17
Camila nació y vivió en los últimos soles,
criatura del amor en el centro del ciclón.
Iluminada por la pasión, condenada,
su escándalo acorrala a los verdugos.
Su pureza, expresión del supremo goce,
recuperó la gracia sublime de la cruz.
Al entregar su alma, encontró el cuerpo
la indefensa eternidad del estar vivo.
Y aun le teme la hipócrita sociedad:
su sexo encandila las noches de luna llena.
viernes, 30 de junio de 2017
15
Siempre está ahí todo lo que amamos:
el vino que vierte la tierra,
las alas abiertas del cielo,
los perfumes efímeros de los patios,
una mariposa entre las llamas,
los caballos de las transformaciones,
las lluvias de lujurias,
los soles de tormentas,
esa espuma del único ser,
tu naufragio en la isla de la eternidad.
Siempre está ahí todo lo que amamos:
el vino que vierte la tierra,
las alas abiertas del cielo,
los perfumes efímeros de los patios,
una mariposa entre las llamas,
los caballos de las transformaciones,
las lluvias de lujurias,
los soles de tormentas,
esa espuma del único ser,
tu naufragio en la isla de la eternidad.
13
La ciudad que abandona a sus árboles
la ciudad que solloza en un jergón
la ciudad que orina las hogueras
la ciudad que calla ese relámpago
la ciudad que oculta los desiertos
la ciudad que aullan lobos tristes
la ciudad que burla a los otoños
la ciudad que defeca primaveras
la ciudad que escupe sus refugios
la ciudad que mastica sus cornisas
la ciudad que crucifica infancias
la ciudad que camina sin huellas
la ciudad que silencia los muros
la ciudad que odia a las palomitas
la ciudad que vomita la ternura
la ciudad que olvidó sus nostalgias
la ciudad que desapareció sus amores
la ciudad cuyos muertos son campanas.
La ciudad que abandona a sus árboles
la ciudad que solloza en un jergón
la ciudad que orina las hogueras
la ciudad que calla ese relámpago
la ciudad que oculta los desiertos
la ciudad que aullan lobos tristes
la ciudad que burla a los otoños
la ciudad que defeca primaveras
la ciudad que escupe sus refugios
la ciudad que mastica sus cornisas
la ciudad que crucifica infancias
la ciudad que camina sin huellas
la ciudad que silencia los muros
la ciudad que odia a las palomitas
la ciudad que vomita la ternura
la ciudad que olvidó sus nostalgias
la ciudad que desapareció sus amores
la ciudad cuyos muertos son campanas.
12
El crujido mudo de las soledades
en lo más pálido de las cosas,
su isla zurcida en el naufragio
con la liebre ciega del tiempo,
¿hacia qué fuegos de la piedad?,
ya desaparecidas las ventanas,
las sábanas con su polvo frío,
y entre paréntesis la misma efigie,
el temblor coagulado de su voz:
día tras día, perdido en esa sombra.
El crujido mudo de las soledades
en lo más pálido de las cosas,
su isla zurcida en el naufragio
con la liebre ciega del tiempo,
¿hacia qué fuegos de la piedad?,
ya desaparecidas las ventanas,
las sábanas con su polvo frío,
y entre paréntesis la misma efigie,
el temblor coagulado de su voz:
día tras día, perdido en esa sombra.
jueves, 29 de junio de 2017
miércoles, 28 de junio de 2017
7
Ya pasó el pájaro de la antorcha,
la tierra vuelve a su misterio;
como un archipiélago de perlas
la muchacha abra sus alas.
Entonces no hay muros ni cerrojos,
no hay llanuras ni montañas;
prisionero de otro horizonte
en la arena respira lo sagrado.
Y desde su adentro guía la noche
la leyenda hechizada de los cuerpos.
Ya pasó el pájaro de la antorcha,
la tierra vuelve a su misterio;
como un archipiélago de perlas
la muchacha abra sus alas.
Entonces no hay muros ni cerrojos,
no hay llanuras ni montañas;
prisionero de otro horizonte
en la arena respira lo sagrado.
Y desde su adentro guía la noche
la leyenda hechizada de los cuerpos.
6
En las cavernas de cristales
donde abre las venas el relámpago.
Junto a la comarca del viento
cuyo rostro es el grito de los ebrios.
Como el hechizo de la distancia
que repite el eco mudo de una voz.
La belleza de otros mundos
en la dulce prisión de un fantasma.
Los pájaros girando sin fin
y las joyas eternas de la melancolía.
En las cavernas de cristales
donde abre las venas el relámpago.
Junto a la comarca del viento
cuyo rostro es el grito de los ebrios.
Como el hechizo de la distancia
que repite el eco mudo de una voz.
La belleza de otros mundos
en la dulce prisión de un fantasma.
Los pájaros girando sin fin
y las joyas eternas de la melancolía.
martes, 27 de junio de 2017
20
Me han sumergido para hacerme olvidar
la primitiva tierra uterina,
el nombre del ánima,
ese agujero húmedo en el barro,
su terror original,
la dictadura de las cadáveres,
el estallido de los sexos,
los gusanos de la sintaxis,
el vacío que se rehace en las poesías;
pero este final debe encontrar otro sentido
Me han sumergido para hacerme olvidar
la primitiva tierra uterina,
el nombre del ánima,
ese agujero húmedo en el barro,
su terror original,
la dictadura de las cadáveres,
el estallido de los sexos,
los gusanos de la sintaxis,
el vacío que se rehace en las poesías;
pero este final debe encontrar otro sentido
15
Apenas con este poco de cuerpo
solo vestido con imágenes,
mil fragmentos desesperados
y el gran horror del origen;
yo, Antonin Artaud, poeta y loco,
comprometo todo mi ser;
sueño las visiones de las furias,
el hervidero de la revuelta
que abre el sexo del espíritu:
la realidad contra la falsa realidad.
Apenas con este poco de cuerpo
solo vestido con imágenes,
mil fragmentos desesperados
y el gran horror del origen;
yo, Antonin Artaud, poeta y loco,
comprometo todo mi ser;
sueño las visiones de las furias,
el hervidero de la revuelta
que abre el sexo del espíritu:
la realidad contra la falsa realidad.
lunes, 26 de junio de 2017
14
En el medio del gran vacío,
el pensar hacia lo pleno:
un estado orgánico del ser;
o inclinarse apenas un poco
para oler la propia mierda,
sin repugnancia ni deleite:
apenas el abrir del sentir.
Así, desde el más adentro,
lo turbio, que late la realidad.
Solo parar liberar lo vivo,
la exudación física del espíritu.
En el medio del gran vacío,
el pensar hacia lo pleno:
un estado orgánico del ser;
o inclinarse apenas un poco
para oler la propia mierda,
sin repugnancia ni deleite:
apenas el abrir del sentir.
Así, desde el más adentro,
lo turbio, que late la realidad.
Solo parar liberar lo vivo,
la exudación física del espíritu.
domingo, 25 de junio de 2017
9
Señores Lógicos: toda su vida apesta;
ciegos en el más allá,
en los misterios del cuerpo;
así los rayos del espíritu
se pudre en sus sistemas.
Aun no saben que la razón
solo descansa en las nubes;
y sus silogismos son gusanos,
y sus cálculos, fósiles mudos.
Sus pupitres y sus pizarras,
modernos aparatos de tortura.
Negadores de las profecías,
han sepultado la verdad.
Nunca descubrirán la ley que no es ley.
Señores Lógicos: toda su vida apesta;
ciegos en el más allá,
en los misterios del cuerpo;
así los rayos del espíritu
se pudre en sus sistemas.
Aun no saben que la razón
solo descansa en las nubes;
y sus silogismos son gusanos,
y sus cálculos, fósiles mudos.
Sus pupitres y sus pizarras,
modernos aparatos de tortura.
Negadores de las profecías,
han sepultado la verdad.
Nunca descubrirán la ley que no es ley.
7
En lugar del querer seguir vivo
permanecer en lo muerto,
aunque no es un estado,
solo la voluntad del vacío:
porque entonces no hay
y no debe haber conciencia.
Así de simple, invisible,
lejos de cualquier mundo
Apenas el paso por el fuego
y la nada y la plenitud.
La única perfección posible:
el dolor absoluto para el estar solo.
En lugar del querer seguir vivo
permanecer en lo muerto,
aunque no es un estado,
solo la voluntad del vacío:
porque entonces no hay
y no debe haber conciencia.
Así de simple, invisible,
lejos de cualquier mundo
Apenas el paso por el fuego
y la nada y la plenitud.
La única perfección posible:
el dolor absoluto para el estar solo.
6
México es una ciudad de terremotos.
Quiero decir que es un terremoto que no ha terminado
y, por el momento, solo espera su resurrección.
Sus fachadas en hilera forman montañas rusas, toboganes...
Todo el suelo de la ciudad parece a punto de explotar,
minado, aguardando a la primera de las bombas.
No hay una casa que esté derecha,
ni siquiera las ruinas de un campanario.
Y su gente tiembla como las paredes de la ciudad,
también sus sombras parecen resquebrajadas, tan reales.
México es la brutalidad de mis poemas.
México es una ciudad de terremotos.
Quiero decir que es un terremoto que no ha terminado
y, por el momento, solo espera su resurrección.
Sus fachadas en hilera forman montañas rusas, toboganes...
Todo el suelo de la ciudad parece a punto de explotar,
minado, aguardando a la primera de las bombas.
No hay una casa que esté derecha,
ni siquiera las ruinas de un campanario.
Y su gente tiembla como las paredes de la ciudad,
también sus sombras parecen resquebrajadas, tan reales.
México es la brutalidad de mis poemas.
4
Hay dioses en el cielo, fuerzas.
Unas sostienen a la vida;
otras, todas las muertes.
La religión es crueldad
para el ser que devora al ser.
Hasta las fieras salvajes,
libres, adoran el sacrificio.
La sangre es contradicción,
un mensaje ajeno al cuerpo.
Heliogábalo lo sabía, sentía
esas rebeliones de lo divino.
Ah, las fuerzas son dioses,
su energía es una metáfora de sol.
Hay dioses en el cielo, fuerzas.
Unas sostienen a la vida;
otras, todas las muertes.
La religión es crueldad
para el ser que devora al ser.
Hasta las fieras salvajes,
libres, adoran el sacrificio.
La sangre es contradicción,
un mensaje ajeno al cuerpo.
Heliogábalo lo sabía, sentía
esas rebeliones de lo divino.
Ah, las fuerzas son dioses,
su energía es una metáfora de sol.
sábado, 24 de junio de 2017
16
Los cristales de algún naufrago
en la avenida de la ciudad de las aguas verdes.
Espuma de caballos rengos
sobre la rompiente, imparable, de la soledad.
Lejos hasta de los vientos
ante la torpe y esperada y definitiva catástrofe.
Por suerte, yo no escribo este poema:
solo tiemblo por el frío de los sueños inútiles.
Los cristales de algún naufrago
en la avenida de la ciudad de las aguas verdes.
Espuma de caballos rengos
sobre la rompiente, imparable, de la soledad.
Lejos hasta de los vientos
ante la torpe y esperada y definitiva catástrofe.
Por suerte, yo no escribo este poema:
solo tiemblo por el frío de los sueños inútiles.
13
Ante esta realidad del desierto,
el lanzamiento de los signos
Esos gritos sordos por el mundo
que retumban en los cielos.
El camino olvida sus huellas,
como cuchillos tristes al sol.
¿Siempre hubo este clamor,
siempre hubo esta furia inútil?
La mirada es otro espejismo
que borra el último horizonte.
Y el exilio empuja los vientos
hacia el vórtice irreal de la nada.
Ante esta realidad del desierto,
el lanzamiento de los signos
Esos gritos sordos por el mundo
que retumban en los cielos.
El camino olvida sus huellas,
como cuchillos tristes al sol.
¿Siempre hubo este clamor,
siempre hubo esta furia inútil?
La mirada es otro espejismo
que borra el último horizonte.
Y el exilio empuja los vientos
hacia el vórtice irreal de la nada.
11
Las lluvias peinan el espejo de los banqueros
y aumenta la agónica cotización del sol.
Ya se apuran los esqueletos del odio
aunque estallaron todos los relojes.
De pronto se pudren los grandes edificios,
vomitan sin piedad sus ventanas ciegas.
Pero un pueblo se yergue en mis frases,
todavía desea bailar en el gran terror.
Y en los márgenes lejanos del poema
la humareda de las tantas hazañas,
poco a poco, tizna a las historias perdidas.
Ahora los trigos salvajes invaden la ciudad,
crece la ferocidad celestial de los árboles
y las veredas se erizan de cactus.
Sí, la vida quiere subirse a las tempestades
para que al fin las nubes sangren lo más sagrado.
Las lluvias peinan el espejo de los banqueros
y aumenta la agónica cotización del sol.
Ya se apuran los esqueletos del odio
aunque estallaron todos los relojes.
De pronto se pudren los grandes edificios,
vomitan sin piedad sus ventanas ciegas.
Pero un pueblo se yergue en mis frases,
todavía desea bailar en el gran terror.
Y en los márgenes lejanos del poema
la humareda de las tantas hazañas,
poco a poco, tizna a las historias perdidas.
Ahora los trigos salvajes invaden la ciudad,
crece la ferocidad celestial de los árboles
y las veredas se erizan de cactus.
Sí, la vida quiere subirse a las tempestades
para que al fin las nubes sangren lo más sagrado.
9
Bajo las alas cerradas de la noche
la imagen ya lanza su grito;
el sollozo de las campanas
sobre la basura del hospicio.
Todo es viscoso y pesado,
apenas una palma invertida
en los signos de la confusión:
el encierro solo es oscuro.
Vos mirás ondular las llamas,
el crujido de las maderas,
los esqueletos de la soledad,
y en la ventana tu mueca perdida.
Bajo las alas cerradas de la noche
la imagen ya lanza su grito;
el sollozo de las campanas
sobre la basura del hospicio.
Todo es viscoso y pesado,
apenas una palma invertida
en los signos de la confusión:
el encierro solo es oscuro.
Vos mirás ondular las llamas,
el crujido de las maderas,
los esqueletos de la soledad,
y en la ventana tu mueca perdida.
viernes, 23 de junio de 2017
domingo, 11 de junio de 2017
SOLUCIÓN FINAL
Han pasado tantos años... y el mismo abismo;
a veces el pozo final asoma entre las escaleras.
Quizás no ya soy, pero ahí ella me mira;
la última y cercana piel de Olga, su mirada.
Y todavía esas pelusas frías en su cráneo;
y lo sé, apenas es otro número, otro Häftling.
Jamás volvió, imposible, ningún sentido;
solo un descuido, y al fin se cae toda mi vida.
Han pasado tantos años... y el mismo abismo;
a veces el pozo final asoma entre las escaleras.
Quizás no ya soy, pero ahí ella me mira;
la última y cercana piel de Olga, su mirada.
Y todavía esas pelusas frías en su cráneo;
y lo sé, apenas es otro número, otro Häftling.
Jamás volvió, imposible, ningún sentido;
solo un descuido, y al fin se cae toda mi vida.
sábado, 10 de junio de 2017
El ÚLTIMO
Todavía, antes de dormir, muchas veces volvía al lager;
y entonces veía a aquel viejo húngaro,
el último de los muertos de mi memoria,
los demás ya casi no tenían rostro.
Yacía rígido en el acto del hambriento,
la cabeza bajo el montón de tierra,
el vientre de los huesos en la nieve
y las manos tendidas hacia las patatas.
Ni siquiera lograba cerrar mis propios ojos;
¿podría dormir al llegar?, ¿podría al menos vivir en mi hogar?
Todavía, antes de dormir, muchas veces volvía al lager;
y entonces veía a aquel viejo húngaro,
el último de los muertos de mi memoria,
los demás ya casi no tenían rostro.
Yacía rígido en el acto del hambriento,
la cabeza bajo el montón de tierra,
el vientre de los huesos en la nieve
y las manos tendidas hacia las patatas.
Ni siquiera lograba cerrar mis propios ojos;
¿podría dormir al llegar?, ¿podría al menos vivir en mi hogar?
CÍRCULOS
Esperábamos pasar de Hungría a Austria sin problemas en la frontera;
pero no fue así, y se enredaba otra vez el imposible regreso.
Así, la mañana del 7 de octubre llegamos a Checoslovaquia,
muy cansados, algo desilusionados, todavía en la misma miseria.
Desde allí, se veían los Besquidios, los mismos montes
que cruzaban, más allá, el lúgubre horizonte de Auschwitz.
Otra lengua, otra moneda, otro camino, y alrededor el viento:
¿estábamos cerrando un círculo o atrapados y perdidos y condenados en él?
Esperábamos pasar de Hungría a Austria sin problemas en la frontera;
pero no fue así, y se enredaba otra vez el imposible regreso.
Así, la mañana del 7 de octubre llegamos a Checoslovaquia,
muy cansados, algo desilusionados, todavía en la misma miseria.
Desde allí, se veían los Besquidios, los mismos montes
que cruzaban, más allá, el lúgubre horizonte de Auschwitz.
Otra lengua, otra moneda, otro camino, y alrededor el viento:
¿estábamos cerrando un círculo o atrapados y perdidos y condenados en él?
NADIE VENDRÁ NUNCA
El aullido aterrado de los perros quizás anuncia la llegada,
pronto vendrán los rusos.
Los alemanes, indignados y eficaces,
ya no advierten nuestros restos y organizan su retiro.
Por fin, sueña la mayoría de nosotros,
todo esto habrá terminado,
y seremos rescatados y libres.
Pero yo creo que esa no es la verdad,
veo los alambres y las púas,
las costillas de los sobrevivientes,
mujeres que no son mujeres,
miradas, para siempre, perdidas en la nada.
Nunca olvidaré ese olor del humo del holocausto en este cielo.
El aullido aterrado de los perros quizás anuncia la llegada,
pronto vendrán los rusos.
Los alemanes, indignados y eficaces,
ya no advierten nuestros restos y organizan su retiro.
Por fin, sueña la mayoría de nosotros,
todo esto habrá terminado,
y seremos rescatados y libres.
Pero yo creo que esa no es la verdad,
veo los alambres y las púas,
las costillas de los sobrevivientes,
mujeres que no son mujeres,
miradas, para siempre, perdidas en la nada.
Nunca olvidaré ese olor del humo del holocausto en este cielo.
LA PRIMAVERA
Aquí y hoy, nuestra finalidad es llegar a la primavera.
De otras cosas, ahora, no nos preocupamos;
detrás de esta meta no hay otra meta.
Cuando en formación en la plaza de la Lista,
mientras esperamos la hora de ir al trabajo,
y el viento se nos mete por debajo de la ropa,
y recorre tan violento nuestros cuerpos,
y alrededor todo esta gris por la mañana,
en esa oscuridad miramos hacia el cielo
para comentar todos los días la salida del sol;
hoy un poco antes que ayer, hoy más caliente,
dentro de dos meses, dentro de un mes,..
El frío nos dará tregua y tendremos un enemigo menos.
Aquí y hoy, nuestra finalidad es llegar a la primavera.
De otras cosas, ahora, no nos preocupamos;
detrás de esta meta no hay otra meta.
Cuando en formación en la plaza de la Lista,
mientras esperamos la hora de ir al trabajo,
y el viento se nos mete por debajo de la ropa,
y recorre tan violento nuestros cuerpos,
y alrededor todo esta gris por la mañana,
en esa oscuridad miramos hacia el cielo
para comentar todos los días la salida del sol;
hoy un poco antes que ayer, hoy más caliente,
dentro de dos meses, dentro de un mes,..
El frío nos dará tregua y tendremos un enemigo menos.
OFERTA Y DEMANDA
Vagan a decenas los desesperados por hambre.
Van provistos una misera ración de pan
que, dolorosamente, han ahorrado en la mañana,
con la insensata esperanza de un trueque ventajoso,
algún desconocedor de las cotizaciones.
Así, algunos, dotados de una increíble paciencia,
logran adquirir media ración del potaje.
A la misma especie pertenecen
los que van a la bolsa a vender su única camisa.
Después el Kapo preguntará por qué andan sin ropa,
los golpeará y les dará otra sucia camiseta.
y antes o después todo va a volver a empezar.
LA CLARIDAD DE LO MÁS OSCURO
En plena oscuridad, a madrugada, me desperté alterado;
quizás porque veía todo con claridad, ahí:
sobre nosotros, desnudos, impotentes, inermes,
unos pocos hombres procuraban la muerte.
El gesto de uno de sus dedos,
así, podía desatar la inmediata destrucción;
todas nuestras energías y voluntades eran inútiles
para prolongar ni un minuto la vida.
Y no me quedaba más remedio que la resignación y dormir.
En plena oscuridad, a madrugada, me desperté alterado;
quizás porque veía todo con claridad, ahí:
sobre nosotros, desnudos, impotentes, inermes,
unos pocos hombres procuraban la muerte.
El gesto de uno de sus dedos,
así, podía desatar la inmediata destrucción;
todas nuestras energías y voluntades eran inútiles
para prolongar ni un minuto la vida.
Y no me quedaba más remedio que la resignación y dormir.
LA LENGUA DEL LAGER
Nuestra hambre no es la misma sensación
de quien ha perdido una comida;
nuestro modo de tener frío
también exigiría un nombre particular.
Cuando decimos "cansancio"
o "miedo" y "dolor"... hasta "invierno";
no son palabras de hombres libres,
sueltas, tan habituales entre los vivos.
Acá no sabemos qué son nuestras voces.
El lager es un nuevo lenguaje, otro,
casi un ruido: áspero, brutal y exterminador.
Nuestra hambre no es la misma sensación
de quien ha perdido una comida;
nuestro modo de tener frío
también exigiría un nombre particular.
Cuando decimos "cansancio"
o "miedo" y "dolor"... hasta "invierno";
no son palabras de hombres libres,
sueltas, tan habituales entre los vivos.
Acá no sabemos qué son nuestras voces.
El lager es un nuevo lenguaje, otro,
casi un ruido: áspero, brutal y exterminador.
UN HÉROE DEL LAGER
El hombre, en voz muy baja, vigilando alrededor,
vuelve a señalar que los alemanes
apenas son cinco o seis,
ahí, a pocos metros en la puerta del lager.
De la nada, ha saltado en el nido de ametralladoras
con un cuchillo en la mano;
y la pelea fulminante y atroz,
otra vez, se repite ante nosotros.
El hombre, transformado en una risa siniestra,
ya es un torbellino de furia.
Nosotros aguardamos el final de la historia;
pero por hoy ha terminado,
y mira al suelo, vacío, perdido,
como asombrado de no ver la sangre y los cadáveres.
El hombre, en voz muy baja, vigilando alrededor,
vuelve a señalar que los alemanes
apenas son cinco o seis,
ahí, a pocos metros en la puerta del lager.
De la nada, ha saltado en el nido de ametralladoras
con un cuchillo en la mano;
y la pelea fulminante y atroz,
otra vez, se repite ante nosotros.
El hombre, transformado en una risa siniestra,
ya es un torbellino de furia.
Nosotros aguardamos el final de la historia;
pero por hoy ha terminado,
y mira al suelo, vacío, perdido,
como asombrado de no ver la sangre y los cadáveres.
SENCILLEZ INCOMPRENSIBLE
Frente a Galina siempre me sentía débil, enfermo y sucio;
era consciente de mi aspecto miserable,
de mis ropas de Auschwitz.
Ella tenía dieciocho, venía de Ucrania,
carecía de preocupaciones, ni sombra de ellas.
Todas las mañanas iba al baño,
lavaba sus ropas y cantaba como una alondra.
Los domingos paseaba con algún soldado,
nunca el mismo, por las murallas.
Una bella campesina, ingenua y pícara;
su confianza en la vida era un escudo invencible;
tan sencilla que, para mí,
resultaba imposible comprender.
Ella me miraba con una mezcla de repugnancia y compasión.
Frente a Galina siempre me sentía débil, enfermo y sucio;
era consciente de mi aspecto miserable,
de mis ropas de Auschwitz.
Ella tenía dieciocho, venía de Ucrania,
carecía de preocupaciones, ni sombra de ellas.
Todas las mañanas iba al baño,
lavaba sus ropas y cantaba como una alondra.
Los domingos paseaba con algún soldado,
nunca el mismo, por las murallas.
Una bella campesina, ingenua y pícara;
su confianza en la vida era un escudo invencible;
tan sencilla que, para mí,
resultaba imposible comprender.
Ella me miraba con una mezcla de repugnancia y compasión.
viernes, 9 de junio de 2017
IRREGULARIDADES
Todos los de Buna conocían su mascota:
era el más joven de los prisioneros,
Su nombre era Kleine Kiepura,
y todo en él era irregular,
empezando por su presencia.
Apenas si tenía doce años,
aunque en el lager -era una regla-,
no ingresaban niños vivos.
Había crecido demasiado y mal,
el cuerpo achatado y corto,
unos brazos y piernas larguísimas,
una enorme mandíbula...
Nadie lo quería, era un traidor
bien comido y bien vestido.
En verdad, le temíamos, le huíamos.
Él ayudaba al Lager-Kapo, el peor,
el Kapo de todos los Kapos.
Hasta que sufrió una enfermedad,
y entonces vivió junto a nosotros y murió.
EL DOLOR DE LOS SUEÑOS
¿Acaso dolor se olvida en nuestros sueños?
¿Si aparece mi familia,mis amigos,
hasta el perrito de la infancia?
¿Por qué pasa estas preguntas inútiles?
el Lager desvanece las respuestas
ante pedazo viejo de pan
que se mastica lento, desesperado,
cuando ya se apagaron las luces.
Entonces es mejor es no hablar ni dormir,
solo esperar mañana a la revisión de los piojos.
¿Acaso dolor se olvida en nuestros sueños?
¿Si aparece mi familia,mis amigos,
hasta el perrito de la infancia?
¿Por qué pasa estas preguntas inútiles?
el Lager desvanece las respuestas
ante pedazo viejo de pan
que se mastica lento, desesperado,
cuando ya se apagaron las luces.
Entonces es mejor es no hablar ni dormir,
solo esperar mañana a la revisión de los piojos.
DIOS EN EL LAGER
Poco a poco, en la oscuridad prevalece el silencio
y entonces, desde mi litera, se ve y se oye
al viejo Khun que reza, en voz alta,
aprieta la gorra con las manos sucias
y da gracias a Dios porque hoy no ha sido elegido.
Khun es un insensato: ¿Acaso no advierte
en la litera de al lado, a su derecha,
a Bepo el griego que tiene apenas veinte años
y mañana irá la gas y lo sabe,
y está acostado y mira fijamente al reflejo de la luna,
sin decir, sin pensar en nada?
¿No comprende Khun que sucede una abominación?
Ningún perdón, ninguna expiación ni la gracia,
las palabras no podrán remediar ésto, nunca.
Si yo fuese Dios, escupiría al suelo la oración de Khun.
Poco a poco, en la oscuridad prevalece el silencio
y entonces, desde mi litera, se ve y se oye
al viejo Khun que reza, en voz alta,
aprieta la gorra con las manos sucias
y da gracias a Dios porque hoy no ha sido elegido.
Khun es un insensato: ¿Acaso no advierte
en la litera de al lado, a su derecha,
a Bepo el griego que tiene apenas veinte años
y mañana irá la gas y lo sabe,
y está acostado y mira fijamente al reflejo de la luna,
sin decir, sin pensar en nada?
¿No comprende Khun que sucede una abominación?
Ningún perdón, ninguna expiación ni la gracia,
las palabras no podrán remediar ésto, nunca.
Si yo fuese Dios, escupiría al suelo la oración de Khun.
LA SALVACIÓN
Elías ha sobrevivido a la destrucción del afuera
porque es físicamente indestructible.
Puede trabajar horas y horas sin cansarse,
y apenas se altera esa respiración tan profunda.
También ha resistido a la aniquilación interior,
simplemente, porque es un demente.
Elías, todos lo saben, prospera y triunfa en el Lager;
un buen trabajador, organizador, traicionero.
Por eso siempre está asegurado de las selecciones
y es respetado por los jefes y los compañeros.
Será que el único camino de la salvación,
su horizonte, conduce a la demencia y la brutalidad:
acá -¿solo acá?- es el modelo humano más idóneo.
Pero a veces dudo, no sé si Elías es un individuo feliz.
Elías ha sobrevivido a la destrucción del afuera
porque es físicamente indestructible.
Puede trabajar horas y horas sin cansarse,
y apenas se altera esa respiración tan profunda.
También ha resistido a la aniquilación interior,
simplemente, porque es un demente.
Elías, todos lo saben, prospera y triunfa en el Lager;
un buen trabajador, organizador, traicionero.
Por eso siempre está asegurado de las selecciones
y es respetado por los jefes y los compañeros.
Será que el único camino de la salvación,
su horizonte, conduce a la demencia y la brutalidad:
acá -¿solo acá?- es el modelo humano más idóneo.
Pero a veces dudo, no sé si Elías es un individuo feliz.
INSTINTOS
En el Block, desde el fondo llega una queja,
y otra voz, apenas viva, pide silencio.
Ayer alguien robó mi cuchara, la única.
O quizás se me cayó del bolsillo roto
y la perdí; poco importa la diferencia,
tengo hambre y cuando repartan el potaje
¿cómo voy a arreglarme para comer?
Tendré que imitar a los perros
y meter el hocico y la lengua en el cacharro.
¿Y dónde van a mandarme a trabajar hoy?
Al menos el instinto de la limpieza,
como la cuchara, ya ha desaparecido de mí.
Pronto se escuchará el grito del comienzo,
y vamos a arrastrar los pies antes de ver al sol.
jueves, 8 de junio de 2017
MÚSICA DE HUESOS
Una hora tras otra, la primera jornada ya casi llega a su fin.
Junto a la puerta, un banda empieza a tocar Rosamunda,
la famosa canción sentimental,
y, aunque piense y piense, no puedo entender,
En nosotros surge un amago de alivio,
una absurda sensación de bienestar, algo
que nos recuerda a nosotros mismos;
pero la banda ya empezó con una marcha
y aparecen los pelotones de nuestros compañeros...
Vienen en columnas de cinco,
su modo de andar es extraño, inhumano, roto,
como fantoches rígidos que solo tuviesen huesos.
No quiero ver lo que estoy viendo, tampoco entiendo.
Ahora sus pasos marcan escrupulosamente el tiempo de la música.
RITUALES
Mientras viva llevaré esta lacra tatuada,
mi brazo izquierdo es ajeno al cuerpo.
Nos han puesto en fila y, uno por uno,
siguiendo el orden alfabético, resignados,
hemos ido pasando y cumpliendo el rito.
Nadie se sorprendió, ya todo es posible.
Solo hábil funcionario nos ha bautizado,
así que desde ahora me llamo: 174517.
Mientras viva llevaré esta lacra tatuada,
mi brazo izquierdo es ajeno al cuerpo.
Nos han puesto en fila y, uno por uno,
siguiendo el orden alfabético, resignados,
hemos ido pasando y cumpliendo el rito.
Nadie se sorprendió, ya todo es posible.
Solo hábil funcionario nos ha bautizado,
así que desde ahora me llamo: 174517.
miércoles, 7 de junio de 2017
MERCANCÍAS HUMANAS
Los vagones eran doce, y nosotros seiscientos cincuenta;
en el mío solo éramos cuarenta y cinco.
Uno de los famosos trenes de guerra alemanes,
aquellos de los cuales,
tantas veces, habíamos oído hablar...
Vagones de mercancías,
cerrados desde el exterior,
y dentro hombres, mujeres, niños
en un viaje hacia lo más bajo, el fondo.
Esta vez, claro, era todo distinto: entre los otros estaba yo.
Los vagones eran doce, y nosotros seiscientos cincuenta;
en el mío solo éramos cuarenta y cinco.
Uno de los famosos trenes de guerra alemanes,
aquellos de los cuales,
tantas veces, habíamos oído hablar...
Vagones de mercancías,
cerrados desde el exterior,
y dentro hombres, mujeres, niños
en un viaje hacia lo más bajo, el fondo.
Esta vez, claro, era todo distinto: entre los otros estaba yo.
EXCRITURAS DE PRIMO LEVI
DATA DURA
Si apenas tenía veinticuatro años,
poco juicio,
menos experiencia,
un sentido moderado de la rebelión
-pajaritos en la cabeza-,
y caminando por el bosque
al fin me capturó la milicia fascista,
el 13 de noviembre de 1943.
No conocía la historia,
su cuerpo lacerado,
su pan duro;
pero eso ya casi no importa,
solo son datos:
pronto aprendí la doctrina del Lager.
DATA DURA
Si apenas tenía veinticuatro años,
poco juicio,
menos experiencia,
un sentido moderado de la rebelión
-pajaritos en la cabeza-,
y caminando por el bosque
al fin me capturó la milicia fascista,
el 13 de noviembre de 1943.
No conocía la historia,
su cuerpo lacerado,
su pan duro;
pero eso ya casi no importa,
solo son datos:
pronto aprendí la doctrina del Lager.
EL SENTIDO
Es imposible saber
qué clase de grito es el mío.
Sin dudas es terrible,
un aullido;
pero algunas veces
me convierte en un niño.
Soledad pura,
hundido en la angustia,
estalla en una esperanza vil
o acaso en una certeza
absoluta y absurda...
Sea cual fuere
su real significado,
mi grito debe perdurar,
apenas humano,
más allá de todo fin posible.
Es imposible saber
qué clase de grito es el mío.
Sin dudas es terrible,
un aullido;
pero algunas veces
me convierte en un niño.
Soledad pura,
hundido en la angustia,
estalla en una esperanza vil
o acaso en una certeza
absoluta y absurda...
Sea cual fuere
su real significado,
mi grito debe perdurar,
apenas humano,
más allá de todo fin posible.
AUGURIOS DE LOS 70
Ellos, aun durante algunos años,
no tienen precio.
Sus mejillas son frescas y tiernas,
¡están dispuestos!
Ellos se ofrecen a la vida,
todavía son la pasión.
Ay, queridos muchachos,
el último de los cantos civiles...
Pero no será su fe
-el amor humano-
la que al fin triunfe. No,
pronto será desdeñada por el mundo.
Ellos, aun durante algunos años,
no tienen precio.
Sus mejillas son frescas y tiernas,
¡están dispuestos!
Ellos se ofrecen a la vida,
todavía son la pasión.
Ay, queridos muchachos,
el último de los cantos civiles...
Pero no será su fe
-el amor humano-
la que al fin triunfe. No,
pronto será desdeñada por el mundo.
LA EXTINCIÓN
Yo intento escribir
una poesía en forma de rosa,
aturdido por la hipocresía
por este orden moral,
tanta descolorida violencia
y las pestes en el aire.
Ante las risas de la burguesía,
el auténtico dolor es esta realidad,
Ya se fueron las golondrinas,
las banderas de los sueños,
la vitalidad de los gritos,
y hasta los muchachos
ahora aman al odio.
Solo comprendo una cosa:
la idea del hombre
está a punto de morir.
Así, deshojé otro poema inútil,
la rosa íntima del terror.
Yo intento escribir
una poesía en forma de rosa,
aturdido por la hipocresía
por este orden moral,
tanta descolorida violencia
y las pestes en el aire.
Ante las risas de la burguesía,
el auténtico dolor es esta realidad,
Ya se fueron las golondrinas,
las banderas de los sueños,
la vitalidad de los gritos,
y hasta los muchachos
ahora aman al odio.
Solo comprendo una cosa:
la idea del hombre
está a punto de morir.
Así, deshojé otro poema inútil,
la rosa íntima del terror.
EL DIOS MERCANCÍA
Todavía soy aquel hombre antiguo,
que ha leído a los clásicos,
ha recogido uvas en el viñedo,
ha visto salir y ponerse el sol;
y luego vivió en pequeñas ciudades,
entre pícaros, fabuladores y putas,
donde un caserío o una tapia
eran una verdadera obra de arte.
Pero no sé qué hacer con este mundo,
unificado por el neocapitalismo,
tan eficaz , tan veloz, tan falso,
solo creado con la violencia
por la necesidad de producir y consumir.
No puedo adorar a las Mercancías.
Todavía soy aquel hombre antiguo,
que ha leído a los clásicos,
ha recogido uvas en el viñedo,
ha visto salir y ponerse el sol;
y luego vivió en pequeñas ciudades,
entre pícaros, fabuladores y putas,
donde un caserío o una tapia
eran una verdadera obra de arte.
Pero no sé qué hacer con este mundo,
unificado por el neocapitalismo,
tan eficaz , tan veloz, tan falso,
solo creado con la violencia
por la necesidad de producir y consumir.
No puedo adorar a las Mercancías.
martes, 6 de junio de 2017
EL INFINITO
El río, el bosque, el prado y la viña
que protegieron nuestra infancia
y la de nuestras dulces madres
han quedado relegados al pasado,
como un nostalgia paralizada
o un sueño borroso e inmutable.
Por la noche, en los departamentos,
tan confortables, propios y ajenos,
aun sentimos el temblor del tiempo
y todos aquellos años y sus voces,
y así podemos imaginar el sepulcro
en nuestros lugares queridos, infinitos.
El río, el bosque, el prado y la viña
que protegieron nuestra infancia
y la de nuestras dulces madres
han quedado relegados al pasado,
como un nostalgia paralizada
o un sueño borroso e inmutable.
Por la noche, en los departamentos,
tan confortables, propios y ajenos,
aun sentimos el temblor del tiempo
y todos aquellos años y sus voces,
y así podemos imaginar el sepulcro
en nuestros lugares queridos, infinitos.
BENDICIONES
Aquella tarde los conejos se quedaron sin hierba,
¿La oscuridad del prado
y sus pecados desaparecieron?
Ni siquiera el establo, el vuelo del murciélago.
El muchacho que hablaba con las golondrinas
murió, o se quedó mudo.
Ninguna violeta, ningún aliso.
Pronto también se irán los labios de mi madre.
A pesar de que ha cambiado, irreversible, todo;
todavía me veo joven y pobre
y solo amo a aquellos como yo.
Los burgueses tienen una maldición en el cuerpo.
Aquella tarde los conejos se quedaron sin hierba,
¿La oscuridad del prado
y sus pecados desaparecieron?
Ni siquiera el establo, el vuelo del murciélago.
El muchacho que hablaba con las golondrinas
murió, o se quedó mudo.
Ninguna violeta, ningún aliso.
Pronto también se irán los labios de mi madre.
A pesar de que ha cambiado, irreversible, todo;
todavía me veo joven y pobre
y solo amo a aquellos como yo.
Los burgueses tienen una maldición en el cuerpo.
ADIÓS DEL POETA Y CIUDADANO
El neocapitalismo ha vencido, y aquí estoy,
en una esquina,
como poeta y ciudadano.
He insistido hasta demasiado, tan inútil,
en el gusano de mis dolores,
alzando su cabecita y debatiéndose
con repugnante ingenuidad.
Igual a los partisanos, esa única fe,
pero ya muertos antes del 45;
y lo sé, ha vencido el necapitalismo,
y no estoy aquí.
Poco a poco empezaré a descomponerme
en la luz lacerante del mar,
poeta y ciudadano sumido en el mismo olvido.
HAMBRE VITAL
A veces, dentro de nosotros, hay alguna cosa,
algo, digo, inefable; quizás lo oscuro
donde luminosa aparece la vida.
Sé que para mí, no verlo es la esperanza.
Mejor perderme en el afuera,
olvidar, dejarme llevar por mis ojos.
Ya la primavera trae su manto de hierba
y la atonía de los otros sentidos;
una antigua ruina, el sueño de un arco
o de una bóveda romana o románica,
en un prado donde burbujea el sol,
un calor tan calmo como el mar.
Pero el Apocalipsis revienta la consciencia,
su consuelo falso en la lenta agonía.
Y no quiero estar solo, lejos, derrotado.
Tengo un hambre infinita de amor,
ese único amor del cuerpo oculto en las almas.
A veces, dentro de nosotros, hay alguna cosa,
algo, digo, inefable; quizás lo oscuro
donde luminosa aparece la vida.
Sé que para mí, no verlo es la esperanza.
Mejor perderme en el afuera,
olvidar, dejarme llevar por mis ojos.
Ya la primavera trae su manto de hierba
y la atonía de los otros sentidos;
una antigua ruina, el sueño de un arco
o de una bóveda romana o románica,
en un prado donde burbujea el sol,
un calor tan calmo como el mar.
Pero el Apocalipsis revienta la consciencia,
su consuelo falso en la lenta agonía.
Y no quiero estar solo, lejos, derrotado.
Tengo un hambre infinita de amor,
ese único amor del cuerpo oculto en las almas.
LA CONDENA
De un día para otro, y cada día más
convertido en un peregrino
de una fe en la que ya no creo;
un valor que destruye todo valor,
que es apenas otra mercancía
Un figura que acepta su deber,
maravillosa adulación del mundo;
y lo único que manifiesta es la fuerza,
la fuerza de los condenados a la derrota
lunes, 5 de junio de 2017
CUERPO DE LA SOLEDAD.
Siempre el sexo es otra escusa.
Por muchos que sean los encuentros,
hasta en el dulcísimo otoño,
por calles abandonadas,
plenos en el deseo,
no son más que momentos de soledad;
apenas un pretexto inútil,
y cuanto más cálido es el cuerpo
que mancha de semen y chau,
más frío y real es el desierto amado,
el que llena de triste alegría,
como un viento,muy antiguo
que pasa y ni siquiera descubre la piel,
solo el simulacro de un milagro.
MARGINALES
Una sencilla alegría flota sobre la desesperación.
Mis palabras se amontona en el pecho
con el íntimo temor de estar equivocadas.
¿Anhelando o lamentando la perdida fraternidad?
Nada se puede objetar; todo es histórico.
Yo camino las calles marginales de los barrios
que ya están vacías, y solo escucho a los adioses.
Una sencilla alegría flota sobre la desesperación.
Mis palabras se amontona en el pecho
con el íntimo temor de estar equivocadas.
¿Anhelando o lamentando la perdida fraternidad?
Nada se puede objetar; todo es histórico.
Yo camino las calles marginales de los barrios
que ya están vacías, y solo escucho a los adioses.
UNA PLEGARIA
El viejo compañero Horacio se te parecía punto por punto.
Era puro como un ángel pero no era un niño bien.
Era infeliz, y aun tenía esperanza,
Querido Dios,
la idea del poder no existiría sin la idea del mañana,
la consciencia no tendría justificaciones;
te lo suplico,
haznos vivir como las aves del cielo y los lirios del campo.
El viejo compañero Horacio se te parecía punto por punto.
Era puro como un ángel pero no era un niño bien.
Era infeliz, y aun tenía esperanza,
Querido Dios,
la idea del poder no existiría sin la idea del mañana,
la consciencia no tendría justificaciones;
te lo suplico,
haznos vivir como las aves del cielo y los lirios del campo.
POÉTICA POLÍTICA
El peor reaccionario es quien es claro,
con sus comas precisas,
su limpieza verbal,
sus vacías preguntas retóricas.
Al igual que las estructuras,
sólidas, sin vacilaciones
Y entre la contigüidad
entre cada palabra,
deja escapar un suspiro,
ese alivio falso y respetable.
Claro que a veces la moda
se impone y cambia:
y larga versos sin sentido
o especula con una grosería.
El debe vender sus productos,
a sus lectores o clientes,
nunca se anima a molestar....
Jamás puede excederse
o inclinarse a oler su mierda...
su obra tiene la solvencia de los bancos.
El peor reaccionario es quien es claro,
con sus comas precisas,
su limpieza verbal,
sus vacías preguntas retóricas.
Al igual que las estructuras,
sólidas, sin vacilaciones
Y entre la contigüidad
entre cada palabra,
deja escapar un suspiro,
ese alivio falso y respetable.
Claro que a veces la moda
se impone y cambia:
y larga versos sin sentido
o especula con una grosería.
El debe vender sus productos,
a sus lectores o clientes,
nunca se anima a molestar....
Jamás puede excederse
o inclinarse a oler su mierda...
su obra tiene la solvencia de los bancos.
RAZONES
El diablo nos tentaba, éramos muchachos.
Los mártires eran cómodos.
El sacrificio era una buena razón.
Ahora ya somos los viejos.
Apenas hay esperanza, solo queda sobrevivir.
Nos han defraudado todos:
el que tiene razón y el que no la tiene...
Somos impotentes, acaso ilusiones.
Y los muchachos ya son el odio.
Pero las palabras aun valen algo, su violencia.
26
Amar es vida y vida inmortalidad,
una imitación de luz
Las mariposas salen al mediodía
y bailan colores
El azul del cielo olvida la angustia
y pide el paraíso.
El alma abre su momento de fuga
y se balancea en el aire.
No estar despiertos nos haría daño
y entonces soñamos.
Hoy el mundo sucede tan agradable,
lo siento por los muertos.
Amar es vida y vida inmortalidad,
una imitación de luz
Las mariposas salen al mediodía
y bailan colores
El azul del cielo olvida la angustia
y pide el paraíso.
El alma abre su momento de fuga
y se balancea en el aire.
No estar despiertos nos haría daño
y entonces soñamos.
Hoy el mundo sucede tan agradable,
lo siento por los muertos.
domingo, 4 de junio de 2017
25
Los condenados contemplan el alba
con diferente gozo.
Me digo que la tierra es muy pequeña
y tanta la angustia.
Dichosos aquellos a quien la pradera
solo les trae una elegía.
Las hojas endebles son testigos mudos
y así morimos.
Pero las formas descubren estas manos
y me posee esa música.
Los condenados contemplan la noche
en mi última mirada.
Los condenados contemplan el alba
con diferente gozo.
Me digo que la tierra es muy pequeña
y tanta la angustia.
Dichosos aquellos a quien la pradera
solo les trae una elegía.
Las hojas endebles son testigos mudos
y así morimos.
Pero las formas descubren estas manos
y me posee esa música.
Los condenados contemplan la noche
en mi última mirada.
23
La diferencia es tan grande,
excepto al morir.
Esa luz sobre nuestra mente,
su agua infinita.
A pesar de Adán y la pecado,
cualquiera puede volver.
Bajo la sombra de un árbol,
abierto al alrededor.
Incluso en la noche oscura,
ahí están las estrellas.
Y al ver el mundo en tus ojos.
el alma es el paraíso.
La diferencia es tan grande,
excepto al morir.
Esa luz sobre nuestra mente,
su agua infinita.
A pesar de Adán y la pecado,
cualquiera puede volver.
Bajo la sombra de un árbol,
abierto al alrededor.
Incluso en la noche oscura,
ahí están las estrellas.
Y al ver el mundo en tus ojos.
el alma es el paraíso.
20
Aquellos que transitan el tiempo de la tumba,
aquellos que recién empiezan hoy;
y que todas las tierras y los mares
ya son incapaces de contener...
Por encima de la luz, muy por encima,
más allá de las conjeturas pueden galopar.
o flotar invisibles entre flores y árboles,
y con dulzura acariciar a mi piel.
Si consigo ver el rostro de los átomos,
¡cuánto más la presencia de la criaturas muertas!
Aquellos que transitan el tiempo de la tumba,
aquellos que recién empiezan hoy;
y que todas las tierras y los mares
ya son incapaces de contener...
Por encima de la luz, muy por encima,
más allá de las conjeturas pueden galopar.
o flotar invisibles entre flores y árboles,
y con dulzura acariciar a mi piel.
Si consigo ver el rostro de los átomos,
¡cuánto más la presencia de la criaturas muertas!
sábado, 3 de junio de 2017
13
El partir es todo lo que sabemos del cielo.
Aun queda por ver, lo sé,
si me desvela la inmortalidad.
¿Si todas la penas que voy a tener,
solo sobrevinieran hoy, ahora?
Ese secreto es demasiado grande
y nunca, nadie, podrá asomar su nariz
y las sombras nunca cuentan nada.
Tan inmenso es, único.
tan imposible siquiera de concebir.
El desconsuelo desconoce la gracia:
partir... todo lo que conocemos es el infierno.
El partir es todo lo que sabemos del cielo.
Aun queda por ver, lo sé,
si me desvela la inmortalidad.
¿Si todas la penas que voy a tener,
solo sobrevinieran hoy, ahora?
Ese secreto es demasiado grande
y nunca, nadie, podrá asomar su nariz
y las sombras nunca cuentan nada.
Tan inmenso es, único.
tan imposible siquiera de concebir.
El desconsuelo desconoce la gracia:
partir... todo lo que conocemos es el infierno.
9
A veces, por las tardes
Dios les permite jugar a los ángeles.
Flameando en oro
hasta extinguirse en más púrpura.
Me encontré a uno,
justo en el recreo del colegio.
Una manzana en el árbol
y la brisa suave y alrededor el cielo.
¿Canté demasiado alto?
Igual me sobrepasaban los pájaros.
Pero miré en el adentro
y vi una herida profunda, sin sangre
A veces, por las tardes
Dios les permite jugar a los ángeles.
Flameando en oro
hasta extinguirse en más púrpura.
Me encontré a uno,
justo en el recreo del colegio.
Una manzana en el árbol
y la brisa suave y alrededor el cielo.
¿Canté demasiado alto?
Igual me sobrepasaban los pájaros.
Pero miré en el adentro
y vi una herida profunda, sin sangre
5
Esa música ilimitada como todo el espacio,
como el arroyo que se entrega al arroyo.
Un éxtasis independiente de los dioses,
colmado, que también desborda a los hombres.
Cualquier instante controla el mundo,
el destino apenas es el comienzo del rocío.
Las gotas de lluvia olvidan la angustia,
y la brisa, revuelo en los árboles, y una rosa.
Su Voz en mi bosque abre las plegarias,
solo una distancia que se inclina hacia el cielo.
Demasiado feliz en esta suerte de gorrión,
su dedo dorado pide silencio sobre mis labios.
Esa música ilimitada como todo el espacio,
como el arroyo que se entrega al arroyo.
Un éxtasis independiente de los dioses,
colmado, que también desborda a los hombres.
Cualquier instante controla el mundo,
el destino apenas es el comienzo del rocío.
Las gotas de lluvia olvidan la angustia,
y la brisa, revuelo en los árboles, y una rosa.
Su Voz en mi bosque abre las plegarias,
solo una distancia que se inclina hacia el cielo.
Demasiado feliz en esta suerte de gorrión,
su dedo dorado pide silencio sobre mis labios.
viernes, 2 de junio de 2017
4
Ese carruaje nos llevaba tan solo a nosotros
y a la inmortalidad.
Pasamos por la puerta de una vieja iglesia,
su puerta cerrada.
Pasamos un río, desde la mirada del puente
vi la furia de las aguas.
Pasamos, aun puedo recordar ese instante,
el aire del ocaso.
El rocío ya caía, alrededor, trémulo y frío,
¿todavía es real?
Un caballo salvaje apareció en el camino,
sus ojos más que negros.
La luna apenas si se distinguía, sin brillar...
acaso nos vigilaba.
Nos detuvimos en esa casa parecida a un árbol,
con ramas y sombras.
Desde entonces transcurrieron muchos siglos,
o solo unos pocos días.
Ese carruaje nos llevaba tan solo a nosotros
y a la inmortalidad.
Pasamos por la puerta de una vieja iglesia,
su puerta cerrada.
Pasamos un río, desde la mirada del puente
vi la furia de las aguas.
Pasamos, aun puedo recordar ese instante,
el aire del ocaso.
El rocío ya caía, alrededor, trémulo y frío,
¿todavía es real?
Un caballo salvaje apareció en el camino,
sus ojos más que negros.
La luna apenas si se distinguía, sin brillar...
acaso nos vigilaba.
Nos detuvimos en esa casa parecida a un árbol,
con ramas y sombras.
Desde entonces transcurrieron muchos siglos,
o solo unos pocos días.
2
Si pudiera ser una flor, esperaría tu momento.
Y marchitarme al mirarte.
O la espía más agónica,
atrapada en tus sueños, sin despertar.
Pero este deseo es mudo,
solo pasa y olvida.
Ni siquiera, lejos, un horizonte.
El tiempo nunca ha aliviado el dolor,
como si se dividiese el mar
y mostrase la espuma en un mar aun más lejano.
Si pudiera ser una flor, esperaría tu momento.
Y marchitarme al mirarte.
O la espía más agónica,
atrapada en tus sueños, sin despertar.
Pero este deseo es mudo,
solo pasa y olvida.
Ni siquiera, lejos, un horizonte.
El tiempo nunca ha aliviado el dolor,
como si se dividiese el mar
y mostrase la espuma en un mar aun más lejano.
jueves, 1 de junio de 2017
30
Siempre volviendo a lo mismo, siempre.
A las primaveras de lluvias pasajeras
desde tinglados, rotos, junto al río,
los resplandores mínimos del agua,
llamadas de una imaginación sin origen.
Algunos sueños escondidos en las olas,
y las palabras vueltas al revés, plegarias,
ante el descuido de un poco de cielo,
demasiado cerrado, oscuro, apenas
un lucecita más allá de las memorias.
Sin saberlo, solo éramos esas tardes
que acaso no recuperarán nuestros pasos.
Siempre volviendo a lo mismo, siempre.
A las primaveras de lluvias pasajeras
desde tinglados, rotos, junto al río,
los resplandores mínimos del agua,
llamadas de una imaginación sin origen.
Algunos sueños escondidos en las olas,
y las palabras vueltas al revés, plegarias,
ante el descuido de un poco de cielo,
demasiado cerrado, oscuro, apenas
un lucecita más allá de las memorias.
Sin saberlo, solo éramos esas tardes
que acaso no recuperarán nuestros pasos.
25
Algo, alguien, su tesoro oculto.
Un lugar para el aire,
apenas un vara de nardo.
La queja gregoriana sin orillas,
y ondula el pasado del maizal.
Lenta, ya se diluye la casa,
la senda que aun regresa sola.
Estas ganas del silencio,
pero se canta, solo suspiros
en las paredes del templo.
Son las voces de otro canto
en busca de notas que se amen.
Algo, alguien, su tesoro oculto.
Un lugar para el aire,
apenas un vara de nardo.
La queja gregoriana sin orillas,
y ondula el pasado del maizal.
Lenta, ya se diluye la casa,
la senda que aun regresa sola.
Estas ganas del silencio,
pero se canta, solo suspiros
en las paredes del templo.
Son las voces de otro canto
en busca de notas que se amen.
23
Sus pasos solos por lo solo,
más allá de cualquier asombro.
Excéntrico de ciudad,
mariposa ciega en lo oscuro..
Apenas una música,
muda, rota en las sombras.
Desazón, un engaño
dirigido a las últimas nubes.
En la intimidad,
la ausencia de los maizales.
Una fotografía
que no alude a nada, nadie.
Ya sin ninguna luz,
y el agua de los ríos secos
Los pasos sin él, se alejan,
el pasado ya se olvidó su pasado.
Sus pasos solos por lo solo,
más allá de cualquier asombro.
Excéntrico de ciudad,
mariposa ciega en lo oscuro..
Apenas una música,
muda, rota en las sombras.
Desazón, un engaño
dirigido a las últimas nubes.
En la intimidad,
la ausencia de los maizales.
Una fotografía
que no alude a nada, nadie.
Ya sin ninguna luz,
y el agua de los ríos secos
Los pasos sin él, se alejan,
el pasado ya se olvidó su pasado.
22
¿Antes de nosotros cuántos nacieron, cuántos murieron?
Al rocío salíamos temprano con los perros,
lentamente pasábamos del fuego a las palabras.
Nos demorábamos para recoger la luz última,
el viento lineal por su aire siempre redondo.
Salía ese fresquito de los ríos y el horizonte
y abríamos el libro de las figuras del canto, alas.
En el pasado éramos dos más que sombras,
esa rutina natural de los cuerpos bajo el cielo.
Hemos caminado, pero ¿hacia dónde vas ahora, vamos?
¿Antes de nosotros cuántos nacieron, cuántos murieron?
Al rocío salíamos temprano con los perros,
lentamente pasábamos del fuego a las palabras.
Nos demorábamos para recoger la luz última,
el viento lineal por su aire siempre redondo.
Salía ese fresquito de los ríos y el horizonte
y abríamos el libro de las figuras del canto, alas.
En el pasado éramos dos más que sombras,
esa rutina natural de los cuerpos bajo el cielo.
Hemos caminado, pero ¿hacia dónde vas ahora, vamos?
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