EXCRITURA DE LEÓNIDAS LAMBORGHINI
Otra vez descolocado,
solo solicito una butaca, en cualquier fila,
para ver el espectáculo.
Lástima que mi risa negra,
en el país tuerto del rey ciego o al revés,
ya vendió los dientes postizos.
Poco a poco, rapidísimo,
la vergüenza ni siquiera es el olvido;
aunque peor es recordar.
Al Divino Botón
lo aturden los porcentajes de los tarifazos,
las plegarias no cotizan...
Cada cinco minutos,
con exactitud, el tren de tanta alegría
atropella a otro miserable.
Pero las inversiones
¡qué suerte! muy pronto nos harán extranjeros,
A la mierda esa bandera.
Yo me detengo acá,
y entrego la dignidad con los documentos;
al fin empieza la función.
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