EXCRITURA DE HOMERO
Ay, infelices caballos del divino Aquiles,
que derramaron tantas lágrimas
por el cadáver humillado de Héctor.
Hambre, bombas, torturas, desolación;
todo en todas las pantallas,
entre la estupidez y la indiferencia.
Inmortales caballos, afortunado su canto;
hoy ni siquiera podrían mirar,
su llanto solo sería negra sangre, y muda.
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