9
Un cacharrito quebradizo a cualquier golpe,
a la destrucción fatal,
un instante y miles de pedazos
sin forma, mudos, apenas la nada.
Esta es la simple respuesta
ante la incertidumbre de cada latido,
la efímera alegría,
su certeza única de mortal tristeza.
Ahí lo ves, te ves... siempre
en el último borde de la vida, un cacharrito
jueves, 30 de noviembre de 2017
miércoles, 29 de noviembre de 2017
8
Inútil es esconderse en la ingenua ilusión,
negar las sombras,
no sirve creer en esa fantasía,
ese falso milagro:
lo peor,
siempre llega a suceder.
A cualquiera,
y puede ser en el comienzo
o en el final,
su dolor
apenas se oculta en el espejo,
la sorpresa
solo demora el insoportable llanto,
nuestro desconsuelo.
Ah, viejo Séneca,
vos siempre lo supiste, lo escribiste, lo viviste.
Inútil es esconderse en la ingenua ilusión,
negar las sombras,
no sirve creer en esa fantasía,
ese falso milagro:
lo peor,
siempre llega a suceder.
A cualquiera,
y puede ser en el comienzo
o en el final,
su dolor
apenas se oculta en el espejo,
la sorpresa
solo demora el insoportable llanto,
nuestro desconsuelo.
Ah, viejo Séneca,
vos siempre lo supiste, lo escribiste, lo viviste.
martes, 28 de noviembre de 2017
domingo, 26 de noviembre de 2017
4
A la mañana no quedaría nada,
ni el sueño de una mujer.
Los cipreses mudos,
el viento salvaje,
más allá todo el mar.
Asustados los ojos,
apenas horizonte,
el adiós de un delfín.
Veíamos el gran fuego,
los esttallidos
y las pálidas cenizas.
El cielo era un atardecer nublado...
a la mañana, que ya llegó.
A la mañana no quedaría nada,
ni el sueño de una mujer.
Los cipreses mudos,
el viento salvaje,
más allá todo el mar.
Asustados los ojos,
apenas horizonte,
el adiós de un delfín.
Veíamos el gran fuego,
los esttallidos
y las pálidas cenizas.
El cielo era un atardecer nublado...
a la mañana, que ya llegó.
sábado, 25 de noviembre de 2017
70
Tenés toda la razón, viejo Séneca:
solo la calma del espíritu,
el mero pasar por esta vida,
que se deleita ante su espejo:
la naturaleza, misterio sin misterio.
Pero mi cuerpo ya es sombra,
un pájaro en el aire ciego,
el desierto de la desgracia
y la burla efímera del vicio,
ni siquiera desespera el horror.
Si me dolieran estas quejas...
tenés toda la razón, nunca seré feliz.
Tenés toda la razón, viejo Séneca:
solo la calma del espíritu,
el mero pasar por esta vida,
que se deleita ante su espejo:
la naturaleza, misterio sin misterio.
Pero mi cuerpo ya es sombra,
un pájaro en el aire ciego,
el desierto de la desgracia
y la burla efímera del vicio,
ni siquiera desespera el horror.
Si me dolieran estas quejas...
tenés toda la razón, nunca seré feliz.
68
Me matan los para qué,
las risas publicitarias,
los vidrios polarizados,
el día que ya pasó,
los que vendrán,
las cirugías tétricas,
el apuro de las bocinas,
los alambres de púas,
la rutina de las voces,
esa plaza con rejas,
los festejos en titulares,
el crimen de la moda,
la cara de mi yo,
este destino indolente,
cada hora, cada minuto,
¿para qué estos versos?
Me matan los para qué,
las risas publicitarias,
los vidrios polarizados,
el día que ya pasó,
los que vendrán,
las cirugías tétricas,
el apuro de las bocinas,
los alambres de púas,
la rutina de las voces,
esa plaza con rejas,
los festejos en titulares,
el crimen de la moda,
la cara de mi yo,
este destino indolente,
cada hora, cada minuto,
¿para qué estos versos?
viernes, 24 de noviembre de 2017
67
Él pensaba en la tristeza de los vampiros,
hacía un bollo con la piel sucia
y lo metía en el lavarropas;
solía perderse así, inmóvil,
por culpa de tantas películas,
casi todas absurdas y viejas,
mientras veía sangre en la espuma.
Después, al colgar los pellejos,
no podía evitar insultar al sol,
pisarse sus propias tripas
y acariciar el silencio de la soga
para volver al sitio más oscuro, su sombra.
Él pensaba en la tristeza de los vampiros,
hacía un bollo con la piel sucia
y lo metía en el lavarropas;
solía perderse así, inmóvil,
por culpa de tantas películas,
casi todas absurdas y viejas,
mientras veía sangre en la espuma.
Después, al colgar los pellejos,
no podía evitar insultar al sol,
pisarse sus propias tripas
y acariciar el silencio de la soga
para volver al sitio más oscuro, su sombra.
jueves, 23 de noviembre de 2017
66
Hay gusanos negros en la vagina de Pizarnik
que no conocen su obra,
ni siquiera la condena de la niña monstruosa.
Será que vienen hartos de sus propios versos,
el suicidio fallido en cada silencio
y las palabras patéticas de tantas súplicas.
Ellos andan ansiosos por el espanto
entre los pellejos podridos...
con suerte disfrutan las sombras de sangre.
Claro que a ella le gusta ese juego sucio,
y siempre acabar con una imagen:
su ángel aterrado por los colmillos de una lila.
Hay gusanos negros en la vagina de Pizarnik
que no conocen su obra,
ni siquiera la condena de la niña monstruosa.
Será que vienen hartos de sus propios versos,
el suicidio fallido en cada silencio
y las palabras patéticas de tantas súplicas.
Ellos andan ansiosos por el espanto
entre los pellejos podridos...
con suerte disfrutan las sombras de sangre.
Claro que a ella le gusta ese juego sucio,
y siempre acabar con una imagen:
su ángel aterrado por los colmillos de una lila.
65
A los cuerpos sin amor
nunca le crecen yuyos,
salvajes, sin nombres
los que salen libres,
aquí, allá, inevitables,
tan vivos como el sol,
la luna y el agua.
Por eso en mi país no hay
-acá vale la limpieza-
ni siquiera un yuyito;
todo prolijo y ordenado,
las veredas y las calles,
hasta la última plaza...
y así andan los cuerpos,
sin un pelo demás,
sobre el césped del odio.
A los cuerpos sin amor
nunca le crecen yuyos,
salvajes, sin nombres
los que salen libres,
aquí, allá, inevitables,
tan vivos como el sol,
la luna y el agua.
Por eso en mi país no hay
-acá vale la limpieza-
ni siquiera un yuyito;
todo prolijo y ordenado,
las veredas y las calles,
hasta la última plaza...
y así andan los cuerpos,
sin un pelo demás,
sobre el césped del odio.
64
Tanta vida al pedo, ¿un tiro?
La idea es cómoda, acaso justa,
pero no termina de convencer;
mucho ruido y lo obvio.
Además sobran cadáveres,
tonos de la redundancia:
si la nada ya es lo mismo.
Cuando aburre el dolor
ver un árbol es una ofensa.
No es algo en particular, es
solo otro cigarrillo y otro trago;
ah, cualquier vida da muerte.
Tanta vida al pedo, ¿un tiro?
La idea es cómoda, acaso justa,
pero no termina de convencer;
mucho ruido y lo obvio.
Además sobran cadáveres,
tonos de la redundancia:
si la nada ya es lo mismo.
Cuando aburre el dolor
ver un árbol es una ofensa.
No es algo en particular, es
solo otro cigarrillo y otro trago;
ah, cualquier vida da muerte.
62
Todavía Onetti sigue sin hablar,
a lo mejor se murió.
Tampoco sus personajes,
ni una mueca.
Así se baja la persiana,
una pierna de cualquier mujer.
O esa música de violín
con el arco degollado.
Es verdad que algunas tardes
el sol también se esconde.
Alguien deberá entender,
y yo que no sé qué mierda decir.
Todavía Onetti sigue sin hablar,
a lo mejor se murió.
Tampoco sus personajes,
ni una mueca.
Así se baja la persiana,
una pierna de cualquier mujer.
O esa música de violín
con el arco degollado.
Es verdad que algunas tardes
el sol también se esconde.
Alguien deberá entender,
y yo que no sé qué mierda decir.
miércoles, 22 de noviembre de 2017
60
¿El último intento son las palabras?
Yo me asomo al balcón:
la horrible avenida, brillan autos,
soledad para un mal poema.
Lamborghini era más concreto,
una insatisfacción en la bragueta,
solo el camelo del fingir
hasta vaciar todas las botellas.
Aunque creo que llega ese gesto...
no, apenas una parodia del ser.
Pero ahora ni existe el autor,
¿si me tiro podré caer en el desierto?
¿El último intento son las palabras?
Yo me asomo al balcón:
la horrible avenida, brillan autos,
soledad para un mal poema.
Lamborghini era más concreto,
una insatisfacción en la bragueta,
solo el camelo del fingir
hasta vaciar todas las botellas.
Aunque creo que llega ese gesto...
no, apenas una parodia del ser.
Pero ahora ni existe el autor,
¿si me tiro podré caer en el desierto?
57
Al fin decidí cortarme la mano
que escribía los poemas de mierda,
molestaba al sostener el cigarro,
ni para visera ante el sol.
Aliviado, la tiré a la basura,
casi no movía los dedos...
aunque parecía estar feliz,
sin el pulso de mis palabras.
Algo, en verdad, me sorprendió,
demasiado fácil, indoloro,
y además no hubo resistencia,
¿cómo no me enseñó su puño?
Después me fijé en sus uñas...
pero veía mi derrotas, triste,
sospecho que esa negra sangre
aun es la tinta brutal de estos versos
Al fin decidí cortarme la mano
que escribía los poemas de mierda,
molestaba al sostener el cigarro,
ni para visera ante el sol.
Aliviado, la tiré a la basura,
casi no movía los dedos...
aunque parecía estar feliz,
sin el pulso de mis palabras.
Algo, en verdad, me sorprendió,
demasiado fácil, indoloro,
y además no hubo resistencia,
¿cómo no me enseñó su puño?
Después me fijé en sus uñas...
pero veía mi derrotas, triste,
sospecho que esa negra sangre
aun es la tinta brutal de estos versos
56
Decapitado el vuelo de las garzas,
las hadas correntinas
no encuentran refugio
en la mágica piel de los esteros.
Ya desaparecieron tus apariciones,
el puente de los tigres,
aquel ciervo cantor,
esas memorias de montoneras.
Tuviste suerte, querido Francisco,
con tu mirada de otro mundo
y su revelaciones salvajes:
ahora solo hay pantanos de llanto.
Decapitado el vuelo de las garzas,
las hadas correntinas
no encuentran refugio
en la mágica piel de los esteros.
Ya desaparecieron tus apariciones,
el puente de los tigres,
aquel ciervo cantor,
esas memorias de montoneras.
Tuviste suerte, querido Francisco,
con tu mirada de otro mundo
y su revelaciones salvajes:
ahora solo hay pantanos de llanto.
55
Lo lamento,
sé que la soga para sacarte del pozo
ya no te importa,
hasta te resulta una burla.
Por supuesto, vos tenés razón,
¿para qué mirar el cielo?.
Todo tan negro,
cualquier árbol es una ofensa.
Ni hablar de hablar,
mal chiste.
Igual si la aprietan mis manos,
debe ser por algo...
Será la esperanza para ahorcarme
y bailar, feliz, con el aire.
Lo lamento,
sé que la soga para sacarte del pozo
ya no te importa,
hasta te resulta una burla.
Por supuesto, vos tenés razón,
¿para qué mirar el cielo?.
Todo tan negro,
cualquier árbol es una ofensa.
Ni hablar de hablar,
mal chiste.
Igual si la aprietan mis manos,
debe ser por algo...
Será la esperanza para ahorcarme
y bailar, feliz, con el aire.
54
A veces alguien me toca el portero;
pero no respondo...nunca,
incluso en la madrugada.
Todas las puertas son seguras
y de acá no voy a salir.
Poco a poco, el alrededor
apenas se asoma en la memoria.
Por las dudas no veo la tele,
sé que pronto no pasarán los días.
Solo me molestan los espejos,
esa ya cara no es la mía.
Hace tiempo dejé de pensar,
pero afuera aun hace mucho miedo.
A veces alguien me toca el portero;
pero no respondo...nunca,
incluso en la madrugada.
Todas las puertas son seguras
y de acá no voy a salir.
Poco a poco, el alrededor
apenas se asoma en la memoria.
Por las dudas no veo la tele,
sé que pronto no pasarán los días.
Solo me molestan los espejos,
esa ya cara no es la mía.
Hace tiempo dejé de pensar,
pero afuera aun hace mucho miedo.
53
Por esos desvíos insólitos de la vida,
después de leer el evangelio,
él aprendió a multiplicar los peces.
No lo asombró su don,
tenían un olor espantoso...
y prefirió venderlos en el barrio.
En pocos años comprendió al mundo,
arrojó sus redes al mercado
y naturalmente monopolizó el negocio.
Así se lleno de dinero y ahora,
lejos de los brillos del mar,
solo hace milagros con las finanzas.
Por esos desvíos insólitos de la vida,
después de leer el evangelio,
él aprendió a multiplicar los peces.
No lo asombró su don,
tenían un olor espantoso...
y prefirió venderlos en el barrio.
En pocos años comprendió al mundo,
arrojó sus redes al mercado
y naturalmente monopolizó el negocio.
Así se lleno de dinero y ahora,
lejos de los brillos del mar,
solo hace milagros con las finanzas.
martes, 21 de noviembre de 2017
50
¡Ay, pero qué frase tan ridícula!,
y absolutamente genial:
por el sendero venia avanzando el viejecillo...
Claro que hasta da risa.
Aunque ese personaje soy yo, o todos;
inútil intentar cualquier engaño.
Antes, en el medio, después,
siempre el malentendido insoportable y bello,
como escribiste vos, Abelardo.
Por el sendero venía avanzando el viejecillo....
y todo lo demás no importa,
si también suele ser cursi el destino.
¡Ay, pero qué frase tan ridícula!,
y absolutamente genial:
por el sendero venia avanzando el viejecillo...
Claro que hasta da risa.
Aunque ese personaje soy yo, o todos;
inútil intentar cualquier engaño.
Antes, en el medio, después,
siempre el malentendido insoportable y bello,
como escribiste vos, Abelardo.
Por el sendero venía avanzando el viejecillo....
y todo lo demás no importa,
si también suele ser cursi el destino.
49
Por un tonto descuido, un instante, justo ayer,
se rompió la botella para arrojar al mar.
Esas cosas que pasan..
inevitables, y casi siempre.
Tantas dudas durante tanto tiempo,
y sin escribir, ni siquiera, un mensaje.
Todo perdido, lejos del mundo,
la isla, aburrida, se burla de las esperanzas.
Pero esas gaviotas ¿o buitres?
dan vueltas y vueltas en el cielo,
también dentro de su sombra,
en sus huellas que borran la espuma.
Así es la vida, ¿no?, ya pasó,
algún día, ¡ojalá!, desaparecerá el horizonte.
Por un tonto descuido, un instante, justo ayer,
se rompió la botella para arrojar al mar.
Esas cosas que pasan..
inevitables, y casi siempre.
Tantas dudas durante tanto tiempo,
y sin escribir, ni siquiera, un mensaje.
Todo perdido, lejos del mundo,
la isla, aburrida, se burla de las esperanzas.
Pero esas gaviotas ¿o buitres?
dan vueltas y vueltas en el cielo,
también dentro de su sombra,
en sus huellas que borran la espuma.
Así es la vida, ¿no?, ya pasó,
algún día, ¡ojalá!, desaparecerá el horizonte.
48
Cada día más brutal el capitalismo
y, de golpe, pienso en tu pene,
triste, ya apenas tierra.
Ah, querido Pier Paolo, no sé...
Quizás debiera salir, olvidar,
o esperar el sonido de una campana.
Pero seguro que vos entendés;
pienso, y también el mío:
tanta pena detrás de la bragueta.
No te equivocaste, poeta,
solo que ni siquiera asoma la rabia.
Cada día más brutal el capitalismo
y, de golpe, pienso en tu pene,
triste, ya apenas tierra.
Ah, querido Pier Paolo, no sé...
Quizás debiera salir, olvidar,
o esperar el sonido de una campana.
Pero seguro que vos entendés;
pienso, y también el mío:
tanta pena detrás de la bragueta.
No te equivocaste, poeta,
solo que ni siquiera asoma la rabia.
47
Ese perro horrible con tres patas
solo quería morder;
y mostraba sus dientes,
ahí, cerca de sus pantorrillas.
Él trató de alejarlo,
agito nervioso sus brazos
y después tuvo que recurrir,
temblando, a una patada al aire.
Aunque pasaron varios días,
esa escena perduraba...
como si algún detalle,
invisible, escondiera un secreto.
Así que volvió, lo necesitaba,
pero el perro no,
ni rastros de su odio feroz.
Al igual que su pata,
también había desaparecido.
Y sintió dolor y más pena,
ya nadie le clavaría los colmillos.
Ese perro horrible con tres patas
solo quería morder;
y mostraba sus dientes,
ahí, cerca de sus pantorrillas.
Él trató de alejarlo,
agito nervioso sus brazos
y después tuvo que recurrir,
temblando, a una patada al aire.
Aunque pasaron varios días,
esa escena perduraba...
como si algún detalle,
invisible, escondiera un secreto.
Así que volvió, lo necesitaba,
pero el perro no,
ni rastros de su odio feroz.
Al igual que su pata,
también había desaparecido.
Y sintió dolor y más pena,
ya nadie le clavaría los colmillos.
lunes, 20 de noviembre de 2017
46
Después de largos siglos de grandes progresos de la humanidad,
precisos y vertiginosos,
algo extraño ocurre en los televisores;
en los programas de chismes,
noticieros,
series policiales,
vampirescas,
comedias,
documentales de la BBC...
Ninguno se salva,
huelen mal, cada vez peor.
También en las transmisiones por cable,
las redes,
hasta en los satélites.
Ya apenas se puede asomar la nariz,
los perfumes vomitan,
occidente apesta;
y lenta, insistente se proyecta y crece la hediondez de los humillados.
Después de largos siglos de grandes progresos de la humanidad,
precisos y vertiginosos,
algo extraño ocurre en los televisores;
en los programas de chismes,
noticieros,
series policiales,
vampirescas,
comedias,
documentales de la BBC...
Ninguno se salva,
huelen mal, cada vez peor.
También en las transmisiones por cable,
las redes,
hasta en los satélites.
Ya apenas se puede asomar la nariz,
los perfumes vomitan,
occidente apesta;
y lenta, insistente se proyecta y crece la hediondez de los humillados.
45
Imposible la pureza de la lengua,
ni siquiera su traducción,
ese balbuceo al borde del silencio,
la pasión de Judas en la soga.
Vos lo sabías, Benjamin,
y sentías el dolor alrededor:
la mudez de los árboles,
apenas aullidos en el cielo...
Solo desechos, sonidos rotos,
el llanto seco de un Origen.
Imposible, hasta la palabra luna,
su lejana luz sin consuelo;
mierda, tampoco se salva la poesía
Imposible la pureza de la lengua,
ni siquiera su traducción,
ese balbuceo al borde del silencio,
la pasión de Judas en la soga.
Vos lo sabías, Benjamin,
y sentías el dolor alrededor:
la mudez de los árboles,
apenas aullidos en el cielo...
Solo desechos, sonidos rotos,
el llanto seco de un Origen.
Imposible, hasta la palabra luna,
su lejana luz sin consuelo;
mierda, tampoco se salva la poesía
44
Pintan jeroglíficos en las paredes,
patean tachos de basura,
andan sin horario.
A veces rompen una vidriera,
hacen humito de esquina,
meta birra y birra.
Pueden bailar en la plaza,
sacarse las remeras,
siempre sucios los pies.
También gritan sus canciones,
mean las veredas,
sueñan delirios juntos.
Son muy peligrosos,
los jóvenes aun aman estar vivos.
Pintan jeroglíficos en las paredes,
patean tachos de basura,
andan sin horario.
A veces rompen una vidriera,
hacen humito de esquina,
meta birra y birra.
Pueden bailar en la plaza,
sacarse las remeras,
siempre sucios los pies.
También gritan sus canciones,
mean las veredas,
sueñan delirios juntos.
Son muy peligrosos,
los jóvenes aun aman estar vivos.
42
No sé por qué me acordé de esa perrita,
la de la humilde Chiquillada,
y me puse contento y la canté como Favio.
Pero después, ay, cuando salí,
mientras caminaba la Estación de Catán,
la vi en el playón: una sombra
solita entre el ir y venir de los colectivos.
Tan temerosa, sucia, puro costillas,
la mirada todas las súplicas...
No estaban los pibes jugando al fútbol,
solo cuerpos cansados y casi ciegos.
Culpé al tiempo, a la memoria,
aquellos años en los que era inocente.
Resignado, me fui a esperar al 620,
¿qué se puede contra la derrota?
Ningún perdedor se la podía llevar a casa.
No sé por qué me acordé de esa perrita,
la de la humilde Chiquillada,
y me puse contento y la canté como Favio.
Pero después, ay, cuando salí,
mientras caminaba la Estación de Catán,
la vi en el playón: una sombra
solita entre el ir y venir de los colectivos.
Tan temerosa, sucia, puro costillas,
la mirada todas las súplicas...
No estaban los pibes jugando al fútbol,
solo cuerpos cansados y casi ciegos.
Culpé al tiempo, a la memoria,
aquellos años en los que era inocente.
Resignado, me fui a esperar al 620,
¿qué se puede contra la derrota?
Ningún perdedor se la podía llevar a casa.
40
El ovillo en la sombra aun respira
su refugio abierto de la noche;
Muchos diarios, algunas mantas,
y entre la mugre, ahí,
apenas un mover de algo.
Difícil es detenerse a mirar,
la vergüenza bajo las estrellas;
montoncito de misera que insiste
una media asoma en el resistir.
Es casi una figura sin forma,
ese último temblor de lo humano,
con olor a olvidos, a meo,
a mierda, sí; y aun respira en el ser.
El ovillo en la sombra aun respira
su refugio abierto de la noche;
Muchos diarios, algunas mantas,
y entre la mugre, ahí,
apenas un mover de algo.
Difícil es detenerse a mirar,
la vergüenza bajo las estrellas;
montoncito de misera que insiste
una media asoma en el resistir.
Es casi una figura sin forma,
ese último temblor de lo humano,
con olor a olvidos, a meo,
a mierda, sí; y aun respira en el ser.
domingo, 19 de noviembre de 2017
37
No le encontraban ningún remedio
para ese llanto o lagrimeo.
Ya lo decía Macedonio: los médicos
siempre fracasan;
ante la nada, ¿cuál es la receta?
Pero era otro el gran inconveniente;
como siempre, ese enigma;
o la miseria de la escasa verdad,
Para colmo, hasta podían contagiarse.
Así que mejor apretar los ojos
y consumar el sacrificio.
Por un rato volver a creer en esta vida.
No le encontraban ningún remedio
para ese llanto o lagrimeo.
Ya lo decía Macedonio: los médicos
siempre fracasan;
ante la nada, ¿cuál es la receta?
Pero era otro el gran inconveniente;
como siempre, ese enigma;
o la miseria de la escasa verdad,
Para colmo, hasta podían contagiarse.
Así que mejor apretar los ojos
y consumar el sacrificio.
Por un rato volver a creer en esta vida.
34
No pasa más el tiempo en Anhedonia
y ni siquiera una película.
Solo tengo un tomate, una cebolla
y un dudoso zapallito.
Claro ahora no importa la hora,
tampoco los pactos de sangre;
secas las pilas del alma
incluso a la sombra, en el jardín.
Si fuera al menos mi perro...
o esa pared desnuda de ladrillos.
Lejos del alrededor, el amor
apenas si se asoma para el doler.
Estos poemas de mierda
ya se olvidaron de mi corazón y mi furia.
No pasa más el tiempo en Anhedonia
y ni siquiera una película.
Solo tengo un tomate, una cebolla
y un dudoso zapallito.
Claro ahora no importa la hora,
tampoco los pactos de sangre;
secas las pilas del alma
incluso a la sombra, en el jardín.
Si fuera al menos mi perro...
o esa pared desnuda de ladrillos.
Lejos del alrededor, el amor
apenas si se asoma para el doler.
Estos poemas de mierda
ya se olvidaron de mi corazón y mi furia.
33
¿Puedo romper el vidrio de la ventana y ser un pájaro?
Mejor arrancarme los ojos,
comprar un M 16 de juguete
y superar las muertes de todos los superhéroes
y sus variantes paródicas.
O dormir sobre los escombros de Libia,
flotar más allá de cualquier horizonte,
nadar...hasta el último suspiro.
Pero me quedo acá, sentadito y mudo,
todavía no puedo parar de temblar frente a las paredes.
¿Puedo romper el vidrio de la ventana y ser un pájaro?
Mejor arrancarme los ojos,
comprar un M 16 de juguete
y superar las muertes de todos los superhéroes
y sus variantes paródicas.
O dormir sobre los escombros de Libia,
flotar más allá de cualquier horizonte,
nadar...hasta el último suspiro.
Pero me quedo acá, sentadito y mudo,
todavía no puedo parar de temblar frente a las paredes.
32
No sé de dónde me habrá venido ésta,
casi invisible, muda, ahí,
adentro del cuerpo y más peor,
esa sombra de los dolores
o su no ser en la melancolía.
Inútil dar detalles,
cualquier aclaración es lágrima.
Pero nunca falla ni falta,
hasta en estos poemas de mierda, sí,
apenas un ratito le sobra,
ah, escondida detrás de cada verso;
solo sé que nunca me dejarás, mi tristeza.
No sé de dónde me habrá venido ésta,
casi invisible, muda, ahí,
adentro del cuerpo y más peor,
esa sombra de los dolores
o su no ser en la melancolía.
Inútil dar detalles,
cualquier aclaración es lágrima.
Pero nunca falla ni falta,
hasta en estos poemas de mierda, sí,
apenas un ratito le sobra,
ah, escondida detrás de cada verso;
solo sé que nunca me dejarás, mi tristeza.
31
Hoy la luna tiene que darle buena suerte,
además no hace nada de frío
y pocas salen los domingos.
Ya le falta menos al maquillaje,
pero esa sombra, ay, necesita depilarse,
no es igual con la maquinita, no,
que la noche sea la más oscura.
Paciencia, sin apurarse;
que el espejo le diga otra vez que es ella:
una reina, como antes; bueno,
aunque es imposible el engaño,
ya no tiene veinte, casi el doble.
Al menos con cuatro o cinco clientes;
vienen mal las últimas semanas,
fideos y arroz, arroz y fideos.
Igual nadie va a notar la media rota,
esas cosas a ellos no les importa;
y si viene la policia va a decir que no.
En la villa se hizo respetar,
todos la saludan sin hacer comentarios;
Tanto aguantar para ser lo que es...
ahora su verdadera vida, ahora es la Karen.
Hoy la luna tiene que darle buena suerte,
además no hace nada de frío
y pocas salen los domingos.
Ya le falta menos al maquillaje,
pero esa sombra, ay, necesita depilarse,
no es igual con la maquinita, no,
que la noche sea la más oscura.
Paciencia, sin apurarse;
que el espejo le diga otra vez que es ella:
una reina, como antes; bueno,
aunque es imposible el engaño,
ya no tiene veinte, casi el doble.
Al menos con cuatro o cinco clientes;
vienen mal las últimas semanas,
fideos y arroz, arroz y fideos.
Igual nadie va a notar la media rota,
esas cosas a ellos no les importa;
y si viene la policia va a decir que no.
En la villa se hizo respetar,
todos la saludan sin hacer comentarios;
Tanto aguantar para ser lo que es...
ahora su verdadera vida, ahora es la Karen.
sábado, 18 de noviembre de 2017
25
A veces Maldoror piensa en el cielo,
apenas un instante.
No quiere volar con el odio,
tampoco vomitar.
Alrededor la humillación,
su reino.
Violan a otro niño
y sonríe.
Despedazan inocentes
en las cárceles
Y prender fuego a un hambriento
para cumplir las ley.
Lo de siempre,
siempre la bella crueldad.
Piensa, no mira;
solo disfruta el horror de los humanos.
A veces Maldoror piensa en el cielo,
apenas un instante.
No quiere volar con el odio,
tampoco vomitar.
Alrededor la humillación,
su reino.
Violan a otro niño
y sonríe.
Despedazan inocentes
en las cárceles
Y prender fuego a un hambriento
para cumplir las ley.
Lo de siempre,
siempre la bella crueldad.
Piensa, no mira;
solo disfruta el horror de los humanos.
viernes, 17 de noviembre de 2017
20
¡La tanta vida, plena, por todas partes!
Pero él no está...
en ninguna.
Ni siquiera el desierto
con sus barbitúricos mudos.
Ya olvidó a su propio encierro.
En la ventana
las hojas están muertas;
y nadie,
apenas la burla sin gestos.
Tampoco espera a los gusanos,
solo una ausencia, lejana, en los latidos
¡La tanta vida, plena, por todas partes!
Pero él no está...
en ninguna.
Ni siquiera el desierto
con sus barbitúricos mudos.
Ya olvidó a su propio encierro.
En la ventana
las hojas están muertas;
y nadie,
apenas la burla sin gestos.
Tampoco espera a los gusanos,
solo una ausencia, lejana, en los latidos
jueves, 16 de noviembre de 2017
14
Aunque -raro- ya pasaron varios años
y no entiendo, recuerdo la imagen.
Apenas otra foto en el diario,
una panorámica de la destrucción,
en Irak, tal vez Bagdad.
Los edificios, las casas... escombros.
Mucho polvo, ningún cuerpo.
pero ahí, escondida, a un costado,
justo descubrí ese detalle:
una zapatilla Nike, casi para un bebé.
Aunque -raro- ya pasaron varios años
y no entiendo, recuerdo la imagen.
Apenas otra foto en el diario,
una panorámica de la destrucción,
en Irak, tal vez Bagdad.
Los edificios, las casas... escombros.
Mucho polvo, ningún cuerpo.
pero ahí, escondida, a un costado,
justo descubrí ese detalle:
una zapatilla Nike, casi para un bebé.
12
Serían cerca las seis de la tarde
en la plaza de San Justo,
menos de 15 años,
sucio, sin ojos, casi desnudo,
en la mano un porrito,
habla o canta,
da vueltas, solo, da vueltas,
a veces se detiene
y mira el agua de la fuente,
pero nadie lo ve,
y pasan a su lado, apurados,
a la policía tampoco no le importa.
Serían cerca las seis de la tarde
en la plaza de San Justo,
menos de 15 años,
sucio, sin ojos, casi desnudo,
en la mano un porrito,
habla o canta,
da vueltas, solo, da vueltas,
a veces se detiene
y mira el agua de la fuente,
pero nadie lo ve,
y pasan a su lado, apurados,
a la policía tampoco no le importa.
miércoles, 15 de noviembre de 2017
10
Desde siempre adoramos esa carne,
la más humana.
Poco importa la receta,
cruda o cocida,
a la luz de la luna o del sol,
ceremonia o mentira.
Nos hace falta; tan obvio,
hasta lo reconoce Lévi-Strauss.
Ya hace mucho tiempo,
nos engaña la compasión,
la hipocresía,
cientos de excusas tontas:
la religión, la moral, la ley...
¡Cómo gustan las nalgas,
un buen corazón sangrante!.
Ay, solo somos para devorarnos el ser.
Desde siempre adoramos esa carne,
la más humana.
Poco importa la receta,
cruda o cocida,
a la luz de la luna o del sol,
ceremonia o mentira.
Nos hace falta; tan obvio,
hasta lo reconoce Lévi-Strauss.
Ya hace mucho tiempo,
nos engaña la compasión,
la hipocresía,
cientos de excusas tontas:
la religión, la moral, la ley...
¡Cómo gustan las nalgas,
un buen corazón sangrante!.
Ay, solo somos para devorarnos el ser.
6
El poeta de la ONU solo se caga de risa.
Ahora le tocó Yemen...
difícil, aun no bombardearon.
Y algo tiene que hacer,
hay que justificar el sueldo.
Para colmo ese resfrío,
saca un moco y hace una bolita.
Piensa en los hambrientos
y se traga la metáfora.
El poeta de la ONU, otra vez, se ríe de todo.
El poeta de la ONU solo se caga de risa.
Ahora le tocó Yemen...
difícil, aun no bombardearon.
Y algo tiene que hacer,
hay que justificar el sueldo.
Para colmo ese resfrío,
saca un moco y hace una bolita.
Piensa en los hambrientos
y se traga la metáfora.
El poeta de la ONU, otra vez, se ríe de todo.
5
Claro que ya vio seis o siete veces
ese capítulo de House.
Otra cosa no hay
o peor...es decir, su vida.
La agonía es irreal,
aunque al final, inevitable,
solo interesa la muerte.
Quizás esté enfermo,
pero él no tiene una pizarra,
tampoco un bastón.
Al menos pasa el tiempo,
no hay diagnóstico para tanta pena.
Claro que ya vio seis o siete veces
ese capítulo de House.
Otra cosa no hay
o peor...es decir, su vida.
La agonía es irreal,
aunque al final, inevitable,
solo interesa la muerte.
Quizás esté enfermo,
pero él no tiene una pizarra,
tampoco un bastón.
Al menos pasa el tiempo,
no hay diagnóstico para tanta pena.
sábado, 11 de noviembre de 2017
DESPEDIDA DESPEJADA, OTRO COMIENZO.
Las palabras de los otros, o nadie.
hasta esas del Príncipe.
Claro que a lo mejor, están vivas.
Debajo de los escombros,
aun respiran los sobrevivientes.
Yo nunca sé lo que hago,
a aveces creo que soy libre..
Tonterías, solo quería un amparo,
ese conocerse en el estar.
En verdad, un divertimento,
casi una forma de la plenitud.
solo escribir en la incógnita,
Pero igual..¿para qué?
si no entiendo las razones.
Quizás algún día, una noche:
estas excrituras festejen los enigmas.
Las palabras de los otros, o nadie.
hasta esas del Príncipe.
Claro que a lo mejor, están vivas.
Debajo de los escombros,
aun respiran los sobrevivientes.
Yo nunca sé lo que hago,
a aveces creo que soy libre..
Tonterías, solo quería un amparo,
ese conocerse en el estar.
En verdad, un divertimento,
casi una forma de la plenitud.
solo escribir en la incógnita,
Pero igual..¿para qué?
si no entiendo las razones.
Quizás algún día, una noche:
estas excrituras festejen los enigmas.
LOS PASOS DE LA RECAÍDA.
Un sorbito que te deja sin el alma,
el primero o el segundo.
y todo es como en Fantasía.
La tentación del mal,
tan profunda, tan bella...
Después vienen los vomitos, etc.
Pero solo es un reacaída,
a cualquiera la pasa,
todos necesitan dentigrarse,
al menos un poquito,
la vida es así:
un vaso dorado en todo mi cuerpo.
Un sorbito que te deja sin el alma,
el primero o el segundo.
y todo es como en Fantasía.
La tentación del mal,
tan profunda, tan bella...
Después vienen los vomitos, etc.
Pero solo es un reacaída,
a cualquiera la pasa,
todos necesitan dentigrarse,
al menos un poquito,
la vida es así:
un vaso dorado en todo mi cuerpo.
EL FRACASO
Voy a tratar de escribir algo bueno,
aunque también,
qué se yo, como diria Montaine,
-¿se escribe así, no?
podría escuchar
a George con Dylan...
Volver al silencio del mate,
un fracaso y humo,
o mejor dicho: lo de siempre,
y otra vez la ventana.
Ahí están las cosas: ningún lugar,
o there´s a place,
la versíón de Charly
y una cama, las llamas.
Lástima, no quiero ni puedo escribir
Voy a tratar de escribir algo bueno,
aunque también,
qué se yo, como diria Montaine,
-¿se escribe así, no?
podría escuchar
a George con Dylan...
Volver al silencio del mate,
un fracaso y humo,
o mejor dicho: lo de siempre,
y otra vez la ventana.
Ahí están las cosas: ningún lugar,
o there´s a place,
la versíón de Charly
y una cama, las llamas.
Lástima, no quiero ni puedo escribir
LLUVIA DE TUÑÓN
Justo ahí, en el extremo de toda la nada
el destino me llamó con tu vos.
Pero no paraba de llover,
con furia, tambores, relojes, descalzo.
Demasiado parecido a un poema,
cualquiera, de Túnón: ternuras rotas.
Justo en este extremo y en el otro,
ay, yo no podía hablar,
Sin fuerza para soñar un puente,
la transparencia de tu sombra tan tibia.
No podía comprender la lluvia,
ni a la ventana o el laurel,
así la silla me sentó en el olvido,
y ahí perdí a las caricias de la hermosura.
Justo ahí, en el extremo de toda la nada
el destino me llamó con tu vos.
Pero no paraba de llover,
con furia, tambores, relojes, descalzo.
Demasiado parecido a un poema,
cualquiera, de Túnón: ternuras rotas.
Justo en este extremo y en el otro,
ay, yo no podía hablar,
Sin fuerza para soñar un puente,
la transparencia de tu sombra tan tibia.
No podía comprender la lluvia,
ni a la ventana o el laurel,
así la silla me sentó en el olvido,
y ahí perdí a las caricias de la hermosura.
viernes, 10 de noviembre de 2017
jueves, 9 de noviembre de 2017
EL AMOR DE MAROSA
Nadie sabía que había otro habitante,
tan cerca, en el jardín.
Los ojos de esplendor violeta,
siempre cerca del rosal
o en la pileta
donde nadan las azucenas...
Él está ahí y también más allá,
con su tacita de miel;
y necesito ir hacia su mirada,
mi propio corazón,
el idioma del aire:
nos amamos, aunque a veces lo olvide.
Nadie sabía que había otro habitante,
tan cerca, en el jardín.
Los ojos de esplendor violeta,
siempre cerca del rosal
o en la pileta
donde nadan las azucenas...
Él está ahí y también más allá,
con su tacita de miel;
y necesito ir hacia su mirada,
mi propio corazón,
el idioma del aire:
nos amamos, aunque a veces lo olvide.
TRISTEZAS
También eso que fue mi corazón
ya duerme en las sombras.
Nada me estremece,
ni azul, rojo, ni verdor.
Si he sido, poco importa...
¿Dónde está el viento?
Ni siquiera el cielo, vano.
Y menos las ilusiones,
el consuelo de ser conmigo.
Mis versos mudos
me olvidan desde lejos.
Oh, Pessoa, si tuviera tu tristeza.
También eso que fue mi corazón
ya duerme en las sombras.
Nada me estremece,
ni azul, rojo, ni verdor.
Si he sido, poco importa...
¿Dónde está el viento?
Ni siquiera el cielo, vano.
Y menos las ilusiones,
el consuelo de ser conmigo.
Mis versos mudos
me olvidan desde lejos.
Oh, Pessoa, si tuviera tu tristeza.
IDENTIDAD
Ya perdí la conciencia, pero no importa.
Ni siquiera siento quién soy
y tampoco a mi animal.
A veces imagino a una rosa,
a mi lado, para siempre.
Otras, el fondo de un pozo
con su estúpida piedad.
Quizás estoy en mi infancia,
una felicidad de la tristeza;
o me pasé de la vejez
para no molestar al ataud.
¿Quién es Clarice Lispector?
Tan sencilla es esta vida:
palabras, gotas de cristal, la luna y nada.
Ya perdí la conciencia, pero no importa.
Ni siquiera siento quién soy
y tampoco a mi animal.
A veces imagino a una rosa,
a mi lado, para siempre.
Otras, el fondo de un pozo
con su estúpida piedad.
Quizás estoy en mi infancia,
una felicidad de la tristeza;
o me pasé de la vejez
para no molestar al ataud.
¿Quién es Clarice Lispector?
Tan sencilla es esta vida:
palabras, gotas de cristal, la luna y nada.
EL SUEÑO DE LA LUNA
Recuerdo a ese poema,
el sueño de Zhang Jiuling.
Ya todo está oscuro,
lejos, en la casa.
Quizás así pueda verte,
al amparo de la luna.
Imagino a tus pasos,
llego a nuestra habitación.
Y las sábanas tiemblan
y al fin veo tu cuerpo...
Ay, no puedo atrapar
apenas un rayito de tu luz.
UNA MOSCA DE JOAQUÍN O. GIANUZZI
Cualquier mal estornudo puede matar al gato,
nadie domina a sus posibilidades.
Será por las antiguas apariciones del demonio
o los efectos de tanto barbitúrico.
Es que en tu época, querido J. O. G.,
el nudo de la corbata delata la impostura,
la de cualquiera; y aun peor:
solo sirve hablar con los muertos
sin esperar ninguna respuesta esperada.
Pero ya te instalaste, lejos, en el inodoro
y delirás sobre cosas como el infinito y...
Una mosca te revela la nulidad de toda historia.
Cualquier mal estornudo puede matar al gato,
nadie domina a sus posibilidades.
Será por las antiguas apariciones del demonio
o los efectos de tanto barbitúrico.
Es que en tu época, querido J. O. G.,
el nudo de la corbata delata la impostura,
la de cualquiera; y aun peor:
solo sirve hablar con los muertos
sin esperar ninguna respuesta esperada.
Pero ya te instalaste, lejos, en el inodoro
y delirás sobre cosas como el infinito y...
Una mosca te revela la nulidad de toda historia.
ANTON WEBERN EN EL FUEGO
Apenas tocar una flor,
el origen del fuego retorna a las manos.
Siempre, desde los bordes,
cada pétalo necesita arder en las huellas.
En la corola, secretas,
las formas reavivan a las vida humanas.
No soy más Anton,
ya siento la viejas llamas de la melodía.
Pero se diluye tan pronto,
y el calorcito olvida el temblor del aire.
Todo es ígneo y se consume,
solo quedan esas cenizas para la música.
Apenas tocar una flor,
el origen del fuego retorna a las manos.
Siempre, desde los bordes,
cada pétalo necesita arder en las huellas.
En la corola, secretas,
las formas reavivan a las vida humanas.
No soy más Anton,
ya siento la viejas llamas de la melodía.
Pero se diluye tan pronto,
y el calorcito olvida el temblor del aire.
Todo es ígneo y se consume,
solo quedan esas cenizas para la música.
miércoles, 8 de noviembre de 2017
¿DE LA POESÍA MODERNA?
No es cuestión de confiar en la cabeza.
A veces, Wallace, solo ocurre;
no tiene explicación.
Apenas esa emoción de la palabra;
el mundo, claro, es el teatro.
En todo caso, también está el cuerpo,
la posibilidad del mirar.
Digo, un hombre patinado
y una mujer que baila...
La mente estalla en el acto del poema.
No es cuestión de confiar en la cabeza.
A veces, Wallace, solo ocurre;
no tiene explicación.
Apenas esa emoción de la palabra;
el mundo, claro, es el teatro.
En todo caso, también está el cuerpo,
la posibilidad del mirar.
Digo, un hombre patinado
y una mujer que baila...
La mente estalla en el acto del poema.
LA DELEGADA DEL DOCKE VI
Ya las manos enlazadas suben al tren,
los primeros fantasmas,
los más inocentes, la despedida
y la última mirada de su padre
más allá del horizonte, en el sol.
Aquella remota esperanza,
los miedos de la libertad.
Después la marcha de los años,
esa felicidad de los cantitos.
La memoria entibia a los dedos,
la verdad del calorcito:
el crucifijo y el carnet del 46.
Y aparecen todos los compañeros:
la eterna historia de la delegada del docke.
Ya las manos enlazadas suben al tren,
los primeros fantasmas,
los más inocentes, la despedida
y la última mirada de su padre
más allá del horizonte, en el sol.
Aquella remota esperanza,
los miedos de la libertad.
Después la marcha de los años,
esa felicidad de los cantitos.
La memoria entibia a los dedos,
la verdad del calorcito:
el crucifijo y el carnet del 46.
Y aparecen todos los compañeros:
la eterna historia de la delegada del docke.
EL MALÓN DE TEDESCO O EL MACRISMO
Ni libertad ni respeto ni piedad.
Uno anda por ahí,
entre agujeros del ser
y los casos de la malevolencia.
Prefiero olvidarme el corazón.
Cerquita, el griterío
y la polvareda de venganza,
acá, a la vuelta de la esquina.
Nadie recibe, no convida un mate.
El odio es condolencia
y te sonríe en los afiches,
calabozos, afuera de toda ley.
Yo no soy más que un cascajo.
Corro, ya me perdí;
se me confundió el malón:
tanta pena ya me dejó sin cautiverio.
Ni libertad ni respeto ni piedad.
Uno anda por ahí,
entre agujeros del ser
y los casos de la malevolencia.
Prefiero olvidarme el corazón.
Cerquita, el griterío
y la polvareda de venganza,
acá, a la vuelta de la esquina.
Nadie recibe, no convida un mate.
El odio es condolencia
y te sonríe en los afiches,
calabozos, afuera de toda ley.
Yo no soy más que un cascajo.
Corro, ya me perdí;
se me confundió el malón:
tanta pena ya me dejó sin cautiverio.
LA FUENTE DE DUCHAMP
A veces creo que la cagaste con ese famoso mingitorio;
sin querer, ese primer asombro
que atentó contra el arte, instaló el aburrimiento.
Todo, después, fue demasiado evidente,
apenas un catálogo de bromas banales, o peor,
como si lo único sagrado,
el terror de esta vida, desapareciera en los museos.
Pero así ocurren estas cosas, siempre;
la necesidad elemental se convierte en lujo:
una galería de objetos inhumanos, solo para millonarios.
A veces creo que la cagaste con ese famoso mingitorio;
sin querer, ese primer asombro
que atentó contra el arte, instaló el aburrimiento.
Todo, después, fue demasiado evidente,
apenas un catálogo de bromas banales, o peor,
como si lo único sagrado,
el terror de esta vida, desapareciera en los museos.
Pero así ocurren estas cosas, siempre;
la necesidad elemental se convierte en lujo:
una galería de objetos inhumanos, solo para millonarios.
EL VIAJE DE JOAO CABRAL DE MELO NETO
Alguien que nunca podré ser yo,
durante la noche
me dice, sin soñar, palabras rotas.
Un viaje escondido en el viento
con un perro famélico
y la vieja mochila de los fracasos.
Lejos, hasta morir el horizonte,
pero ahí, en mi cuarto,
en la inmensidad del cielo raso.
Alguien se despierta a la mañana
adentro de mi ropa,
y camina, solo, a juntar mi tristeza.
Alguien que nunca podré ser yo,
durante la noche
me dice, sin soñar, palabras rotas.
Un viaje escondido en el viento
con un perro famélico
y la vieja mochila de los fracasos.
Lejos, hasta morir el horizonte,
pero ahí, en mi cuarto,
en la inmensidad del cielo raso.
Alguien se despierta a la mañana
adentro de mi ropa,
y camina, solo, a juntar mi tristeza.
EL PASEO DE JOHN MUIR
Solo salí a dar un simple paseo,
apenas perder el tiempo:
calles, avenidas,
plazas, arboledas.
Ningún rumbo,
vueltas y vueltas,
un encuentro vital
con mi alrededor,
así empecé a sentir,
descubrir el aire,
olvidar que soy John,
nadie, huellas...
y ya al anochecer,
por fin, decidí quedarme afuera.
Solo salí a dar un simple paseo,
apenas perder el tiempo:
calles, avenidas,
plazas, arboledas.
Ningún rumbo,
vueltas y vueltas,
un encuentro vital
con mi alrededor,
así empecé a sentir,
descubrir el aire,
olvidar que soy John,
nadie, huellas...
y ya al anochecer,
por fin, decidí quedarme afuera.
martes, 7 de noviembre de 2017
CANCIÓN CON PUÑALES
Siempre, como en el primer día, solo.
Pero no hay almanaques
cuando faltan las pasiones.
En la pared apenas un cuadro,
esa pena de las tantas noches.
Hace rato perdió al asombro
y se deshace en el hombre.
Indigna, la tonta melancolía
aun intenta mentir un pasado.
La distancia...parecida el amor,
aunque solo es otro cigarrillo.
Ay, sin querer se rompió el último vaso.
Siempre, como en el primer día, solo.
Pero no hay almanaques
cuando faltan las pasiones.
En la pared apenas un cuadro,
esa pena de las tantas noches.
Hace rato perdió al asombro
y se deshace en el hombre.
Indigna, la tonta melancolía
aun intenta mentir un pasado.
La distancia...parecida el amor,
aunque solo es otro cigarrillo.
Ay, sin querer se rompió el último vaso.
FILOSOFÍA MATTONI
Somos apenas animales, solos, secretos,
restos de combustibles.
Un poco más de la tanta materia pútrida:
o semen, sangre, una fogata.
Entre las flores, los basurares, los trenes,
y perdernos en el viaje.
A veces jugamos a creer en las palabras,
nos aterra el simple silencio.
Así nos inventamos nobles sentimientos,
y después volvemos al odio.
Y si aceptamos los fantasmas del tiempo,
solo es para llorar y morir.
Somos apenas animales, solos, secretos,
restos de combustibles.
Un poco más de la tanta materia pútrida:
o semen, sangre, una fogata.
Entre las flores, los basurares, los trenes,
y perdernos en el viaje.
A veces jugamos a creer en las palabras,
nos aterra el simple silencio.
Así nos inventamos nobles sentimientos,
y después volvemos al odio.
Y si aceptamos los fantasmas del tiempo,
solo es para llorar y morir.
lunes, 6 de noviembre de 2017
LA DELEGADA DEL DOCKE V
A pesar de los tantos y tantos años en el frigorífico,
las carnes y las sangres,
nunca pensó en la muerte.
Tampoco ahora, y eso
que ni siquiera puede ir sola al baño.
Es cierto que se le dio por rezar,
pero es charlar un rato,
hay que discutir las reivindicaciones.
Los dolores son sabiduría.
Pronto la enfermera apagará la luz,
y hoy lo vio triste a su hijo.
Todavía no aprendió bien la doctrina,
quizás debió insistir más...
Para la delegada, la muerte es otra mentira de los gorilas
A pesar de los tantos y tantos años en el frigorífico,
las carnes y las sangres,
nunca pensó en la muerte.
Tampoco ahora, y eso
que ni siquiera puede ir sola al baño.
Es cierto que se le dio por rezar,
pero es charlar un rato,
hay que discutir las reivindicaciones.
Los dolores son sabiduría.
Pronto la enfermera apagará la luz,
y hoy lo vio triste a su hijo.
Todavía no aprendió bien la doctrina,
quizás debió insistir más...
Para la delegada, la muerte es otra mentira de los gorilas
domingo, 5 de noviembre de 2017
LA DELEGADA DEL DOCKE IV
Estos días apenas pasan sin dejar rastros.
Ahí, junto a la cama, las pantuflas;
un vacuidad afuera del tiempo.
Pero en el adentro, todavía
esos empujones de toda la vida:
el sol en la pirámide,
la dignidad desborda a la Plaza.
Después...los bombardeos,
cadáveres, cenizas y el odio.
Así lo siente su sangre
que vuelva a juntar a los compañeros,
una sola es la consigna: ¡la vida por Perón!
Estos días apenas pasan sin dejar rastros.
Ahí, junto a la cama, las pantuflas;
un vacuidad afuera del tiempo.
Pero en el adentro, todavía
esos empujones de toda la vida:
el sol en la pirámide,
la dignidad desborda a la Plaza.
Después...los bombardeos,
cadáveres, cenizas y el odio.
Así lo siente su sangre
que vuelva a juntar a los compañeros,
una sola es la consigna: ¡la vida por Perón!
EL PORVENIR DE ALTHUSSER
A cada instante, feliz,
Cezanne pintaba la misma montaña:
la luz es un don.
Yo tengo setenta y siete años,
y aunque no tuve juventud
hoy me siente joven.
Después de la locura y el horror,
la angustia en mi cuerpo:
creo que aprendí qué es amar:
no pedir nada para aguardar el recibir.
Incluso si esta historia,
ya debiera acabarse pronto...
Sí, el porvenir es largo.
A cada instante, feliz,
Cezanne pintaba la misma montaña:
la luz es un don.
Yo tengo setenta y siete años,
y aunque no tuve juventud
hoy me siente joven.
Después de la locura y el horror,
la angustia en mi cuerpo:
creo que aprendí qué es amar:
no pedir nada para aguardar el recibir.
Incluso si esta historia,
ya debiera acabarse pronto...
Sí, el porvenir es largo.
MILAGRO ZAINO
Antes, siempre borracho, todos los miserables días.
El imposible de subirse a la carreta,
si hasta olvidaba atar al Zaino;
igual, solo había que escarbar basura.
Claro que pasa lo que pasa
y dejó la botella y el resentimiento;
tan doloroso, más dificil
que encontrar algo de comida.
Pero la sobriedad es un amanecer,
calles, arboledas, un destino...
lástima que hoy llueve, ay, no puede trabajar.
Así que se prepara unos amargos,
fácil...y le agradece a la vida.
Con una sonrisa y unos yuyos
ya camina a ver a su compañero.
Algo le murmura, suave, en la oreja;
el Zaino con la cabeza dice que sí
y, mientras descansa, come despacio la palabra sol.
Antes, siempre borracho, todos los miserables días.
El imposible de subirse a la carreta,
si hasta olvidaba atar al Zaino;
igual, solo había que escarbar basura.
Claro que pasa lo que pasa
y dejó la botella y el resentimiento;
tan doloroso, más dificil
que encontrar algo de comida.
Pero la sobriedad es un amanecer,
calles, arboledas, un destino...
lástima que hoy llueve, ay, no puede trabajar.
Así que se prepara unos amargos,
fácil...y le agradece a la vida.
Con una sonrisa y unos yuyos
ya camina a ver a su compañero.
Algo le murmura, suave, en la oreja;
el Zaino con la cabeza dice que sí
y, mientras descansa, come despacio la palabra sol.
sábado, 4 de noviembre de 2017
DUDAS INTRASCENDENTES
Hasta la nada de los simples mortales,
tienen ese detalle del misterio:
¿el último instante de la vida
redime y ennoblece al hombre?
Discupá, Schiller, pero tengo dudas;
a veces me imagino con pañales y...
Será que cambiaron los tiempos,
ni te imáginas los adelantos médicos.
Claro que la frase tiene grandeza,
además, solo es una cuestión de esperar.
Hasta la nada de los simples mortales,
tienen ese detalle del misterio:
¿el último instante de la vida
redime y ennoblece al hombre?
Discupá, Schiller, pero tengo dudas;
a veces me imagino con pañales y...
Será que cambiaron los tiempos,
ni te imáginas los adelantos médicos.
Claro que la frase tiene grandeza,
además, solo es una cuestión de esperar.
LA DELEGADA DEL DOCKE III
A la delegada se le acerca la rama más alta,
desde su mirada sube con cuidado,
lentamente, y de pronto se pierden en el cielo,
abren una pueblada de victoria, y el pino,
ahí, en el corazón del hospital, ya no es,
casi desaparece en inmensidad de sombras,
y un instante, borrosa, se le cruza la imagen:
esa sonrisa de Evita, otra vez, en el frigorífico.
A la delegada se le acerca la rama más alta,
desde su mirada sube con cuidado,
lentamente, y de pronto se pierden en el cielo,
abren una pueblada de victoria, y el pino,
ahí, en el corazón del hospital, ya no es,
casi desaparece en inmensidad de sombras,
y un instante, borrosa, se le cruza la imagen:
esa sonrisa de Evita, otra vez, en el frigorífico.
viernes, 3 de noviembre de 2017
DE ÚLTIMA
Ya no hay mucho que decir.
Lento, el hastío
y la extinción del deseo.
¿Nombrar una rosa
no es peor que un insulto?
Hasta el cigarrillo,
solito, se consume.
El aire y las estrellas,
¡la luna!...pavadas.
El origen estéril,
el final ya pasó hace rato.
Quejas patéticas,
apenas la cobardía.
Mejor, escuchar a los muertos.
Ya no hay mucho que decir.
Lento, el hastío
y la extinción del deseo.
¿Nombrar una rosa
no es peor que un insulto?
Hasta el cigarrillo,
solito, se consume.
El aire y las estrellas,
¡la luna!...pavadas.
El origen estéril,
el final ya pasó hace rato.
Quejas patéticas,
apenas la cobardía.
Mejor, escuchar a los muertos.
LA COMPAÑÍA DE LAS MOSCAS
Hay un revuelo de moscas alrededor de la basura.
Pero todo está en orden;
bueno, las mismas paredes sucias,
los ceniceros, etc., etc., etc.
Puedo poner la pava al fuego,
otro cigarrillo, esperar,
y quedarme un rato tranquilo.
El aire huele a cadáver.
Por suerte tengo un papel y un lápiz,
aunque no vienen...las palabras.
Algo se me escapa, no entiendo,
ni siquiera al asomarme a la ventana.
Creo que aun estoy vivo.
La verdad, por ahora prefiero contemplar las moscas
Hay un revuelo de moscas alrededor de la basura.
Pero todo está en orden;
bueno, las mismas paredes sucias,
los ceniceros, etc., etc., etc.
Puedo poner la pava al fuego,
otro cigarrillo, esperar,
y quedarme un rato tranquilo.
El aire huele a cadáver.
Por suerte tengo un papel y un lápiz,
aunque no vienen...las palabras.
Algo se me escapa, no entiendo,
ni siquiera al asomarme a la ventana.
Creo que aun estoy vivo.
La verdad, por ahora prefiero contemplar las moscas
EL LABERINTO DE OLGA OROZCO
Ya no sé si al avanzar, solo retrocedo.
Tantas culpas,
el frágil despeñadero hacia el paraíso.
El camino siempre crea a las nieblas,
curvas falsas,
ese brillo fatal de la única serpiente.
A veces puede imaginar al monstruo,
los deseos,
sus laceraciones en la voz del cuerpo.
Y otra vez ante la misma emboscada,
la verdad del río...
no quiero saber a donde van las aguas.
Ya no sé si al avanzar, solo retrocedo.
Tantas culpas,
el frágil despeñadero hacia el paraíso.
El camino siempre crea a las nieblas,
curvas falsas,
ese brillo fatal de la única serpiente.
A veces puede imaginar al monstruo,
los deseos,
sus laceraciones en la voz del cuerpo.
Y otra vez ante la misma emboscada,
la verdad del río...
no quiero saber a donde van las aguas.
RUTINA DEL HORROR
Acá, en la flotación del mundo,
en este vértigo,
su aliento,
apenas un lamento suspira la nada.
Acá, masacrada la primavera,
en este jardín,
pobres mariposas,
los árboles se hunden en el cielo.
Y ante las imágenes del final,
en este video,
ya ciego y mudo,
acá, el error es la rutina del horror.
Acá, en la flotación del mundo,
en este vértigo,
su aliento,
apenas un lamento suspira la nada.
Acá, masacrada la primavera,
en este jardín,
pobres mariposas,
los árboles se hunden en el cielo.
Y ante las imágenes del final,
en este video,
ya ciego y mudo,
acá, el error es la rutina del horror.
EL MATERIALISMO DE ALTHUSSER
En las bellas tierras de mi abuelo,
ahí, por primera vez,
mi cuerpo empezó a pensar:
la acción de la mano,
el juego de los músculos,
esa piel de las sensaciones.
Ya no la vana mirada,
la boba especulación;
yo paseaba por el huerto,
arrancaba lechugas...
Y hasta eran otras las palabras,
transpiradas, reales, nobles;
lejos de los fantasmas:
ni mi padre ni mi madre.
Mi cuerpo, el gran misterio;
ahí, al fin, encontré mi propia vida.
En las bellas tierras de mi abuelo,
ahí, por primera vez,
mi cuerpo empezó a pensar:
la acción de la mano,
el juego de los músculos,
esa piel de las sensaciones.
Ya no la vana mirada,
la boba especulación;
yo paseaba por el huerto,
arrancaba lechugas...
Y hasta eran otras las palabras,
transpiradas, reales, nobles;
lejos de los fantasmas:
ni mi padre ni mi madre.
Mi cuerpo, el gran misterio;
ahí, al fin, encontré mi propia vida.
jueves, 2 de noviembre de 2017
LA DELEGADA DEL DOCKE II
La mirada es eterna en el adiós del mirar,
a un costado, ahí, el otro sueño;
pero la delegada, inmóvil,
empieza a mover la cortina:
a la voluntad nunca se la puede vencer.
Su fantasma todavía resiste,
mientras la noche acaricia sus párpados
que persisten en la memoria;
el reclamo de los compañeros,
los panfletos clandestinos y la cárcel:
el corazón ya abrió la ventana a la victoria.
La mirada es eterna en el adiós del mirar,
a un costado, ahí, el otro sueño;
pero la delegada, inmóvil,
empieza a mover la cortina:
a la voluntad nunca se la puede vencer.
Su fantasma todavía resiste,
mientras la noche acaricia sus párpados
que persisten en la memoria;
el reclamo de los compañeros,
los panfletos clandestinos y la cárcel:
el corazón ya abrió la ventana a la victoria.
LOS GALGOS DE SARA
Todo amor, desde el primer encuentro,
¿no es apenas una despedida inútil?
Palabras irreales,
sábanas de piel,
el mirar en el mirar.
Una y otra y otra pregunta:
¿a quién le importan las respuestas?
No lo sé, yo amo
a mis galgos, estos árboles...
La verdad es la felicidad de los pájaros.
Todo amor, desde el primer encuentro,
¿no es apenas una despedida inútil?
Palabras irreales,
sábanas de piel,
el mirar en el mirar.
Una y otra y otra pregunta:
¿a quién le importan las respuestas?
No lo sé, yo amo
a mis galgos, estos árboles...
La verdad es la felicidad de los pájaros.
LA DELEGADA DEL DOCKE
La certeza de la muerte no le preocupa ni perturba,
aunque siempre obedeció a su misterio.
Ella la acepta sin alterarse, la deja venir
o flotar en la sopita de cabellos blancos, suaves.
Tal vez, ya ni distinga a las diferencias,
ese hilo que enreda a todas las vidas,
la sencilla verdad que nadie puede comprender,
que simplemente es el así, por una causa...
Arriba, el color absurdo del cielo raso,
¿cuántas veces cruzo el riachuelo para trabajar?
Vacila, su mano en el borde de la cama,
todavía escucha el eco de los latidos.
Siente aquel frío, a las compañeras del Anglo.
Ahora, la delegada, apenas abre los ojos a la justicia.
La certeza de la muerte no le preocupa ni perturba,
aunque siempre obedeció a su misterio.
Ella la acepta sin alterarse, la deja venir
o flotar en la sopita de cabellos blancos, suaves.
Tal vez, ya ni distinga a las diferencias,
ese hilo que enreda a todas las vidas,
la sencilla verdad que nadie puede comprender,
que simplemente es el así, por una causa...
Arriba, el color absurdo del cielo raso,
¿cuántas veces cruzo el riachuelo para trabajar?
Vacila, su mano en el borde de la cama,
todavía escucha el eco de los latidos.
Siente aquel frío, a las compañeras del Anglo.
Ahora, la delegada, apenas abre los ojos a la justicia.
CAMBIOS EN LA LLANURA DE LOS CHISTES
Ya solo se cuentan los chistes tristes,
insoportables, en la llanura.
Algunos están aterrados y mudos,
la risa les da vergüenza.
Otros consultan a Lamborghini,
pero esa página...desapareció.
Habrá que soportar ser todavía peores,
por suerte, no faltan los muertos.
Ya solo se cuentan los chistes tristes,
insoportables, en la llanura.
Algunos están aterrados y mudos,
la risa les da vergüenza.
Otros consultan a Lamborghini,
pero esa página...desapareció.
Habrá que soportar ser todavía peores,
por suerte, no faltan los muertos.
NERVIOS DE ARTAUD
En el fondo del hielo la lengua,
ese cadáver sin sexo.
El cielo de todos los ídolos
en cada agujero, mudo.
Un poeta alza sus manos,
el ombligo del limbo.
Ya desaparecieron las muecas,
alguien cortó los nervios.
Perdió el partido del azar,
las llamas tiene miedito.
Todavía estamos muertos,
las momias olvidaron los gritos.
En el fondo del hielo la lengua,
ese cadáver sin sexo.
El cielo de todos los ídolos
en cada agujero, mudo.
Un poeta alza sus manos,
el ombligo del limbo.
Ya desaparecieron las muecas,
alguien cortó los nervios.
Perdió el partido del azar,
las llamas tiene miedito.
Todavía estamos muertos,
las momias olvidaron los gritos.
miércoles, 1 de noviembre de 2017
EXPECTATIVA ANIMAL
Todavía no acaricié esas mechas de sol.
Claro que ya te vi:
seria, loca, tan pícara.
A veces te imagino dormir, tus sueños.
después movés la cola,
saltás a la mesa;
solo para sentir el impulso de la belleza.
Incluso entre la basura,
al buscar ese hueso;
no hay dudas: ya aprendiste a ser feliz.
Pronto, muy pronto,
voy a mirarte a los ojos:
¿Decime, Baghee, vas a darme tu amor?
Todavía no acaricié esas mechas de sol.
Claro que ya te vi:
seria, loca, tan pícara.
A veces te imagino dormir, tus sueños.
después movés la cola,
saltás a la mesa;
solo para sentir el impulso de la belleza.
Incluso entre la basura,
al buscar ese hueso;
no hay dudas: ya aprendiste a ser feliz.
Pronto, muy pronto,
voy a mirarte a los ojos:
¿Decime, Baghee, vas a darme tu amor?
EL LUGAR
Solo déjenme mirar hervir la olla,
sobre una cabeza de vaca
o directamente en el suelo.
Ese largo silencio del vapor,
el secreto de mis palabras.
Así todavía soy ese niño,
ando el campo y ando el cielo,
me trepo al árbol más alto.
Déjenme... en la televisión
el mundo se ve muy oscuro.
Así la espera calma el tiempo,
durante un ratito, sabroso.
Aun inmóvil, sale la pregunta:
¿todavía puedo estar en esta vida?
Solo déjenme mirar hervir la olla,
sobre una cabeza de vaca
o directamente en el suelo.
Ese largo silencio del vapor,
el secreto de mis palabras.
Así todavía soy ese niño,
ando el campo y ando el cielo,
me trepo al árbol más alto.
Déjenme... en la televisión
el mundo se ve muy oscuro.
Así la espera calma el tiempo,
durante un ratito, sabroso.
Aun inmóvil, sale la pregunta:
¿todavía puedo estar en esta vida?
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