lunes, 20 de noviembre de 2017

46

Después de largos siglos de grandes progresos de la humanidad,
precisos y vertiginosos,
algo extraño ocurre en los televisores;
en los programas de chismes,
noticieros,
series policiales,
vampirescas,
comedias,
documentales de la BBC...
Ninguno se salva,
huelen mal, cada vez peor.
También en las transmisiones por cable,
las redes,
hasta en los satélites.
Ya apenas se puede asomar la nariz,
los perfumes vomitan,
occidente apesta;
y lenta, insistente se proyecta y crece la hediondez de los humillados.

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