jueves, 8 de marzo de 2018

EL MISTERIO DEL ASADITO

Siempre los domingos el asadito y los vinos,
ese alivio cósmico del mediodía
sin ningún nombre un nombre adecuado
y el jugoso festejo en las verdaderas tripas.

Pero por culpa de sol cada más fuerte
las polémicas escapan a la piel,
saltan como pulgas de las palabras
o duermen la modorra del mero estar.

Sin límites de edades o "clases",
cerquita de las brasas de la reconciliación,
el corazón del mantel, ay, se alborota
porque ya sacudió las migas al viento.

Así pasan y no pasan las horas,
apenas un encuentro para estar vivo,
la tradición de ser con otros,
el alivio ante el sacrificio de la rutina.

Pero todo se desmorona con la tarde,
el lento comienzo de las sombras,
y el miedito que asoma en la parrilla
y ya entra sin permiso la miseria y la noche.

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