miércoles, 7 de marzo de 2018



TARDECITAS DEL MERO ESTAR

Todas las tardecitas
me voy a la iglesia del Sagrado Corazón;
no entro,
sigo el camino al fondo,
abierto, amplio,
solo,
en una mesa entre los árboles.
Ahí puedo leer,
anotar mis tonterías,
ver el alrededor
y disfrutar la compañía del silencio.
Todas las tardecitas,
cruzo a tomar el colectivo,
con una gorra y el mate,
ningún apuro
apenas unos minutos
y me voy a buscar ese rato.
A veces es tan sencillo:,
solo se trata de encontrarse en el mero estar.


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