PARTITURA DE PERROS
Esta mañana mi perro Pipo,
echado junto a mis pies,
se copó con Philip Glass.
Al volar las cuerdas,
él apenas gruñía,
y al aparecer los metales
ya soltaba sus aullidos.
Pero su mayor placer
-pleno de silencio-,
eran los coros femeninos,
solo cerraba los ojos.
Nunca entendí la música;
pero por suerte, ahora,
Pipo me enseña su misterio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario