EXCRITURA DE FRANCISCO MADARIAGA
Alguien lejano
me esconde y me devuelve.
El cielo, irreal,
no asombra el sabor de la manzana.
Los palmares de sol,
sus ondulaciones soñadas de fuego.
Algún jaguar,
duerme su hambre en la siesta.
Y canta el zorzal,
invisible, entre sombras de ramas.
Alguien lejano,
un río, los ojos de un niño.
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