sábado, 18 de noviembre de 2017

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El gran historiador marxista argentino,
al igual que la oligarquía,
no tiene dudas:
ella era resentida, una farsante y una puta.

Claro que usa otra expresión, burlona:
una María Magdalena moderna.
No importa,
él después se suicidó y Evita siempre vive.

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