EXCRITURA DE LA REVOLUCIÓN COMUNICACIONAL


Ya no importan los bolú
ni los oká,
entre el dale
y el cualquiera,
obvio,
el hasta ahí;
pero no te hagas drama
tranqui,
todo bien...
otra no queda,
¿entendés?
Y si no te cabe,
mejor,
por un WhatsApp: nada.

EXCRITURA DE MI ESPECTRO

Me convertí en mi propio espectro,
inofensivo,
sin voz.

A veces me pierdo,
o resbalo
si olvido cerrar las ventanas.

Ya nada me asombra,
estoy tranquilo,
lejos.

Todavía puedo tomar mate
y dormir,
solo extraño el llanto de mi sombra.

EXCRITURA DE MACEDONIO FERNÁNDEZ


Apenas dos almas
y el adiós.

Una orilla
y el suspiro del mar.

EXCRITURA DE SHAKESPEARE.

No ser... Esa es la cuestión

EXCRITURA DEL MILAGRO

No importa esta vida
ni la otra;
solo ese instante,
el milagro de un árbol.

EXCRITURA DE LA VOZ

El otro al fin se fue,
dejó un piano
sin afinar,
una partitura,
muda:
yo soy esa canción.

DIAGÓSTICO DE LAS EXCRITURAS

Solo sé que los idiotas y los iluminados,
en otro mundo, aun escriben poesía.
¿Así fue siempre?
No lo sé.
Pero estas palabras,
ya no son...
Ya olvidaron el mundo,
hasta su desierto.
Apenas son muecas,
el sentir de tanta burla.
Pido disculpas,
caí en la tentación.
Pero tampoco importa,
,a mi me toco el privilegio de los primeros.
.

EXCRITURA DE UN HAIKUS (O CASI)

Ya no podía quedarse o salir,
ni paredes ni cielo raso;
un kaikus que busca olvidar.

EXCRITURA DE LAS MUSAS


La mesa es un desastre:
un cuaderno,
barbitúricos,
dos biromes,
varios libros,
un sacacorchos,
controles remotos,
las llaves,
un marcador negro,
el alicate,
pañuelos de papel
botellas vacías,
una cuchara,
la gorrita,
migas de pan,
el cenicero,
los anteojos
y la vieja pregunta:
¿vendrá al menos un verso?

EXCRITURA DEL VENCIDO


Al vencido le duele descubrir la mañana,
esa luz que vuelve a nacer,
pero él solo mira la espuma del mate.
Hace mucho que nada es el sol,
solo, entre fantasmas y cacharros,
con los zapatos inmóviles y sucios.
El humo del cigarro lo consuela,
esa realidad deshilachada, sin forma,
sus figuras que buscan el olvido.
La metáfora dura apenas un instante,
o acaso toda su vida, ¿importa?,
igual a la yerba que tira a la basura.
Los buenos recuerdos son heridas,
también los pájaros, su canto
las huellas de otra piel en su piel.
Cada minuto es la misma noche,
un tiempo de lejanías, inútil,
siempre es la hora exacta de su muerte.
Sin mirarse al espejo, ya perdido,
el vencido va salió a la calle,
el cuerpo rendido ante la rutina,
apenas le queda el trabajo; esa parada,
aunque espera el colectivo hacia ningún lugar.