EXCRITURA A MI PADRE
Abierto como el joven mar
siempre se despierta un poco más temprano,
y así disfruta un ratito
antes de los gallos y el sol.
No importan los vientos
ni los temores de terribles tormentas,
Nico ya entró en la vida
y otra vez, apurado, sale para el trabajo.
Al cruzar General paz aun ve
a la bella pobreza de su Andalucía,
las travesuras con sus hermanos y su madre:
la misma patria para el sacrificio.
Hasta que le duelen las manos,
las piernas, las tijeras y el peine
y la luna le guiña un ojo
no descansa, no come, no piensa, no termina...
Miles y miles de días iguales,
más las mujeres y amigos y asados y vinos;
él es el peluquero del mundo
y si gana Boca lo bendice el domingo.
Abierto como el viejo mar
nada en la espuma de de sus sueños;
y agradece el estar de los dones
por la rutina eterna de la próxima mañana
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