QUERIDO DIARIO
A veces, como hoy, pienso que lo único que nos queda es encontrar ese fulgor anterior, volver, irnos lejos, otro regreso para salir de esta historia y llegar justito antes del primer paraíso.
Después de tanto amor y muerte, belleza y muerte, palabra y muerte, ya no se me ocurre nada mejor que la mirada muda de los peces.
Quizás al perdernos en algún origen se pueda recuperar al menos una experiencia verdadera; no sé, capaz que la solución es comprarse una pecera y aprender a respirar en el silencio del agua.
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