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Cada día más brutal el capitalismo
y, de golpe, pienso en tu pene,
triste, ya apenas tierra.
Ah, querido Pier Paolo, no sé...
Quizás debiera salir, olvidar,
o esperar el sonido de una campana.
Pero seguro que vos entendés;
pienso, y también el mío:
tanta pena detrás de la bragueta.
No te equivocaste, poeta,
solo que ni siquiera asoma la rabia.
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