EXCRITURA DEL MARQUÉS DE SADE
Nadie quiso oír mis sinceros pensamientos
y me inventaron el encierro y la locura.
Pero, lo saben, las palabras vicio y virtud
ya se han convertido en ruidos sordos.
Ninguna acción, ni la mayor atrocidad,
recuerda el remoto significado de crimen.
Así de simple, hoy y siempre, es el mundo;
no existe el horror que no haya sido divinizado.
Si lo hubieran visto al gran Dióniso...
y contemplado la sabiduría plena de la nada.
Algunos todavía creen que estoy muerto,
yo me río con desprecio y espero el peor final.
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