domingo, 5 de noviembre de 2017

MILAGRO ZAINO

Antes, siempre borracho, todos los miserables días.
El imposible de subirse a la carreta,
si hasta olvidaba atar al Zaino;
igual, solo había que escarbar basura.
Claro que pasa lo que pasa
y dejó la botella y el resentimiento;
tan doloroso, más dificil
que encontrar algo de comida.
Pero la sobriedad es un amanecer,
calles, arboledas, un destino...
lástima que hoy llueve, ay, no puede trabajar.
Así que se prepara unos amargos,
fácil...y le agradece a la vida.
Con una sonrisa y unos yuyos
ya camina a ver a su compañero.
Algo le murmura, suave, en la oreja;
el Zaino con la cabeza dice que sí
y, mientras descansa, come despacio la palabra sol.

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