagen,
el sueño de una mujer.
Todos los días, criminales,
restos mudos del otro mar.
un grito de exterminio,
tan sordo y adentro
y la amarga paz que me cubre
sin piedad ni consuelo:
las palabras ocultas en el olvido.
Todos estos días son la derrota.
Un inventario repetido,
el hedor a cada instante.
O peor: esa trágica libertad,
monstruosa, el silencio.
Así, ya no distingue la pasión
a la mueca resignada, inicua.
Mis ojos desean esa imagen,
el sueño de una mujer.
Todos los días, criminales,
restos mudos del otro mar.
un grito de exterminio,
tan sordo y adentro
y la amarga paz que me cubre
sin piedad ni consuelo:
las palabras ocultas en el olvido.
EXCRITURA DE LOS ROLLING STONES
Apenas eso,
al atardecer miro jugar a los niños.
Esas caras tan sonrientes
que ya no son para mí;
y mientras, las lágrimas
corren como otra lluvia.
Ellos inventan lo nuevo,
yo miro lo que sabía hacer.
Me siento, al atardecer,
y otra vez solo quiero oírme cantar;
eso, apenas.
Apenas eso,
al atardecer miro jugar a los niños.
Esas caras tan sonrientes
que ya no son para mí;
y mientras, las lágrimas
corren como otra lluvia.
Ellos inventan lo nuevo,
yo miro lo que sabía hacer.
Me siento, al atardecer,
y otra vez solo quiero oírme cantar;
eso, apenas.
viernes, 3 de marzo de 2017
EXCRITURA DE LAS CENIZAS
En el borde del cenicero,
las heridas.
sus signos secretos:
esa voz,
lejos de la palabras,
sus engaños;
pero nada alrededor,
simulacros,
muecas de los objetos;
otra pitada
y apenas el humo,
sin forma,
hasta desaparecer,
en la ausencia del aire,
pienso:
la verdad son las cenizas.
MISTERIO VEGETAL
¡Bendita sea mi ignorancia urbana!
No sé de dónde salen esas flores,
tan pequeñas, azules, en mi quinta.
Si planté lechuga, tomates, zapallitos...
pero ellas, delicadas, cada vez son más.
Para colmo, ya no se detienen
y tal vez le quitan espacio a las otras.
Desde hace días, al regar, lo pienso
apenas me agacho; pero no, no puedo.
Ni siquiera con los ojos cerrados,
¿qué me impide arrancarlas? No sé.
Además tienen esa pincelada amarilla.
Sea lo que fuere, yo las dejo crecer
y doy gracias a mi urbana ignorancia.
¡Bendita sea mi ignorancia urbana!
No sé de dónde salen esas flores,
tan pequeñas, azules, en mi quinta.
Si planté lechuga, tomates, zapallitos...
pero ellas, delicadas, cada vez son más.
Para colmo, ya no se detienen
y tal vez le quitan espacio a las otras.
Desde hace días, al regar, lo pienso
apenas me agacho; pero no, no puedo.
Ni siquiera con los ojos cerrados,
¿qué me impide arrancarlas? No sé.
Además tienen esa pincelada amarilla.
Sea lo que fuere, yo las dejo crecer
y doy gracias a mi urbana ignorancia.
EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA VIII
Con la mirada escondida detrás de esos anteojos oscuros,
el abuelo Toto era la magia.
Al menos en esos momentos,
cuando se juntaba la familia en las fiestas, cualquiera;
muchos andaluces, risas, griterío y baile,
y entonces podía perderme entre tías y tíos,
correr con los primos,hacer líos, pinchar globos.
Pero el final, nunca fallaba, era deToto,
sus manos limpias, su voz y la baraja increíble.
Una vez, aquella vez, me toco a mí:
chaval, me dijo, toma una... y mírala bien.
Después, todavía me cuesta creerlo, lo veo,
sacó muy rápido el cinco de bastos y me observó
con una sonrisa, sin hablar le dije que no.
Inventó una cara sorprendida y creció el silencio
-si hasta se quitó los lentes-,
es que algo tenía mi carta, muy tramposita,
porque había que ir a buscarla a su pieza,
debajo de la almohada, me aclaró.
Creo que le hizo un guiño a mi papá,
él acompaño el temblor de mis piernas
y los dos la encontramos, ahí, única, para siempre.
Será por eso que nunca creí en su muerte,
que muchas noches, antes de dormir, abrazo la almohada.
Igual lo sé, lo supe desde aquel diez de oro:
la magia está escondida detrás de lo oscuro, los ojos de Toto.
Con la mirada escondida detrás de esos anteojos oscuros,
el abuelo Toto era la magia.
Al menos en esos momentos,
cuando se juntaba la familia en las fiestas, cualquiera;
muchos andaluces, risas, griterío y baile,
y entonces podía perderme entre tías y tíos,
correr con los primos,hacer líos, pinchar globos.
Pero el final, nunca fallaba, era deToto,
sus manos limpias, su voz y la baraja increíble.
Una vez, aquella vez, me toco a mí:
chaval, me dijo, toma una... y mírala bien.
Después, todavía me cuesta creerlo, lo veo,
sacó muy rápido el cinco de bastos y me observó
con una sonrisa, sin hablar le dije que no.
Inventó una cara sorprendida y creció el silencio
-si hasta se quitó los lentes-,
es que algo tenía mi carta, muy tramposita,
porque había que ir a buscarla a su pieza,
debajo de la almohada, me aclaró.
Creo que le hizo un guiño a mi papá,
él acompaño el temblor de mis piernas
y los dos la encontramos, ahí, única, para siempre.
Será por eso que nunca creí en su muerte,
que muchas noches, antes de dormir, abrazo la almohada.
Igual lo sé, lo supe desde aquel diez de oro:
la magia está escondida detrás de lo oscuro, los ojos de Toto.
EXCRITURA DE FLAUBERT
Loquitos lindos, tan sencillos, los más sabios y simpáticos,
Bouvard y Pécuchet.
Los apasionaba la geología, los gusanos, la teología...
y por suerte imaginaban.
Siempre supieron que era un embrollo las causas y los efectos,
así que preferían soñar.
Fueron los primeros y los únicos que llegaron a la luna,
la verdadera, enamorada.
Claro que su simple manera de vivir no era la de los otros,
¡ay, indignaban a los burgueses!
Pero es así, qué importa, lo que se entiende con palabras
nunca se entiende.
Ellos sabían que lo absoluto es sujeto y objeto, apenas un instante,
por eso miran esa mosca, y vuelan.
Loquitos lindos, tan sencillos, los más sabios y simpáticos,
Bouvard y Pécuchet.
Los apasionaba la geología, los gusanos, la teología...
y por suerte imaginaban.
Siempre supieron que era un embrollo las causas y los efectos,
así que preferían soñar.
Fueron los primeros y los únicos que llegaron a la luna,
la verdadera, enamorada.
Claro que su simple manera de vivir no era la de los otros,
¡ay, indignaban a los burgueses!
Pero es así, qué importa, lo que se entiende con palabras
nunca se entiende.
Ellos sabían que lo absoluto es sujeto y objeto, apenas un instante,
por eso miran esa mosca, y vuelan.
jueves, 2 de marzo de 2017
EXCRITURA DE UN SEMIÓLOGO
Ante al mismo espejo,
solo
él ve otro signo más.
Dícífil de clasisficar,
inclusive,
para Carlitos Peirce.
Entre las líneas rotas,
esas sombras,
otra lengua y otra vida.
La muda respiración,
¿una teoría?
y el cristal empañado.
No le viene una idea,
una pizca,
ese consuelo frágil.
A fin de cuentas, ¿no?
siempre,
la imagen es tan obvia.
Aunque no se mueve,
y hay algo,
ahí, en el propio rostro.
Apenas un brillo, lejano,
pero no sabe,
¿a quién miran los ojos?
Ante al mismo espejo,
solo
él ve otro signo más.
Dícífil de clasisficar,
inclusive,
para Carlitos Peirce.
Entre las líneas rotas,
esas sombras,
otra lengua y otra vida.
La muda respiración,
¿una teoría?
y el cristal empañado.
No le viene una idea,
una pizca,
ese consuelo frágil.
A fin de cuentas, ¿no?
siempre,
la imagen es tan obvia.
Aunque no se mueve,
y hay algo,
ahí, en el propio rostro.
Apenas un brillo, lejano,
pero no sabe,
¿a quién miran los ojos?
EXCRITURA DE AQUELLOS HOMBRE GRISES
Tampoco se movió Friedrich,
aunque él era un flojo.
Además el sargento fue claro,
que dependía de cada uno.
Solo dos, o acaso tres...
bajaron la cabeza y se fueron.
A veces parece irreal,
pero ocurrió, yo estuve ahí,
y aunque era la guerra
todavía tengo pesadillas.
Durante un rato charlamos,
no recuerdo nada en particular;
y después asesinamos a todos:
hombres, mujeres, niños.
No quedó nadie ni nada,
ni el paso de nuestras botas.
Éramos soldados, nunca cobardes.
Tampoco se movió Friedrich,
aunque él era un flojo.
Además el sargento fue claro,
que dependía de cada uno.
Solo dos, o acaso tres...
bajaron la cabeza y se fueron.
A veces parece irreal,
pero ocurrió, yo estuve ahí,
y aunque era la guerra
todavía tengo pesadillas.
Durante un rato charlamos,
no recuerdo nada en particular;
y después asesinamos a todos:
hombres, mujeres, niños.
No quedó nadie ni nada,
ni el paso de nuestras botas.
Éramos soldados, nunca cobardes.
EXCRITUA DE MALCOM LOWRY
No hay nada más íntimo en el mundo
que esos silencios
repentinos y extraños
y una botella,
junto los extraños,
apenas sombras.
Cada parte del cuerpo,
deja de ser
y a pesar de alguna pelea
ahí está,
detrás de la barra,
tan lejos,
el rostro en el espejo,
Entonces es fácil,
casi inevitable,
ya no hay pensamientos:
solo esa sensación oscura del paraíso,
No hay nada más íntimo en el mundo
que esos silencios
repentinos y extraños
y una botella,
junto los extraños,
apenas sombras.
Cada parte del cuerpo,
deja de ser
y a pesar de alguna pelea
ahí está,
detrás de la barra,
tan lejos,
el rostro en el espejo,
Entonces es fácil,
casi inevitable,
ya no hay pensamientos:
solo esa sensación oscura del paraíso,
EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA VII
Ya desperté y me escapé de la mirada de mamá,
muy temprano, a la otra casa, arriba.
Interminable la escalera, no me alcanza
la mirada y cada uno de los escalones
tiembla, ansioso, en mis pies y mis manos.
Por suerte, ese descanso y la ventana al cielo,
desde ahí, lo sé, falta muy poquito.
Esta vez no me resbalé, ningún llanto,
así que nadie me puede retar.
Cuando abro la puerta, ella duerme;
siempre es más bella que todas las hadas.
Quisiera tocar sus ojos, y le sacudo un hombro:
tate madrina, insisto; y entonces sonríe,
mi gatito rubio, me dice...y todavía oigo su voz.
Me trepo a la cama, antes de jugar, respiro su aliento.
Ya desperté y me escapé de la mirada de mamá,
muy temprano, a la otra casa, arriba.
Interminable la escalera, no me alcanza
la mirada y cada uno de los escalones
tiembla, ansioso, en mis pies y mis manos.
Por suerte, ese descanso y la ventana al cielo,
desde ahí, lo sé, falta muy poquito.
Esta vez no me resbalé, ningún llanto,
así que nadie me puede retar.
Cuando abro la puerta, ella duerme;
siempre es más bella que todas las hadas.
Quisiera tocar sus ojos, y le sacudo un hombro:
tate madrina, insisto; y entonces sonríe,
mi gatito rubio, me dice...y todavía oigo su voz.
Me trepo a la cama, antes de jugar, respiro su aliento.
EXCRITURA DE T. S. ELIOT
Podridas, las maderas del muelle
ya olvidaron el horizonte de las aguas
Hojas como lágrimas secas
que hunden su agonía en la orilla.
Y solo pasa el viento, ciego.
Botellas, preservativos, colillas...
aun recuerdan una lejana transparencia.
Los pensamientos entre la mugre
no sienten lamentos, se van
o flotan como palabras muertas.
Apenas otra noche de invierno
sin estrellas, un bosque sin dioses.
Y en las ondulaciones, ahi,
la realidad del mero reflejo:
esa risa perdida de mi mudo esqueleto..
Podridas, las maderas del muelle
ya olvidaron el horizonte de las aguas
Hojas como lágrimas secas
que hunden su agonía en la orilla.
Y solo pasa el viento, ciego.
Botellas, preservativos, colillas...
aun recuerdan una lejana transparencia.
Los pensamientos entre la mugre
no sienten lamentos, se van
o flotan como palabras muertas.
Apenas otra noche de invierno
sin estrellas, un bosque sin dioses.
Y en las ondulaciones, ahi,
la realidad del mero reflejo:
esa risa perdida de mi mudo esqueleto..
miércoles, 1 de marzo de 2017
EXCRITURA DEL POEMA CONJETURAL POR ALVARO DE CAMPOS
En el muelle, solitario, otra vez miro lo indefinido:
impreciso, tan azul, inmenso,
y un bote; pero él está con la distancia.
con la brisa y la mañana.
En el aire flota otra vida, espuma.
Yo, el ingeniero, el civilizado, el extranjero,
y ya se insinúa la seducción en la sangre.
Me atrapa el delirio, me llama los mares...
quiero mezclarme con los piratas,
sus ojos crueles y abominables.
Acaso enterrar vivos en islas desiertas a los niños,
apenas para pasar el tiempo.
Esas ansias de lo cruel y abominable, feroz,
al fin encontrar mi barbarie;
ah, y que luego me despedacen para sentir, ser mi destino.
En el muelle, solitario, otra vez miro lo indefinido:
impreciso, tan azul, inmenso,
y un bote; pero él está con la distancia.
con la brisa y la mañana.
En el aire flota otra vida, espuma.
Yo, el ingeniero, el civilizado, el extranjero,
y ya se insinúa la seducción en la sangre.
Me atrapa el delirio, me llama los mares...
quiero mezclarme con los piratas,
sus ojos crueles y abominables.
Acaso enterrar vivos en islas desiertas a los niños,
apenas para pasar el tiempo.
Esas ansias de lo cruel y abominable, feroz,
al fin encontrar mi barbarie;
ah, y que luego me despedacen para sentir, ser mi destino.
EXCRITURA AUTOBIOGRÁFICA VI
¿Por qué tiraba esa rosa al arroyo?
Era muy cruel, ingrato.
Por suerte, la sonrisa de madrina
sin decir nada era un consuelo.
Pero otra vez quería esa historia
y ver a la flor y al ruiseñor.
Aunque el final, ay, tan triste,
no lo quería escuchar, nunca.
Me imaginaba a ese pajarito,
su sangre roja en los pétalos blancos.
Hasta necesitaba tocar el libro,
acariciar la magia de las letras;
así después, en el dormir,
ya soñaba esta excritura de Wilde.
¿Por qué tiraba esa rosa al arroyo?
Era muy cruel, ingrato.
Por suerte, la sonrisa de madrina
sin decir nada era un consuelo.
Pero otra vez quería esa historia
y ver a la flor y al ruiseñor.
Aunque el final, ay, tan triste,
no lo quería escuchar, nunca.
Me imaginaba a ese pajarito,
su sangre roja en los pétalos blancos.
Hasta necesitaba tocar el libro,
acariciar la magia de las letras;
así después, en el dormir,
ya soñaba esta excritura de Wilde.
EXCRITURA DE CHARLES PEIRCE
No son ninguna pavada, y menos un delirio
las tricotas de Carlitos Peirce.
De última, si estaba un poquitín chiflado,
peor es la sensatez de los necios;
esos que nunca pueden admitir
que solo se conoce cuando se siente el amor.
A la deriva de sus paseos, el mundo,
infinito, se abría al juego de los signos:
el misterio de sus correspondencias,
arbitrariedades, esos continuos gestos mudos
que desbordan el acuerdo del sentido,
su escaso consuelo en el abierto devenir.
¿O acaso no sorprende el saber
que no es real la sustancia del sueño,
pero que el hecho del sueño es real?
Por eso la primeridad, y la segunda y la tercera,
también sirven para los días fríos,
los inviernos más oscuros
y terribles como la mismísima muerte.
Y para esa potencia -la determinada y la otra-,
que convierte en maestra a las experiencias,
cualquier instante en el adentro:
a cada latido en el andar, hábitos y azares: la vida.
No son ninguna pavada, y menos un delirio
las tricotas de Carlitos Peirce.
De última, si estaba un poquitín chiflado,
peor es la sensatez de los necios;
esos que nunca pueden admitir
que solo se conoce cuando se siente el amor.
A la deriva de sus paseos, el mundo,
infinito, se abría al juego de los signos:
el misterio de sus correspondencias,
arbitrariedades, esos continuos gestos mudos
que desbordan el acuerdo del sentido,
su escaso consuelo en el abierto devenir.
¿O acaso no sorprende el saber
que no es real la sustancia del sueño,
pero que el hecho del sueño es real?
Por eso la primeridad, y la segunda y la tercera,
también sirven para los días fríos,
los inviernos más oscuros
y terribles como la mismísima muerte.
Y para esa potencia -la determinada y la otra-,
que convierte en maestra a las experiencias,
cualquier instante en el adentro:
a cada latido en el andar, hábitos y azares: la vida.
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