sábado, 25 de noviembre de 2017

70

Tenés toda la razón, viejo Séneca:
solo la calma del espíritu,
el mero pasar por esta vida,
que se deleita ante su espejo:
la naturaleza, misterio sin misterio.
Pero mi cuerpo ya es sombra,
un pájaro en el aire ciego,
el desierto de la desgracia
y la burla efímera del vicio,
ni siquiera desespera el horror.
Si me dolieran estas quejas...
tenés toda la razón, nunca seré feliz.

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