viernes, 23 de marzo de 2018

11

Al fuego de los truenos le ladra mi perra Nini. Bajo la violenta lluvia los pelos erizados, su valentía y su coraje. No sospecha la temeridad de Apolo, ¿o acaso confía en Dioniso?
Ella muestra su ferocidad, corre y salta, al capricho del destino. Finalmente me obedece, vuelve orgullosa  a la casa y entonces la seco con una toalla.
Y mientras le acaricio las orejas nos miramos en silencio: yo me veo en sus ojo y ella en los míos. Así, entre los temblores del alrededor la fragilidad del mundo nos invita una vez más al mero estar.

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