domingo, 25 de marzo de 2018

22

Antes de la tormenta, sentados en la terraza, aun nos envolvía el dulce aroma de la marihuana. Me tomó suavemente la mano y con la mirada me señaló el cielo; ante mi confusión, insistió...y entonces vi la forma de una nube más oscura que era un barco antiguo, sus largos remos, sus velas, en un mar de inquietos algodones. Pensé en aquel sabio griego: la alucinación es una enfermedad sagrada. Durante un buen rato, agradecidos, dejamos que nos purificara la lluvia.

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