jueves, 23 de noviembre de 2017

66

Hay gusanos negros en la vagina de Pizarnik
que no conocen su obra,
ni siquiera la condena de la niña monstruosa.

Será que vienen hartos de sus propios versos,
el suicidio fallido en cada silencio
y las palabras patéticas de tantas súplicas.

Ellos andan ansiosos por el espanto
entre los pellejos podridos...
con suerte disfrutan las sombras de sangre.

Claro que a ella le gusta ese juego sucio,
y siempre acabar con una imagen:
su ángel aterrado por los colmillos de una lila.

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