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Imposible la pureza de la lengua,
ni siquiera su traducción,
ese balbuceo al borde del silencio,
la pasión de Judas en la soga.
Vos lo sabías, Benjamin,
y sentías el dolor alrededor:
la mudez de los árboles,
apenas aullidos en el cielo...
Solo desechos, sonidos rotos,
el llanto seco de un Origen.
Imposible, hasta la palabra luna,
su lejana luz sin consuelo;
mierda, tampoco se salva la poesía
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