EL LABERINTO DE OLGA OROZCO
Ya no sé si al avanzar, solo retrocedo.
Tantas culpas,
el frágil despeñadero hacia el paraíso.
El camino siempre crea a las nieblas,
curvas falsas,
ese brillo fatal de la única serpiente.
A veces puede imaginar al monstruo,
los deseos,
sus laceraciones en la voz del cuerpo.
Y otra vez ante la misma emboscada,
la verdad del río...
no quiero saber a donde van las aguas.
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