miércoles, 25 de enero de 2017

EXCRITURA DE LA ZONA GRIS


Él y su poco pellejo
solo los veían jugar, ahí, en la tierra del campo.

Nunca lo imaginó,
pero parecía normal, lo más humano.

Y corrían, como chicos,
y hasta festejaban con abrazos los goles.

A veces se distraía,
no distinguía entre las víctimas y los victimarios.

Sin entender, de pronto,
él comprendió que ese partido era eterno.

Ya no quiso mirar,
alzó los ojos: la ausencia del cielo era tan gris.




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