viernes, 16 de marzo de 2018

UNA METAMORFOSIS DEL ESTAR

Ni te diste cuenta y justo otra vez ahi,
desde el espejo de esa cara
un animalito de Rodolfo Wilcock;
te mira con tus propios ojos,
entra rápido a tu sangre
y en el enredo de las tripas
se acomoda sin metáforas, ya sonríe.

Pero es lo mismo de siempre,
apenas un poquitín peor,
porque se agita en el adentro
hasta que se instala en los huesos.
mientras la radio repite las noticias.
Entonces te sentís en otra piel
y te olvidás de los gestos y tu nombre.

Claro que ya no importa que nunca,
ay, supiste el "¿quién soy?";
igual, nadie encuentra la forma
para escaparse de su forma y así vive,
entre el disimulo de bichos.
Sin evitar el miedito y su salvación,
ya saludás a una rata y salís para el trabajo.


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