ESTAR DEL ROLO
Para el Rollo lo sagrado es su taller,
cada y todos los días, bien temprano,
hasta el cansancio y el fastidio final
que se oxida al bajar la persiana.
Andaba por ahí y ahí se quedó,
seguras las cuatro paredes y el baño.
Para qué mas, pregunta, solo,
a un trapo sucio o a un martillo.
Ya aprendió que lo demás apenas existe
o no importa si no está sobre la mesa.,
entre el alma de las herramientas
y tanta grasa que es una eternidad.
Así, tan simple, cada y todos los días,
con su poca sombra en la fosa.
Cuando lo visita la patrona y sus hijos,
el Rolo es feliz y se completa en el estar.
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