EXCRITURA DE MARIANNE MORE
Quizás la coraza parece excesiva,
pero si lo molestan,
rápido, se esconde detrás de sus escamas.
Siempre en el silencio, cauteloso,
su movimiento es exactitud.
Y de nada y nunca, no conoce el miedo.
Un alcaucil con cabeza y patas,
y si se lo observa bien:
la réplica de un Leonardo Da Vinci.
Claro que no siempre están solos,
a veces se ablandan
y uno de sus hijitos se les trepa a la cola.
El pangolín también es la gracia,
una fábula aun viva.
Al verlo, tan tranquilo, se equilibra mi alma.
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