lunes, 9 de enero de 2017

REUNIONES DE AA


Enfermos, despreciados por demasiadas miradas
y una buena parte de la vida y la fortuna,
durante dos horas, casi a escondidas,
conversan sus muchas penas y algún festejo.
Todos los días la misma ceremonia,
la misma rutina para poder sobrevivir.
Solo ellos saben que las 24 horas,
tan frágiles, son el tiempo de su salvación.
A veces, las palabras rompen sus voces;
otras, ocultan en el temblor de una caída.
Condenados hasta el último día,
su castigo mortal es la primera copa.
Ellos toman mate o café, y antes de irse,
como niños, arman la ronda para decir su plegaria.

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