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El poeta de la ONU solo se caga de risa.
Ahora le tocó Yemen...
difícil, aun no bombardearon.
Y algo tiene que hacer,
hay que justificar el sueldo.
Para colmo ese resfrío,
saca un moco y hace una bolita.
Piensa en los hambrientos
y se traga la metáfora.
El poeta de la ONU, otra vez, se ríe de todo.
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