miércoles, 25 de enero de 2017

UNA MÁSCARA DE LA EXCRITURA

Hoy solamente sufro.
Si me llamase César Vallejo,
no cambiaría nada.
Me duelo sin explicaciones,
desde el más abajo
hasta el último piolín.
Y aunque estuviera muerto,
también sería igual:
solo palabras podridas.
Es así, suceda lo que suceda,
ningún viento
ni espuma,
ni siquiera un resbalón.
Sin nombrar los huesos,
la sombra o ese carrousel.
Tampoco me asombra,
más me preocupa el arroz,
que no se pase...
Hoy..., ¿solamente hoy?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario