UNA EXCRITURA SEMINAL
En el reloj del adentro
ya no queda ni siquiera un después.
Solo esas frases rotas
y ese punto negro, enorme
o un pozo.
Apenas se soporta
la tierra podrida en la raíz del alma.
Pero, nadie lo sabe,
así puede ser el tiempo de la vida
y nacer una flor.
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