UNA NARANJA Y UN TOMATE
Ya sé que no es aquella naranja de Canton,
apenas un tomate verde.
Hace varios días está en mi cocina, solo,
sin querer se cayó de la planta.
Al comienzo casi me parecía un adorno;
ahora, empezaron las dudas.
Tan chiquito, parece el corazón del mundo
o la última esperanza.
Y a cada momento aumenta más mi temor,
ni siquiera puedo tocarlo...
Ya sé que un tomate no es igual a una naranja,
pero nada evitará la pudrición.
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