EXCRITURA DE LEOPOLDO CASTILLA
Los muertos viven en las casas,
inofensivos.
No festejan al sol,
y respiran con las lloviznas.
A veces gritan,
ante la unión de los cuerpos.
O se duermen, aburridos,
detrás de las magnolias.
Ningún paraíso:
ellos apenas espían a la felicidad.
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