LA DELEGADA DEL DOCKE III
A la delegada se le acerca la rama más alta,
desde su mirada sube con cuidado,
lentamente, y de pronto se pierden en el cielo,
abren una pueblada de victoria, y el pino,
ahí, en el corazón del hospital, ya no es,
casi desaparece en inmensidad de sombras,
y un instante, borrosa, se le cruza la imagen:
esa sonrisa de Evita, otra vez, en el frigorífico.
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