sábado, 21 de enero de 2017

A UNA ESPECIE EN EXTINCIÓN

Ya le queda muy poco, como a esta tarde
en el fondo abierto de la casa.
Entre los yuyos, a la sombra del laurel,
mientras arma, de vez en cuando,
su mirada busca al último rastro de sol.
También la reposera siente a los años,
el peso de una vida, sus oxidados resortes.
Nada le importa lo demás, lo que sea,
el mundo -real o no- ya pasó en los 60,
y ahora está pelado y sin las franciscanas.
Con el caño listo, sube el volumen,
todavía, mucho, le gusta Gene Clark.
Ahora prefiere no pensar, y hasta se ríe
cuando ve la medallita de peace and love.
Por suerte le sobran fuerzas para aspirar,
retener el humo, cerrar apenas los ojos.
Derrotado y viejo, igual que tantos,
la mente del hippie aun se abre...
Lejos de la inmensidad del universo
el recuerda otra tarde, unos collares,
sus colores en el pasto de Plaza Francia,
esa melena de fuego que amó por primera vez.

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