miércoles, 22 de noviembre de 2017

56

Decapitado el vuelo de las garzas,
las hadas correntinas
no encuentran refugio
en la mágica piel de los esteros.

Ya desaparecieron tus apariciones,
el puente de los tigres,
aquel ciervo cantor,
esas memorias de montoneras.

Tuviste suerte, querido Francisco,
con tu mirada de otro mundo
y su revelaciones salvajes:
ahora solo hay pantanos de llanto.

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