EL ÁRBOL DE TODOS LOS DÍAS
A ver
si hay amparo en su sombra
o cualquier otra palabra
o nada.
Desde este lado
la ventana es el marco
al sol del mero estar,
pero llega la distancia
y ya pinta las hojas
al estallar la luz.
Ahí recién se siente
la realidad y su engaño,
el algo que sí, que no,
en el miedito del alma
y la voz de la miseria.
A ver
si aparece al cerrar los ojos
el despojo humano:
la vida.
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