domingo, 11 de marzo de 2018

NOCTURNO DEL ESTAR

Podría asomarse otra vez a la ventana,
prender un cigarrillo,
cerrar los ojos,
tocar el humito
y pensar en cualquier cosa.
Todo es tan mudo como perfecto.
Podría ir hacia el árbol,
buscar sus ramas,
ser una rana muerta,
el mero estar en lo más oscuro.
Podría aceptar el misterio,
mirar el cielo...
pero ni siquiera la luna,
ese miedito.
Apenas puede sentir el aire,
sus latidos;
ya nada es real
salvo esperar el milagro de un nuevo día.

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