EXCRITURA DE RUBÉN DARÍO
Ante lo tanto de dicha y dolor,
cada día.
Entre lo que no conocemos,
los árboles.
O apenas sospechamos,
las piedras.
El temor de algún racimo,
esas sombras.
Las preguntas sin respuestas,
nuestras voces.
Solo ser, y ser sin ningún rumbo,
el estar vivo.
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