sábado, 24 de marzo de 2018

15

Detrás de rigorosas rejas y paredes altísimas con alambres de púas, los nuevos vecinos del barrio quieren evitar el miedo con más miedo. Mientras, la vida pasa y queda tranquilito su vacío conectado a las alarmas del jardín del fondo. En poco tiempo-son muy eficientes- han diseñado con su libertad la cárcel más eficaz para las almas. Ya no tienen escapatoria, al fin son los dóciles prisioneros de sus objetos. Cada mañana, rápido, abren el garage y sus rostros polarizados se alejan hacia cualquier destino hasta un día...No, nada los puede sorprender, y menos aun la nada verdadera del mero estar con los otros. A los nuevos vecinos, el ser seguros ante el terror ya les robó sus nombres: nadie los conoce en el barrio.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario