EXCRITURA DE QUASIMODO
En el final de la tarde
ya se hunden, lejanas, las campanas vivas.
Ni digas ninguna palabra,
la hora solo pertenece al aire y al bosque.
Siempre es verde la deriva,
y sigue las voces de los ríos y las rocas.
Ya caídas en la noche,
las casas esperan el sueño de las montañas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario