jueves, 26 de enero de 2017

EXCRITURA DE QUASIMODO

En el final de la tarde
ya se hunden, lejanas, las campanas vivas.

Ni digas ninguna palabra,
la hora solo pertenece al aire y al bosque.

Siempre es verde la deriva,
y sigue las voces de los ríos y las rocas.

Ya caídas en la noche,
las casas esperan el sueño de las montañas.

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